Por ROBERTO ÁLVAREZ QUIÑONES.-

Poner un zorro a cuidar un gallinero no es solo un gracioso chiste universal, es algo que sucede de veras en el mundo y que tiene lugar ahora mismo. La tiranía cuasi eterna de Raúl Castro ha presentado su candidatura para continuar integrando el Consejo de Derechos Humanos (CDH) de la ONU en el periodo 2024-2026 para protegerse, desde dentro, contra posibles condenas por la violación masiva y sistémica de los derechos humanos

Y lo más vergonzoso no es la solicitud del zorro para que lo dejen seguir cuidando el gallinero (lo hace en el CDH desde 2020) sino que se aceptó su candidatura en vez de ser rechazada e impedir que se lleve a votación el 10 de octubre próximo.

Así andan las cosas hoy en día. Esto expresa la abrumadora influencia que tienen la izquierda militante y los gobiernos antidemocráticos autoritarios y antioccidentales en el andamiaje geopolítico mundial, y en Naciones Unidas.

¿Habría estado tan jacarandoso Guterres con Pinochet o Mobutu?

El propio secretario general, Antonio Guterres, es un socialista portugués. Y a quien dude de su camaradería cómplice con las autocracias de izquierda les recomiendo buscar la foto de Guterres en La Habana durante la reciente cumbre del Grupo de los 77, en la que se ve le ve desternillado de la risa mientras le hace un chiste al dictador Castro II en un ambiente relajado, amistoso, de obvia admiración recíproca. ¿Habría sido tan jacarandoso hablando con Pinochet, Mobutu u otro tirano no socialista?

Y esa foto evoca otra tomada también en La Habana el 24 de febrero de 2010, en la que están Fidel y Raúl Castro con el entonces presidente de Brasil, Lula da Silva, los tres muertos de la risa al lado de una bella piscina, mientras lejos de ahí tenía lugar el funeral del preso político Orlando Zapata, fallecido el día anterior luego de una larga y tortuosa huelga de hambre en el Gulag del Caribe. Para colmo, Lula al regresar a Brasilia calificó de delincuente al heroico Zapata.

Ah, otro detalle, hasta no hace mucho la alta comisionada para los Derechos Humanos era la expresidenta socialista de Chile, Michelle Bachelet, admiradora confesa de los Castro y su "revolución".

Los 193 países miembros de Naciones Unidas solo 72 cuentan con gobernantes democráticos electos legítimamente en las urnas, según el Indice de Democracia realizado en 2020 por la revista The Economist.

Quienes protegen al castrismo quieren un orden antioccidental

Encima, muchos de esos países tienen gobiernos populistas enemigos de la democracia liberal occidental. En América Latina hay diez de ellos, de los cuales siete son gobiernos populistas de izquierda elegidos en las urnas (Brasil, Argentina, México, Colombia, Chile, Bolivia y Honduras), dos son dictaduras militares criminales (Venezuela y Nicaragua) y la sexagenaria tiranía castrista, que es la Madre Patria de casi todos ellos.

En el índice de The Economist hay otros 59 países clasificados como "autoritarios", incluyendo nueve de los diez países miembros del grupo antioccidental y antiestadounidense llamado BRICS, encabezado por China, Rusia, Brasil y Sudáfrica, a los que se acaban de unir Irán, Etiopía, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Argentina para crear un "nuevo orden internacional" antioccidental y desplazar al dólar como principal moneda en el mundo.

Con semejante tinglado geopolítico global no puede sorprender a nadie que Cuba integre el CDH. Un país en el que llevar encima la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) es un delito de "propaganda enemiga" que lleva a la cárcel. En la Isla, turbas organizadas por el Partido-Estado comunista gritan "¡Abajo los derechos humanos!", queman en la vía pública el texto de la DUDH. Agreden y gritan obscenidades a defensores de los derechos humanos y opositores políticos.

Se viola la Declaración Universal de Derechos Humanos completa

El régimen castrista afirma que es el Gobierno que mejor cumple en América con los derechos humanos que llama "colectivos": sociales, políticos, económicos y culturales. Pamplinas: pisotea por igual los 31 artículos.

Echemos un ligero vistazo, al azar: "Artículo 21. Toda persona tiene derecho a participar en el Gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos (…) la voluntad del pueblo se expresará mediante elecciones periódicas por sufragio universal y voto secreto".

En Cuba no hay elecciones libres desde 1948. El Partido Comunista monopoliza todos los poderes públicos del Estado. El dictador designa a dedo a los miembros del Gobierno y tiene tras las rejas a más de 1.000 presos políticos.

El Artículo 22 proclama que "toda persona tiene derecho a la seguridad social y a la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad".

En la Isla más de un millón de jubilados y desamparados no jubilados viven en la extrema pobreza. Ni soñando llegan al ingreso mínimo de 2,15 dólares diarios (o sea, 46,58 dólares mensuales) que la ONU establece para clasificar la extrema pobreza. Reciben como promedio 13,82 dólares mensuales, y los desamparados aún menos. Se desmayan en la calle por el hambre que pasan, buscan en basureros, venden baratijas, o piden limosna.

Y el Artículo 23 dice: "Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo (…) a una remuneración que le asegure también a su familia una existencia conforme a la dignidad humana. Tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicalizarse".

Pues bien, los opositores políticos son expulsados de sus empleos y el Estado les niega asistencia social. El desempleo real pasa del 35%. El salario promedio es de 31 dólares mensuales y la canasta básica no baja de 110 dólares. Solo el Gobierno puede crear sindicatos, todos a su servicio.

En los artículos de la DUDH enfocados en los derechos y libertades individuales, el panorama es aún peor, y no hace falta detallar cómo son violados.

El Artículo 1 dice: "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos"; y el Artículo 2:  "Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición…"

Del Artículo 3 al 21 puede leerse:  "Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes (…) Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión (…) a la libertad de opinión y de expresión; el no ser molestado a causa de sus opiniones (…) y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión".

Castro pisotea la histórica consigna “Liberté, Egalité, Fraternité”

Es inaudito que en pleno siglo XXI la humanidad no disponga aún de leyes supranacionales de obligatorio cumplimiento para sancionar a los gobiernos que violan los derechos humanos.

Eso no puede seguir siendo un "asunto interno" de un país. El ser humano está por encima de los estados, la política y la diplomacia. Todo Gobierno violador de derechos humanos debiera ser obligado a respetarlos, por la fuerza si fuese necesario.

Nada de eso se atisba en el horizonte geopolítico global. Pero lo que al menos sí debiera ocurrir es que lo que queda del mundo democrático se ponga los pantalones y consiga que en Ginebra sean rechazados Cuba, Rusia y China entre los 15 países a elegir para completar el número de 47 naciones que integrarán el Consejo de Derechos Humanos hasta 2026.

La dictadura castrista no solo viola los artículos de la DUDH, sino incluso la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, proclamada en París 43 días después de estallar, con la toma de la Bastilla, la última y más importante revolución liberal de la historia, y que un siglo y medio después fue la inspiración para redactar la actual.

Hay que gritarlo bien alto, la "revolución cubana" pisotea la histórica y  universal consigna de la Revolución Francesa: "Liberté, Egalité, Fraternité". ¿De qué revolución, pues, hablan Castro II y sus apandillados?

Es difícil "adivinar" si el castrismo totalitario continuará, o no, en el CDH, pero dado el aire viciado que se respira en la ONU no hay que hacerse muchas ilusiones sobre su rechazo. En fin, ojalá el 10 de octubre haya un aire más sano en Ginebra y ocurra un milagro.

DIARIO DE CUBA