La derecha chilena, un desastre sin paliativos Imprimir
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Jueves, 14 de Noviembre de 2013 12:24

matthei

El centroderecha chileno ha acumulado grandes derrotas desde 1989, pero quizá ninguna como las de 2013 va a mostrar tan a las claras sus grandes debilidades y carencias. Las virtudes de la figura de Evelyn Matthei (una mujer de carácter, carisma y experiencia) no han bastado para remontar el penoso espectáculo que ha dado la Alianza.

(Especial para Infolatam por Rogelio Núñez)-. Los errores propios explican la mala elección que va a hacer la coalición que está en el poder desde 2010, tras haber permanecido 20 años en la oposición (1990-2010). En realidad, Michelle Bachelet, a la defensiva y sin arriesgar mucho, ha podido pasar por la campaña electoral “de rositas”, es decir, sin prácticamente recibir ningún daño, ni perder intención de voto.

La candidata de la izquierda, de Nueva Mayoría -la antigua Concertación- ha visto cómo se peleaban entre sí los demás candidatos y como la propia derecha se metía en numerosas batallas y peleas internas.

Varios han sido los problemas exhibidos por la candidatura y la candidata del centroderecha a lo largo de estos penosos meses de campaña.

Falta de liderazgo

Ese ha sido uno de los principales problemas de la coalición oficialista. En un año de campaña y precampaña ha perdido tres candidatos y ha tenido que sacar de prisa un cuarto para acudir a las urnas.

SANTIAGO (CHILE), 01/10/2013.- EFE/Felipe Trueba

La candidata presidencial chilena de la Alianza, Evelyn Matthei

En 2012 nadie dudaba que la pelea por la presidencia sería entre Bachelet, por la izquierda, y Laurence Golborne o Andrés Allamand en la derecha.

Cuando se iban a celebrar las primarias un escándalo hundió a Golborne quien renunció a participar y su lugar fue ocupado por Pablo Longueira.

Allamand parecía ser el destinado a encabezar la candidatura pero sorpresivamente fue derrotado por Longuerira en las primarias.

Como recordaba Navia, “la noche del 30 de junio trajo noticias preocupantes a toda la derecha. Bachelet arrasó en las primarias de la Concertación, con el 73% de los votos, superando ampliamente a sus tres rivales.  La sorpresivamente alta participación en esa contienda favoreció a la Concertación. Tres de cada cuatro votos emitidos fue para candidatos de esa coalición. Bachelet consiguió más votos que el doble de la suma de los votos recibidos por Longueira yAllamand.  Las primarias confirmaron el altísimo apoyo electoral a Bachelet.

“Para empeorar las cosas -continuaba Patricio Navia-, Allamand no quiso dar gestos de unidad en la Alianza. Aunque fue a saludarlo, no quiso aparecer en público al lado de Longueira. Los conflictos en la Alianza se siguieron sucediendo en las dos semanas y media que han transcurrido desde las primarias”.

El centroderecha ha tenido cuatro líderes en 2013: Laurence Golboerne, Andrés Allamand, Pablo Longueira y Evelyn Matthei

Cuando el aparato partidista del centroderecha empezaba a arrancar para empujar su candidatura, Longueira renunció sumido en una profunda depresión.

Y así se llegó a la elección de Evelyn Mattei en el mes de julio, a solo cuatro meses de los comicios. Ciertamente levantó muchas esperanzas por su condición de mujer, por su extensa experiencia, por su carisma y su fuerza.

El analista Ascanio Cavallo que aseguraba en julio que era “la candidata más competitiva” de todas las que había barajado la derecha, en octubre no tenía más remedio que confesar que “en las discordias en que fue designada Matthei -un gobierno con baja popularidad, una coalición sumida en reyertas, unas listas parlamentarias con gruesos vacíos y un sentimiento general de desánimo-, ningún candidato podría haber acometido esta empresa con mayor éxito. Por si algo faltara, la agenda de septiembre fue copada por el aniversario del Golpe de Estado y puede haber contaminado las opiniones electorales, que era el peor de los escenarios para una candidatura de derecha”.

Falta de credibilidad

Efectivamente, el mes de septiembre fue un desastre para la Alianza que no fue capaz de prevenir lo que se le venía encima ni coordinar una postura única y coherente.

Evelyn Matthei ronda el 20% de la intención de voto

Los 40 años del golpe de Estado de Pinochet mostraron divergencias entre el gobierno de Sebastián Piñera (muy crítico con el papel de la derecha durante la dictadura) y la propia derecha, en especial UDI, pero también la misma candidata.

Evelyn Matthei llegó a sostener, de forma políticamente no correcta pero sobre todo en un contexto poco afortunado, que Chile es el único país donde “un gobierno no democrático le puso fin a su período con una elección”…

… y que así “entregó el país de forma decente”, en el 25 aniversario del plebiscito del ‘No’, que marcó el final de la dictadura de Augusto Pinochet en 1988.

“Eso fue un hito y sigue siendo un hito en todo el mundo. No conozco ningún otro gobierno de fuerza que haya hecho una elección y haya entregado el país de forma decente como se hizo en Chile”, concluía Matthei.

“Creo que Piñera no mató a Matthei, pero puso los últimos clavos al ataúd. Ella iba a la baja antes que el Presidente dijera las cosas que dijo en el mes de septiembre”, asegura el analista político y académico Patricio Navia en una entrevista en la Revista Cosas.

“Tuvimos un gobierno tan malo que tuvo que asumir una junta militar. Todos saben que los militares no buscaron llegar al gobierno, fueron buscados por ciudadanos y políticos”, reiteró Matthei quien ha reconocido que se siente “profundamente orgullosa por el rol que ese día (5 de octubre de 1988) jugó su padre, el general Fernando Matthei, comandante del jefe de la Fuerza Aérea de Chile e integrante de la Junta Militar de Gobierno.

“Creo que Piñera no mató a Matthei, pero puso los últimos clavos al ataúd. Ella iba a la baja antes que el Presidente dijera las cosas que dijo en el mes de septiembre”, asegura el analista político y académico Patricio Navia en una entrevista en la Revista Cosas.

Divisiones internas

Ante la falta de liderazgo y las divisiones internas, los dos pilares que sostienen a la coalición de centroderecha, Renovación Nacional y la UDI, decidieron salvarse ellos antes que apoyar una candidatura presidencial inviable a todas luces desde septiembre.

9-5-2013. Santiago de Chile. Fotógrafo: Alex Ibañez

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, acompañado de Evelyn Matthei

Han jugado a conservar sus posiciones en el legislativo y no han contribuido demasiado a que Matthei remontara.

Tampoco Piñera ha sido un factor positivo pues está mirando más a 2017 que a la actualidad. Busca no solo volver a ser presidente, como Bachelet, sino a reconstruir desde la cenizas a la derecha.

De nuevo Patricio Navia señala que “tanto la UDI como RN estaban viendo cómo ganar las primarias, más que las posibilidades de ganar la presidencial. No fue la mejor decisión de la derecha y hoy están pagando su error. Hoy uno podría pensar que Piñera está más preocupado de dañar a la UDI que de sumar votos para al derecha, porque quiere ser candidato y le conviene que la UDI no tenga un buen resultado electoral”.

Matthei ha tratado de poner el foco en lo que ella considera que es el peligro que contiene la propuesta de Bachelet de romper con el consenso político chileno y poner en riesgo la gobernabilidad y prosperidad con tantos cambios. Pero su mensaje no ha calado en el electorado.

En esa misma línea, el analista Héctor Soto apunta que “el daño puede ser mayor porque hoy la derecha está desmotivada y en un estado de confusión alarmante. La candidata, que era la llamada a liderar en esta etapa, no remonta y -cosa increíble- hasta el día de hoy sigue con ruido en su comando. Y el Presidente, que es el líder natural del sector, hizo las cosas de tal manera que -más increíble todavía- optó no por aglutinar el rebaño, sino por dividirlo. Y difícilmente de la división puede salir algo bueno”.

Para Patricio Navia, “Hoy el punto de referencia de la derecha es Piñera, no Pinochet. Esto es muy importante y útil… Piñera fue aprendiendo a golpes y en el futuro la derecha va a ser mucho más diversa”.

Y Ascanio Cavallo concluye que “el caso más agudo en los pasados 23 años se produjo en 1993, cuando nadie dudaba del triunfo de Eduardo Frei Ruiz-Tagle. La derecha obtuvo allí el peor de sus resultados, con 24,4% para Arturo Alessandri y 6,1% para el independiente José Piñera. En la fase final de aquellos comicios, la derecha dejó de preocuparse de Alessandri y se dedicó intensamente a salvar el mobiliario en el Parlamento, donde se veía tan amenazada como en la Presidencia. La situación de Bachelet, en un momento en que tres cuartos de los chilenos creen que será la próxima Presidenta, semeja mucho la de Frei en esa elección”.

El futuro de la derecha

El centroderecha se dirige hacia el barranco. Perder en primera vuelta sería un desastre pero pasar al ballotaje con 20 puntos de diferencia con respecto a Bachelet no dejaría a la coalición con mejor imagen.

Quizá lo único positivo es que del desastre salga una renovada y modernizada coalición y que aproveche el regreso al desierto para cambiar, algo que, por cierto, no hizo la Concertación lo cual no va a ser obstáculo para regresar al poder, eso sí de la mano del carisma de Bachelet.

En ese futuro mucho tendrá que decir el actual presidente Sebastián Piñera a quien el modelo actual de centroderecha no le gusta.

“Hoy el punto de referencia de la derecha es Piñera, no Pinochet. Esto es muy importante y útil…Hoy lo hace un poco más, y Cecilia Pérez es una de las figuras más populares de su gabinete, quien representa mucho más la diversidad de la derecha que los ministros del primer gabinete. Piñera fue aprendiendo a golpes y en el futuro la derecha va a ser mucho más diversa. La UDI no ha podido dejar atrás el legado de Pinochet y su problema es explicar lo inexplicable”, apunta Navia.

Tomado de INFOLATAM