Encuentros, esperanzas y salidas Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 04 de Marzo de 2013 08:38

Por Raúl Rivero

Madrid – Los gobiernos totalitarios, fascinados por la tentación del poder eterno, producen siempre en los grandes sectores de las generaciones de ciudadanos que los padecen, reacciones diversas que van, desde el hastío, el rechazo, el escapismo y la indiferencia hasta el reconcomio, la indignación y la rebeldía.

Se trata, como han dejado escrito algunos de los cronistas de la batalla contra el comunismo en Europa del Este y como enseña la experiencia criolla, de la alternativa de salir al exterior a buscar la libertad y el progreso que les está negado en su país de origen o permanecer, por encima de todos los signos negativos, para trabajar a favor de la transformación tajante de la realidad.

Como es natural, cada una de las naciones del llamado campo socialista que se quitó de la cabeza la dictadura lo hizo de acuerdo a su historia, su cultura, sus singularidades geográficas. Y la capacidad de los dirigentes que surgieron, en algunos casos, de organizaciones sindicales como Lech Walesa, en Polonia y, en otros, de la disidencia intelectual como el dramaturgo checo Vaclav Havel.

No hay manuales, ni guías traducidas de otro idioma para señalar las vías que deben tomar quienes trabajan por la libertad dentro de Cuba.

Lo más atinado y respetuoso que he escuchado sobre el tema lo dijo una tarde de la primavera de 2005, en su oficina privada de Praga, el protagonista principal de la Revolución de Terciopelo. En voz muy baja, con serenidad y afecto Havel susurró algo como esto: Estamos aquí para escuchar a Cuba y para ayudar.

Así como no se han escrito fórmulas que se puedan exportar, tampoco hay almanaques con las fechas señaladas de antemano, ni relojes detenidos a ninguna hora. Pero el empeño y la ilusión del cambio es un elemento que ni las maniobras políticas del gobierno, ni la represión, el destierro, la cárcel o la violencia han podido borrar del escenario de la isla.

Esta semana se anunció en La Habana la creación en una alianza de grupos opositores que tiene representantes de todas las provincias del país. La coalición, la Unión Patriótica de Cuba, está dirigida por los ex presos políticos José Daniel Ferrer, Félix Navarro y por Guillermo Fariñas, premio Sajarov 2010 del Parlamento Europeo.

Junto a ellos aparecen otros ex prisioneros políticos de la Primavera Negra de 2003, como Iván Hernández Carrillo, Ángel Moya y Pedro Argüelles. El abogado René Gómez Manzano y el profesor Félix Bonne Carcasés, veteranos líderes de la oposición, están el secretariado de la coalición.

Quieren convertirse en una organización de masas “donde tengan participación todos los que desean una Cuba libre, justa y democrática”.

Ellos, que llegaron de todas partes, desde los grupos de jornaleros agrícolas, fábricas, talleres, bufetes de abogados, aulas de la universidad y los calabozos, han hallado puntos de encuentro y quieren abrirlos para sus compatriotas. Las palabras de Vaclav Havel le deben sonar a buena música: Estamos aquí para escuchar a Cuba y para ayudar.

Tomado de EL NUEVO HERALD


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