Yoani Sánchez y el Problema Generacional Cubano Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 26 de Marzo de 2013 08:41

Por Jorge Hernández Fonseca.-

Un artículo reciente del Comandante Huber Matos, opositor encima de cualquier sospecha y luchador incansable por la libertad y la independencia de Cuba, nos acaba de entregar --desde una generación incluso anterior a la de Fidel Castro-- un artículo maravilloso sobre el tema que tratamos en este análisis. El tratamiento justo y correcto que el Comandante Huber Matos hace de las posiciones de Yoani Sánchez, Rosa María Payá, Eliézer Ávila y Bertha Soler, es un monumento al desprendimiento sectario que todos los cubanos dignos deberíamos imitar.

 

Yoani Sánchez y el Problema Generacional Cubano

Jorge Hernández Fonseca

20 de Marzo de 2013

Que la dictadura dinástica de la familia Castro tiene problemas generacionales, ya todos los cubanos lo sabíamos. El nombramiento reciente de un “extraño en el nido” como segundo al mando de Raúl, ocasionó más sorpresas que análisis, porque después de la defenestración de Carlos Lage y Felipe Pérez Roque, todos centraban su atención en los vástagos herederos de Raúl, en la certeza de que los vástagos de Fidel estaban fuera del pareo sucesorio.

La dictadura castrista, además de ser dinástica es reconocidamente militar y el designado como segundo hombre de Raúl al frente del gobierno, no lo es. Como no lo es ninguno de los hijos o nietos de Fidel, muy diferente a como sucede en la familia de su hermano. Es por eso que se da por seguro que la sucesión dinástica en adelante se daría por la vía sanguínea de Raúl, incluso sin necesidad de que el “elegido” (a dedo) sea necesariamente militar, su familia lo es.

La oposición política a los hermanos Castro sin embargo se cree (nos creemos) inmune a este tipo de consideraciones generacionales. Se habla poco --o no se habla nada-- de problemas generacionales en el seno de la oposición política cubana, dentro y/o fuera de la isla. No obstante creernos inmunes al aspecto generacional que sufre la dictadura que combatimos, los opositores --como buenos cubanos al fin y al cabo-- también tenemos nuestro (fuerte) problema generacional, y con él, el deber del análisis para no proceder como lo hacen Fidel y Raúl, que obvian este importante aspecto que los corroe lentamente por dentro y los destruirá.

La aseveración anterior ha quedado muy clara --desde mi personal punto de vista-- con los injustos ataques que la bloguera cubana Yoani Sánchez ha venido sufriendo por parte de sectores del exilio opositor, analizando determinadas declaraciones de Yoani y si estas la “califican” como opositora “consecuente”, o incluso, si es una opositora “real, a toda prueba”.

No quiero detenerme en el mérito (o no) de los criterios que Yoani ha ido expresando a lo largo de su recorrido iniciado en Brasil --donde personalmente pude acompañarla y escuchar de sus propios labios diversos conceptos y enfoques, diferentes a los que tradicionalmente yo hago en mis artículos de opinión-- pero que indiscutiblemente tenían (y han continuado teniendo a lo largo de su recorrido por otros países) el sello netamente opositor a la dinastía Castro, a la falta de libertades por ellos implantada en Cuba, así como a su condición represiva e totalitaria.

Repensando esta mi experiencia personal con Yoani Sánchez y las opiniones vertidas en el seno de la polémica contra algunas de sus declaraciones --y con la constatación de que los argumentos expresados contra Yoani, la mayoría de las veces estaban contaminados por un enfoque equivocado con relación a lo que realmente había dicho, o al tono y la forma como lo había manifestado-- he llegado a la conclusión que, lejos de la mala fe --cosa que descarto en personas honestas que la critican-- hay un problema generacional que también nos aqueja.

Como dije antes, no voy a analizar el mérito de si Yoani tiene o no tiene razón, incluso porque nadie --mucho menos yo-- se puede dar el lujo de monopolizar la atribución de ser “el gerente general” de las “autorizaciones” que cada opositor debe tener para expresar su condición de tal. Yoani es joven y por tanto, es muy rebelde. Que lo diga si no la policía política que la trata de acosar, policía que muchas veces resulta “acosada” por la bloguera. La realidad es que las nuevas generaciones opositoras, como Yoani, como Rosa María Payá, como Eliézer Ávila, tienen criterios opositores muy diferentes a los nuestros, de una generación anterior.

No es que por ser jóvenes tenga razón y la generación anterior esté equivocada. El análisis es que debemos ser abiertos a la aceptación de otros puntos de vista, aunque no lo compartamos, y no ver cada posición como siendo “no opositora” o lo peor, ver a un infiltrado en nuestras filas. La mayoría de las veces que creemos haber detectado a un infiltrado en nuestras filas lo que estamos haciendo es dando un crédito a la policía política cubana que no tiene, haciéndola más abarcadora de lo que realmente es, incrementando nuestro miedo y magnificando el enemigo.

De manera que, no solamente la dictadura hereditaria de los hermanos Castro padece del problema generacional, también la oposición política al castrismo adolece del mismo mal y es necesario estar consciente de ello, para poder salir adelante exitosamente. Ni Pérez Roque ni Carlos Lage son (ni eran) opositores. Simplemente pensaban muy diferente a los envejecidos dictadores cubanos y por ello los “eliminaron”, erróneamente para el proceso sucesorio en el seno de la dictadura comunista que nos oprime. Un error que perjudica la sucesión castrista.

Afortunadamente Cuba cuenta con una reserva inagotable de patriotismo y amor a la Patria. Un artículo reciente del Comandante Huber Matos, opositor encima de cualquier sospecha y luchador incansable por la libertad y la independencia de Cuba, nos acaba de entregar --desde una generación incluso anterior a la de Fidel Castro-- un artículo maravilloso sobre el tema que tratamos en este análisis. El tratamiento justo y correcto que el Comandante Huber Matos hace de las posiciones de Yoani Sánchez, Rosa María Payá, Eliézer Ávila y Bertha Soler, es un monumento al desprendimiento sectario que todos los cubanos dignos deberíamos imitar.

No estoy haciendo un llamado a concordar con estos líderes de la disidencia interna. Cada uno de nosotros, --tal y como lo tiene el Comandante Huber Matos, fundador de una de nuestras aguerridas organizaciones opositoras --el CID-- y sin renunciar a sus líneas, principios y directivas-- debemos pasar a reconocer el mérito que tienen la sangre joven que se ha inyectado en el espectro opositor y que en el caso específico de Yoani en Brasil (y del resto del Mundo, como bien ha apuntado esa gloria de Cuba que es Paquito de Rivera) le ha hecho el daño más devastador a la dictadura castrista, denunciando creíblemente sus desmanes, ineficiencia y represión, sin pronunciar siquiera una sola vez en Brasil la palabra “dictadura”.

Desde estas líneas hago un llamado a la cordura, sobre todo a aquellos que por militar en altos cargos de organizaciones democráticas cubanas, tienen por ello el deber de aceptar que “hay vida inteligente” fuera de nuestras cabezas y que de la misma manera que nuestra generación se insurgió valientemente contra la dictadura (al costo de más de 9 mil fusilados y entre 300 y 400 mil jóvenes condenados a largas e injustas penas de cárcel) la generación joven opositora actual tiene el derecho (nadie puede pretender monopolizarlo) a decidir sus posiciones políticas.

Es por todo lo anterior que Yoani Sánchez tiene que tener derecho a intercambiar en paz (en público, o en privado) sus puntos de vista con los luchadores democráticos cubanos de épocas anteriores que residen en Miami. Es por eso que Yoani Sánchez debe beber en la fuente de antiguos luchadores por la libertad de la isla, como son los expresos políticos (que están abiertos a recibirla en la “Casa del Preso”) a intercambiar puntos de vista con Huber Matos, Comandante de la lucha contra la dictadura de Batista y héroe de la lucha contra el castrismo, en la certeza de que la lucha de las nuevas generaciones contra el totalitarismo no es más que la continuación de una lucha mucho mayor del todo el pueblo cubano por su libertad y la conformación de un futuro democrático sin dueños de mentira ni salvadores de la patria.

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