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Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 26 de Julio de 2012 10:20

Por Jorge Hernández Fonseca.-

Toda la oposición democrática cubana de dentro y fuera de la isla está de luto por el asesinato de Oswaldo Payá. La dictadura castrista ha mandado a “eliminar” --de la manera más sucia posible-- a un luchador por la libertad y la democracia para Cuba.


El Asesinato de Oswaldo Payá y el Acercamiento a Raúl

Jorge Hernández Fonseca

23 de Julio de 2012

Toda la oposición democrática cubana de dentro y fuera de la isla está de luto por el asesinato de Oswaldo Payá. La dictadura castrista ha mandado a “eliminar” --de la manera más sucia posible-- a un luchador por la libertad y la democracia para Cuba. Pocos días antes lo habían intentado con similar intención de provocar un accidente de tránsito con el cual “sacarlo del juego”. Como no es la primera vez que actúan de esa manera, incluso con otros disidentes y opositores de dentro de la isla, los culpables están más que claros. Este asesinato, “un accidente de tránsito”, deja al descubierto la mano peluda de Fidel Castro y sus secuaces.

Se sabe que existen diferencias entre Fidel y su hermano Raúl. No está claro todavía si este método de “eliminar” disidentes democráticos provocando accidentes de tránsito sea una obra conjunta de ambos hermanos. Lo que está es claro es que se trata de un método vil y mafioso de la peor calaña, semejante al asedio y golpizas de mujeres opositoras indefensas en plena calle. Este asesinato tiene lugar cuando una parte de la oposición ha iniciado un acercamiento a Raúl, intentando conversar sobre un estaus aceptable de negociaciones oposición-dictadura.

De Raúl Castro estar ajeno a los deplorables hechos que condujeron a la muerte de Payá, la mano del dictador mayor queda clara con el objetivo de torpedear este probable acercamiento con la oposición disidente. Fue seleccionado precisamente un opositor notoriamente católico, por lo que el mensaje podría ser doble: torpedear el acercamiento a la oposición política cubana y alejarse de la influencia de la facción de la Iglesia Católica que encabeza el Cardenal Ortega.

Son posibilidades. No es que queramos vestir a Raúl Castro de “bueno” y al anciano dictador de “malo”; son análisis que tenemos el deber de hacer. En cualquier caso y como lo más probable es que haya concordancia plena entre los hermanos Castro para acciones tan bajas como esta, la parte de la oposición política cubana que ha ensayado el acercamiento a los hombres de Raúl, debería hacer un giro radical en sus pretensiones. No negociar con bandidos es un principio, no solamente de honor, sino también del más absoluto pragmatismo negociador.

De igual manera, es importante que los hombres honestos que dentro de la Iglesia Católica Cubana que todavía crean que el cardenal Ortega y sus comisarios deben continuar apoyando una salida al drama cubano encabezada por Raúl, deben también detener su marcha y dar muestras de descontento ante estos métodos asesinos. Claro que se dirá que todo ha sido obra de la casualidad y que un accidente infeliz ha empañado el hecho. ¡Absolutamente falso!

Entre las pocas armas que tenemos los opositores cubanos de dentro y fuera de la isla, la dignidad es el arma mayor. Usemos nuestra dignidad para evitar acercamientos a la dictadura, hasta que ésta no de garantías a los opositores internos, de parar con los asesinatos selectivos, como este de Payá ahora, el asesinato de Laura Pollán en un hospital, el de Wilfredo Soto, a golpes en un parque de Santa Clara, entre acosos y golpizas a Damas de Blanco indefensas.

Claro que entre los que quieren negociar con Raúl hay un grupo de infiltrados del aparato de desinformación cubano, que tratarán de encontrar excusas para continuar la marcha de apoyo al capitalismo raulista. De esa forma sabremos cuáles de ellos eran hombre y mujeres honestos y cuáles eran infiltrados. En cualquier caso, los cubanos debemos enviar un mensaje claro a la dictadura.

Otra cosa son los gobiernos, básicamente EUA y España. No es posible negociar con gobernantes de la calaña de gentes que mandan a un camión a “pasarle por encima” a un auto civil, por el simple hecho de que tiene un pensamiento político diferente. Este asesinato tiene que tener consecuencias desagradables para sus impunes ejecutores y mandantes.

No hay excusas ahora para escuchar voces en defensas del castrismo. Si Raúl está sometido a un chantaje de su hermano mayor, es momento de poner las cartas sobre la mesa. Si los métodos usados para asesinar disidentes son compartidos por ambos hermanos, no hay razón ninguna para negociar con mafiosos que no dudarán en “sacar del juego” futuramente a quien quiera que sea, con tal de obtener sus objetivos de continuar oprimiendo al pueblo de Cuba.

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