Obama atrapado en la crisis de los niños migrantes Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 17 de Julio de 2014 13:30

Por Maria Teresa Romero.-

El drama de casi 60 miles menores que han huido de México, Honduras, Guatemala y El Salvador en busca de una visa humanitaria que les permita residir en Estados Unidos, ha provocado que la atención del presidente Barack Obama se vuelva, al menos por un rato, a América Latina y se desprenda de lo que sucede en Irak, Irán, Afganistán, Siria, Egipto, Palestina, Israel y demás conflictivos países del Medio Oriente.

(Especial Infolatam).- El problema del tráfico de niños que ingresan solos e ilegalmente especialmente desde Centroamérica a la frontera sur de EE.UU, no es nuevo. Al menos desde 2013 está sucediendo en forma significativa, sea para reunirse con sus padres ya en territorio estadounidense,  para huir de la violencia en sus respectivos países, o a causa del control y manipulación que sobre ellos ejercen  los cárteles de la droga. Pero es ahora, cuando la prensa y los medios de comunicación en general estadounidenses difunden como nunca antes el problema y hacen que se convierta en un tema de dimensión nacional e internacional, que el presidente Obama lo califica de “crisis humanitaria” y se aboca realmente a su solución.

Así, además de tomar medidas inmediatas tales como el desarrollo de encuentros diplomáticos con los presidentes de los países involucrados, la puesta en marcha de una campaña en español sobre los riesgos de cruzar la frontera y la apertura de nuevos centros de albergues para los niños, la administración Obama ha solicitado  al Congreso de su país la extensión de sus capacidades para  la aprobación de normas tendentes a acelerar la deportación de los niños procedentes de Centroamérica –como sucede con el proceso de deportación de niños que migran desde México-; la aprobación de un financiamiento de emergencia por más 3.700 millones de dólares para frenar la actual crisis, cuidando  más adecuadamente a los niños detenidos  y reforzando la seguridad en las áreas limítrofes; y el aumento de las penas para los responsables del tráfico ilegal de  los inmigrantes. Obama ha planteado enviar de regreso a sus respectivos países a unos  45 mil niños.

No obstante, estas medidas para cambiar la política de deportaciones, que se darían bajo acción ejecutiva, han causado un pandemonio en la política estadounidense, un debate nacional sin precedentes en el tema y un adelanto de  la campaña electoral entre los partidos Demócrata y Republicano  para las elecciones legislativas del próximo noviembre.

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Barack Obama está atrapado y sin salida visible en este tema tan sensible para la sociedad y la política estadounidense

Por una parte, la Cámara de Representantes de mayoría de legisladores pertenecientes al partido Republicano, la misma que se opone a la reforma migratoria de Obama y le pide más y más rápidas deportaciones,  no quiere ahora que el Presidente tome acciones ejecutivas. El Presidente de esa Cámara Baja, John Boehner, amenazó a Obama con demandarle por abuso de poder y  “unilateralista”, y la ex gobernadora de Alaska, Sarah Palin, opinó que se debe impugnarlo por su actuación en torno a la crisis migratoria.

Los legisladores republicanos –sin pruebas mediantes-  acusan a la administración Obama de permitir el ingreso de los niños centroamericanos a los Estados Unidos con el supuesto objetivo de presionar al Congreso a que apruebe de una vez por todas la reforma a la ley de inmigración.

Por otro lado, al  menos 30 legisladores demócratas y un buen grupo de aliados  activistas sociales piden a Obama no sólo que utilice su autoridad ejecutiva para frenar las deportaciones de ciertos inmigrantes indocumentados, sino que también disponga una Orden Ejecutiva que permita que 11 millones de indocumentados obtengan un permiso de trabajo. El senador Bob Menéndez, demócrata, cubano de Nueva Jersey, aliado y defensor del presidente se ha referido a las deportaciones como “una barbaridad y una tragedia”.

Mientras tanto, continúan las manifestaciones pro y contra  inmigrantes en el país, aunque las protestas aún no son masivas y las autoridades no han tenido problemas para controlarlas.

Barack Obama está atrapado y sin salida visible en este tema tan sensible para la sociedad y la política estadounidense, al punto que en medio de la crisis humanitaria por el incremento de niños migrantes, el Presidente admitió el fracaso de la reforma migratoria, su principal oferta en sus dos campañas para presidente. Y por más que ahora ponga atención al tema de la crisis humanitaria, su popularidad continúa en baja. En siete estados actualmente representados por senadores demócratas, las encuestas indican que hay poco apoyo a una reforma migratoria que legalice a indocumentados y un alto rechazo a Obama.

Ahora cabe esperar a ver si la crisis tendrá efecto en las elecciones de este próximo 4 de noviembre de 2014 por 33 de los 100 escaños en el Senado de los Estados Unidos.  Según varios analistas norteamericanos, éste y otros asuntos bien podrían revertir el control demócrata de la Cámara del Senado, lo que daría a la oposición republicana el dominio de todo el Congreso cara a las presidenciales de 2016.

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