Cierta letanía periodística alerta hasta el cansancio sobre el “castromunismo” y la “cubanización” de Venezuela, sin embargo, el teatro ideológico bolivariano se viene pareciendo más a la escenografía norcoreana que a la estética de las calles habaneras.
El ritual forense cívico-militar de la exhumación de Bolívar en Caracas, por ejemplo, es más cercano a los aniversarios litúrgicos en Pyongyang en memoria de Kim Il Sung, que a los actos masivos de los hermanos Castro en la Plaza de la Revolución.
Juanes, Olga Tañón y Miguel Bosé en 2009 encabezaron en La Habana el concierto por la paz y con ello la ciudad floreció por instantes de la ruina informativa.
Esa vez las agencias de noticias reflejaron una dimensión del cubano opuesta al estereotipo de obediencia y opresión, nos percatamos de que algo no cuadraba con la imagen de miseria que rebota de la propaganda anticastrista, ni tampoco con el cliché del paraíso de felicidad que empollan los militantes rasos de la izquierda cavernaria.
Los servicios televisivos, de Reuters por ejemplo, y algún cine independiente underground dan cuenta de unos individuos que están misteriosamente conectados con un plan de supervivencia espiritual impermeable a las diatribas político-ideológicas.
Y es que en Cuba existe una economía cripto-capitalista donde el régimen se hace la vista gorda y el llamado “rebusque” es el código de comercio clandestino, eso sin hablar de los movimientos contraculturales de hip hop y de raperas lesbianas por ejemplo, que graban y comercian sus CD’s por los caminos verdes.
Los envíos de petróleo venezolano puede que hayan dado un empuje al proto-capitalismo de transición, ése que quizá se agencian los Castro a través de la alta diplomacia y de relaciones incomprensibles para la mentalidad sublunar.
Mientras el gobierno de Venezuela se empeña en aniquilar a la iglesia católica, en Cuba más bien sirve de correo y línea telefónica entre Roma, Washington y Madrid. Así las cosas es difícil creer que los Castro lo que quieren es más comunismo para Cuba.
Y es que el estiércol del diablo made in Venezuela bolivariana quizá aceleró el anhelo por una mejor calidad de vida, el repudio a las carencias y al control del Estado-partido.
Fidel resucitó ¿por casualidad? después de liberar a los presos políticos. Más que seguir siendo castromunista parece que Cuba se perfila más bien hacia un castro-capitalismo, ni tan cruel e inhumano como el de las potencias europeas, ni tan estatal ni guabinoso como el del gobierno bolivariano de Venezuela.
El espejo de Corea del Norte es el que refleja mejor la religión bolivariana y sus sacerdotes cívico-militares, no el de Cuba. Kim Il Sung es el equivalente al padre de la patria y al “hombre infinito” que menciona Chávez cuando describe a Bolívar en sus cadenas.
Los efectos de la nigromancia forense de Bolívar son los están por verse.
Noé Pernía
La otra resurección
