En un comunicado conjunto firmado por las máximas instancias jerárquicas de cada grupo, el secretariado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el comando central del Ejército de Liberación Nacional (ELN) anunciaron que se unirán para combatir el Gobierno de Álvaro Uribe.

"En esta hora precisa, donde la diversas expresiones del movimiento social y popular resisten y se movilizan, nos encaminamos a trabajar por la unidad para enfrentar, con firmeza y beligerancia, al actual régimen", afirma el texto.

Además, los comandantes guerrilleros ordenaron a todas sus unidades "parar la confrontación entre las dos fuerzas a partir de la publicación de este documento". También pidieron "no permitir ningún tipo de colaboración con el enemigo del pueblo, ni hacer señalamientos públicos".

Asimismo, se comprometieron a respetar "a la población no combatiente, a sus bienes e intereses, y a sus organizaciones sociales". A su vez, se comprometieron al "uso de un lenguaje ponderado y respetuoso entre las dos organizaciones revolucionarias".

A principios de 2007, varios medios de prensa locales informaron la muerte de decenas de combatientes de ambos grupos en zonas de las fronteras con Venezuela y Ecuador por problemas personales y hasta por el supuesto control de amplias áreas cultivadas con hoja de coca y amapola.