La utilización de reclusos violentos dentro de las cárceles cubanas es un método para paliar la necesidad de funcionarios de orden interior, denunció desde Camagüey el expreso político Virgilio Mantilla Arango.

Mantilla Arango dijo que, "para quitarse la responsabilidad", los oficiales penitenciarios "le han dado una especie de autoridad" a los reos que él llama "paramilitares", ya que "son más guardias que los mismos guardias", afirmó.

En entrevista con Radio Martí, Mantilla Arango, líder del grupo opositor Unidad Camagüeyana, explicó que lo narrado lo vivió en carne propia en la prisión conocida como Kilo 9.

Estos reclusos reciben un sueldo por reprimir.

"Ellos, fielmente, como si fueran militares, son los que nos mandan a formar, los que nos ponen en firme, los que llevan los presos al comedor (...) y les van a pagar 200 pesos, dentro de lo penal, por este trabajo", relató Mantilla Arango.

Varios reclusos permanecen en el patio de la prisión Combinado del Este.

"Los guardias no quieren trabajar por la pésima vida que llevan ahí, por la corrupción", señaló Mantilla Arango.

Los miembros de los temidos Consejos de Reclusos, tienen todos características similares. "Grandes, fuertes, tienen que ser violentos, tienen que haber entrado (a prisión) por lesiones, por muertos, y están autorizados a dar golpes, a partir cabezas, y no pasa nada", aseveró el expreso político.

La responsabilidad, denunció Mantilla Arango, recae directamente en la Dirección Nacional de Establecimientos Penitenciarios.

"Todos los problemas que se dan en la prisión, de agresiones, de puñaladas, de muerte, son propiciados por la misma dirección de prisiones. Ningún preso tiene que tener autoridad sobre otro preso", concluyó Mantilla Arango.

MARTINOTICIAS (A partir de un reportaje de Luis Felipe Rojas para Radio Martí)