Cuba: 109 años de Independencia de la Colonia, pero ¿cuantos de Libertad y Democracia? Imprimir
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Sábado, 21 de Mayo de 2011 23:28

Por Raúl Fernández Rivero

El 20 de Mayo de 1902, tras dos guerras sangrientas y crueles, se izó por primera vez la bandera de la Estrella Solitaria en edificios oficiales, con el rigor y el honor de ser el emblema patrio.

La bandera que el Gral. Venezolano Narciso López enarbolara en su esfuerzo, dolorosamente fallido, de incluir a Cuba a las naciones libres, la que recorriera los campos cubanos en manos de las valientes mambises, salpicada de sangre y sudor de los combatientes por la libertad, ascendía en emocionante celebración en los mástiles de oficinas y cuarteles, sustituyendo a la de las tropas vencedoras de la guerra Hispanoamericana.

La Segunda Guerra de Independencia había sido más corta pero mucho más cruel. Weyler * y su reconcentración, tenía al pueblo de campos y aldeas en la mayor miseria, calculándose en 300,000 las víctimas de tal política.  El ejército Libertador Cubano era señor de los campos, pero se le imposibilitaba el acceso a las ciudades y poblaciones mayores. Combatía en medio de una extrema pobreza de medios, frente al mayor ejército que España usara en Colonia alguna durante las Guerras de Independencia.+  El valor estratégico de Cuba en el Caribe como llave del paso hacia México y Centro América, hacia Suramérica y le sur de USA, la convertía en una posesión importante. El Gobierno Español había declarado defenderla “hasta el último soldado y la última peseta”. Pero la intención de los EE.UU. era clara. Como potencia emergente carecían de bases fuera de sus territorios, no habían participado en la repartición africana ni en la del pacífico y sus necesidades de desarrollo e influencia colocaban al ingente y potente país en minusvalía frente a las otras potencias mundiales. Esto llevó por caminos que no son del caso relatar, en un enfrentamiento con España, muy debilitada militar y económicamente, con colonias de gran valor económico y estratégico. La guerra cubana era  muy criticada en los corrillos mundiales por su crueldad;  su proximidad a USA, la convertían en el bocado ideal. La controvertida explosión del acorazado Maine en el puerto Habanero, sirvió de escusa al ultimátum que USA envío al gobierno Español. Se exigía la independencia de Cuba y la retirada inmediata de las tropas hispanas. España se negó a tal ultimátum y comenzó la guerra  que sería breve y muy condicionada por las derrotas navales de Santiago de Cuba y Cavite. España entregó a Cuba, Puerto Rico, Las Filipinas y Guam. Las fuerzas del ejército libertador participaron activamente en la guerra terrestre conocedoras que el protocolo llevado al senado americano imponía la independencia cubana, mas no las de las otras posesiones adquiridas. Así efectivamente 4 años después, en la fecha hoy conmemorada, se le entregó el poder a Don Tomás Estrada Palma ganador de las elecciones libres que se habían efectuado. La Constitución de 1901 fue la base jurídica a la cual se añadió la Enmienda Platt que daba a Estados Unidos el derecho a intervenir en los asuntos cubanos y que fue aceptada por los independentistas como un mal menor después de encendidas polémicas. La Enmienda Platt estuvo vigente hasta el año 1934 cuando fue abolida mediante el Tratado Permanente de París. En 1906 se produce la primera intervención americana solicitada por Don Tomás Estrada, como resultado del malestar y las rebeliones que se producen a consecuencia de su impopular y fraudulenta reelección. Como vemos la reelección tiene una tétrica historia desde el siglo pasado. Así pues tuvimos 4 años de gobierno legal y después una pérdida de la independencia y la democracia. En 1909 es elegido El Mayor Gral. José Miguel Gómez como presidente, cuyo gobierno aunque manchado por la corrupción -le decían “el Tiburón” – normalizó el sistema democrático, creó las Granjas Escuelas, pavimentó la capital y construyó alcantarillados y se preocupó por el saneamiento del país. Las insurrecciones de “las sociedades de gente de color” provocaron que  se produjera una nueva intervención de USA en 1912 para “garantizar la vida y propiedades de los ciudadanos americanos”. Gómez renuncia y es electo por dos períodos consecutivos (1913-1917 y 1917-1921)  Mario García Menocal, el más joven de los Mayores Generales Cubanos. Durante su gobierno hubo dos nuevas intervenciones de los EE.UU. en 1917 y entre 1919 y 1924. Si sumamos hasta aquí vemos de real independencia muy poco que contar, 4 años de Estrada unos 3 de de Gómez  y unos pocos de García Menocal. Habían pasado los primeros 22 años de república y solo unos 10 de independencia.  Sin embargo se fueron creando instituciones y las bases de un sistema democrático. Cuesta arriba fue el esfuerzo, torpedeado por la corrupción y los conflictos del caudillismo de los Generales del Ejército Libertador y los pretendientes del poder y las regalías que de él derivaban. Ente 1903 y 1924 se triplicó el ingreso de la nación, este se fortaleció con la 1ª Guerra Mundial. Y Cuba se convirtió en potencia en la producción azucarera y el ganado multiplicó por 4 su número.  Una parte importante de la industria azucarera y de las plantaciones de caña de azúcar estaban en manos de compañías norteamericanas y los principales centros de comercio en manos de españoles, los cubanos solo manejan los hilos de la política, que se convierte en fuente de ingresos  y no son pocas las voces que se van alzando contra la irregular situación.

Alfredo Zayas y Alfonso fue electo presidente entre 1921 y 1925, no pertenecía mundo militar, sino era un reconocido jurista, orador y poeta. Hombre culto y de principios, opositor ingente a la enmienda Platt y claro defensor de los derechos ciudadanos y de la búsqueda de mejores condiciones para los cubanos de todo nivel. Fue el primer presidente que permitió la libertad de prensa sin censura. Negoció con USA  el regreso a la soberanía cubana de la Isla de Pinos, que permanecía ocupada por fuerzas militares desde la Guerra Hispano-Americana. Y defendió los derechos de la mujer, que incluyeron el derecho al voto. Hombre de temperamento paciente, y conciliador no pudo controlar la corrupción que seguía siendo la forma de vida de los que concurrían al mundo político y de los veteranos muchas veces desplazados por extranjeros de la participación en los negocios.

El 20 de Mayo de 1925 accede al poder por elecciones el Gral. Gerardo Machado y Morales. Su campaña muy moderna y de tinte popular tenía el eslogan “agua, caminos y escuelas” Su mandato se caracterizó por la bonanza económica. Destacan la construcción del Capitolio de la Habana, la Carretera Central, la ampliación de la Universidad Central, Centros Sanitarios y otros importantes logros. Era reconocido como hombre integro y honrado, con un importante reconocimiento popular, que le cegó y lo llevó a violar la constitución que señalaba claramente la no reelección. (Sigue siendo un tema candente la dichosa reelección). Machado fuerza los términos y en evidente golpe institucional se reelige. El malestar genera represión, censura, desconocimiento de las instituciones y una insurrección de los Jefes militares y  de la Organización ABC constituida por núcleos celulares e integrada por elementos de disipares y de múltiples posiciones. La debilidad institucional, la poca experiencia y cultura democrática, el caudillismo, la tendencia al militarismo y el crash económico de 1929, fueron la base para un caos sistémico que afectó al país con sus  errores y malos hábitos y su desprecio democrático, por numerosos años. El tema democrático pasó a ser solo eslogan del discurso  político hasta nuestros días.

A Gerardo Machado le sucede en 1933 como presidente provisional Carlos Manuel de Céspedes (hijo del legendario primer presidente de la República en Armas) que tiene que renunciar también cuando en septiembre del mismo año de 1933 Fulgencio Batista encabeza una revuelta en el ejército (conocida como la Revuelta de los Sargentos) que logran las destitución de los coroneles y que pronto toma el control del país. Se inicia entonces el Gobierno de los 100 Días con Ramón Grau San Martín como presidente y Antonio Guiteras como vice-presidente, que a pesar de su corta duración introdujo cambios radicales en la sociedad cubana. Entre ellos la autonomía universitaria, el voto universal y secreto, y un decreto de carácter anti latifundista.

En enero de 1934 Fulgencio Batista, que ascendió vertiginosamente de sargento a coronel y jefe del Ejército, provoca la caída del gobierno revolucionario de Grau San Martín-Guiteras. Desde ese momento y hasta 1940, Batista controla el poder y nombra a los presidentes Carlos Mendieta (1934-1935), Miguel Mariano Gómez (1936) y Federico Laredo Brú (1936-1940). Durante 1934 también se logra un acuerdo con los Estados Unidos por medio del cual se pone término a la Enmienda Platt, la nación del norte conserva la Base Naval de Guantánamo. Han pasado tristemente 11 penosos años, entre golpes civiles y  militares, golpes de Coroneles y de sargentos a los coroneles. Gobiernos de 100 días y mandos cortísimos de presidentes provisionales (Carlos Mendieta (1934-1935), Miguel Mariano Gómez (1936) y Federico Laredo Brú (1936-1940),  bajo el control de los militares. El daño creado a la incipiente democracia y  la república precaria mediatizada por la amenaza de la enmienda Platt, garante e impositora de varias intervenciones, ha dejado una seria fisura  en la cultura y la tradición democrática cubana, en 38 años de independencia, los malos gobiernos, el afán por la reelección y los golpes militares cívico-militares, han dejado poco espacio al desarrollo de la participación política, creando grupos políticos gansteriles, que existieron hasta después del triunfo de la insurrección en el 59; una desconfianza general en la sociedad hacia las soluciones democráticas, y una corrupta forma de actuar “voto por el que me de algo”. La acción democrática institucional se desprestigió, los sargentos políticos eran compradores de votos, como mercancía de oferta y demanda, las instituciones a pesar de los esfuerzos de Grau y antes de Menocal no tenían ni el soporte ni la firmeza necesaria. Y fueron infiltradas por una secta de jóvenes guiados por viejos veteranos de la Guerra que exigían cuotas de poder muy lejanas a la condición elemental de bases partidista de fuerza militante.

Unos vientos renovadores surgieron en 1940, los mas preclaros miembros de la incipiente sociedad civil, clamaron con vigor por una nueva constitución. Una constitución moderna de fuertes bases democráticas, con contenido social, que proclamara la igualdad de derechos y de oportunidades, era la base necesaria para reconstruir el país. Esta constitución de 1940 es -en su momento- una de las más progresistas del mundo.

Se inicia entonces un período de sucesión democrática de gobiernos que duraría 12 años, el más largo de nuestra historia. Período que se caracterizó en parte, por la corrupción política imperante y el gansterismo de corte político, la economía de la isla, sin embargo, va en aumento. La primera elección enfrentó a Grau y a Batista. Éste desde el poder, tenía ingentes medios que sobrepasaban la popularidad de Grau San Martín, la legalidad puesta en duda por muchos de esa elección, fue superada por la decisión de Bastita de entregar al ganador de la próxima elección 4 años después que ganó ampliamente Grau. Y el profesor de Fisiología, gloria médica además de política, usó sus dotes de conciliador y negociador para ir ajustando los resortes de una incipiente democracia, que había perdido sus orígenes en las conflictivas aguas de los primeros 40 años de república. Grau termina su mandato y es sucedido por Carlos Prío Socarás, quien estuvo rodeado de elementos de esa cuasi mafia “revolucionaria” de poco respaldo político y mucho actuar gansteril. En esa mafia algunos de los actuales líderes de la mal llamada “Revolución Cubana”, fueron factores claros y conocidos.

El gobierno de Prío, muy censurado por la corrupción imperante, que incluía a su hermano, y a otros conocidos funcionarios de su gobierno, fue altamente cuestionado. Surge así otra vez la candidatura de Fulgencio Batista ahora como militar retirado, con partido y disimiles apoyos, que proclama una regeneración del actuar y una limpieza a fondo de la corrupción. La maquinaria que lo mueve y los afectos a su lado, hacen pensar que es poco sería tal promesa.

Frente a él se alza, escoba en mano como símbolo de su política de limpieza y con su grito de lucha “Vergüenza contra Dinero” el senador Eduardo Chibás y Ribás. Al ser candidato a la presidencia, Chibás había dejado de ser senador. Pero debido a la muerte de Alemán, senador por La Habana, se presentó  la plaza vacante suya y se decidió postular a Chibás para llenar ese cargo en las elecciones parciales de 1950. Eduardo Chibás salió triunfador en esta contienda y continuó batallando por la erradicación del peculado en la hacienda pública cubana. Todas las encuestas que se hicieron en esta época daban como triunfador a Chibás en las próximas elecciones de 1952. A pesar de estas indicaciones y de la enorme audiencia de su hora dominical, Eduardo Chibás consideró que su reiterado llamado a la conciencia cubana no llegaba con toda la intensidad por él deseada. Tomó una decisión que fue fatal para el pueblo cubano, pues él era su esperanza, ya que a lo largo de toda su vida había combatido el peor mal de la política cubana, que era aprovecharse de una posición de confianza para enriquecerse con el dinero de la nación. Con gran claridad siempre llamó por su nombre al deshonesto, fuera quien fuera, botellero, senador o presidente. El término para identificar al que robaba era de ladrón, y así siempre lo identificó poniendo en riesgo su vida en varias ocasiones.

Una noche, el 5 de agosto de 1951, se presentó en su programa de radio planteando que como no había podido probar ante el pueblo una denuncia que había formulado, daba una señal, un aldabonazo, con un disparo que después le causaría la muerte.

Pero Batista no estaba interesado en concurrir a unas elecciones que tenía perdidas. Así que amparándose en la lucha a la corrupción, de la cual bien se había beneficiado él y sus amigos, decide dar un golpe militar y asumir el poder, cortando ya definitivamente la historia democrática de cuba y las aspiración de libertad e independencia del pueblo de Cuba. Ese golpe quebró las única salida posible a la democracia, con vicios, con defectos, con malas mañas, pero que democracia al fin era perfectible. Corría el año 1952, habían transcurrido 50 años de la proclamación de la independencia. Cuba no había tenido tiempo de construir un historia democrática, de formar una cultura de la democracia, más allá del voto cada cuatro años, cuando esto ocurrió. Habíamos sido de los últimos en ser independientes y a esa independencia le pusieron cerrojos marca Platt. Empezamos a crear nuestra tradición de participación, de líderes representativos y gobiernos electos democráticamente y que actuaron acorde a ello. La ambición de poder, el caudillismo, la política como vía para enriquecerse, la pesada carga de los veteranos generales reclamando sus derechos a gobernar así fuera en un municipio, desvirtuaron y colapsaron la creación de una cultura democrática. En 1944 se celebró la última elección limpia en Cuba. Jamás se ha vuelto a elegir un presidente por voto directo o unas asambleístas en voto directo, en 109 años ni una tercera parte de los gobiernos –los pocos que hubo- dejaron un rastro histórico de democracia.  52 años han pasado desde 1959, cuando el pueblo se emocionó con el triunfo en las montañas, de un grupo de rebeldes que querían “pan con libertad.” De un montón de barbudos mal vestidos y peludos, que decían “se salvó la patria”, habrá reforma agraria -pedida por 60 años-, habrá justicia social y justicia civil, Trabajo para todos, y una nación verdaderamente democrática e independiente. Poco después oímos aquello de “elecciones para que.” Y vivimos castigar con furia a Hubert Matos por criticar la influencia de los comunistas-que NO SON demócratas- en los campos de la función administrativa y sindical. Después vino la represión, tener opinión propia divergente era delito, pensar distinto grave y oponerse al marxismo soviético y al Estalinismo como forma de gobierno traición a la patria.

Celebrar no se qué. No creo en síndrome de Estocolmo posible. Eso no es una situación colectiva, es muy individual, persona a persona y requiere interacción.

Nuestro problema real, es que no existe una sociedad civil, porque nunca hubo una nacional consistente y formalizada; es que no existe una tradición realmente democrática, ni una experiencia feliz en la historia. Somos fruto del militarismo, del caudillismo, de la corrupción directa o indirecta, de las destrucción de valores, que ni siguiera estaban bien enraizados. Llegamos tarde a la independencia, y no tuvimos tiempo de crear lo que otros países lograron.

Quizás la conclusión es que debemos a todo evento instalar una sociedad civil basada en principios y valores, crear desde pequeñas experiencias democráticas una historia y tradición. Y creer en que somos capaces de levantar una nación independiente, plural, tolerante, dialogante e inclusiva, Donde por principios y valores se cree una aspiración a la libertad total sin censura y sin represión, donde todos puedan vivir con todos. Y las discrepancias solo sean razón para estudiar lo que el otro piensa y saber encontrar mis razones y no mis gritos o mi furor para enfrentar sus ideas.

 

*Valeriano Weyler y Nicolaus, Marqués de Tenerife y Duque de Rubí, Capitán General de Cuba desde Febrero de 1896 y Octubre de 1897

+ 240,000 tropas regulares y 60,000 voluntarios residentes en Cuba

Raúl Fernández Rivero

20 de mayo 20011