El rompecabezas de Saladrigas, por Clive Rudd Fernández Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 06 de Octubre de 2014 10:09

Este jueves el programa de Oscar Haza de Mega TV tuvo como invitados a Carlos Saladrigas, empresario cubanoamericano, presidente del Cuba Study Group, y Antonio Rodiles, opositor cubano que fue presentado como director del grupo Estado de Sats.

La intención, que me pareció muy plausible, fue la de crear un debate sobre las reformas raulistas en Cuba y las formas de avanzar hacia un Estado de Derecho en la Isla.

Creí entender por las posiciones de los invitados al programa que ambos deseaban una Cuba democrática donde ni el Gobierno ni ningún partido esté por encima de la ley.

Los puntos de divergencia, como suele suceder en estos programas, fueron más interesantes. Rodiles afirmó que las reformas de Raúl Castro no son más que maniobras, cambios a conveniencia para sobrevivir en el poder.

Saladrigas, por su parte, afirmó que las reformas, o los cambios, no eran solo algo que celebrar sino una oportunidad que estaba perdiendo la oposición para adueñárselos y levantarlos como bandera. Que esos cambios pequeños eran acumulativos y que los cambios importantes llegarían después que los pequeños  cambios alcanzaran un nivel determinado.

"Decir que no ha habido cambios es tapar el sol con un dedo, el mero hecho de que Antonio [Rodiles] esté aquí es un cambio extraordinario", afirmó Saladrigas en el programa. Rodiles refutó al señor Saladrigas con el argumento de que "hay espacios ganados por la oposición, espacios ganados por la sociedad, y maniobras".

El debate y las divergencias parecían moverse en dos dimensiones: la dimensión espacio y la dimensión tiempo.

Espacio, porque Saladrigas vive, trabaja y hace su activismo político a favor de la libertad y la democracia del pueblo cubano en un espacio democrático y de recursos económicos completamente diferente al que se mueve Rodiles.

El director del Estado de Sats habita en el espacio Cuba, donde no solo no hay espacios democráticos para debatir, sino que cuando a los agentes del régimen no les gusta su discurso, lo menos que han hecho es orinarle y defecarle su automóvil. En otras ocasiones le han dado una paliza y lo han metido en una celda.

Tiempo, porque las diferencias de edades entre los participantes hacen distorsionar los lentes con los que se observa la realidad. Saladrigas tiene, con su años de experiencia y conocimiento sobre la lucha por la democracia en Cuba, una visión de aceptación, una actitud más pasiva o si se quiere, de menos confrontación directa.

Por las palabras de Rodiles sentí una actitud completamente opuesta. Una actitud de confrontación y de lucha. Una actitud no solo de no aceptación, sino de que las libertades que los cubanos necesitamos hay que arrebatárselas al régimen. Una actitud de que las reglas de juego del régimen actual no son válidas para la nación que él quiere ayudar a forjar.

Casi al final del debate, Saladrigas sacó su símil del rompecabezas y la transición en Cuba, que serían necesarias para formar nuestra futura nación. Citando a Dagoberto Valdés dijo: "La transición es como un rompecabezas, hay piezas de ese rompecabezas que son los derechos políticos, los derechos civiles, la actividad económica. Nadie es suficientemente brillante para decir que no pongas piezas en la mesa hasta que este pedazo no esté armado. Hay que poner todas las piezas sobre el tablero y empezar a armar el rompecabezas".

Aunque la imagen del rompecabezas me parece muy hermosa, siento enormemente discrepar con este brillante empresario y creo entender que este punto fue el álgido del debate con Rodiles.

Señor Saladrigas, la pieza que representa al Partido Comunista sobra, la que representa a la familia Castro sobra, la que representa a la policía política sobra, la que representa a los agresores de los derechos humanos en Cuba sobra. Hasta que estas piezas no estén fuera de la mesa, o mejor dicho, las hayamos arrojado fuera de la mesa, no se podrá armar ningún rompecabezas o al menos el de una nación cubana que se erija con valores democráticos y que respete los derechos de todos los cubanos donde quiera que estén.

DIARIO DE CUBA

Rodiles y Saladrigas en debate