LA VERDAD DESNUDA Imprimir
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Martes, 15 de Junio de 2010 10:52

Por RAÚL FERNÁNDEZ RIVERO

Un conocido adagio popular sentencia que para decir la verdad “hay que hablar a calzón quitao”.  Su interpretación es simple: es imprescindible quitarse “los calzones”, con que nos cubrimos con acuerdo a los múltiples convencionalismos que imperaran  en nuestro ambiente sociopolítico, para decir la real verdad.

Y claro la cantidad de calzones o su tipo depende de ese ambiente que nos rodea.  No es lo mismo ser periodista en un país de plena libertad de prensa, que en otros donde la figura disimulada -o clara- de la justicia personal del gobernante de turno planea como una cimitarra sobre lo que se dice o más bien como se dice.

Sin duda la gráfica expresión se refiere a esa verdad personal que destaca la propia y única verdad de cada cual. Cuando ésta es general,  se convierte en verdad grupal o colectiva.

Todo indica que en estos días de inmediatez comunicacional y de archivos grandiosos guardados en la Red, si uno no se baja “los calzones” al hacer un pronunciamiento,  pueden sorprenderle mostrando lo que esconde tras sus calzones el expositor.

Es decir, la verdad desnuda es casi un requerimiento mundial.  O el exquisito uso de constantes calzones de colores variados pero similares se ha vuelto una necesidad de los que mucho comentan. Hay quienes usan un calzón muy escandaloso para evitar que alguien pueda ver lo que esconde tras ellos.

Los firmantes de la carta llamada de los 74, hablaron “a calzón quitao”. Dijeron su verdad desnuda, libremente, ante la opinión pública posiblemente sabiendo que pronto llegarían respuestas de quienes ven el tema o los temas tratados desde otra perspectiva.

En cuanto a lo tratado, mi sincero pensamiento es que es otro asunto más de la confrontación CubaComunista-USAdemocrático, resultado de un histórico enfrentamiento clásico de la guerra fría.

Aunque se ha descongelado radicalmente  sigue teniendo sus aristas a temperatura bajo cero, la Famosa Guerra Fría. A cada tanto escuchamos explosiones -algunas nucleares- provenientes del congeladísimo conflicto coreano. Y no es raro ver como el Gobierno Ruso se muda, por momentos, hasta con los bedeles a la fría tundra siberiana. Son los hielos de una etapa supuestamente terminada, no con un elegante fuego de chimenea inglesa sino con el ríspido caer del concreto del muro famoso. Y a muchos les quedan los razonamientos enfriados en aquella época y sueltan sus palabras friísimas como imperialismo opresor,  lucha de clases, oligarquía explotadora, derecha criminal etc. O sorprendentemente alguien te contesta usando la más rebuscada dialéctica marxista, o insinuando más o menos claramente que eres un agente de la VI Internacional Comunista.

Yo tengo mis dudas de los efectos del embrago. No fue útil contra Franco, ni lo es contra Corea -que se muere sistemáticamente de hambre mientras fabrica cohetes de largo alcance-, ni contra Irán que tiene más centrifugadoras que yo pelos en la cabeza.

Cuba es un fracaso, no por el embargo y la prohibición de los viajes sino por la deficiente operación fabril, la burocracia y la corrupción general en la distribución y el campo abandonado por falta de estímulos y salarios miserables. Es decir más que Cuba,  lo que quebró fue el socialismo. ¡Y de qué forma! En principio reconocido por sus mismos dirigentes, los cuales aunque al final -o en el medio- ponen entre las causas de su fracaso “el cruel bloqueo imperialista”, señalan con fría sinceridad, que la gente no trabaja, que los salarios son insuficientes, que el gobierno no puede seguir manteniendo gratuidades, que el estado no puede pagar los almuerzos en el trabajo, que el marabú ocupa un 43% de las tierras fértiles disponibles y que no se cumplen en ninguna parte las metas propuestas. Es decir que el gobierno todo poderoso propietario y supervisor de toda la actividad económica no sirve, es incapaz e ineficiente.

 

El embargo es un problema de USA y Cuba,  y yo no puedo hacer nada a favor o en contra. No estimo que cartas por muchas firmas que lleven ni manifiestos por más caché que tengan, podrán influir en una decisión que corresponde a un Gobierno para mí extranjero -yo no vivo allí- y que quizás dependa de acciones que el gobierno Comunista de Cuba tome con relación a los derechos humanos, la libertad de los presos, la represión inhumana,  o cambios del sistema que instaló, en los que tampoco puedo influir aunque se mi patria. Por eso no me implico en el tema, que sin lugar a dudas parece ser el leitmotiv de una buena polémica en puertas. Lo mismo digo de los viajes de los ciudadanos de USA a Cuba, es un asunto de su Gobierno y  no me corresponde opinar sobre el asunto, en el que tampoco puedo influir.

Pero ésta debe ser una polémica a la altura de los hombres y mujeres que forman el extenso exilio y la gran emigración cubana. Hay numerosos cubanos y cubanas de historia ejemplar y vasta cultura, que usan con precisión y elegancia la pluma y que sin insultar, ni atacar al contrario, sino contraponer y explicar ideas válidas deben enfrentar el tema. Porque la diáspora cubana tiene los conocimientos, la historia y los valores éticos más que suficientes para iniciar y desarrollar una polémica seria, sin insultos sin descalificaciones inoportunas y muchas veces falsas.

Yo no creo en verdades regionales, me parce un insulto que se diga que exilio de Miami o el de Europa o el de New Jersey,  tiene tal posición y mucho menos que se denigre de un lugar geográfico por atacar el pensamiento de alguien. En cualquier parte del mundo donde haya cubanos viviendo añorando el regreso imposible a la Patria o la libertad conculcada, hay mucha gente sincera que defiende su verdad con argumentos y sin ofender, con patriotismo y con sinceridad sin intereses malsanos.

Todos los cubanos tienen el  derecho inviolable a decir su verdad desnuda, aunque a varios o muchos no les guste. Todos tienen el derecho a responder o enfrentar con dignidad y ética pero sobre todo con mucho respeto la opinión de otros.

Usar críticas geográficas para descalificar, es un insulto a la inteligencia y una forma bastarda de usar argumentos, de por sí ya deleznables, que solo favorecen al Castrismo

El régimen, que crea consignas como “la mafia de Miami” o  “los mercenarios de Cuba”, sólo busca dividir, escindir. La Sra. Zoe Valdés debe, en razón de su situación profesional y su cultura literaria, mejorar su vocabulario y utilizar -si las tiene- otras maneras de responder a un tema como el embargo y la prohibición de viajes.

Estoy seguro que la mayoría de los cubanos esperan que esto se desarrolle así. Cada cual con su verdad, desnuda, pero respetuosa y sin ofender.

Raúl Fernández Rivero

Última actualización el Martes, 15 de Junio de 2010 11:02