La posible victoria de Trump es mucho más que la derrota de la izquierda política Imprimir
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Sábado, 31 de Octubre de 2020 03:02

Donald Trump lanzó su campaña en busca de la reelección exaltando la  economía y criticando a los medios - Clarín

Por Jorge Hernández Fonseca.- 

De manera que, el triunfo de Trump 2020 no será la victoria de un “ultraderechista”, como lo califica la izquierda derrotada. Sería el triunfo de la sociedad occidental contra el retroceso revanchista que significa la filosofía de lo “políticamente correcto” contra nuestros preceptos éticos y morales, procedentes de la fe cristiana y de la filosofía greco romana y anglosajona que nos ha hecho grandes, no sólo en la economía, que los marxistas cuestionan, sino también en el terreno de los conceptos filosóficos, éticos y morales tradicionalmente defendidos por Estados Unidos de América.


La posible victoria de Trump es mucho más que la derrota de la izquierda política

Jorge Hernández Fonseca

30 de Octubre de 2020

La sociedad occidental actual está sólidamente marcada por la derrota política del marxismo en el terreno político, tan fuertemente como por la bien sucedida influencia del marxismo en la ideología social --el “marxismo cultural”-- llamado aquí marxismo 2.0. Esta ideología fue desarrollada por los pensadores de la “Escuela de Frankfurt”, sumando los trabajos del italiano Antonio Gramsci. El marxismo 2.0 propugna penetrar la civilización occidental cuestionando sus bases religiosas, filosóficas y culturales, para debilitarla, con vistas a --ya que fueron derrotados en el campo político-- subvertir sus valores básicos y así asestarle una derrota revanchista.

Jair Bolsonaro derrotó en Brasil no sólo a la nefasta política cleptómana del mayor partido marxista de América Latina, el PT, sino también, y sobre todo, al marxismo 2.0 que le era adyacente, con la defensa que quiso imponer con la llamada “ideología de género”, el matrimonio homosexual, los dogmas sobre el “medio ambiente”, la lucha de la mujer contra el hombre, entre otras causas propias de las minorías que la defienden, que si bien juegan un papel importante dentro de la cultura occidental, no dejan de ser minorías que quieren imponer sus puntos de vista a los sectores mayoritarios. En síntesis, imponer lo “políticamente correcto”.

De la misma manera que Bolsonaro ha sabido hacer una lucha frontal en Brasil --y hasta irreverente-- contra lo llamado “políticamente correcto”, que es la manera en que el marxismo 2.0 se ha impuesto en nuestra cultura occidental para apoderarse de “la” verdad, Donald Trump también ha llevado en EUA un lucha similar contra ese marxismo cultural, imponiendo lo que sería la visión “correcta” (que el marxismo le agrega lo de políticamente, para defender la izquierda política que lo sustenta desde el marxismo) de manera a dominar desde la cultura y la filosofía social, lo que no pudieron dominar en el aspecto político, en el que fueron derrotados.

Si el marxismo desde el poder --detentado en decenas de países durante decenas de años-- no consiguió generar desarrollo económico y por tanto sólo consiguió retraso en las sociedades donde fue implantado, el actual marxismo 2.0, con su impronta cultural anti-ética, con su filosofía relativista y cuestionadora de nuestras bases cristianas, mucho menos conseguirá hacer triunfar semejante filosofía del ateísmo, el relativismo moral y la imposición dogmática de principios que afrontan la exitosa sociedad occidental, incubada en largos siglos de desarrollo.

Pocos en Brasil sabían del programa político que Bolsonaro aplicaría, lo que si sabían muy bien cuál es su filosofía social, de corte netamente occidental: la sociedad debe incentivar un espíritu religioso sobre la filosofía relativista despojada de espiritualidad; el estado tiene que apoyar a las víctimas, no a los delincuentes, como lo hace la izquierda local. Igualmente Donald Trump lucha en EUA por un estado que tiene que proteger la familia, no propugnar su destrucción, como incentiva el marxismo cultural implícito en la izquierda. Trump sabe que el estado tiene que defender la disciplina individual, no el desorden, quema de negocios y edificios, como propugna la izquierda del BLM y ANTIFA. Trump condena el robo, el latrocinio y otras manifestaciones de las cuales la izquierda local ha sido más que connivente, cómplice.

Así, la victoria de Donald Trump en Estados Unidos sería algo más que la victoria de un conservador contra un “progresista”; el triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil fue más que el triunfo de la derecha en el gobierno; el acceso al poder de Mateusz Morawiecki en Polonia fue mucho más que la reacción derechista de los polacos; la victoria del llamado BREXIT en Inglaterra, es bastante más que el triunfo del aislacionismo derechista de los ingleses, y así un largo y extenso etcétera, que significa el retroceso del marxismo 2.0 en nuestras sociedades.

De manera que, el triunfo de Trump 2020 no será la victoria de un “ultraderechista”, como lo califica la izquierda derrotada. Sería el triunfo de la sociedad occidental contra el retroceso revanchista que significa la filosofía de lo “políticamente correcto” contra nuestros preceptos éticos y morales, procedentes de la fe cristiana y de la filosofía greco romana y anglosajona que nos ha hecho grandes, no sólo en la economía, que los marxistas cuestionan, sino también en el terreno de los conceptos filosóficos, éticos y morales tradicionalmente defendidos por Estados Unidos de América.

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Última actualización el Sábado, 07 de Noviembre de 2020 03:22