Una guerra por el petróleo Imprimir
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Domingo, 04 de Septiembre de 2011 14:54

Por Luis del Pino-

Zapatero y el PSOE no solo nos han llevado a una guerra por el petróleo. Es que, para colmo, el petróleo era para otros.

El 22 de marzo de este año, José Luis Rodríguez Zapatero comparecía ante el Parlamento español para solicitar la convalidación de la intervención militar en Libia. No se trataba de aprobar esa intervención, puesto que el gobierno español ya había comprometido nuestra participación y ya se había, producido, de hecho, la movilización de cuatro aviones de caza para acciones ofensivas, un avión de abastecimiento, una fragata y un submarino. Lo que Zapatero hacía era buscar la cobertura parlamentaria a posteriori para algo que era ya un hecho consumado.

En su discurso, en el que en ningún momento calificó la intervención en Libia como una guerra, Zapatero explicó las supuestas razones que llevaban a España a participar, como miembro de la OTAN, en el conflicto. "La razón por la que estamos interviniendo en Libia", dijo Zapatero, "es un principio humanitario: para defender a los ciudadanos de los ataques de las propias fuerzas libias". La comunidad internacional ha decidido, continuó, "mostrar al pueblo libio nuestra determinación de apoyarle para que pudiese realizar sus aspiraciones y construir su futuro democrático, respetando su soberanía e integridad territorial". Según el presidente del gobierno español, España debía "contribuir a la protección del pueblo de Libia, a prestarle apoyo humanitario, y a facilitar la realización de sus aspiraciones."

"España asume", concluía Zapatero, "su responsabilidad como miembro activo de la Comunidad Internacional... que, con esta decisión, ha dado un paso de relevancia histórica: fijarse con toda claridad la tarea de proteger a un pueblo, en este caso, el pueblo libio, de la amenaza que representan sus actuales gobernantes, y facilitarle la realización de sus aspiraciones de autogobierno".

El discurso de Zapatero iba en la línea del que tres días antes había pronunciado Nicolás Sarkozy en el Palacio del Eliseo, tras la reunión de París convocada por el presidente francés, con el fin de decidir los pormenores de la intervención militar. En aquel discurso, Sarkozy declaraba solemnemente que la comunidad internacional salía "en ayuda de un pueblo en peligro de muerte..., en nombre de la conciencia universal, que no puede tolerar tales crímenes" como los que Gadafi estaba cometiendo.

El pasado jueves, sin embargo, el diario francés de izquierda Liberation hacía pública la existencia de un acuerdo secreto entre Francia y los rebeldes libios para que el país galo controlara el 35% de la producción petrolífera libia, como pago al apoyo que Sarkozy ha brindado a los rebeldes. El acuerdo se enmarcaría, según Liberation, en la guerra comercial que en estos momentos estarían manteniendo distintos países miembros de la OTAN por el control del mercado y los recursos del país africano.

Esa guerra comercial enfrentaría por un lado a Italia, que pretende mantener su primacía en el sector petrolífero libio a través de la empresa estatal de hidrocarburos ENI, y por otro lado a Francia y Gran Bretaña, deseosas de que sus empresas petrolíferas incrementen su presencia en el que es actualmente el cuarto mayor productor de petróleo de África y el que cuenta con las mayores reservas de crudo. Una guerra comercial, según el diario italiano La Stampa, en la que el gobierno francés habría apretado el acelerador, ante el inminente fin del conflicto.

Como prueba de la existencia del acuerdo entre el gobierno francés y los rebeldes libios, el periódico Liberation reproducía una carta del Consejo Nacional de Transición libio fechada el pasado 3 de abril y dirigida al emir de Qatar, que habría actuado de intermediario de los acuerdos con Francia.

La existencia de ese acuerdo fue rápidamente desmentida por los rebeldes libios, aunque el ministro francés de Asuntos Exteriores, Alain Juppé, respondió de una manera bastante menos categórica a las preguntas de los periodistas. En una entrevista concedida a la cadena de radio RTL, Alain Juppé dijo que "no le constaba" la existencia de esa carta de los rebeldes libios al emir de Qatar, y que tampoco conocía de la existencia de ningún acuerdo formal. Sin embargo, a continuación añadió: "Lo que sí sé es que los rebeldes libios han declarado oficialmente que, en lo que respecta a la reconstrucción de Libia, recurrirán con carácter preferente a aquellos que les han ayudado". "Lo cual", sentenció Juppé, "me parece justo y lógico".

También el director general de la petrolera francesa Total, Christophe de Margerie, afirmó desconocer el acuerdo para que Francia recibiera el 35% del petróleo libio, pero el diario francés Liberation publicó que representantes de esa petrolera francesa habrían mantenido diversas reuniones en Benghazi a lo largo de junio y julio, , con el apoyo del gobierno de Sarkozy, para establecer contactos con el Consejo Nacional de Transición libio.

El mismo jueves, el periódico inglés The Guardian informaba de que también el Reino Unido estaría tomando posiciones y que British Petroleum está manteniendo negociaciones para reanudar sus prospecciones petrolíferas en Libia. Algunos analistas enmarcan dentro de este contexto la reciente decisión del Reino Unido de desbloquear los fondos del estado libio en instituciones financieras británicas.

Aunque Gadafi aún no ha sido localizado, y aunque todavía quedan bolsas de resistencia de los partidarios del régimen anterior en torno a la ciudad de Sirte, parece que la pelea por el oro negro ha comenzado. Y lo ha hecho con una obscenidad que deja en evidencia la retórica pacifista de quienes justificaban esa guerra en las supuestas atrocidades de Gadafi contra su población, al mismo tiempo que contemporizan con un régimen sirio que se está comportando de forma mucho más sanguinaria a la hora de reprimir las protestas de sus ciudadanos.

Quienes también quedan en evidencia son el presidente del Gobierno español y el propio Partido Socialista, que no solo metieron a España en una guerra sin contar con la previa autorización parlamentaria, sino que además mintieron al justificar con razones humanitarias lo que parece que no era sino una intervención militar por el control del petróleo libio.

Pero al menos los franceses, los ingleses o los italianos pueden justificar su participación en esa guerra aduciendo razones comerciales y económicas. Mientras que España, por lo que se ve, ni siquiera cuenta en esa pelea de buitres por las reservas de crudo libias.

Zapatero y el PSOE no solo nos han llevado a una guerra por el petróleo. Es que, para colmo, el petróleo era para otros.

Última actualización el Domingo, 04 de Septiembre de 2011 15:10