Bolivia: Evo Morales-indígenas, un divorcio insospechado Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 15 de Febrero de 2012 12:08

Son las bases aborígenes que impulsaron su llegada a la Presidencia boliviana y sobre las que descansó en los tiempos turbulentos. Ahora, amenazan con convertirse en una piedra capaz de impedir su eventual reelección

Crédito foto: Reuters

 

Para Evo Morales fue como una puñalada en la espalda: al son de música tradicional de tambores y flautas, líderes indígenas habituados a comer carne de monte asistieron a fines de enero a un fastuoso banquete en su honor ofrecido en un club exclusivo por los más acérrimos enemigos del presidente boliviano, los terratenientes de la provincia de Santa Cruz.

"Nunca faltan traidores", declaró dolido el mandatario luego de ver cómo su viejo compañero de ruta Adolfo Chávez, presidente de la Central Indígena de Pueblos del Oriente Boliviano (CIDOB) -matriz de los nativos de las tierras bajas de oriente-, se codeaba el 25 de enero con el gobernador de la poderosa provincia de Santa Cruz, Rubén Costas, líder conservador y enconado adversario del mandatario izquierdista.

"No puedo entender cómo algunos de nuestros dirigentes pueden firmar acuerdos con representantes de terratenientes, con los opresores en el pasado", agregó el mandatario.

En el encuentro se concretó una alianza política inimaginable hace un par de años, que refleja el distanciamiento entre los pueblos indígenas del oriente y Morales, el primer presidente originario que tiene Bolivia.

Los indígenas son supuestamente aliados naturales de Morales, la base que lo propulsó hacia la presidencia. Sin embargo, hubo una serie de desencuentros entre ambos y los indígenas representan hoy una de las principales amenazas a una posible reelección del presidente en el 2014.

La crisis es tal que surgió un bloque contestatario de legisladores indígenas en la bancada oficialista de la Asamblea Legislativa. Cinco legisladores se salieron del Movimiento al Socialismo de Morales y el gobierno perdió así la mayoría absoluta de dos tercios en la cámara baja, aunque la mantiene en el Senado.

La lealtad de los aymara y quechua, indígenas del altiplano, también se tambalea.

Morales es teóricamente el abanderado de los indígenas y fue reelegido en el 2009 con el 63% de los votos. La nueva constitución que promovió el mandatario estipula que se debe consultar a los indígenas en torno a proyectos en sus tierras. Los detractores del presidente, no obstante, dicen que ha ignorado esa obligación.

El giro que ha tomado esa relación es desconcertante si se tiene en cuenta que hace tan solo tres años, cuando el país vivía un profunda polarización política, grupos de choque al servicio de ultraconservadores de Santa Cruz que rechazaban un gobierno de indios apalearon e insultaron a esos mismos indígenas por su lealtad a Morales. El propio Chávez fue abofeteado entonces.

Al sellar la alianza, sin embargo, el líder indígena dijo que hay que abrir espacios para su comunidad "sin sembrar cizaña ni mirar atrás".

"La alianza fortalece a ambas partes, pues por un lado Costas adquiere un discurso de inclusión social y capitaliza el apoyo de los indígena de tierras bajas desencantados (con el gobierno) y los originarios obtienen poder político y de representación", manifestó el analista político santacruceño Romano Paz al diario El Deber.

La ruptura entre Morales y los indígenas de oriente comenzó a gestarse después de la aprobación en 2009 de la nueva Constitución, que reconoce a 36 naciones originarias y les concede autonomía y autogobierno. Pero en la práctica Morales renegó de algunas de sus promesas, según los indígenas.

La construcción de una carretera de 300 kilómetros (190 millas) por la Amazonia es un ejemplo de los problemas que surgieron.

Contradiciendo su discurso ecologista que le ganó notoriedad internacional, Morales anunció el año pasado la construcción de la carretera en medio de una reserva indígena, sin consultarle a los habitantes de esas tierras, en las que unos 15.000 indígenas viven de la caza, la pesca, la recolección de frutas y la agricultura. Los indígenas temen que lleguen colonos y que su hábitat sea destruido.

Una esforzada caminata de indígenas desde la selva hasta La Paz obligó a Morales a dar marcha atrás, pero el mandatario ha reabierto el debate.

Nada parece detener el divorcio. A los descontentos de la selva se han sumado los guaraníes, tercera etnia del país después de quechuas y aymaras. Estos últimos habitan las tierras del altiplano, están más cerca de Morales, que es aymara, influyen más en la política y tienen visiones distintas a sus hermanos de tierras bajas.

Los guaraníes viven sobre ricos campos de gas y petróleo en el sur pero son pobres. Millonarios proyectos de exploración y explotación de hidrocarburos del gobierno están detenidos o cuestionados por demandas de compensación ante posibles daños ambientales.

Morales arremetió contra todos los disidentes. Tildó de golpistas a los detractores de la carretea porque, según dijo, están confabulando con la oposición y llamó chantajistas a los guaraníes en su discurso del 22 de enero al cumplirse dos años del Estado Plurinacional.

"Nos piden 35 millones de dólares de una inversión de 160 millones. Lindo sería una consulta para evitar la contaminación, pero es una consulta para chantajear. ¿Cómo a un grupo de hermanos vamos a pagar 35 millones de dólares?", cuestionó el presidente.

Morales se refiere a la comunidad guaraní de Takovo Mora, que se queja porque no la consultaron al aprobar una licencia para una planta de gas. Los indígenas afirman que jamás pidieron dinero, sino que se haga una consulta, como disponen las leyes.

"Nos sentimos atropellados, la Constitución y las leyes obligan a consultar a los indígenas, pero no se respeta. Vivimos en una región rica, pero no hay un centro de salud de primer nivel, la educación llega al básico, nuestros niños deben marchar a otros pueblos para seguir estudiando", dijo a la agencia AP Higinio Coca, Capitán Grande de la comunidad guaraní Takovo Mora en el sudeste.

El gobierno alega que la planta se construirá en tierras de la petrolera estatal, en la que los indígenas no tienen derecho a veto.

El gobierno dice que no hizo una consulta previa como manda la Constitución antes de iniciar la construcción de la planta porque los terrenos (11 hectáreas) son de propiedad de la estatal petrolera. Los indígenas, por su parte, sostienen que los terrenos están dentro de su territorio y que debe hacerse la consulta. Por esa razón ocuparon por unos 10 días la planta y paralizaron la construcción.

Para zanjar el asunto, el gobierno anunció una consulta para junio. Pero los indígenas insisten en que es toda una burla pues la consulta no se hizo antes de que comenzasen las obras y porque el gobierno ganará gracias al apoyo de migrantes y de cultivadores de coca que llegaron recientemente a la zona.

El ex ministro de Hidrocarburos José Luis Gutiérrez declaró a la AP que los indígenas "asumieron una posición política" y un discurso ambientalista radical. "No velan por los intereses de la tierra, sino por intereses económicos. Buscan una tajada. Reclaman 10% de cada proyecto, eso es mucho".

Para Gutiérrez, la nueva Constitución que impulsó Morales "abrió la participación a todos, pero se está abusando de esas libertades para caer en el libertinaje".

"El problema con los indígenas surgió porque el gobierno desconoce la consulta. Dio la espalda a los pueblos del oriente, no acepta críticas y privilegia a su entorno que le llama (a Morales) jefecito", comentó a la AP el diputado Bienvenido Zacu, de la etnia guaraya, viejo líder y amigo de Morales.

Zacu afirmó que una visión andina del poder domina al gobierno en detrimento de pueblos de tierras bajas que también contribuyeron al ascenso del mandatario.

Morales saltó a la política a finales de los 80 desde los combativos sindicatos cocaleros y arrasó en los comicios de 2005 con partidos tradicionales que se habían hundido en la corrupción.

Asumió un discurso indigenista y enfrentó una feroz embestida de la derecha desde Santa Cruz. La derrotó en las urnas, se hizo más fuerte y a partir de allí, según sus detractores, adoptó posturas autoritarias.

"Tras aprobar la Constitución, Morales se alejó de su discurso inicial de empoderar a los indígenas y optó por un giro pragmático hacia una visión desarrollista y nacionalista", comentó a la AP la analista María Teresa Zegada, profesora de sociología de la universidad estatal de Cochabamba. "Ha privilegiado su permanencia en el poder dejando de lado la construcción de la plurinacionalidad y eso ha tensado las relaciones con sus bases".

El vicepresidente Alvaro García, principal ideólogo del gobierno, dice que los problemas surgidos son "tensiones creativas de la revolución". Pero Zacu tiene otra opinión. "Estamos cayendo políticamente para abajo", señaló. "Le pido al presidente que reflexione".

La oposición, mientras tanto, no ofrece un proyecto alternativo visible. Sus líderes están en la cárcel, tienen juicios o han huido, pues el gobierno inició numerosos procesos por corrupción a los predecesores de Morales en el poder. La oposición habla de persecución política, mientras que el gobierno dice que quiere acabar con la impunidad.

Por su parte Morales, que anunció su intención de buscar una segunda reelección a finales de 2014, goza de una bonanza económica gracias a los buenos precios de los minerales y el gas natural e invierte en obras por todo el país, desde canchas de pasto sintético hasta carreteras.




Fuente: AP