Así se tejen las estretegias para detener el ascenso de López Obrador Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 08 de Octubre de 2015 12:00

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La posibilidad de que Andrés Manuel López Obrador gane las elecciones presidenciales en 2018 se ha instalado en México como un hecho político a tener en cuenta. López Obrador lidera la mayoría de las encuestas y se beneficia del desgaste del resto de fuerzas políticas, en especial el PRI, el PAN y el PRD. Dos estretegias se perfilan en estos momentos para deterner a AMLO.

(Infolatam, por Rogelio Núñez)-. Los datos de las encuestas avalan esta sensación de irresistible ascensión del dos veces candidato presidencial.

A comienzos de septiembre, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), continuaba llevando la delantera en las preferencias para las elecciones presidenciales de 2018, según una encuesta publicada por el diario El Universal. Casi el 36% de los consultados que respondieron a la pregunta “¿A usted quién le gustaría que fuera el próximo Presidente de la República?” señalando a López Obrador.

El  6% se inclinó por Margarita Zavala. Eruviel Ávila, Manlio Fabio Beltrones, Miguel Ángel Osorio Chong, Rafael Moreno Valle, Enrique Alfaro Ramírez y Marcelo Ebrard recibieron el 3%.

Y a finales de este mes, la Consulta Mitofsky señalaba que el actual secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, estaría por delante del 18.1 por ciento por encima del dos veces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, quien tendría el 14.8 por ciento de las preferencias.

Esto ha llevado a que algunos analistas, como Pablo Ruiz Meza de Mileno, subrayen que “la verdadera preocupación de las dirigencias nacionales en el PRI y PAN se llama Andrés Manuel López Obrador y el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena)… La agenda político electoral del 2018 del PRI y PAN es cómo enfrentar la candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador y el ascenso de Morena como marca en las boletas”.

Varias son las razones que sostienen esa creencia, la de la inevitable victoria de AMLO, dentro de tres años.

1-. El síndrome del “ya le toca”

Existe una sensación muy extendida de que a López Obrador “ya le toca” ganar unas elecciones tras haber sido en dos ocasiones el segundo candidato más votado: en 2006 perdió ante Felipe Calderón y en 2012 frente a Enrique Peña Nieto.

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Andrés Manuel López Obrador, líder de MORENA

En 2006 rozó la victoria al sumar el 35,3% de los votos (Calderón obtuvo el 35,8%) mientras que seis años después quedó mucho más lejos al reunir el 31,5% frente al 38,2 de Peña Nieto.

Al igual que otras figuras políticas en la región, como Lula da Silva en Brasil o Tabaré Vázquez en Uruguay, el acceso al poder se encuentra pavimentado de dos o tres derrotas electorales. Y ese “cursus honorum” ya lo habría atravesado AMLO.

También es cierto que otros líderes que han sostenido sus aspiraciones en un “ya le toca”, como Manuel Baldizón en Guatemala, han visto como su sueño se derrumbaba.

2-. La baza del desgaste

Otro de los puntos a favor de López Obrador es el del desgaste que están sufriendo los partidos políticos mexicanos. El PAN no se ha recuperado tras sus dos administraciones seguidas entre 2000 y 2012 y el PRI, el gran rival a batir, tiene que encontrar aún a un líder que sustituya a Peña Nieto.

Además, los escándalos de corrupción y sucesos como los de Ayotzinapa han golpeado a una administración priista que no ha logrado hacer despegar la economía pese a la ambiciosa agenda de reformas estructurales puesta en marcha.

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López Obrador fue derrotado en las presidenciales de 2006 y 2012

Asimismo, la izquierda, el PRD, se haya sumida en fuertes peleas internas lo que deja la puerta abierta a que surjan nueva alternativa y, en concreto, la que encarna AMLO.

El que fuera canciller del presidente Fox, Jorge Castañeda, señala en este sentido que “si no hay una candidatura independiente fuerte, única, López Obrador es el único que puede canalizar lo que todas las encuestas muestran en el país: un gran hartazgo, gran hastío con la clase política, con la partidocracia, con el sistema. El hecho es que por el momento él (López Obrador) está encauzando todo esto y por el momento él es el que va adelante.”

Si en la elección presidencial de 2012 Andrés Manuel López Obrador se presentó por segunda ocasión como candidato por una coalición de izquierda, el Movimiento Progresista, formada por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), el Partido del Trabajo (PT) y el Partido del Movimiento Ciudadano (MC), ahora es lider de un partido hecho a su medida, MORENA.

Un partido construido a su imagen y semenjanza del cual es líder indiscutido y que al no haber llegado al poder, como el PRI y el PAN, no ha sufrido el consiguiente desgaste.

3-. Un discurso populista frente a un candidato anti-AMLO

Andrés Manuel López Obrador sigue enaborlando un discurso claramente populista en donde el victimismo y a polarización rico/pobre juega a su favor. Un discurso que no solo no esconde sino que presume de él: “Si por actuar con responsabilidad social y luchar por la vía pacífica me acusan de populista que me apunten en la lista”.

AMLO en el mitin de Chiapas

AMLO en el mitin de Chiapas

La corrupción y sucesos como los de Ayotzinapa ayudan a que López Obrador se consolide en las encuestas y esto ha provocado que ya se empiece a hablar de posibles candidaturas anti-AMLO. Una de esas candidaturas saldría del PRI y la otra se está gestando entre sectores independientes y provenientes del panismo.

En un artículo del diario Milenio, Héctor Aguilar Camín afirmaba que la de 2018 será una elección en la que se midan dos grandes alianzas: “Primero, la que cada día más claramente busca el PRI (30% de los votos en 2015) con el Partido Verde (7%), el Panal (3%) y el nuevo Partido Encuentro Social (3%). La suma mecánica de los votos obtenidos por esta alianza en las elecciones de 2015 es 43%”.

Aguilar Camín considera que la segunda alianza se dará en la izquierda liderada por López Obrador: “Creo que al final López Obrador sumará tras su candidatura los votos de Morena (8%), Movimiento Ciudadano (6%), Partido del Trabajo (2%), y a la hora de la hora al PRD (11%)... Hoy por hoy el candidato con abrumadora mayoría en la intención de voto del país, con 48% (Reforma). La alianza en la izquierda tendrá entonces más o menos 38%”.

Para detener a López Obrador también existe otra alternativa. El diario Excelsior señalaba recientemente que “desde julio, un grupo de intelectuales, políticos y empresarios trabaja para impulsar una iniciativa que defienda las candidaturas independientes hacia las elecciones presidenciales de 2018. Entre los convocantes están Federico Reyes Heroles, Jorge Castañeda y el panista Diego Fernández de Cevallos”.

La idea es encontrar un candidato independiente, ajeno a los partidos tradicionales que, como “El Bronco”, logre la victoria canalizando el voto ciudadano más independiente. Ahí es donde va a estar la lucha en 2018 en torno al voto independiente.

El académico José Antonio Crespo lo ve así: “¿Por qué si López Obrador congregó —y en 2012 con gran ventaja— la mayoría del voto independiente no obtuvo el triunfo? La explicación, de nuevo, es el tamaño relativo del voto duro de cada partido. En el PRD vuelve a ser de 16%, en tanto que en el PRI alcanza 28%, suficiente para resistir 9 o 10 puntos porcentuales menos de voto independiente del candidato de la izquierda. Se confirma la conclusión en este rubro: aunque López Obrador sea capaz de congregar el voto de la mayoría del electorado independiente, requiere de una proporción mayor de éste para poder superar el mucho más sólido voto duro de sus rivales, en particular del PRI”.

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Última actualización el Domingo, 11 de Octubre de 2015 12:25