EL REVISIONISMO FIDELISTA Imprimir
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Martes, 14 de Septiembre de 2010 09:47

Por PEDRO CORZO

El modelo castrista, para identificar lo que Fidel Castro denomina como modelo cubano, siempre fue un fracaso. Nunca existió un modelo cubano, la economía de la isla con mínimas variantes siempre fue un clon de la soviética, la estructura política y militar se adecuó a la de la Madre Patria Socialista, al extremo que la propia constitución de 1976, aludía el compromiso de Cuba con la extinta Unión Soviética.

 

Castro apunta lo del fracaso, lo que desmintió posteriormente, como si el proyecto se hubiera desplomado por causas ajenas a la incapacidad  de los arquitectos. No admite errores de parte de los constructores. No hay arrepentimiento y menos aun reconocimientos de culpa. Simplemente acepta de manera festinada el fracaso del modelo pero sin asumir responsabilidades, como si sus acciones  en Cuba y otros muchos lugares del mundo no hubieran concluido en tragedias.

 

No obstante si sus palabras pudieran ser escuchadas por los que defendieron con la vida el totalitarismo castrista y mataron para imponerlo, el revolcón alcanzaría el  grado diez en la escala Richter. Su afirmación deja sin fundamentos a todos los que han apoyado y promovido su proyecto, en particular a Hugo Chávez.

 

El asesino de Ernesto Guevara debe estar dando gritos en el infierno; Arnaldo Ochoa se ha de estar cuestionando la validez de sus crímenes en Nicaragua, Angola y Etiopia; Manuel Piñeiro Losada, “Barbarrojas”, sus esfuerzo por subvertir el continente a sangre y fuego y José Abhrantes se preguntará el por qué de los miles de fusilados, innumerables prisioneros políticos, torturados y desaparecidos que ha padecido el país durante todos estos años.

 

La voluntad de Castro de imponer “su modelo” en Cuba y su expansión al resto del hemisferio,  fue y continúa siendo costosa para todo el continente.

 

Desde Turcio Lima, el Frente Farabundo Martí, el ELN colombiano y los Tupamaros uruguayos, solo por referir unos pocos ejemplos,  hasta llegar a Hugo Chávez, Evo Morales y Daniel Ortega, han defendido con violencia extrema el modelo que el dictador cubano impuso en la isla, como la meta fundamental de su quehacer político en sus respectivos países.

 

Los zares vivos y muertos de la economía cubana también deben haber padecido la misma conmoción.  El Cordón de La Habana, la desecación de la Cienaga de Zapata, los F1 y F2, las fantásticas represas, las vacas enanas, las escuelas en el campo, una infinidad de proyectos fracasados que costaron sangre, sudor y lágrimas, cincuenta y un años después, el máximo líder afirma que no condujeron a ninguna parte.

 

La economía cubana siempre ha sido dependiente. La isla no ha sido capaz de producir riquezas bajo la administración de los Castro. Los millonarios subsidios soviéticos, la masiva ayuda de Venezuela, los envíos monetarios de los exiliados se han ido por los vertederos del régimen, al igual que los millones de hombres y mujeres que creyeron en el trabajo voluntario, que apedrearon al prójimo, protagonizaron actos de repudio, sirvieron de carceleros y empuñaron fusiles para ejecutar a sus compatriotas.

 

Los seguidores que le restan al castrismo, y en particular los que se comportaron como depredadores durante años de ceguera, deben estarse cuestionando su conducta.

 

Ellos le dieron su vida entera, como dice su Zoe Valdez, así que es de suponer se pregunten, si les resta un átomo de cordura después de las manifestaciones de su dios, si valió la pena tanto sacrificio, tanto destruir la vida de los otros,  como han hecho por más de cinco décadas.

 

La soberbia de Fidel Castro no le permitió ver que la URSS se desplomó a pesar de los cohetes balísticos intercontinentales y que si China comunista ha logrado sobrevivir,  ha sido por que ha impuesto junto al despotismo y ausencia de libertades públicas e individuales, el capitalismo más rapaz.

 

Es importante destacar que durante la entrevista Fidel Castro no aludió a los derechos ciudadanos conculcados, simplemente fundamentó la invalidez de su modelo de gobierno en el fracaso económico del mismo, no como consecuencia de las limitaciones y derechos impuestos al individuo, lo que deja espacio para considerar, como dijo la analista Julia Sweig, que está dando su aprobación en particular para aquellos que puedan oponerse, a las reformas de carácter económico que debe iniciar Raúl Castro.

 

De concesiones políticas cero, en ese aspecto los Castro consideran que su modelo ha sido todo un éxito.