Venezuela y la teoría del golpe de estado permanente Imprimir
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Lunes, 16 de Febrero de 2015 11:39

Por Rogelio Núñez.-

El chavismo, comomovimiento político, nació de un golpe de Estado (el de 1992) y, ya en el poder en 1999, recreó su propia historia convirtiendo el golpe de abril de 2002 en un hecho fundacional. Desde entonces el relato del régimen gira en torno a su lucha contra múltiples conspiraciones y complots internos y externos.

Cada vez que el régimen está en problemas (sobre todo entre 2002 y 2004 y entre 2009 y 2015), bien Hugo Chávez, cuando vivía, o bien Nicolás Maduro en la actualidad, sacan a relucir las consabidas conspiraciones obra del “imperio agresor” (EEUU) o de la oposición “fascista”.

El último ejemplo ha tenido lugar esta pasada semana cuando el presidente venezolano, Nicolás Maduro, afirmó que grupos de la extrema derecha planeaban llevar a cabo un golpe de Estado el próximo mes de junio.

“Los golpistas [...] han dicho que junio es el mes del colapso, que en junio el pueblo se va a alzar contra el Gobierno, que junio es el mes para el golpe de Estado”, indicó el mandatario.

Según Maduro, existe un “plan para llenar de violencia el país”: “Los golpistas no han renunciado a sus intenciones de destruir el país por la vía de la violencia [...] y algunos de estos perversos golpistas ‘guarimberos’ se han dado a la tarea de buscar bandas criminales dedicadas a la violencia y contratarlas”.

Un legado histórico de Chávez

Maduro sigue así una tradición histórica del régimen chavista.

El analista del diario El NacionalFernando Luis Egaña recuerda que “de este tipo de ejecutorias el oficialismo es experto. Y no me refiero sólo a las tentativas de golpe militar, sino a utilizar el tema como medio de propaganda y manipulación política, sobre todo cuando las circunstancias aprietan duro, como consecuencia de los desmanes y tropelías de la hegemonía roja. Junto con el “magnicidio”, el presunto “golpe” ha sido el expediente más manoseado de estos años; a veces juntos, a veces por separado, pero nunca faltan los referidos temitas en la palestra de la comunicación oficial. En esta oportunidad, por cierto, la notoria credibilidad del alcalde Jorge Rodríguez se suma a la cuestión. Se dirá, y con parte de razón, que se trata de un “trapo rojo” para desviar la atención sobre la catástrofe socio-económica”.

El propio Chávez, convertido en una figura nacional en 1992 a raíz del golpe de un Estado fracasado, hizo de su aventura golpista el legitimador de su posterior carrera política.

Maduro con el cuadro de Hugo Chávez detrás

Maduro con el cuadro de Hugo Chávez detrás

El que fuera presidente venezolano sostenía que el intento de golpe de Estado que lideró era una “necesidad histórica” que buscaba sacar a ese país del “abismo” en el que se encontraba por responsabilidad de los gobiernos “burgueses” que habrían beneficiado únicamente a algunas clases sociales.

Luego, ya en el poder desde 1999, sufrió en sus propia carnes un golpe de Estado que no solo no le desalojó del poder sino que le sirvió para acabar con sus enemigos dentro de las FFAA y pasar a controlar PDVSA.

Y también le dio un arma para el futuro contra sus enemigos a los que siempre podía acusar de golpistas, pues ya lo habían intentado una vez, en 2002.

Chávez, tras el golpe de 2002, señalaba que “los desesperados intentarán quebrar la revolución’ por medio de mecanismos como la convocatoria a huelgas generales, ‘jugando al quiebre de las empresas o al quiebre del país con la fuga de capitales”.

Un año más tarde, 2003, denunciaba una “masiva conspiración nacional e internacional” en su contra, en la reunión que sostuvo en Brasil el Grupo de Amigos de Venezuela.

En 2004, volvía a la carga y denunciaba que hubo un intento de golpe de Estado conocido por el Gobierno deEstados Unidos: “Ustedes han vuelto por los caminos del golpismo y si ustedes se alzan como en abril, no vana conseguir al Chávez de 2002 y van a ser tomados militarmente por asalto, cueste lo que cueste, porque aquí se debe imponer la Constitución y las leyes, y ustedes están obligados a respetarlas”.

Cuando el régimen logró estabilizarse y desplegar un gran protagonismo internacional (2005.2009), el tema de la conspiración bajó de intensidad. De todas formas, en 2007 Hugo Chávez anunció que no iría a la toma de posesión del presidente Álvaro Colom en Guatemala por la existencia de un supuesto plan para matarlo.

“Me han llegado informaciones muy recientes que nos preocupan sobre Guatemala y que ponen en riesgo mi asistencia a la transmisión de mando del presidente Álvaro Colom, nuestro amigo, que nos ha invitado”, dijo Chávez.

Nicolás Maduro junto a un retrato de Chavez

Nicolás Maduro junto a un retrato de Chávez

De nuevo un año después, en 2008, volvía a insistir en el tema.

Chávez denunció en esa ocasión la existencia de un supuesto plan de la oposición de su país para asesinarlo: “Hace unos días estaban reunidos por allí. El plan: matar a Chávez. Bueno, bien, yo no voy a esconderme”.

“Dios sabrá, nosotros nos cuidaremos. Pero si es que llegan a hacerlo se van a arrepentir 500 añosporque sé que es así. Como el 11 de abril (de 2002) el pueblo se fue a las calles y ellos se escondieron como ratas, pasaría el pueblo por encima a la oligarquía. Dios nos libre”, concluyó el líder bolivariano.

En 2009, Chávez denunciaba un plan para perpetrar en Venezuela un golpe de Estado similar al de Honduras.

En 2010, el líder venezolano aseguró que los diputados opositores planteaban “lo mismo que el 11 de abril de 2002” y buscarán “siendo minoría disolver la Asamblea Nacional. Están planteando un golpe de Estado, pero no se les ocurra, midan bien sus fuerzas verdaderas porque si se les ocurre lanzarse se van a estrellar de nuevo contra la moral de este pueblo y la Revolución Bolivariana”.

“No tenemos ninguna duda de que llegará el momento indicado en la historia de que se conforme una comisión científica que confirme que fue atacado por esta enfermedad” por “enemigos que buscaron atacarlo (a Chávez)”, dijo Maduro.

En 2011, ya enfermo, volvía a la carga. Acusaba, desde su habitación de un hospital en La Habana, a la oposición de conspirar contra su Gobierno: “Aquí relajadito, acostadito (…), asimilando bien el tratamiento… No nos van a ganar las elecciones; los vamos a noquear. Andan conspirando y detrás de ellos está el imperio”.

en 2012 Chávez no dudaba en acusar a los líderes de oposición de planear un supuesto complot para desconocer los resultados de los comicios presidenciales: “Como ellos saben que están perdiendo, estoy denunciando los planes que ellos están haciendo para tratar de generar violencia, para tratar de desestabilizar al país… hay banqueros privados que están apoyando y con mucho dinero a la oposición, tengan cuidado, señores banqueros privados… una cosa es que apoyen a un movimiento democrático… y otra cosa es que estén apoyando movimientos desestabilizadores”.

Maduro desde 2013 ha seguido por ese mismo camino que inició su maestro. Empezó cuando todavía era vicepresidente en 2013 atribuyendo a conspiradores internacionales la enfermedad del presidente Hugo Chávez.Propuso la conformación de una comisión científica para investigar este complot y acusó a Estados Unidos de buscar apoyo en las fuerzas armadas.

“No tenemos ninguna duda de que llegará el momento indicado en la historia de que se conforme una comisión científica que confirme que fue atacado por esta enfermedad” por “enemigos que buscaron atacarlo”, dijo Maduro.

Así pues, mientras que la situación venezolana siga siendo tan delicada económica y políticamente, acudir a la tesis conspirativa se convierte en el último recurso de todo régimen en dificultades.

Y el de Nicolás Maduro lo es.

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