El desastre del 26 de Julio 60 años después: Ruinas e indiferencia Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 26 de Julio de 2013 10:37

La mayoría de los habitantes de la ciudad de Artemisas, cabecera del municipio y capital de provincia homónimas, han reaccionado con indiferencia ante la convocatoria del gobierno, el Partido Comunista, y las organizaciones satélites que dicen representar al pueblo y los trabajadores, para celebrar los 60 años del ataque al cuartel Moncada.


Reporta Osmar Laffita
La madrugada del 26 de julio de 1953, aprovechando la celebración de los carnavales en Santiago de Cuba, un grupo de jóvenes dirigidos por el abogado Fidel Castro Ruz, vestidos con uniformes del ejército nacional, asaltaron el Regimiento No.1 de la Guardia Rural "Guillermón Moncada".

El asalto culminó en un rotundo fracaso. Superada la confusión y la sorpresa, los militares, superiores en número y armamento, acorralaron a los asaltantes y los obligaron a deponer las armas y rendirse. El cuartel atacado tenía mayor cantidad de soldados y armamentos. Los asaltantes fueron acorralados, obligado a deponer las armas y rendirse. Muchos de los prisioneros fueron ajusticiados extrajudicialmente.

Casi el 20% de los sobrevivientes del asalto al Cuartel Moncada procedían de Artemisa. Todos fueron juzgados y condenados en juicio sumarísimo celebrado en la misma ciudad de Santiago de Cuba a largos años de prisión y remitidos al Presidio Modelo de Isla de Pinos. Pero solo cumplieron dos años de prisión. Ante la presión de la campaña pro-amnistía, y para mejorar su imagen pública y dar una señal de estabilidad ante la proximidad de las elecciones presidenciales de 1955, el general Fulgencio Batista, que había asumido la presidencia después del golpe de estado del 10 de marzo de 1952 que depuso al presidente Carlos Prio Socarrás, decretó la liberación incondicional de todos los asaltantes al cuartel Moncada, incluido al que organizo y dirigió esa acción, el Dr. Fidel Castro.

Luego del triunfo revolucionario del primero de enero de 1959, el 26 de julio fue decretado el día de la fiesta nacional. Ese día, más el 25 y el 27, pasaron a ser feriados. El 26 de julio era un día de celebración, de exaltar los valores del sistema.

Durante 46 años todo estuvo en manos de Fidel Castro, que gobernó de manera omnímoda hasta que el 31 de julio de 2006 se vio obligado a entregarle el poder por enfermedad a sus segundo, el general Raúl Castro.

En los cincos años que Raúl Castro lleva al frente del Estado y del gobierno, luego de que los dóciles diputados de la Asamblea Nacional votaran "democráticamente" por él y lo eligieran en dos oportunidades, en vez de eliminar o reducir las deficiencias estructurales de la economía heredadas de su predecesor, estas han empeorado y se han tornado más graves.

Estas son las causas de que hayan desaparecido en segmentos importantes de la población cubana todo aquel entusiasmo que concitaban los preparativos previos a la celebración del 26 de julio.

La explicación de esa apatía y desengaño están en el estancamiento de las inversiones que generan empleos, en los continuados incumplimientos en la producción de bienes, en la carestía de productos básicos, la imparable subida de los precios de los alimentos, los cada vez más graves problemas habitacionales y del trasporte público.

El acto por el 26 de julio se celebrará en la prácticamente arrasada ciudad de Santiago de Cuba. Desde que fue azotada el año pasado por el huracán Sandy hasta la fecha, por infinidad de problemas generados por mal trabajo, la corrupción y negligencias de todo tipo, todavía quedan allí muchos problemas sin resolver. En todo este tiempo lo que se ha logrado es poner parches. El grueso de las obras de reconstrucción –principalmente de casas- tiene un gran atraso. Por esas y otras razones, los santiagueros no están para fiestas ni celebraciones: lo que quieren es que les resuelvan los problemas que arrastran desde hace años y que con el ciclón Sandy se multiplicaron por mil.

En el otro extremo del país, en Artemisa, los pocos asaltantes del Moncada que quedan vivos y los hijos, nietos y biznietos de los que fallecieron en la fracasada asonada, contemplan con justificada frustración y desengaños que todo aquel sacrificio que estuvo encaminado a cambiar todo lo que debía ser cambiado, fue en vano. 60 años después, Artemisa está detenida en el tiempo, nada progresa.

La actividad agrícola que es la que tienen mayor peso en la economía de Artemisa pasa por su peor momento. Las grúas de las construcciones no se ven por ninguna parte. Cada día que transcurre el costo de la vida se hace más insostenible; alimentarse y cubrir las necesidades más perentorias con los17 dólares que se devengan de salario mensual es una real pesadilla. Los problemas habitacionales se tornan cada día más angustiantes...Esto y más son los graves problemas en que a 60 años del 26 de julio de 1953 enfrentan la mayoría de los artimeseños.

Publicado en Primavera Digital el 25 de julio de 2013.

Tomado de MARTINOTICIAS