Los gobiernos harán aportes voluntarios al organismo, que dará créditos flexibles para revitalizar en el corto plazo las economías en crisis de Europa y Medio Oriente. No habrá así ayuda directa de los BRICS

La reunión de los países del G-20  sirvió para dejar en claro cuál será el camino de la solución a la crisis mundial.

Brasil no contribuirá al Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), aseguró este viernes la presidente Dilma Rousseff, quien en cambio manifestó la disposición de su gobierno de aumentar la contribución al Fondo Monetario Internacional (FMI) para hacer frente a la crisis financiera. "No tengo la menor intención de hacer contribuciones directas" al Fondo de rescate europeo, dijo Rousseff a la prensa al término de la cumbre del G-20, celebrado en Cannes (sur de Francia).

De esta manera, los BRICS (la mira estaba puesta en China, Brasil o Rusia) no serán los salvadores de la UE. La falta de timón en la crisis desalentó a estas naciones a hacer aportes directos.

"Apoyamos darle recursos adicionales y contribuciones voluntarias para una estructura de crédito especial del FMI", dice la declaración final del G-20.

La próxima reunión de ministros de Economía del grupo definirá los mecanismos y los instrumentos para hacerlo. Una opción es crear un fondo fiduciario de donde los países podrán tomar los recursos. Esto fue leído por el mercado como un fracaso, ya que los líderes no pudieron llevar a papel un plan con cifras concretas. De allí la baja en las bolsas de todo el mundo.

También el G-20 afirmó en su declaración que con este dinero, el FMI lanzará un crédito de emergencia para asistir a los países en problemas.

Los gobernantes acordaron tomar medidas para promover el crecimiento y el empleo, dos grandes deudas del sistema financiero mundial.

A pesar de todas las idas y vueltas, Italia también se llevó el respaldo del G-20, en un momento de mucha incertidumbre. "Apoyamos las medidas presentadas por Italia en la cumbre del euro y concordamos en que la UE monitoree su economía", reza el comunicado.

Para 2012 quedó pendiente la creación de un impuesto mundial a las transacciones financieras, objetivo de Nicolas Sarkozy, para cubrir crisis a futuro.

Sarkozy afirmó que el proyecto de tasa preparado por el Comisión de Bruselas será examinado por los jefes de Estado y de gobierno de la UE "desde el inicio de este año" 2012 y prometió que Francia "peleará" para que sea implementada a fines del año próximo. El presidente francés se congratuló por el apoyo de algunos países, citando entre ellos a Alemania, España, Argentina y Sudáfrica, y de la Comisión Europea, la Unión Africana y el secretario general de la ONU.Sarkozy dijo además que Brasil "ha manifestado su interés" por la propuesta.