FIDEL, GUSTAV Y LA INCAPACIDAD DEL SOCIALISMO CUBANO Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 20 de Diciembre de 2009 22:14

Jorge Hernández Fonseca

1 de Septiembre de 2008

 

Cuba está ante un desastre natural. Acaba de pasar por Pinar del Río, atravesando la isla de Sur a Norte (geográficamente casi en la misma posición que ocupó la histórica “Trocha de Mariel a Majana” de otro comandante de triste recordación, Valeriano Weyler) el huracán Gustav, que antes de acercarse a la Isla de Pinos por el sur, había adquirido la máxima categoría posible en estos fenómenos atmosféricos. Un verdadero desastre, que sumado al fidelismo, se constituye en una verdadera catástrofe para el sufrido pueblo cubano.

 

El dictador desde su retiro acaba de escribir sus reflexiones sobre el caso, quejándose de la posibilidad de que se agoten las reservas de alimentos, en momentos de incrementos exorbitantes de sus precios internacionales. Se quejó también de la atención que la prensa internacional prestó a la deserción de un importante artista cubano, restándole --según él-- importancia a lo que sucedía en la isla con el paso de Gustav, cuando en realidad periodistas norteamericanos reportaron en vivo desde el lugar de los hechos el paso del huracán.

 

Sobre lo que si tuvo buen cuidado en no escribir el dictador, fue la odisea del roquero Gorki Ávila, que por primera vez ha hecho escenificar al gobierno cubano un papelazo memorable, no se sabe todavía bajo que circunstancias, pero fue inexplicablemente puesto en libertad.

 

Los destrozos de Gustav se suman al problema de falta de viviendas, endémica en la isla desde los inicios de la “revolución” castrista. Según se reporta preliminarmente, hay una afectación calculada en más de 100 mil casas destruidas. Esta cifra alarmante se suma al déficit provocado por otros huracanes de años anteriores, hasta conformar una situación que el fidelismo no tiene (ni sabe) como resolver. No es que no exista la voluntad de hacerlo, es que no existe la libertad empresarial necesaria para resolver la situación, al nivel que ha llegado.

 

Los métodos centralizados en el estado para la solución de los problemas, en la agricultura por ejemplo, ya demostraron su ineficacia, reconocida hasta por el gobierno castrista. A punto estaba el gobierno de similar reconocimiento en el área de viviendas. Sucesivos incumplimientos en los planes de fabricación de casas, planes que nunca fueron prioridades en la isla, han creado una situación explosiva en esta área, que se suma a la falta de alimentos de manera alarmante. ¿Será el fidelismo capaz de tirar al país de la situación calamitosa en que la naturaleza y la ineficiencia gubernamental han colocado la isla, sin sacrificar al pueblo cubano?

 

No es posible afrontar un plan de reconstrucción de viviendas, o de obtención de alimentos para las víctimas del desastre, basado en los resortes económicos comunistas que han empobrecido el país. El pueblo cubano está agotado psicológica y humanamente y lo que pudiera sobrevenir en medio de la hambruna y la desesperanza generalizada es una estampida masiva desde la isla a la Florida, como nunca antes los gobiernos de EUA y Cuba han imaginado.

 

Nadie cree ya en Cuba en “incentivos morales”. Ninguna familia que ha perdido su casa y lo poco que tiene --ahora o antes-- será capaz de dar crédito a las promesas de ayuda, que no sea dentro en un plan que eche por tierra los principios que hasta ahora han primado en la sociedad de mendigos que el castrismo implantó en la isla. La situación es sumamente grave.

 

Bajo estas circunstancias se favorecen los planes raulistas de implantar en la isla el sistema copiado de China, a pesar del dictador retirado. No hay como hacerle frente a una situación tan grave en la isla aplicando los ineficientes métodos fidelistas en la economía. En la política, por desgracia, Raúl continuará tratando de mantener la dictadura a un nivel incluso superior, sobre todo si sus generales consiguen resolver la compleja problemática que ahora enfrentan.

 

Veremos si verdaderamente el equipo de Raúl tiene voluntad de poner las necesidades de los cubanos por sobre el tradicional fidelismo fracasado. En momentos como este es que pueden surgir soluciones similares, en la economía, a aquellas por las que hemos esperado medio siglo. En medio de la penuria provocada por la incapacidad gubernamental (y una ideología fracasada) la naturaleza pone a prueba el sentido común de los gobernantes actuales, porque es claro que el fidelismo no resolverá esta dura y triste situación sin un cambio radical y profundo. El modelo chino quizá sea implantado de golpe ahora, liberando la economía del control del estado. Sería el inicio de un camino que conduce inexorablemente a la democracia política que tanto necesita y añora el pueblo cubano; lástima que para llegar a comprender el fracaso fidelista, haya habido que pasar por una situación tan extrema como esta.

 

Artículos de este autor pueden leerse en http://www:cubalibredigital.com