Taxista mexicano huye tras robar cuadros del ex-Canciller Roberto Robaina Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 26 de Junio de 2016 11:24

Roberto Robaina el pintor: también puso una paladar en el Nuevo Vedado años después de ser defenestrado.

El conductor aprovechó que los custodios se bajaron para escapar con 12 pinturas del ex canciller cubano Roberto Robaina que se iban a exponer en la Asamblea del Distrito Federal.

Un taxista mexicano al parecer sobreestimó el valor de 12 cuadros del ex ministro cubano de Relaciones Exteriores Roberto Robaina, devenido pintor y empresario, y aprovechó una distracción de los custodios que los escoltaban hasta la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) para escapar con las obras.

Las 12 pinturas formaban parte de un lote de 45, que iban a ser expuestas en el auditorio "Benito Juárez" de ese foro, paralelamente con la presentación del libro "Dos Humanistas en la Ciudad de México, Roberto Robaina y Olof Palme, dos personajes, una misma visión".

Roberto Robaina el pintor: también puso una paladar en el Nuevo Vedado años después de ser defenestrado.

Roberto Robaina el pintor: también puso una paladar en el Nuevo Vedado años después de ser defenestrado.

La bancada del Partido Humanista en la Asamblea ALDF informó en un comunicado que los hechos ocurrieron en las calles Oaxaca y Colima, en la colonia Roma de la capital azteca.

El conductor aprovechó que las personas se bajaron un momento del vehículo para arrancar y huir con el “botín”, cuyo valor es más bien histórico que artístico.

Por los hechos se abrió una averiguación previa (CI-FCH/CUH-2/UI-1 S/D/01914/06-2016) por el delito de robo.

Consultando con el jefe: Roberto Robaina fue nombrado ministro de Exteriores por Fidel Castro en 1993.

Consultando con el jefe: Roberto Robaina fue nombrado ministro de Exteriores por Fidel Castro en 1993.

El evento en la ALDF, organizado por el presidente de la Comisión de Derechos Humanos, Luciano Jimeno Huanosta, estaba programado para las 11:00 horas del lunes próximo.

Robaina, un dinámico primer secretario general de la Unión de Jóvenes Comunistas (iniciador de la consigna ¡El que no salte es un yanqui!) fue nombrado por Fidel Castro ministro de Relaciones Exteriores en 1993, una carrera en la que defendió en foros internacionales, a veces con lenguaje bastante prosaico, las posiciones del gobernante. Se ganó el mote de “El Canciller de la Salsa” por su vestuario de chaquetas arremangadas y camisetas playeras, incongruente con los cánones diplomáticos.

Su amistad y frecuentes visitas no autorizadas al corrupto gobernador del estado mexicano de Quintana Roo Mario Villanueva Madrid, quien bajo cargos de narcotráfico y lavado de dinero fuera extraditado a Estados Unidos, llevaron a su defenestración y expulsión del Partido Comunista en 1999, después que Robaina admitiera haber recibido de Villanueva $25,000 para remodelar oficinas del gobierno cubano.

Roberto Robaina tuvo una estrecha amistad con el ex gobernador de Quintana Roo Mario Villanueva, ahora preso en EE.UU.

Roberto Robaina tuvo una estrecha amistad con el ex gobernador de Quintana Roo Mario Villanueva, ahora preso en EE.UU.

El periodista mexicano José Antonio Callejo Anzures, quien escribió un libro sobre Villanueva, afirma que éste utilizó a Cuba como escondite cuando las autoridades federales de México empezaron su persecución en 1999.

También se acusó a Robaina de conspirar en 1998 con el entonces canciller español Abel Matutes, bajo el gobierno de José María Aznar.

El que fuera el miembro más joven del exclusivo Buró Político del PCC fue degradado a dirigir una oscura dependencia de mantenimiento de monumentos Posteriormente se dedicó a pintar y aprovechó la apertura de Cuba al sector privado para abrir en La Habana una paladar o restaurante particular, Chaplin’s Café.

El periodista independiente Iván García ha escrito desde Cuba que uno podía ir a la paladar de Robaina, comer filete canciller, tapas y vinos, comprar sus cuadros y, si estaba presente, hasta conversar con el ex ministro, pero nunca tocarle una “tecla” política.