La presidente argentina centró su campaña en la próspera economía del país y en las políticas sociales de su mandato. Además, cambió su discurso por uno más conciliador tras la muerte de su esposo, el ex mandatario Néstor Kirchner

Todos los sondeos indican que la primera mujer en ser electa como jefa del Estado argentino ganará en los comicios del domingo sin necesidad de disputar una segunda vuelta y por una mayoría abrumadora.

Gran parte del respaldo a sus aspiraciones para seguir en el poder por cuatro años más, lo consiguió por el crecimiento económico y la baja del desempleo, lo que convirtió al país en la tercera economía latinoamericana.

Cristina Kirchner, una abogada de 58 años que llegó a la Presidencia en 2007 para suceder a su marido tras dos décadas de carrera política como diputada y senadora, va camino de liderar el período peronista más largo en el poder: doce años desde el triunfo del kirchnerismo en 2003.

Tras la muerte de su compañero, Néstor Kirchner, el 27 de octubre de 2010, se rodeó de un reducido grupo de fieles colaboradores y redefinió su estrategia: bajó el tono de confrontación que desgastó al ex presidente y consolidó lo que llamó el "modelo" iniciado por él.

De riguroso luto desde que enviudó, la mandataria supo vencer la resistencia de la clase media urbana para obtener un contundente triunfo en las primarias del pasado agosto, con un 50,24% de votos y 38 puntos de ventaja sobre su más cercano adversario.

La cifra superó a la conseguida cuando, en 2007, sucedió a su esposo en la Presidencia con un 45,29%, caudal que desperdició en un año por conflictos estériles, como su enfrentamiento con el campo.

"Desde que él murió, es como si yo hubiera profundizado esa tolerancia a la presión. Están esperando que me salga de la vaina, pero no me salgo fácilmente. Ahora ya no tengo el contrabalanceo con Néstor, porque siempre cuando uno se sacaba, el otro contenía", dijo en una entrevista que concedió para el libro La Presidenta, de la periodista oficialista Sandra Russo.

Cristina Kirchner aprovechó la bonanza económica que vive la región y mantuvo un discurso con tintes populistas que no le impidió hacer guiños a los empresarios.

Sus enemigos políticos fueron anulados, como el vicepresidente Julio Cobos, quien abandonó aspiraciones presidenciales para apoyar a Ricardo Alfonsín, de la centenaria Unión Cívica Radical (UCR), o la opositora Elisa Carrió, que fue su adversaria en las elecciones de 2007 y en la actualidad no logra el 3% de los votos.

Aunque nació en La Plata, en la provincia de Buenos Aires, la mandataria considera que Río Gallegos -donde tiene su residencia familiar y donde nacieron sus hijos, Máximo (34) y Florencia (21)- y El Calafate -la turística localidad patagónica donde falleció Néstor Kirchner de un paro cardíaco- son su "lugar en el mundo".