Lección castrista de ordeño a distancia Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 02 de Marzo de 2024 12:40

Una gasolinera en La Habana.

Por RAFAELA CRUZ.-

Como jamás han temido el disgusto de un pueblo sojuzgado, el castrismo acaba de aprobar la dosis más "agresiva" del paquetazo socialista que está aplicando con fórceps, pero sin vaselina. Subir precios a combustibles y electricidad es un evento sísmico cuyas ondas pulverizarán lo que queda de valor al peso y multiplicarán por cero la exigua dignidad de una nación —en la isla o emigrada— mayormente cómplice de sus verdugos.

Después de lograr que la alimentación del país la paguen los que se fueron, sin pudor alguno, maniobra ahora el castrismo para que paguen además el combustible. En Punto Cero o donde sea que tengan su guarida los dueños de este archipiélago, ya no les importa guardar las socialistas apariencias más allá de los balbuceos incoherentes de ministros títeres que aparecen en TV explicando, con seriedad pitagórica, la imposible cuadratura del círculo de reducir la inflación subiendo precios.

Para enmendar olvidos y comprender lo que va a suceder, refresquemos el cuento de la buena pipa del castrismo y las ventas en dólares, una artimaña que repiten como estribillo pegajoso —pegajoso como el napalm— que dice así: "venderemos solo una parte pequeña de X en divisas, para poder financiar las ventas de X en moneda nacional, porque lo que nos importa es el pueblo trabajador, que nadie se alarme ¡jamás dolarizaremos!"… y seis meses después, zasss, solo se puede encontrar X pagándola en dólares.

Pero lo "hermoso" de esta nueva puñalada trapera es cuánto la pensaron, lo bien que la prepararon con inmisericorde alevosía para causar el mayor daño posible en el bolsillo de esos que ni queremos ni necesitamos. El castrismo, para refinar el efecto de la medida, debe haber consultado a economistas y psicólogos.

La jugada está en cómo van a cobrar, los medios de pagos aceptados para comprar combustible en divisa son las tarjetas Visa, Mastercard, las rusas MIR, de prepago emitidas por BANDEC, AIS, Viajero y la nueva tarjeta Clásica que vende Cadeca.

Pero la trampa no está en con qué se puede, sino en con qué no se puede pagar, y no se puede con las tarjetas MLC o las cuentas bancarias en divisas congeladas a miles de cubanos —muchos de ellos médicos de misión— hace ya cuatro años.

El castrismo, con desparpajo, parece dar por zanjado el atraco que perpetró a los incautos que tenían dólares y euros en bancos estatales y, otra vez, ni los devuelve ni permite a los titulares canjearlas por bienes y servicios. El Gobierno se comporta como abusón de patio de colegio, solo que en este caso el abusón es además el director de la escuela.

Pero excepto para aquellos que fueron robados —que tampoco es que hayan protestado mucho—, lo de las cuentas congeladas es agua bajo el puente, pero lo de las tarjetas MLC es otra historia, esa es herida abierta a punto de gangrenarse ¿Cómo es posible que tarjetas que se recargan con divisas desde el exterior sean aceptadas para adquirir alimentos, pero no para adquirir combustibles?

Esa pregunta la hicieron reiteradas veces a CIMEX, en foro abierto por esta empresa militar en Cubadebate, cuando se anunciaron los nuevos precios de combustibles y electricidad; pero la "inquietud" fue repetitivamente respondida —copy and paste— con una lista de los medios autorizados más una sencilla frase: "las tarjetas MLC no estaban concebidas para esto".

Y aunque los foristas ingenuos no comprendían y continuaban preguntando, la respuesta era cierta y acertada, pues las tarjetas MLC están concebidas para lo que podemos describir como "atraco alimento"; el "atraco combustible" va aparte. Si se permitiese usar las tarjetas MLC para ambas cosas, el consumo de ambos bienes —alimentos y combustibles— se dividiría, pues los emigrados que las recargan pedirían a sus familiares que distribuyeran la remesa habitual entre ambos tipos de bienes.

Pero el castrismo es demasiado rata inmunda para que ese detalle se le escape y, para sortearlo, han recurrido —de manera totalmente injustificada más allá de su avaricia— a segmentar el mercado haciendo que el dinero que vale para comida no valga para gasolina, imponiendo medios de pagos independientes para alimentación y combustibles.

Ahora será difícil que desde Miami —en Cuba se cree que allá todos son ricos y prósperos— le digan a la familia: "caballero, de los 200 que mando mensuales, cojan algo pa' combustible". ¡Qué va! Habiendo medios de pagos diferenciados el emigrado está forzado a ser quien ponga ese "algo" para combustible, mientras difícilmente tendrá gandinga para decirle a su hambreada familia que le reducirá lo que envía para alimentación.

Es verdaderamente complicado encontrar en los anales de la humanidad otro amo que haya llegado a niveles de tan exquisito refinamiento cuando de exprimir a su dotación se trata. Para encontrar algo similar, más que libros de historia habría que consultar manuales de ganadería intensiva. Aunque es muy dudable que ni siquiera allí se encuentren técnicas tan avanzadas para ordeñar desde La Habana, ubres en Miami o Madrid.

DIARIO DE CUBA

Última actualización el Jueves, 07 de Marzo de 2024 12:36