Dos refutaciones a la doctrina Obama Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 17 de Octubre de 2015 20:40

Por Rafael Rojas.-

En la última semana, los dos principales periódicos de Nueva York, The Wall Street Journal y The New York Times, han publicado sendos artículos que cuestionan la política exterior emprendida por el presidente Barack Obama, en el tramo final de su mandato. Desde el primer diario, el importante historiador británico Niall Ferguson, estudioso del imperio inglés y del sistema financiero mundial, reitera la idea de que Obama deja un mundo más peligroso que el que recibió y augura el peor desenlace al entendimiento con Rusia en la cuestión siria. En el Times, Roger Cohen dice algo parecido, aunque reconoce la audacia de Obama en el acuerdo nuclear con Irán y el restablecimiento de relaciones con Cuba.

Las críticas de ambos estudiosos de las relaciones internacionales parten de una premisa correcta sobre la nueva política exterior de Washington. Obama no está tratando, únicamente, de revertir la estrategia internacional de su antecesor, George W. Bush, sino la del presidente que marcó la pauta diplomática de Estados Unidos en la última década de la Guerra Fría: Ronald Reagan. Desde el inspirado discurso en El Cairo, en 2009, hasta el más reciente mensaje ante la Asamblea General de la ONU, Ferguson observa una búsqueda de equilibrios en el Medio Oriente y un manejo de las fricciones con Rusia y China, que intentan abandonar algunas claves de la política exterior heredada de Henry Kissinger, durante la era bipolar.

Ferguson, biógrafo de Kissinger, piensa que ese cambio en la política exterior no será exitoso y que la próxima administración, sea demócrata o republicana, la abandonará bajo la presión de los conflictos. También piensa que el mal diseño y la mala ejecución de la doctrina Obama no tiene tanto que ver con el presidente como con el grupo de asesores en la materia que lo rodea, empezando por el secretario John Kerry, donde predominan abogados, carentes de experiencia diplomática. Siguiendo a Kissinger, quien rechazaba la intervención de los abogados en política exterior, Ferguson concluye que el próximo presidente o presidenta deberá llevar un nuevo capital intelectual a la Casa Blanca, que restablezca la supremacía del interés nacional.

Roger Cohen, desde el New York Times, concede más a la política exterior de Obama, pero es igualmente crítico. A su juicio, el concepto básico de esa doctrina es restraint o contención, por lo que no piensa que haya tal discontinuidad con la tradición realista o neorrealista de la diplomacia de la Guerra Fría. Tampoco piensa que la retirada de las tropas de Irak y toda la estrategia hacia el Medio Oriente carezca de sentido. Pero sostiene que el trazado y la conducción de la política hacia Afganistán, Libia y Siria de la Casa Blanca, han sido “ambivalentes” y han permitido que Xi Jinping y China y, sobre todo, Vladimir Putin y Rusia, saquen ventaja de la “debilidad” o de la “imagen de debilidad e incoherencia” que ha proyectado Obama.

Cohen asegura que la decisión de poner fin a las guerras de la administración Bush era correcta, pero que debió ejecutarse con mayor gradualismo. También observa que la falta de firmeza ante Putin ha acentuado las distancias con una Europa que vive, además, un creciente escenario de fricción interna. El “costo de la Doctrina Obama”, concluye, “ha sido muy alto”, especialmente en Siria, donde un conflicto bélico a tres bandas —Assad, los rebeldes e Isis—, ha obligado a un pacto con Rusia que malogra el objetivo de la contención. Puede que las críticas a Obama tengan mucho que ver con el nuevo ambiente electoral, pero lo cierto es que ya ocupan el centro editorial de los grandes medios en Estados Unidos.

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