VENEZUELA: Un resultado estrecho que compromete el futuro de Maduro y del chavismo Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 16 de Abril de 2013 08:39

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La intervención de Nicolás Maduro en la noche del domingo, dirigiéndose a sus seguidores para comunicarles la buena nueva de su triunfo distaba mucho de ser uno de los discursos más felices de su vida. El tono de voz y su lenguaje corporal, el gesto de quienes lo rodeaban en el estrado y los gritos y ondear de banderas de sus seguidores situados en el exterior resultaban muy clarificadores del bajo estado de ánimo que embargaba en aquel instante al PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela), a sus dirigentes, militantes y simpatizantes.


Por Carlos Malamud

A muchos de ellos les debía resultar difícil de entender como una ventaja de 10 a 15 puntos (o más) al inicio de la campaña, dos semanas atrás, se había reducido a poco más de un punto y medio en un lapso tan corto de tiempo. Y eso sin contar los votos de los venezolanos en el exterior que pueden recortar la diferencia en algo menos de 100.000 sufragios.

La sorpresa debía ser aún mayor si estos mismos seguidores habían admitido como ciertos los mensajes de los principales dirigentes chavistas durante toda la jornada del domingo respecto a la alta participación en los comicios. Los mensajes emitidos, sin ningún asidero real, eran una clara maniobra de desinformación en la búsqueda de un doble objetivo prioritario. Éste era, básicamente, desincentivar a los votantes de la oposición a que concurrieran a votar ante un escenario que repetiría el resultado de las elecciones de octubre pasado. Pero simultáneamente, la existencia de informaciones contradictorias dejaba la puerta abierta a interpretaciones más laxas respecto al resultado electoral, con votos que se podrían haber emitido aunque los votantes no existieran. En este contexto llama poderosamente la atención la falta de profesionalidad del Consejo Nacional Electoral (CNE) que durante toda la jornada del domingo no emitió cifras precisas de participación.

El resultado de la elección coloca al gobierno de Nicolás Maduro en una situación muy comprometida, al tiempo que refuerza la posición de Henrique Capriles y de la oposición en su conjunto. En lo que al chavismo se refiere, éste se había mantenido unido gracias al poderoso cemento que supone la vocación de mantener el poder y de tener que ganar las elecciones para poder hacerlo. Este poderoso deseo había acallado las serias divergencias existentes en su seno, que ahora tras esta victoria pírrica, emergerán con más fuerza que nunca. ¿Cuánto habrá que esperar para que se le pidan cuentas a Maduro, dentro de sus propias filas, por la campaña tan lamentable que realizó?

Es obvio que un triunfo holgado, por más de 10 puntos de diferencia, no hubiera resuelto los graves problemas económicos y sociales que atenazan al país. Sin embargo, le hubieran dado a Maduro el aire suficiente y la comodidad necesaria como para elegir el camino que estimara más oportuno para llevar a buen término el proyecto de Hugo Chávez. Por el contrario, con este resultado no sólo que tendrá poco donde elegir sino que deberá hacer concesiones a las facciones más radicales de su movimiento, con la esperanza de evitar ataques directos que lo debiliten aún más. Por si todo esto fuera poco, en este contexto tan complicado tampoco podrá nombrar a sus colaboradores directos entre sus hombres más próximos, sino que deberá consensuar su política de nombramientos con los otros grupos chavistas. Evidentemente uno de los grandes triunfadores de la jornada, debido al poco capital político que invirtió en la contienda, fue Diosdado Cabello. Habrá que ver en el futuro cómo se maneja la relación entre los dos máximos dirigentes del estado bolivariano.

Por su parte, como ya se ha señalado, tanto la oposición como la figura de Capriles han salido reforzadas tras la votación. Pero lo mismo se había dicho tras la elección presidencial de octubre pasado. Sin embargo, la sensación de desánimo y melancolía que se apoderó de ellos los condujo a la contundente derrota que sufrieron en las posteriores elecciones regionales. El futuro podría favorecer a la oposición si se mantiene unida y activa en defensa de sus posiciones. El próximo 14 de julio se celebrarán las elecciones locales (que deberían haber tenido lugar el 14 de abril) y en septiembre de 2015 habrá elecciones parlamentarias, que podrán ser decisivas para el futuro del país. Por si todo esto fuera poco, en cuatro años se podría convocar un referéndum revocatorio, en el caso de que la oposición tuviera la fuerza necesaria y lo considerara oportuno con sus objetivos de derrotar al chavismo.

El calendario político en el corto y medio plazo servirá para poner a cada uno en su sitio. El futuro del proyecto bolivariano, y con él el del chavismo como movimiento político y sentimiento popular, dependerá de los logros oficialistas y su capacidad para no cometer errores. Ahora bien, a la vista de lo ocurrido durante la campaña electoral esto suena bastante problemático. No se trata sólo de no equivocarse, también hay que acertar en la conducción económica y en este terreno es donde aparecen los mayores nubarrones. Algunos de los sectores más radicalizados del régimen ya han ofrecido las recetas para salir de las actuales dificultades: más intervencionismo estatal y mayor dirigismo. Es evidente que con estas recomendaciones la industria petrolera, y con ella el resto de la economía nacional, no se van a recuperar. Y si el sector petrolero no se reinventa, de dónde saldrán los recursos para hacer más sostenibles los proyectos sociales. Ésta es la gran disyuntiva de Maduro y los suyos y la gran oportunidad de Capriles y la oposición. Nada será fácil en una coyuntura interna cada vez más complicada. Mientras tanto han resultado significativos las primeras felicitaciones recibidas por Maduro, ya que ellas resaltan la naturaleza de sus alianzas internacionales.

Tomado de INFOLATAM

Última actualización el Martes, 16 de Abril de 2013 09:11