Sarkozy-Merkel, unidos por conveniencia Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 04 de Diciembre de 2011 14:14

La del presidente francés y la canciller alemana es la historia de un matrimonio a la fuerza que ya cumplió cuatro años. Con sus altibajos, sus declaraciones de amor y sus discusiones. "No tenemos otro remedio que entendernos", repiten sus allegados

Crédito foto: Reuters

En el centro de los esfuerzos por salvar la zona euro, la pareja formada por Angela Merkel y Nicolas Sarkozy trata con dificultades de impulsar un proyecto común de reforma de los tratados europeos, enésimo capítulo de una relación complicada iniciada en 2007. "Cada uno tiene su historia, sus heridas (...), sus instituciones, su cultura, su concepción de la nación", dijo Sarkozy el pasado jueves 30 de noviembre, pero "Alemania y Francia han elegido la convivencia y yo no renunciaré jamás a ello".

Tras las míticas parejas De Gaulle-Adenauer, Mitterrand-Kohl o Chirac-Schroeder, la formada desde hace casi cinco años por Sarkozy y Merkel parece, al menos sobre el papel, una pareja imposible. A priori, nada en común entre el francés, impulsivo y bravucón, y la ex alemana oriental, todo rigor y sosiego. Los primeros pasos de ambos fueron exitosos. Poco después de su llegada al poder, el presidente y la canciller solucionaron el espinoso asunto de la gobernanza del gigante franco-alemán EADS. Sin embargo, la prensa alemana comenzó a revelar muy pronto las tensiones o incomprensiones entre ambos dirigentes.

El Elíseo subraya el "buen ambiente" que preside las reuniones bilaterales. Sólo los más allegados a Sarkozy reconocen que los inicios fueron "difíciles", pero se apresuran a destacar que "las cosas van mejor". Angela Merkel "es la mujer racional, que por su temperamento no se deja dirigir", resume su biógrafo Gerd Langguth. "Sarkozy es alguien muy impulsivo y a quien le gusta dar la impresión de que es él quien domina, lo que no ocurre con Merkel, no porque ella no tenga estima por Sarkozy, sino porque no se deja dominar por los hombres".

Unos meses más tarde, estas dificultades se multiplicaron y supusieron una verdadera crisis con la Unión del Mediterráneo, un proyecto que entusiasmó poco a la canciller y que fue enmendado, aunque el malestar persiste. Los primeros contratiempos de la crisis financiera griega en 2010 hicieron resurgir estas tensiones. París propugna un gobierno económico europeo, pero Berlín rechina y se aferra a la sacrosanta independencia del Banco Central Europeo (BCE). Las reuniones a puerta cerrada, almuerzos y cenas que celebran al menos una vez al mes para tratar la crisis de la zona euro son tensas.

En círculos íntimos, Sarkozy no esconde su exasperación por las largas de su homóloga. "No quiero decir nada que nos pueda separar de Alemania, pero nos han hecho perder mucho tiempo", confió hace poco. Merkel sólo "se mueve cuando está al borde del precipicio", agregó un ministro francés. Pero públicamente, la solidaridad de la pareja franco-alemana se ha erigido en un dogma absoluto. "No tenemos otro remedio que entendernos", repite con insistencia el francés. Para evitar cualquier discordancia, los dos dirigentes se intercambiaron incluso los discursos que pronunciaron esta semana en Tolón (sureste de Francia) y en el Bundestag.

En las formas, todo está también pensado para dar la impresión de que la pareja está unida. En una de sus últimas cumbres europeas, una foto de la canciller ofreciendo un osito de peluche para su hija recién nacida ilustró oportunamente su complicidad."La crisis les ha llevado a unirse más", asegura Langguth. "Para mí, Merkel necesita menos a Sarkozy desde un punto de vista político que al revés, puesto que la economía francesa sufre actualmente y hay elecciones el próximo año".  La oposición de izquierdas francesa deplora que "Merkel decida y Sarkozy siga" las decisiones de la mandataria alemana.




Fuente: AFP