El perfil de la mujer que conducirá la mayor potencia de América Latina Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 01 de Noviembre de 2010 10:18

 

Dilma Vana Rousseff se consagró para convertirse el 1 de enero en la primera presidenta de Brasil, un hecho histórico que promete asumir encarnando la continuidad de la obra de gobierno de su mentor político, el presidente Luiz Lula da Silva.

Si bien no tiene el carisma de Lula, en cambio posee la fuerza con que afrontó la tortura, la cárcel, el exilio, la resistencia de buena parte del Partido de los Trabajadores (PT) y hasta el cáncer que logró vencer recientemente.

La “dama de hierro”, como la denominó una parte de la prensa brasileña por su carácter más que fuerte, sobrevive al estigma del designio de Lula con su propio camino político que se remonta a su pasado insurgente, la tortura y la cárcel durante la dictadura militar y su perfil técnico en gobiernos estaduales y federales, que le valieron la experiencia que a sus opositores les costaba reconocer.

Nacida el 16 de diciembre 1947 en un hogar de clase media de Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, es hija de una maestra brasileña, Dilma Jane Silva, que se casó con el inmigrante búlgaro Petar Russev -cuyo apellido fue "aportuguesado" a Rousseff-, pero su cuna política fue el Colegio Estadual Central en torno del cual giró la efervescencia política de los años 60 que resultó quebrada con el golpe de estado de 1964.

Su paso por la organización Política Obrera y el Comando de Liberación (Colina), que derivó en el grupo Vanguardia Popular Revolucionaria Palmares (VPR), le valió la persecución, la tortura y la cárcel durante 23 meses, y a pesar de que nunca se le atribuyó participación alguna en actividades armadas, fue llamada por la represión como “la Juana de Arco de la subversión".

Cuando salió de la cárcel, Rousseff dejó su natal Minas Gerais y se mudó a Porto Alegre, donde tuvo a su única hija, Paula, que la hizo abuela por primera vez en plena campaña electoral, y se recibió como economista en la Universidad Federal de Rio Grande do Sul.

Luego de la Ley de Amnistía dictada en 1979 por la dictadura, se sumó al Partido Democrático Laborista del caudillo de la izquierda nacional Leonel Brizola y desde esa fuerza llegó en 1985 a la Secretaría de Hacienda del gobierno de Porto Alegre y en 1998 a la Secretaría de Energía del estado Rio Grande do Sul, con el gobernador Olivio Dutra, del PT.

Su actuación en la resolución de la crisis energética que enfrentó el presidente Fernando Henrique Cardoso empezó a darle fama en la clase dirigente por su capacidad de gestión, la que ratificaría años después al superar los escándalos de corrupción en el PT, en 2005, que se llevaron en su camino a dos presidenciables como el ministro de Economía Antonio Palocci y el jefe de ministros José Dirceu.

Ya convertida en la mano derecha de Lula, Dilma fue la encargada de llevar adelante la impronta del segundo período presidencial de aquél, con el mando del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC), el gran plan de obras públicas.

Fue la comunicación a través de los medios sobre la detección de su cáncer linfático, que superó en pocos meses, lo que la llevó al conocimiento popular, consolidado gradualmente hasta hoy, cuando se consagró holgadamente para ser la primera presidenta brasileña.

 

Fuente: Télam