Ideología, desinformación y pensamiento único Imprimir
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Domingo, 04 de Julio de 2010 12:20

Por JUAN MARTÍN ECHEVERRÍA

El autoritarismo criollo se caracteriza por el protagonismo de las masas, que son manipuladas considerando que no se trata de ciudadanos sujetos de derechos y deberes, sino como seres incapaces de razonar y por ello son la mera suma de sus habitantes y un instrumento del poder. La guerra ideológica y la desinformación parten de ofrecer liberar a los sectores menos favorecidos para someterlos mejor, en una servidumbre que se impone a través de las Misiones y de la cartilla de racionamiento a la cubana que se insinúa con fuerza después de septiembre.

La propaganda autoritaria se dirige a la opinión pública extranjera y a las masas internamente, es permanente y abruma a la población escondiendo en forma deliberada la realidad; lo cual no es nada fácil si recordamos los alimentos dañados, la inseguridad, la escasa construcción de vivienda social, las fallas en los servicios y el rechazo del régimen a reconocer principios constitucionales como el derecho de manifestar y la libertad de expresión. Todo se resume en la negativa a rendir cuentas, que es un principio fundamental de la democracia.

Hay una directriz de amedrentar en lo más profundo a la democracia por medio del vocabulario bélico, la compra de armamento, las amenazas y los hechos en contra de la disidencia política, así como contra el sector privado al declarar la guerra de clases con el señalamiento de la burguesía como saboteadora del socialismo del siglo XXI, cuando ninguna revolución ha podido hacerse en la historia sin contar con la clase media y el régimen tiene sus muy ricos, recientes y notorios.

Hacia el totalitarismo

La guerra ideológica y la desinformación son imprescindibles en la marcha hacia el totalitarismo, ya que la propaganda a través de un aparato monolítico y reiterado sobre una sociedad obligada al silencio, es un principio esencial del radicalismo. En cambio la democracia busca de manera paciente y en discusión abierta la participación de la sociedad, mientras el autoritarismo cataloga de enemigo a todo el que no se arrodilla. Es una equivocación fatal equiparar la lógica democrática de respeto a la Carta Magna y a las leyes, a la lógica autocrática con su contenido militar, populista y de ideas muertas. Por eso la AN discute la aprobación de una ley de control social a través de las Comunas, que sólo podría hacerse mediante una Asamblea Constituyente, porque invadiría las competencias constitucionales de las Gobernaciones, Alcaldías y Municipios.

Las Comunas tendrían moneda propia y capacidad de trueque, retornando a los albores de la humanidad, estarían controladas por el Ejecutivo a través del Ministerio para las Comunas y actuarían como un ente paralelo al actual funcionamiento del Estado, con recursos "despojados" a los organismos legítimos. La referencia es comunista, cuando la historia ha confirmado hasta el cansancio el fracaso de los soviets, la persecución de los sindicatos, la imposición nefasta de la ideología en la educación y la aberración del pensamiento único.

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Última actualización el Domingo, 04 de Julio de 2010 12:54