POLÉMICA: "Dentro de la revolución todo, fuera de ella nada" Imprimir
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Miércoles, 06 de Julio de 2011 10:25

Por Orlando Luis Pardo Lazo

Contrapunto de los conceptos de un viceministro cubano justificando el castrismo en la cultura cubana.

Medio siglo después, el viceministro relanza aquellas 'Palabras a los intelectuales' de Fidel Castro en 1961.

Viceministro Fernando Rojas (CLACSO)

En arte como en política, los discursos de los epígonos, libres ya de la culpa original del Mesías, empiezan intentando una relectura liberal del evangelio revolucionario y terminan siendo puro fascismo. El intelectual cubano Fernando Rojas, más allá de su alto cargo gubernamental (de cuando en cuando en el campo literario cubano circula con horror el rumor de que sustituirá a Abel Prieto), no tendría por qué ser la excepción.

Medio siglo después de un ajuste de cuentas de ocasión, Rojas relanza al futuro aquellas Palabras a los intelectuales de Fidel Castro en 1961. No quiere dejar que sean los arqueólogos los que exhumen la violencia fósil del documento. Interpretar es higienizar. Y Rojas apuesta por ideologizar lo que fue un acto tan concreto como poner la pistola sobre un buró de la Biblioteca Nacional.

Se trata, por supuesto, de una intentona de golpe de estado contra la cultura cubana. Un proceso de rojización terminal. Y ojalá que sea exitosa esta maniobra, más allá de su demagogia científica y su cadencia republicana de partido estalinista en el poder. Porque la salud plena de cualquier cultura solo se logra bajo la botaza obscena de un déspota. Porque sin censura no hay resistencia moral que devenga en creatividad límite (de ahí los bostezos primermundistas de nuestro exilio estético). Porque el futuro depende a partes iguales de la víctima y su torturador, donde Fernando Rojas ahora mismo encarna con hidalguía histórica ese segundo rol (papel protagónico y para nada segundón).

Así pues, la próxima década promete ser tan gris como luminosa en las perspectivas de Rojas. Habrá debates de corte anti-dogmático sobre los grandes errores del pasado de la Revolución. La burocracia será burocráticamente lapidada por mil novecientas cincuentinovena vez. Habrá rectificaciones de rescate, incluso para los escritores no revolucionarios que no lleguen a ser incorregiblemente reaccionarios (puede que por ahí me salve en una tablita yo). Se blanqueará la rabia de Cabrera Infante y Reinaldo Arenas, como en su momento se blanquearon la ironía inicua de Virgilio Piñera y la socarronería atroz de Lezama. Se folclorizará la barbarie de Lydia Cabrera y serán obligatorios los estridentismos de Celia Cruz. Mientras tanto, el mercado seguirá siendo una herramienta medieval en las manos momificadas del Estado: la ilusión siempre inmersa dentro de la institución. Es la teoría de la zanahoria madura versus la tiranía del latigazo verde oliva.

Aplausos, ovación cerrada: así transcribía la prensa cubana la versión de los calígrafos de Fidel Castro. Y Fernando Rojas debió rematar así mismo la gramática de Granma de su último discurso. No debió sentir pena de ese coda que nadie en Cuba, excepto yo, le concederá. En efecto, aplausos y ovación cerrada es lo menos que se merece el monolitismo que lo traiciona de párrafo en párrafo, los que supuran un desprecio anti-intelectual que le quedaría mucho mejor articulado, en tanto autor, en una de esas novelas sobre la soledad de un sátrapa antes sádico y ahora senil.

Fernando Rojas le perdona magnánimamente la vida a sus niños nuevos cautivos (hombrecitos felices que le tienen pánico o lo putean, pero en definitiva niños perdidos del bosque que, más temprano que tarde, serán corregidos por los peterpanes políticos que los atienden). No hay cómo eludir sus buenas intenciones al blandir un papel empedrado como la única Ley. Nuestro Rojaspierre en el ministerio sabe que la analfabeticidad de la audiencia cubana está en proporción directa con su alto nivel educacional. Todos quieren crear, ergo será muy fácil entonces hacerlos primero creer. Y luego ya nos pondremos de acuerdo sobre héroes y tumbas, así como sobre becas y viajes, pero siempre cómplicemente entre compañeros, pues allá afuera y aquí dentro ya afilan sus cuchillos ciudadanos esa nunca tan útil como hoy contrarrevolución inescrupulosa e insaciable.

Sin embargo, a pesar del esfuerzo iluminista de Rojas, cacarear fuera de contexto "dentro de la Revolución, todo; contra la Revolución, nada", forwardear la frasecita sin leer ni por error el resto de aquel discurso primigenio, exagerar su carácter de apartheid cultural y ningunear las sutilezas semánticas del socialismo, acaso ha sido una suerte de venganza minimal, inconscientemente transgeneracional, casi un tweet anónimo que no se recuerda bien de qué usuario salió, una línea discontinua de fuga ante el monólogo megalomaniaco de décadas y décadas del Máximo Líder en su tribuna-tribunal. Parece seer que cada cual tiene la mala cita que se merece.

 

A continuación, el enfoque oficial de Fernando Rojas, viceministro de cultura castrista.

 

Fernando Rojas: 'Toda la producción cultural de valor pertenece a la Revolución'

El viceministro reclama para el régimen incluso lo creado fuera de la Isla y defiende la política cultural establecida tras 'Palabras a los Intelectuales'.

"Toda la producción cultural cubana de valor, realizada en Cuba o fuera de ella, pertenece a la Revolución", dice el viceministro de Cultura, Fernando Rojas, en el prólogo de su libro Cuba, cultura y Revolución: Claves de una identidad, en proceso de edición.

El texto ha sido publicado por el sitio oficial en internet La Jiribilla, como parte de un dossier por los 50 años del discurso de Fidel Castro conocido como Palabras a los Intelectuales.

"Sostenemos que nos pertenecen Cabrera Infante, Lidia [sic] Cabrera y Reinaldo Arenas, entre muchos otros. A todos ellos se les ha publicado en Cuba, a pesar de las protestas desde el exterior. Defendemos el criterio de que se debe escuchar a Celia Cruz", añade Rojas sin especificar que las obras de esos autores editadas en la Isla son las que el Gobierno ha considerado menos críticas y problemáticas para sus intereses.

Tampoco dice que las obras de esos y otros escritores exiliados han sido publicadas en Cuba cuando ya —salvo algunas excepciones— habían muerto, y que las protestas "desde el exterior" se deben a que no se respetó el deseo de muchos de ellos de no publicar en la Isla mientras los Castro estuviesen en el poder.

El viceministro dedica su texto a defender el discurso de Castro a intelectuales y artistas reunidos en la Biblioteca Nacional hace 50 años y que muchos consideran el punto a partir del cual se estableció la censura como norma y se trazó una política cultural que no permite el disenso de la ideología del régimen.

A juicio de Rojas, en las interpretaciones que durante las últimas décadas se han hecho de Palabras a los Intelectuales "se omite" una "perspectiva inclusiva" de Fidel Castro que, dice, "se extiende a los contrarrevolucionarios".

"La Revolución solo renuncia a los que sean incorregiblemente reaccionarios, a los que sean incorregiblemente contrarrevolucionarios", afirma Rojas.

Agrega que los "incorregiblemente contrarrevolucionarios" son actualmente "una exigua minoría, en Cuba y fuera de ella". Para describirla utiliza el razonamiento con que el régimen clasifica a sus opositores, aunque sin mencionarlos: El "aporte de estos 'intelectuales' se reduce a pretender organizar manifestaciones callejeras, siempre fracasadas, en sintonía total con la lógica de la política norteamericana contra Cuba" que pretende "crear un escenario más mediático que real de revuelta callejera" para  "organizar la intervención militar 'humanitaria' contra Cuba", dice.

El funcionario asegura que "las instituciones de la cultura" en la Isla "trabajan con el criterio de que todo lo valioso puede y debe ser promovido".

"La exclusión se refiere solo a 'los incorregiblemente reaccionarios' y, al mismo tiempo, distingue entre la posición política del autor y la obra valiosa que puede y debe circular".

La culpa es del Quinquenio Gris

De acuerdo con el prólogo de Rojas, son los funcionarios que dirigieron la política cultural del régimen durante el llamado Quinquenio Gris, en los años setenta, los responsables de "importantes desviaciones" de la "plataforma estratégica que trazó" Castro en Palabras a los Intelectuales.

"Esas distorsiones provocaron daños significativos a una parte de los escritores y artistas. Las consecuencias de tales normas y sus secuelas de parametración en el teatro y de censura en la literatura, dejarían una huella duradera en la población, que se perdería por un buen tiempo una parte importante de la producción cultural de vanguardia", dice el viceministro.

No obstante, "las rectificaciones (…) han sido rotundas" y "la producción intelectual de aquellos años ha sido rescatada", añade.

"Sus autores gozan de prestigio y reconocimiento. Las instituciones culturales dedican ingentes esfuerzos a promover a todo el que no fue publicado en aquella época y a estrenar las obras de teatro de esos años", dice el funcionario.

Según Rojas, "una demostración de lo difícil que resultó superar el lastre de los setenta fue la incapacidad que manifestaron inicialmente las instituciones para relacionarse" con los jóvenes escritores y artistas de finales de los ochenta, muchos de los cuales acabaron en el exilio.

"Los desencuentros institucionales con esta importante hornada de creadores cubanos se expresaron en incomprensiones estéticas, en carencias de una legitimación reclamada con justicia a gritos por el propio nivel de las obras producidas y en una politización innecesaria de hechos artísticos y literarios de vanguardia. El saldo negativo más importante fue la salida del país de un grupo de esos jóvenes, en su mayoría artistas de la plástica", dice.

Rojas afirma entre fines de los ochenta y principios de los noventa se cancelaron "definitivamente las consecuencias para la promoción de la cultura cubana del llamado 'Quinquenio o Decenio Gris'".

En la Biblioteca Nacional, 50 años después

El dossier publicado por La Jiribilla recoge además intervenciones de varios funcionarios, escritores y artistas oficialistas que se reunieron el pasado 30 de junio en la Biblioteca Nacional para conmemorar el aniversario 50 de Palabras a los Intelectuales y alabar a Castro.

"Creo que los jóvenes deberían leer las Palabras a los intelectuales y percatarse de que —como en La historia me absolverá— Fidel ha cumplido con creces lo que prometió. Gozamos de una riqueza, de una libertad formal absoluta en nuestro arte, en nuestra literatura y en todas las expresiones de la cultura", dijo Miguel Barnet miembro del Comité Central del PCC y presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

El vicepresidente de esa entidad, Omar Valiño, afirmó que, "en su certero afán de unidad", Castro "prefigura" en su discurso la creación de la UNEAC.

"En nombre de la UNEAC, muy próxima a cumplir también 50 años, queremos agradecerte, Fidel, por hacernos saber lo que vale la matria y la patria, por desafiar al mundo siendo pequeños, por hacer primar el espíritu colectivo sobre el individual sin renunciar a ser nosotros mismos, por ser orgullosos aunque jamás aldeanos vanidosos, por colocar esta pequeña gran Isla en el globo terráqueo", dijo Valiño.

"Tu obra la medirá el tiempo, la historia —como una temprana vez quisiste—, porque en todo lo que se haga bien, en todo sueño cumplido estará la dimensión de la utopía que nos fijaste en el cuerpo", añadió. "Los escritores y artistas revolucionarios, te decimos, como una vez tú le dijiste a Santiago, gracias, Fidel".

El crítico teatral Jaime Gómez Triana, vicepresidente de la Asociación Hermanos Saíz dijo que las Palabras a los Intelectuales "siguen siendo una brújula que nos permite mirar el devenir dialécticamente y pensar arte y cultura desde la responsabilidad ética y desde el compromiso".

Por su parte, la poeta Nancy Morejón, presidenta de la Sección de Escritores de la UNEAC dijo que, con su discurso de 1961, Fidel Castro "creó una alfombra (…) que nos cobijó y que hizo posibles ideas como aquella de la poesía como reino autónomo en la profundidad no solo de las generaciones más jóvenes, sino de todas las generaciones que coexistieron en aquel momento".

Tomado de CUBAENCUENTRO

Última actualización el Miércoles, 06 de Julio de 2011 11:09