Hugo Chávez y su nueva moderación internacional Imprimir
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Sábado, 07 de Mayo de 2011 12:23

Por M.Teresa Romero

En las últimas semanas ha sido notable la actitud moderada de Hugo Chávez, al menos en política exterior porque en materia nacional el proceso de radicalización gubernamental que desarrolla desde el año pasado continúa profundizándose. No más el pasado 13 de abril, durante el acto político con que el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) lanzó la candidatura presidencial del Comandante y conmemoró su regreso al poder en 2002, el mismo Chávez presentó, en evidente desafío a las fuerzas democráticas venezolanas y en una ostentosa demostración de fuerza, a las ilegales Milicias Bolivarianas que desfilaron organizadas en unos 300 batallones armados de fusiles.

Pero en política internacional, como señalábamos, ahora Hugo Chávez exhibe un lenguaje mesurado y una conducta más abierta y conciliadora. En la recién concluida segunda reunión de Cancilleres de América Latina y el Caribe realizada en Caracas para avanzar en la conformación de la Unión de Países de América Latina y el Caribe (CELAC) –el nuevo foro regional que excluye a Estados Unidos y Canadá-, Chávez instó a los ministros presentes a seguir el “ejemplo” dado por Venezuela y Colombia, que avanzan en el restablecimiento pleno de sus relaciones; solicitó un “acuerdo político” entre el ex presidente de Honduras Manuel Zelaya y el actual presidente Porfirio Lobo, a fin de que Honduras pueda regresar a la Organización de Estados Americanos (a la cual no criticó ni amenazó con salirse de ella); y desde ya se comprometió a aprobar la Cláusula Democrática que regirá a la CELAC pese a ésta aún se encuentra en discusión.

Incluso Chávez se ha mostrado suave en sus últimas críticas al “imperio” y al dar su apoyo al dictador libio Muamar Gadafi, a quien sigue calificando de “amigo” aunque ahora haciendo la salvedad que ello no significa que esté de acuerdo con él en todo lo que hace o ha hecho.

Sin duda, las más elocuentes manifestaciones de prudencia del Comandante han sido hacia el gobierno del presidente colombiano Juan Manuel Santos. Chávez ha cedido ante Santos en varios importantes asuntos de la relación bilateral, llegando a firmar un tratado antidroga sin precedentes, a comprometerse públicamente en no permitir la presencia de guerrilleros colombianos en territorio venezolano, y al deportar al vecino país altos dirigentes de la guerrilla y el narcotráfico. Y todo esto lo ha hecho bajo duras cuestionamientos de parte de sus seguidores y aliados.

La más importante deportación que hasta el momento ha realizado a Colombia, la de Joaquín Pérez Becerra alias “Alberto Martínez”, considerado por el gobierno colombiano como una pieza clave de la FARC en Suecia y en toda Europa, produjo un fuerte rechazo del Partido Comunista de Venezuela (PCV), uno de los principales aliados políticos del chavismo. Pero no sólo el secretario general del PCV, Oscar Figuera, acusó a Chávez de hacer concesiones al imperialismo norteamericano y la oligarquía colombiana, sino también algunos activistas y parlamentarios del PSUV, quienes señalan que el Presidente está sacrificando sus principios para complacer a Santos.

Este viraje hacia Colombia y otros países seguramente tiene que ver con la necesidad de buscar un cambio de imagen internacional, que desde hace tiempo sufre un fuerte desprestigio; aún más desde principios de año cuando Chávez decidió convertirse en el gran (y casi único) defensor mundial de Gadafi. En América Latina, es cada vez más visible que el chavismo está perdiendo fuerza.

Hasta sus entusiastas seguidores de hace poco, como el ex militar nacionalista Ollanta Humala –el candidato con mayores posibilidades de triunfo en la próxima segunda vuelta de las elecciones peruanas-, ahora optan por distanciarse de la figura de Hugo Chávez y su modelo de gobierno. Tal vez sus asesores más cercanos –los cubanos en particular- lo han convencido de la importancia de una buena imagen internacional sobre todo en plena campaña electoral.

Pero también –y esto es de suma importancia- en la moderación presidencial debe estar influyendo la política de distención y apaciguamiento que, al igual que el gobierno de Brasil y otros en la región, ahora sigue el gobierno colombiano hacia el presidente Chávez. Una política que no sólo se basa en tratarlo con amabilidad y condescendencia, sino en una presión latente, no manifiesta: la de utilizar en su contra las pruebas de sus nexos con la narco-guerrilla colombiana.

Es de recordar que el próximo 10 de mayo se publica en Londres el libro que recoge parte del material contenido en la computadora del fallecido guerrillero Raúl Reyes y que pone en evidencia las actividades de las FARC especialmente en relación con los gobiernos de Venezuela y Ecuador.

Infolatam
Caracas, 2 de mayo 2011