Las lecciones de la aplastante derrota popular de Lula da Silva en Brasil Por Jorge Hernández Fonseca Imprimir
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Miércoles, 10 de Octubre de 2018 07:19

La primera lección de este proceso electoral: se trata de una derrota personal de Lula da Silva. Desde que la justicia brasileña conminó a Lula a presentase ante las autoridades para cumplir la pena de cárcel impuesta por corrupto, Lula y su partido comenzaron un proceso de promoción electoral a la presidencia.

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En Brasil y el resto del mundo nadie tiene dudas que Bolsonaro será el futuro presidente electo del Brasil. Un hombre del que todavía sabemos muy poco y parte de lo que creemos saber, tiene como fuente siniestra e interesada la campaña difamatoria de Lula da Silva y su partido. Mencionan la palabra “fascista”, acuñada por Stalin durante la Segunda Guerra Mundial para referirse a sus adversarios, siendo que el programa del Bolsonaro no tiene nada de fascismo.

 


Las lecciones de la aplastante derrota popular de Lula da Silva en Brasil

Jorge Hernández Fonseca

10 de Octubre de 2018

La primera vuelta electoral brasileña del domingo 8 de Octubre pasado, encierra lecciones trascendentes para el futuro político brasileño en particular y latinoamericano en general.

La primera lección de este proceso electoral: se trata de una derrota personal de Lula da Silva. Desde que la justicia brasileña conminó a Lula a presentase ante las autoridades para cumplir la pena de cárcel impuesta por corrupto, Lula y su partido comenzaron un proceso de promoción electoral a la presidencia. Lula fue el candidato de su partido hasta hace un par de semanas, cuando designaron a un sustituto. Por tanto, el gran derrotado es Lula da Silva y todo su liderazgo. El supuesto “estar por encima del bien y del mal”, ha terminado estrepitosamente.

Como segunda lección, la votación obtenida por el sustituto de Lula es poco menos que el 30%, es decir, algo menos que el piso superior que siempre los analistas políticos brasileños supieron que tuvo el PT a nivel nacional. Por eso, si Lula ganó dos elecciones antes y Dilma también, no las ganó porque el PT tuviera mayoría electoral en Brasil. Lula y Dilma fueron gobiernos porque siempre se aliaron al mayor partido brasileño, el PMDB, que los llevó con su militancia al poder. La prueba de eso es que, cuando perdieron el apoyo del PMDB, el impeachment fue inmediato. Si Lula hubiera sido candidato, hubiera obtenido la misma tercera parte de sus votos cautivos.

La tercera lección es que, el resultado electoral ha echado por tierra el “meta-lenguaje” que la izquierda brasileña ha venido acuñando desde que la justicia de brasileña le sigue sus “malos pasos”. “Golpe” gritaba Dilma internacionalmente cuando, “con todas las de la ley” le hacían el impeachment. La abogada que preparó los cargos contra Dilma para el impeachment, ha sido electa diputada en esta elección, con una votación record, como nunca antes en las elecciones brasileñas se había elegido a un diputado(a). “Fascista”, “Ultra”, “Racista”, entre otros epítetos del meta-lenguaje de la izquierda contra el candidato de derecha que los derrotó en buena lid.

Y como cuarta y aleccionadora consecuencia de esta derrota de Lula, debe quedar en la conciencia, no sólo del PT, sino de la izquierda local o latinoamericana, es que robar dinero público siempre trae consecuencias. No importa que el objetivo del robo sea apoderarse de dinero público para eternizarse en el poder y no para uso personal (como dijo hacer el PT) que ahora atesora miles de millones de dólares robados que no le sirvieron para ganar una elección contra un desconocido, que además de no haber hecho campaña por estar herido en un atentado contra su vida, ha usado cero dinero para propinarle tan humillante e histórica derrota.

En Brasil y el resto del mundo nadie tiene dudas que Bolsonaro será el futuro presidente electo del Brasil. Un hombre del que todavía sabemos muy poco y parte de lo que creemos saber, tiene como fuente siniestra e interesada la campaña difamatoria de Lula da Silva y su partido. Mencionan la palabra “fascista”, acuñada por Stalin durante la Segunda Guerra Mundial para referirse a sus adversarios, siendo que el programa del Bolsonaro no tiene nada de fascismo. No vamos a defender al candidato victorioso, pero tenemos que darle el beneficio de la duda, sobre todo porque ha sido (va a ser) electo por la mayoría inmensa de una sociedad brasileña cansada de la corrupción que la izquierda implantó desde el gobierno en tan hermoso país.

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Última actualización el Lunes, 15 de Octubre de 2018 14:34