LA CHOCHOCRACIA Imprimir
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Viernes, 25 de Febrero de 2011 11:53

Por Raúl Fernández Rivero

 

Hace 52 años un grupo de jóvenes cubanos de diversas procedencias geográficas y medio social, desde universitarios y profesionales hasta simples trabajadores, se nuclearon alrededor de un joven abogado, dirigente del Partido Ortodoxo  llamado Fidel Alejandro Castro Ruiz, para enfrentar con las armas al General(ascendido desde Sargento taquígrafo) Fulgencio Batista y Zaldívar, quien había dado un golpe militar y tomado el poder en compañía de sus seguidores dentro del ejército y la policía, e instaurado un régimen dictatorial. Estos jóvenes escogen el día 26 de Julio de 1953 para efectuar un asalto a dos cuarteles en el Oriente del país, uno en Bayano y otro en Santiago de Cuba.

Los resultados fueron desastrosos, con muertos y muchos prisioneros entre los asaltantes y un fracaso operacional, que da inicio, no obstante, a un gran movimiento insurreccional llamado M-26-7, que luego de un fallido desembarco de exilados dirigidos por el Dr. Castro Ruz y varios de los asaltantes de los cuarteles de Oriente -que habían sido presos y después amnistiados por Batista- comienza una  muy mitificada guerra de guerrillas en la Sierra Maestra. El 1º de Enero de 1959 el dictador Batista abandona la Isla de Cuba  en compañía de su familia y muchos de sus compañeros de armas y tiranía, dando paso a la toma del poder por los jóvenes insurrectos. La etapa insurreccional ha terminado y Fidel Castro reconocido por las masas como líder del triunfo, asume en definitiva todos los poderes después de -con harta profusión de actos demagógicos- desprenderse de todos los controles de la democracia, congreso, contraloría, Tribunal Supremo y la crítica de otros participantes en el proceso insurreccional

De esta manera comienza la etapa llamada revolucionaria, donde excusándose en un provocado enfrentamiento con los EE.UU, el régimen militar autor del golpe institucional del 59, va introduciendo, a pesar de sus negativas de ser comunista, un régimen de dictadura de partido.

Estos jóvenes como resultado del proceso natural van envejeciendo y 52 años más tarde después de haberse ido rotando por ministerios, jefaturas de cooperativas, industrias intervenidas y burocráticos puestos, se convierten en una rara legión de ancianos que se aferran al poder y  llenan la dirección de la economía y la política de errores,  fruto primero de la inexperiencia, después de la búsquedas de soluciones a un sistema que no funciona y luego,  simplemente, de cómo seguir disfrutando de las comodidades de poder absoluto. Hoy los jóvenes insurrectos se han transformado en viejos chochos, que mal mastican frases y se reinventan en funciones y cargos.

La república de Cuba pasó de ser una payasada a una chochocracia.

Sin embargo el país es muy joven. Durante los primeros cinco o seis años, acosados por sus errores económicos y reprimiendo a un alto costo la resistencia armada de una parte de la población, que le enfrentó con el triste saldo de 10.000 fusilados y 250,000 prisioneros políticos, millones de exilados y una desconocida cifra de desaparecidos en el mar y en las sierras del Escambray y Pinar del Río  y con la imposición por el gobierno de racionamientos a los alimentos, ropas, zapatos y demás enseres fundamentales de la vida, situación agravada por un embargo –hoy prácticamente teórico-  impuesto por USA, se convirtió el país en una farsa de Isla Paradisiaca. El mal vivir llevó  a disminuir el índice de nacimientos por familia, debido a las dificultades para encontrar alimentos infantiles, pañales y demás enseres necesarios. Era difícil que una familia tuviera más de dos hijos. La población disminuyó en términos reales al sumarse la salida, en ocasiones masiva, de ciudadanos. Poco después, al incrementarse el subsidio soviético a Cuba, las cosas mejoraron algo y se aumentó el promedio de nacimientos, que ha vuelto a caer después del derrumbe del muro de Berlín y la consiguiente desaparición del mundo comunista europeo.

Por tanto, hubo un envejecimiento de la población y el nacimiento de una nueva generación, que el Che Guevara esperaba estuviera formada por el Hombre Nuevo, socialista, anticapitalista, anti imperialista, ajeno al consumismo, y solidario y fiel a la revolución.

Guevara se salvó al ser asesinado después de rendirse a los soldados bolivianos. Pero sería otro chochócrata de estar vivo. Pero el hombre nuevo no ha sido la criatura que él esperaba. Los jóvenes cubanos están filosófica y realísticamente muy lejos de ese sueño. Han aprendido, con mucho trabajo e inventiva, a usar la tecnología, aún en contra de los obstáculos puestos por los viejos y achacosos gobernantes. Y han salido respondones. El intento del General Castro -un chochócrata heredero real de su majestad Fidel I – de abrir un espacio para la búsqueda de soluciones a un país en quiebra, tenía que comenzar por la abierta reflexión sobre los errores cometidos y repetidos por la chochoburocracia y desembocó en múltiples críticas que motivaron su suspensión y  el control de la llamada crítica interna. La juventud cubana se ve hoy en los blogueros y en quienes participan en sus foros de discusión. En los profesionales que huyen al primer chance del régimen envejecido y sin respuestas. Médicos, odontólogos y enfermeras, deportistas, y técnicos saturan la lista de desertores. Sangre joven, formada y ansiosa de crecer personal y espiritualmente.

La pregunta de rigor es si esta chochocracia es eterna. Nada es eterno. Ni los Faraones, ni los Reyes europeos absolutistas, ni quienes les sucedieron. Tampoco  el entramado demagógico de Lenin y las repúblicas populares de la Europa del este. Ni el comunismo chino que es hoy “capital comunismo”. Ni es eterno el gran payaso del discurso incansable, ni sus chochócratas. La tumba, ese irremediable final a la vida terrenal, o el desespero  de los cubanos por sus derechos humanos y la satisfacción de sus necesidades urgentes y vitales  amenazan a la chochocracia. Compiten en la solución final, las funerarias y las marchas multitudinarias.

Porque hay que tener más valor para tomar un bote  precario o una balsa imposible y cruzar la mar bravía, que para pararse el lunes en una esquina y decir ¡fuera la chochocracia!

Los chochócratas del mundo tiemblan, por el Parkinson y por el miedo. Los pueblos están cansados de los gobiernos de decenas de años, que repiten promesas a las dos manos y han envuelto a sus terrícolas y jóvenes hijos en una vida de 40% de pobreza, con la mitad de las tierras cultivables llenas de mala hierba y la familias desesperadas buscando ayuda del emigrante o robando lo que pueden al gobierno todo poderoso. Ya no hay justificación, ni bloqueos, ni ciclones, ni el imperialismo… Es la chochocracia el único culpable. Y ellos crearon una juventud rebelde con causa y con destino manifiesto. Y esa juventud dará la respuesta. Sólo ellos la tienen y solo ellos la pueden aplicar. En ellos, los jóvenes, la humanidad confía y espera.

*chocho, -cha
adjetivo
1 [persona] Que tiene debilitadas o disminuidas las facultades mentales a causa de la avanzada edad: el abuelo ya está un poco chocho y se enternece con cualquier cosa.

Chochocracia

1- Por extensión gobierno de las personas chochas



Raúl Fernández Rivero

Última actualización el Miércoles, 09 de Marzo de 2011 12:14