El fotógrafo y sus represores Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 21 de Enero de 2020 14:19

Captura de pantalla del video que contiene la grabación.

Por JUAN ANTONIO BLANCO.- 

El contenido de la subrepticia grabación que el fotógrafo Javier Caso le hizo a dos policías que lo interrogaron durante su viaje a Cuba, parece salido de la serie de Monte Rouge o del film alemán La Vida de los Otros. La grabación es una perla. Constituye evidencia directa de varias violaciones de derechos humanos, no solo a Javier Caso, sino a grupos enteros de personas como son la comunidad artística en la Isla y los cubanos que residen fuera de ella.

Los dos sujetos que se identificaron como miembros de la policía nacional revolucionaria (PNR) bien pudieron ser miembros de la contrainteligencia (no podría ser más adecuado el nombre) del Ministerio del Interior. Se jactaron de pertenecer a la quinta policía más eficaz del planeta, pero no se percataron de que su interrogado estaba grabando sus atropellos.

En el transcurso del interrogatorio, los agentes —cuyos nombres falsos no vale la pena reproducir aquí— dejaron constancia documental irrebatible de las violaciones y atropellos del Estado a los ciudadanos cubanos para beneficio del Comité de Derechos Humanos de la ONU, la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, el Parlamento Europeo, Amnistía Internacional, Human Rights Watch y cualquier otra institución internacional relevante, gubernamental o no gubernamental, que cubra la situación de derechos humanos en Cuba. La actuación torpe, además de abusiva, de estos dos agentes de “la quinta policía más eficiente del mundo” ha dado una nueva connotación al termino "tontos útiles". En este caso, útiles para la causa contra la que dicen luchar.

Entre otras lindezas, sus palabras dejan constancia inequívoca y directa de lo siguiente:

1- Si no eres afiliado y reconocido como artista en la única organización estatal establecida para controlar a los creadores no eres artista, por lo que tu arte es ilegal y tú también.

2- Si eres cubano y vives fuera de la Isla, sigues bajo la vigilancia de la policía cubana y sus leyes de censura. No puedes escribir ni reproducir lo que quieras en Internet, porque te están vigilando. El precio a pagar si quieres expresarte libremente en otras tierras es que prohíban tus visitas a Cuba, o que te detengan y abran un proceso durante el cual solo las leyes, funcionarios judiciales y agentes del orden cubanos regirían. A ello se suma que te acosen durante tu estancia, retengan tu pasaporte, te citen a entrevistas con la policía y corras el riesgo de perder el avión de regreso, con el consecuente gasto en un nuevo pasaje.

3- Cuando estés en Cuba no puedes usar una cámara profesional porque, aunque seas fotógrafo, no tienes licencia para usarla en la Isla.

4- Durante la visita a Cuba no puedes visitar a familiares o amigos que estén bajo vigilancia del aparato de seguridad. Debes alejarte de ellos y cuando regreses al exterior no puedes darles ninguna publicidad en las redes sociales.

5- Se te amenaza con repercusiones negativas a familiares cercanos —en este caso una hermana y los padres— de continuar con lo que los agentes consideren una conducta inadmisible.

En el interrogatorio, además, los dos agentes se refirieron a los que se opusieron a la Constitución como "la gran minoría". ¿Es que habrá que preguntarse cuán grande es ya esa “minoría” que no puede seguir siendo calificada como "grupúsculo", o fue un aporte más del desatino verbal de estos uniformados?

Después de ese rifirrafe, la élite de poder en Cuba debería sacar mejor sus cuentas. Si sus leyes son absurdas sus agentes lo son más. Ya nada de eso funciona en una era de nuevas tecnologías y con una generación que les perdió el miedo. Javier Caso los grabó y Miguel Coyula y Lynn Cruz —los que según los dos agentes están “controlados” por ellos— editaron e hicieron públicas sus ridículas posturas de guapos de barrio.

Me habría gustado que al salir del interrogatorio los dos agentes de la inseguridad y el desorden se hubiesen tropezado con la marca en pintura roja de Clandestinos en el muro de la estación de policía. Esa hubiera sido la guinda en el pastel.

DIARIO DE CUBA

Última actualización el Jueves, 30 de Enero de 2020 15:42