LA NIÑA DE GUATEMALA NO MURIO DE FRIO NI DE AMOR Imprimir
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Jueves, 21 de Marzo de 2019 12:54

Por Dr. Santiago Cárdenas.- 
Los recién casados ,Pepe y Carmen, ambos de 24 años y muy enamorados, llegaron a Ciudad de Guatemala en los primeros días de enero, justo a tiempo para que Martí comenzara sus clases en la Escuela Normal Central de la capital.

A los pocos días Martí recibió una nota que decía así : “ Hace días que llegaste a Guatemala y no has venido a verme. ?Porqué eludes tu visita? Yo no tengo resentimiento contigo,porque tú siempre me hablaste con sinceridad respecto a tu situación moral de compromiso matrimonial con la srta. Zayas Bazán. Te suplico que vengas cuanto antes” – 
María. 
María García Granado y Saborío era una de las hijas de las cinco que tenía don Miguel García Granados, el muy respetado ex presidente de Guatemala.Las fotos la muestran como una muy bonita quinceañera de aspecto sereno; pelo largo,como seda, negrísimo con trenzas, y vestidos muy elaborados. Cantaba bien y tocaba el piano con prestanza ,cuando animaba las fiestas en la Escuela de Mujeres de Centroamérica donde Martí impartía clases gratuitamente.
Pero estas actividades artísticas quedaban mas bien reservadas para el interior de las casonas de la aristocracia capitalina. El ex presidente no era la excepción y todas las semanas invitaba a un grupo de matrimonios y a amigos de su estima para jugar dominó o ajedrez,tomar café, charlar, oír música o declamación.

Existen dos versiones – la de los hermanos Izaguirre, exiliados cubanos -- acerca de cuando Carmen y Pepe se conocieron a la llegada de Martí por primera vez a Guatemala. La de Manuel José: relata que al segundo día de su arribo a Guatemala, Martí fue invitado a una fiesta de disfraces en casa del General García Granados. Estando en el lobby vió entrar a una joven disfrazada de egipcia y pidió que se la presentaran .El flechazo de Cupido fue inmediato, como una “chispa eléctrica”, hiriendo a ambos con gran intensidad. Amor a primera vista.

La historia de su hermano, José María, que era el director de la Escuela Centroamericana de Mujeres , es algo diferente : dice que ellos se conocieron en una velada el 21 de marzo de 1877,organizada por él. Allí María cantó y tocó el piano.

Luego, las visitas de Martí a las tertulias de los García Granados se sucedieron hasta su regreso a México a fines de ese año para las vacaciones de Navidad y contraer matrimonio, según aclaró a la familia del ex presidente desde los primeros momentos del idilio con María.
Al regresar, ya casado, continuó visitando la casa de los García Granados, pero esporádicamente, como lo demuestra el album de bodas que Carmen le llevó al expresidente para su firma. No se conoce con certeza si hubo algún otro encuentro entre María y Martí a espaldas o en presencia de Carmen en los cuatro meses que transcurrieron desde principios de enero hasta el 10 de mayo de 1878 cuando murió María.

LA NIÑA DE GUATEMALA
Lo que inmortalizó a la García Granados fue una poesía de Martí escrita trece años mas tarde en Nueva York en su Versos Sencillos (IX). En esos momentos su matrimonio con Carmen estaba acabado, a pesar de las dos visitas que ella hizo con su hijo Ismaelillo a la Gran Metrópoli con el único propósito de salvar su matrimonio. 
La poesía es una joya literaria conocida en todo el mundo y traducida a todos los idiomas. Una alegoría del romance que no pudo ser, entre un poeta romántico y una jovencita excepcional. Una clásica “ historia de amor” tal como la sintió el autor muchos años después. Pero, carece de veracidad histórica especialmente en lo referente al suicidio implícitamente esbozado en la séptima estrofa.

LOS HECHOS REALES.- ? DE QUE MUERE MARIA ?
Existe una historia familiar que corrió de boca en boca por varias generaciones con visos de realidad. Está sostenida y grabada en Cuba en el 2008 por Sergio García Granados un descendiente directo de la joven por vía paterna que la oyó de su mamá, que fue contemporánea de la difunta.

María, que tenía un resfriado, fue a bañarse en un río o lago a insistencia de un prima, una actividad habitual en ellas. Eso ocurrió a fines de abril o principios de mayo. El catarro, que ya padecía, empeoró en los días subsiguientes por lo que llamaron al médico de la familia que poco pudo hacer dado los limitados recursos de la época.
Esa evolución tórpida es típica de las infecciones respiratorias “altas” virales cuando “bajan” a alvéolos o bronquios transformándose en neumonías bacterianas ; o agravando una tuberculosis pre existente de la cual no hay evidencias históricas.

Abril y mayo son los meses mas calurosos según las estadísticas del clima guatemalteco que revisé ( máximas promediando los 80 F ). Por tanto, no había frío en el agua.No conocemos la hora del fatal baño, ni el tiempo que duró.
No hay registros históricos de una epidemia de influenza en esos años en Latinoamérica; ni es la época de las epidemias recurrentes de esta enfermedad. La fiebre tifoidea es posible si se bebe agua infectada o se traga un sorbo por descuido.
Por último,La Niña pudo haber muerto de una leptospirosis dada las malas condiciones higiénicas de las aguas de la ciudad , especialmente ríos y arroyos donde orinan las ratas infectadas.La leptospirosis tiene una gran mortalidad y era desconocida en esa época. Weil descubrió la espiroqueta infectante unas dos décadas después.

A dos meses del trágico deceso, el 6 Julio de 1878, los Martí regresaron a Cuba, Carmen con seis meses de embarazo, acojidos a la amnistía decretada por Arsenio Martínez Campos en la estela del Pacto del Zanjón .


LA NINA DE GUATEMALA

Quiero, a la sombra de un ala,
contar este cuento en flor:
la niña de Guatemala,
la que se murió de amor.

Eran de lirios los ramos;
y las orlas de reseda
y de jazmín; la enterramos
en una caja de seda...

Ella dio al desmemoriado
una almohadilla de olor;
él volvió, volvió casado;
ella se murió de amor.

Iban cargándola en andas
obispos y embajadores;
detrás iba el pueblo en tandas,
todo cargado de flores...

Ella, por volverlo a ver,
salió a verlo al mirador;
él volvió con su mujer,
ella se murió de amor.

Como de bronce candente,
al beso de despedida,
era su frente -¡la frente
que más he amado en mi vida!...

Se entró de tarde en el río,
la sacó muerta el doctor;
dicen que murió de frío,
yo sé que murió de amor.

Allí, en la bóveda helada,
la pusieron en dos bancos:
besé su mano afilada,
besé sus zapatos blancos.

Callado, al oscurecer,
me llamó el enterrador;
nunca más he vuelto a ver
a la que murió de amor.

Última actualización el Jueves, 21 de Marzo de 2019 12:59