El desafío de América Latina ante la crisis de alimentos Imprimir
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 26 de Marzo de 2011 10:08

La región representa una opción para saldar la deuda productiva de materias primas en el mundo. Sin embargo, una posible alza de precios le impone a los gobiernos combatir la pobreza sin arriesgar el sostenido crecimiento económico

Crédito foto: EFE

 

El 2011 comenzó con datos poco alentadores en los mercados. Los precios de los alimentos, que habían aumentado un 25% en 2010 -el nivel más alto de toda la historia- podrían incrementarse en los próximos meses. Además, todo indica que la producción caerá, provocando un desabastecimiento.

 

Ante ese panorama, América Latina se ve fortalecida. La veloz recuperación de la crisis económica de 2008 y el récord y variedad de cosechas logrado centraron, en la región, la atención sobre las materias primas que genera. Pero, a la vez, se abrió el interrogante acerca de su capacidad para que el crecimiento económico derivado de las exportaciones se traslade en bienestar a su población, una de las más pobres del mundo.

 

La Oficial de Comercio y Mercados de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) precisó que la generación de nutrientes debe crecer un 3% para mantener el actual nivel de reservas.

 

Las expectativas están puestas en Latinoamérica, donde se espera que la producción de cereales aumente un 11% con respecto al año pasado. Las previsiones para el trigo son de 676 millones de toneladas, lo que representa un crecimiento del 3,4% respecto a 2010.

 

El organismo, no obstante, recordó que en esas latitudes habitan 52 millones de personas en situación de hambre y, según sus estimaciones, la crisis de alimentos impactará más en los países que no poseen fondos para impulsar políticas sociales.

 

Por ello, se instó a los gobiernos, en particular a los de Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, donde entre dos y cinco de cada diez personas están desnutridas, a tomar medidas para mejorar la seguridad alimentaria además de garantizar el consumo de los productos básicos.

 

El fantasma de la escasez de bienes de primera necesidad podría llevar a las administraciones latinoamericanas a implementar "políticas destinadas a garantizar un abastecimiento suficiente en los mercados nacionales mediante la prohibición de las exportaciones y otras restricciones", alertó la FAO en su trabajo La alimentación y la agricultura mundiales, a examen.

 

Advirtió, además, sobre el efecto contraproducente de esas decisiones, que "en realidad acentúan la volatilidad de los precios en los mercados internacionales". Eso genera una dificultad para el acceso a productos en las clases más bajas, debido a su alto valor de importación. Casos como los de Túnez y Bolivia, donde el azúcar se volvió prácticamente inaccesible para los sectores humildes, lo prueban.

 

En lo que lleva transcurrido 2011, el valor de los alimentos se incrementó un 2,2% hasta llegar a los 236 puntos, la cifra más alta de los últimos 21 años.  Superó ampliamente el registrado en diciembre de 214,7 puntos y el histórico de 213,5 que marcó en junio de 2008 y produjo un desastre en el sector.

 

El impacto fue mayor para ciertas economías. Venezuela, Bolivia y Argentina sufrieron el aumento más importante, situándose en 37,2, 14 y 13,1% respectivamente. El común denominador fueron las alzas en el pan, los cereales, las pastas, los aceites, los azúcares y el pescado, detalló el diario venezolano El Universal.

 

"Hay que aumentar la producción de alimentos en los países que tienen posibilidades de hacerlo, pero ninguno tiene capacidad para producir todo lo que necesita y, por lo tanto, no es factible pensar en la autosuficiencia", indicó Fernando Soto, director de Políticas de la oficina regional de la FAO, a La Razón de Bolivia.

 

La inflación de alimentos también afectó considerablemente a Paraguay (12,3%), Nicaragua (11,2%) y Brasil (10,4%). Mientras que en Chile y Honduras hubo, incluso, una disminución.