El “nuevo” chavismo sin Chávez: descomposición y barbarie Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 02 de Mayo de 2013 11:36

machado borges venezuela

Los análisis abundan en torno a la salvaje agresión de los parlamentarios del oficialismo en contra de los de la oposición en la Asamblea Nacional venezolana, que dejaron como saldo nueve heridos entre ellos tres de consideración. A la conocida diputada Maria Corina Machado, actual Coordinadora del Área Internacional del Comando Simón Bolívar, la tiraron al piso y le cayeron a patadas.
Por Maria Teresa Romero

Al momento de escribir estas líneas, se decía que podría tener dos costillas rotas. Al diputado por Primero Justicia, Julio Borges, le fracturaron un hueso de la cara, el malar, que es el que sostiene el ojo. Ya la semana pasada al diputado William Dávila tuvo que ir al médico quien le cosió seis puntos de sutura en la cara por otra agresión en el Parlamento.

¿Por qué llegar a este nivel de violencia que, aunque el chavismo quiso ocultarla evitando su transmisión por el canal televisivo del Estado, sabía que de inmediato sería conocida por la opinión pública nacional e internacional, que se conocerían quienes la protagonizaron bajo la mirada impávida, risas francas y el silencio del presidente de la AN Diosdado Cabello y demás directivos parlamentarios?, nos preguntamos muchos.

Se habla de la posibilidad de que se sea una táctica distraccionista de las acusaciones probatorias del fraude electoral del pasado 14 de abril que compromete al Consejo Nacional Electoral  (CNE) que, entre otros periódicos, ya recogió el diario español ABC del 30 de abril bajo el título  “El Consejo Electoral venezolano estuvo implicado en la campaña chavista” (Ver: http://www.abc.es/internacional/20130430/abci-venezuela-fraude-201304292106.html)

Otros ven en la barbarie parlamentaria una forma de intimidar a la dirigencia opositora que no cesa en demandar en forma pacífica una auditoria completa de las elecciones presidenciales pasadas y de poner al desnudo las arbitrariedades y caos en la gestión gubernamental. Mientras otros piensan que con la violencia  lo que el oficialismo pretende  es ocultar la profundización de su ineficiencia, particularmente visible en el incremento de los homicidios, la inflación y la carestía de alimentos en el país; la represión y encarcelamiento de líderes opositores, como el general Antonio Riverol;  y las amenazas a más de 4.000 empleados públicos sospechosos de no haber votado por Nicolás Maduro en las presidenciales.

También una estrategia bien planificada para que los diputados opositores se retiren de la AN, como lo hicieron en 2005, y así dejar el espacio libre al chavismo para escoger una nueva directiva del CNE. Aun otros se explican la ofensiva como una derivación de las divisiones internas existentes, aunque aún ocultas, dentro del chavismo sin Chávez que ahora (des) gobierna el país.

Uno u otro, o todos estos factores pueden explicar la desproporcionada agresión en el Parlamento. Pero lo más importante a tomar en cuenta es que la misma, junto a otros muchos actos de agresión y represión gubernamental de las recientes semanas en contra de la oposición, deja en evidencia varias realidades: que el “nuevo” chavismo en el poder continuará en la línea de radicalización pautada con la dirigencia cubana, y que la descomposición a la que ha llegado el chavismo y  la democracia venezolana es altamente peligrosa. Una situación que, de seguir, bien podría derivar en una especie de guerra civil o en un golpe de Estado militar abiertos, porque hoy ambos existen en forma solapada.

Una situación de tal magnitud es la que debería producir una participación inmediata de organismos multilaterales como la OEA o de un grupo de amigos internacionales que sirvan de mediadores en el conflicto y que garanticen a la sociedad venezolana unas nuevas elecciones realmente justas y transparentes. Sin nuevos comicios, no habrá paz, ni democracia,  ni estabilidad, ni gobernabilidad posible en Venezuela.

Tomado de INFOLATAM