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Domingo, 28 de Octubre de 2018 16:07

 

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Por Jorge Hernández Fonseca.- 

Bolsonaro ha derrotado en Brasil no sólo a la nefasta política cleptómana del mayor partido marxista de América Latina, sino también, y sobre todo, al marxismo 2.0 que le era adyacente, con la defensa que quiso imponer de lo "politicamente correcto".


La victoria de Bolsonaro en Brasil es mucho más que la derrota de la izquierda política

Jorge Hernández Fonseca

28 de Octubre de 2018

La sociedad occidental actual está sólidamente marcada por la derrota política del marxismo en el terreno político, tan fuertemente como por la bien sucedida influencia del marxismo en la ideología social --el “marxismo cultural”-- llamado aquí marxismo 2.0. Esta ideología fue desarrollada por los pensadores de la “Escuela de Frankfurt”, sumando los trabajos del italiano Antonio Gramsci. El marxismo 2.0 propugna penetrar la civilización occidental cuestionando sus bases religiosas, filosóficas y culturales, para debilitarla, con vistas a --ya que fueron derrotados en el campo político-- subvertir sus valores básicos y así asestarle una derrota revanchista.


Bolsonaro ha derrotado en Brasil no sólo a la nefasta política cleptómana del mayor partido marxista de América Latina, sino también, y sobre todo, al marxismo 2.0 que le era adyacente, con la defensa que quiso imponer con la llamada “ideología de género”, el matrimonio homosexual, los dogmas sobre el “medio ambiente”, la lucha de la mujer contra el hombre, entre otras causas propias de las minorías que la defienden, que si bien juegan un papel importante dentro de la cultura occidental, no dejan de ser minorías que quieren imponer sus puntos de vista a los sectores mayoritarios. En síntesis, imponer lo “políticamente correcto”.


Muchos más que su programa político, Bolsonaro ha sabido hacer una lucha frontal --y hasta irreverente-- contra lo llamado “políticamente correcto”, que es la manera en que el marxismo 2.0 se ha impuesto en nuestra cultura occidental para apoderarse de “la” verdad, imponiendo lo que sería la visión “correcta” (se le agrega lo de políticamente, para defender la izquierda política que lo sustenta desde su base marxista) de manera a dominar desde la cultura y la filosofía social, lo que no pudieron en el aspecto político, en el que fueron derrotados.


Si el marxismo desde el poder --detentado en decenas de países durante decenas de años-- no consiguió generar desarrollo económico y por tanto sólo consiguió retraso en las sociedades donde fue implantado, el actual marxismo 2.0, con su impronta cultural anti-ética, con su filosofía relativista y cuestionadora de nuestras bases cristianas, mucho menos conseguirá hacer triunfar semejante filosofía del ateísmo, el relativismo moral y la imposición dogmática de principios que afrontan la exitosa sociedad occidental, incubada en largos siglos de desarrollo.


Pocos en Brasil saben del programa político que Bolsonaro aplicará, lo que si saben muy bien cuál es su filosofía social, de corte netamente occidental: la sociedad debe incentivar un espíritu religioso sobre la filosofía relativista despojada de espiritualidad; el estado tiene que apoyar a las víctimas, no a los delincuentes, como lo hace la izquierda local; el estado tiene que proteger la familia, no su destrucción, como incentiva la izquierda; el estado tiene que incentivar la disciplina individual, no el desorden, invasiones de tierras y edificios, que propugna la izquierda brasileña; condenar fuertemente el estupro, el robo, el latrocinio y otras manifestaciones de las cuales la izquierda brasileña ha sido más que connivente, cómplice en muchos de los casos.


Así, la victoria de Donald Trump en Estados Unidos es algo más que la victoria de un conservador contra un “progresista”; el triunfo del Guiseppe Conte en Italia es más que el retorno de la derecha al gobierno; el acceso al poder de Mateusz Morawiecki en Polonia es mucho más que la reacción derechista de los polacos; la victoria del llamado BREXIT en Inglaterra, es bastante más que el triunfo del aislacionismo derechista de los ingleses, y así un largo y extenso etcétera, que significa el retroceso del marxismo 2.0 en nuestras sociedades.


De manera que, el triunfo de Bolsonaro en Brasil no es la victoria de un “ultraderechista”, como lo califica la izquierda derrotada. Es el triunfo de la sociedad occidental contra el retroceso revanchista que significa la filosofía de lo “políticamente correcto” sobre nuestros preceptos éticos y morales, procedentes de la fe cristiana y de la filosofía greco romana que nos ha hecho grandes, no sólo en la economía --que los marxistas cuestionaron equivocadamente-- sino también en el terreno de los conceptos filosóficos, éticos y morales que nos han hecho grandes.


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Última actualización el Miércoles, 21 de Noviembre de 2018 12:24