Las revueltas populares en el mundo árabe han exacerbado las violaciones a los derechos humanos en Medio Oriente. Eso ha sucedido, sobre todo, en el país que conduce Bashar Al Assad, según una ONG

En su segundo informe mundial, la ONG francesa Acción Cristiana por la Abolición de la Tortura (ACAT) afirma que "las protestas que han sacudido el mundo árabe a lo largo del año han puesto de relieve el uso generalizado y regular de la tortura durante los conflictos armados, guerras civiles y levantamientos populares".

Según la ONG, "de Túnez a Bahrein, pasando por Egipto y Siria, los civiles han sufrido la tortura como medio de represión al servicio del aparato de seguridad". Para la asociación, la primavera árabe también ha servido como "revelador de horribles crímenes cometidos por los regímenes previos".

ACAT, que ofrece un muestreo de la tortura en el mundo a través de 23 países, dedica un capítulo suplementario a Siria, donde la represión ha causado ya más de 4.000 muertos desde marzo, según la ONU, y "donde la tortura, más que nunca, se ha convertido en la estrategia del Gobierno".

"La sangrienta represión conducida por los servicios de Bashar Al Assad es particularmente representativa de un uso masivo de la tortura para aterrorizar a una población que se rebela pacíficamente", afirma ACAT. La ONG apoya sus afirmaciones citando ampliamente el testimonio de un periodista argelino, Jaled Sid Mohand, colaborador del diario francés Le Monde, que estuvo preso en cárceles sirias del 9 de abril al 3 de mayo.

"Todos los días, a veces todas las noches, oí a los torturados, oí sus gritos in crescendo, hasta que hombres maduros se convertían en niñas pequeñas", indicó el periodista. Mohand mismo sufrió "bofetadas, algunos puñetazos y patadas, un golpe con una cuña de madera en el hombro, amenazas de ir a la cárcel hasta que todo mi pelo esté blanco, así como la inmersión en un baño helado". Según él, sin embargo, eso "no fue una tortura, fueron incluso besos en comparación con lo que sufrían los otros presos, incluidos los adolescentes".

En una entrevista que ABC News transmitió el miércoles, el presidente Bashar Al Assad negó cualquier participación en la represión en Siria y afirmó que "no había ordenes pidiendo matar o ser violento". En su informe 2011, titulado Un mundo torturador, ACAT subraya que la tortura no es un práctica que se limita a los regímenes autoritarios.

"La tortura se sigue practicando en un país sobre dos y afecta especialmente a los presos de derecho común y a los grupos desfavorecidos", indicó Jean-Etienne de Linares, director general de ACAT-Francia. La asociación se centra en particular en los Estados Unidos, donde "el conflicto armado con Al-Qaeda provoca todavía excesos en materia de derechos humanos".

En este país, "las condiciones de detención reservadas a los 2,2 millones de presos registrados en 2010 son a menudo indignos "y las fuerzas de seguridad son frecuentemente señaladas por su uso excesivo de la fuerza".

ACAT, creada en 1974, proporciona apoyo a las víctimas de la tortura y educa al público en cuanto a la tortura, la pena de muerte y los derechos humanos. Afirma contar con 10 mil miembros.