La presidente de Brasil aseguró que "no se puede esperar que el Parlamento apruebe todos los proyectos" del Ejecutivo, en referencia a la ley del Mundial. "Perder o ganar es parte del proceso democrático", afirmó

En una entrevista con la revista Veja, insistió en que no corre peligro la alianza gobernante pese a que, esta semana, no consiguió someter a voto esta la importante iniciativa sobre el desarrollo de la Copa del Mundo en 2014.

"No existe ninguna crisis. Perder o ganar votaciones forma parte del proceso democrático y debe ser respetado", aseguró Dilma Rousseff. "Crisis existen cuando se pierde la legitimidad, no se pueden ganar todas, el Congreso no puede ser visto así", agregó.

Días atrás, buena parte de sus aliados se sumaron a la oposición y a la bancada ruralista en la Cámara de Diputados y se negaron a votar el proyecto de la ley general del Mundial, un requisito de la FIFA para la celebración del torneo.

Para dar luz verde a esa iniciativa, los legisladores exigen que el Gobierno acceda a votar antes la reforma del Código Forestal, una norma que define la protección de las grandes selvas tropicales y pone límites a la producción agropecuaria, y que el poderoso sector agrícola está empeñado en modificar para aumentar sus tierras cultivadas.

"Las grandes crisis institucionales en Brasil ocurren no por 'cuestionuchas', por pequeñas discordancias entre el Ejecutivo y el Legislativo, sino por la pérdida de legitimidad del gobernante", insistió Rousseff.

La coalición gobernante está integrada por una decena de partidos que reclaman a la mandataria más atención, cargos de poder y representación. Los aliados son necesarios para ella puesto que el Partido de los Trabajadores (PT) sólo cuenta con 85 de los 513 diputados.

A pocos meses de acoger la mayor cumbre mundial del desarrollo duradero, la Rio+20, Rousseff asumió las negociaciones del nuevo Código Forestal y pretende evitar la votación al menos por un mes para construir una nueva mayoría en la Cámara, según publicó el diario O Estado de Sao Paulo.

Con esto, queda pendiente además la ley de la Copa, cuyo punto más polémico es la legalización de la venta de alcohol en los estadios, exigencia de la FIFA, que tiene como auspiciante a una cervecera.