Europa sin “gobierno”: por qué los líderes de la UE no se ponen de acuerdo Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 03 de Julio de 2019 04:02

Los dirigentes europeos son incapaces, después de más de 30 horas de negociaciones, de ponerse de acuerdo para renovar la cúpula de la dirigencia del bloque.


La cumbre europea del domingo que sigue este martes ante los vetos cruzados, se rompió al amanecer del lunes y el presidente del Consejo Europeo Donald Tusk tuvo que enviar a los líderes nacionales a sus hoteles a ducharse, dormir un rato y pensar.Vuelven este martes a seguir una de las cumbres más crispadas y caóticas de la última década.

A su salida en la mañana del lunes, el presidente francés Emmanuel Macron pedía generosidad: “La solución pasa por que cada uno se mueva un poco”. Pero nadie se movía. Él tampoco. Tusk, con la ayuda de Macron, la alemana Angela Merkel y el español Pedro Sánchez, lo intentó todo, hasta el punto de llegar a cortarles la línea de celular a los 28 dirigentes nacionales para que dejaran de mirar comentarios en redes sociales, de leer prensa y hasta de recibir comunicaciones de sus asesores y diplomáticos.

Los dirigentes deben elegir al próximo presidente de la Comisión Europea, la institución más importante del bloque. Ese nombramiento es parte de un paquete mayor, un juego complejísimo que empezó por cargarse al candidato oficial de la primera fuerza política. Salvo sorpresa, el alemán Manfred Weber, un hombre cuya experiencia política se limita a ser eurodiputado y que tiene el carisma de un repollo hervido, no ocupará el cargo.

El alemán Manfred Weber./ AP

El alemán Manfred Weber./ AP

La caída de Weber abría el domingo la puerta al socialdemócrata holandés Frans Timmermans, candidato de la segunda fuerza política europea.

Timmermans parecía reunir los suficientes votos tanto entre los gobiernos como en el Parlamento Europeo, que debe ratificar su nombramiento. Pero todo se torció de madrugada. En una revuelta inédita contra la alemana Merkel, que estaba en el pacto –con el holandés Rutte, Macron y Sánchez- para nombrar a Timmermans, la mayoría de los gobiernos conservadores del bloque se plantaron y dijeron no. Nunca en 14 años la germana había visto desafiada de esa forma su autoridad en Bruselas.

Frans Timmermans./ EFE

Frans Timmermans./ EFE

La propuesta completa conllevaba que Timmermans fuera presidente de la Comisión Europea y se compensara a Weber con la presidencia del Parlamento Europeo. La búlgara y actual presidenta del Banco Mundial Kristalina Georgieva sería la nueva presidenta del Consejo Europeo (el órgano que reúne a los gobiernos) y el primer ministro belga Charles Michel el nuevo jefe de la diplomacia.

Horas después el paquete se caía. Los conservadores no aceptaban a Timmermans, Georgieva nunca fue siquiera ministra, Michel no tiene experiencia internacional. A estos nombramientos hay que sumar, antes de finales de año, el del sustituto del italiano Mario Draghi al frente de la otra institución clave del bloque, el Banco Central Europeo, un puesto para el que suenan principalmente alemanes y franceses y que ya tiene un vicepresidente español y un jefe economista irlandés.

Kristalina Georgieva./ EFE

Kristalina Georgieva./ EFE

La solución puede forzarse a través del voto. Para nombrar al presidente de la Comisión Europea se necesita un voto por mayoría cualificada que sume al menos al 72% de los países y al 65% de la población. Macron y el Sánchez parecían la mañana del lunes partidarios de votar si no había otra solución. Merkel, en conferencia de prensa, rechazaba esa idea porque, aseguraba, podría generar tal división que la crisis duraría años. Pero Merkel diferenciaba: quería a Italia en el acuerdo, no hizo referencia a países como Polonia o Hungría.

Macron salía el lunes de la cumbre diciendo: “No damos una imagen seria”. Denunciaba “ambiciones personales”. Pero Macron, Merkel, Sánchez y Rutte habían usado el G20 de Osaka para preparar un paquete de nombres para las instituciones del bloque dejando de lado a los demás gobiernos. Era un trágala. Y muchos no lo aceptaron.

De forma inédita, la lucha por el reparto de cargos no es esta vez entre pasaportes sino entre filiaciones políticas. La política europea se politiza, algo que a la larga pueda beneficiar al bloque. Una discusión más ideológica que geográfica, sumada al aumento de participación en las últimas elecciones europeas, muestra que se va abriendo un espacio político continental.

EL CLARIN; ARGENTINA