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Brasil: Elección ajustada, se vienen tiempos difíciles PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 28 de Octubre de 2014 11:24

En la más ajustada elección presidencial de la historia brasileña, Dilma Rousseff ha sido reelegida con el 51,6%, mientras que su oponente, Aécio Neves, obtuvo el 48,4% de los votos válidos. La candidata del PT fue la más votada en los municipios más pequeños (ganó en el 65% de los que tienen menos de 200.000 habitantes), en las regiones menos desarrolladas del país (ganó el 70% de los votos en el Nordeste)  y entre los votantes con ingresos más bajos y menor escolaridad. La distribución de los votos del candidato del PSDB mostró el patrón opuesto: Aécio prevaleció en los municipios con más de 200 mil habitantes, ganó en las regiones más desarrolladas, especialmente en São Paulo, donde obtuvo 65% de los votos, y su votación fue tanto más alta cuanto mayor es el nivel de educación y renta del elector.

Por Sergio Fausto.-

Esquemáticamente, Dilma ganó donde mayor es la dependencia del Estado; Aecio, donde las fuerzas del mercado tienen un mayor peso en el bienestar y las expectativas de los votantes. Con un pie en cada uno de estos universos,  la “nueva clase media“, un gran contingente de personas sin una posición social consolidada, se dividió casi por la mitad, presionada por un lado por el temor a “venir a menos”  y por otro por la frustración de no haber ascendido más en los últimos cuatro años, debido al cada vez peor desempeño de la economía.

Además de un mandato conquistado por un estrecho margen, Dilma comienza su segundo periodo ante una situación económica delicada y un no menos complicado marco político dentro de su propia base de apoyo.

Con el país dividido, la presidente reelegida recibió de las urnas un mandato con escaso capital político. Esto sería un problema en cualquier país, pero especialmente en Brasil, donde la sociedad quiere cambios. Dilma, ella misma, se lanzó a la carrera presidencial con el eslogan “más futuro, más cambio“. ¿Será capaz de cumplir con las expectativas?

Además de un mandato conquistado por un estrecho margen, Dilma comienza su segundo periodo ante una situación económica delicada y un no menos complicado marco político dentro de su propia base de apoyo. Su primer mandato termina con una inflación relativamente alta y con la economía prácticamente estancada a raíz del debilitamiento del consumo y de la caída de la inversión, sin un horizonte claro de renovación del crecimiento. Ya no hay cómo disparar los motores de consumo por las restricciones de financiamiento externo de la balanza de pagos, por la imposibilidad de aumentar el endeudamiento de los hogares y por límites fiscales a los gastos del gobierno.

Usados en exceso en los últimos años, los motores del consumo se agotaron. En cuanto a los de las inversiones, activarlos es un complejo desafío. La pérdida de la confianza del sector privado en la política económica es profunda y los problemas estructurales, sobre todo en las áreas fiscales y regulatorias, de difícil resolución inmediata. La acumulación de acciones discrecionales y voluntaristas a lo largo del primer mandato, minó la credibilidad del gobierno, creó grandes distorsiones en la economía y debilitó las cuentas públicas sin producir el esperado aumento de las inversiones (al contrario, estas se encuentran ahora en su nivel más bajo en los últimos diez años, un mero 16,5% del PIB).

A las expectativas de un mayor deterioro de la economía, se suma el riesgo de que la plena revelación de la trama de corrupción en Petrobras cause un terremoto

Las expectativas para el próximo años son de agravamiento de la situación económica. El empleo, que ya ha comenzado a reducirse en el sector industrial, tiende a disminuir también en el sector servicios. La reversión de estas expectativas requiere un cambio en las líneas de la política económica adoptadas en el primer mandato, comenzando por la designación de un Ministro de Hacienda que no se perciba como una mera extensión de la presidente reelecta. A lo largo de todo este año, Dilma hizo oídos sordos a los insistentes consejos del expresidente Lula para reemplazar el equipo económico, limitándose a decir, ya en medio de la campaña, que el actual ministro de Hacienda, Guido Mantega, no seguiría en un eventual segundo mandato. Reelegida, ¿cambiará su postura? Queriendo hacer los cambios, ¿tendrá el poder de convocatoria para traer al gobierno un equipo a la altura del desafío en el ámbito económico?

A las expectativas de un mayor deterioro de la economía, se suma el riesgo de que la plena revelación de la trama de corrupción en Petrobras cause un terremoto en el corazón de la base de apoyo de los partidos a la presidenta Dilma. La investigación del caso está en curso y ya no es posible evitar que siga adelante, aunque es demasiado pronto para prever todas sus consecuencias.

Todo indica que el país se enfrenta al mayor escándalo político y empresarial de su historia de confirmarse los hechos relatados al Ministerio Público y a la Policía Federal, en régimen de delación premiada, por los dos operadores principales de una organización criminal responsable del desvío de U$ 10.000 millones de fondos públicos para financiar a los partidos políticos, en particular al PT, PMDB y PP. Una vez más, como en el caso del “Mensalão”, el tesorero del PT surge como protagonista central del episodio, lo que refuerza las sospechas de que se ha venido observando un patrón de corrupción sistemática y organizada, a gran escala, posiblemente sin precedentes en la historia de Brasil.

Todavía no se sabe el alcance real de la lista de implicados, directa o indirectamente, en la trama de corrupción. Ya se sabe, sin embargo, el nombre de docenas de grandes empresas y políticos prominentes que habrían sido mencionados en las declaraciones hasta aquí realizadas. Según la edición de la revista Veja publicada el jueves de la semana pasada, el cambiador de dinero responsable de lavar el dinero malversado, habría declarado que Dilma y Lula estaban al tanto del esquema. No hay ninguna prueba de que la afirmación sea cierta, pero el hecho es suficiente para agrandar la sombra de la crisis política sobre el segundo mandato.

Es en este ambiente cargado que se inicia la transición hacia el nuevo gobierno. El desafío que Dilma enfrentará desde ya es inmenso: reconquistar la confianza del sector privado después de un creciente desgaste durante su primer mandato y responder a las demandas de una sociedad que desea cambios, y cuya mayoría no expresó su apoyo a la reelección (del total del electorado, menos del 40% dio su voto a Dilma Rousseff). Incluso en el escenario más positivo, no habrá reanudación del crecimiento y/o reducción de la inflación antes de 2016, lo que probablemente llevará a una pérdida de empleo e ingresos en el año 2015. En estas condiciones, se pondrá a prueba el apoyo político del gobierno. Aunque cuente formalmente con el apoyo de la mayoría de los diputados y senadores, su base de apoyo nace dividida (parte del PMDB apoyó a Aecio Neves) y sometida a las inciertas consecuencias del escándalo de Petrobras.

No hay otra conclusión posible. para Brasil, se vienen tiempos difíciles.

INFOLATAM

 
Tras la feroz embestida de Rousseff, repudian el vandalismo contra la editorial Abril PDF Imprimir E-mail
Escrito por Tomado de INFOBAE   
Domingo, 26 de Octubre de 2014 00:02

Los dos candidatos a presidente de Brasil manifestaron su malestar por los destrozos que un grupo de 200 personas hizo frente al edificio donde se imprime la revista Veja. Este viernes había publicado una explosiva tapa

Distintas entidades y los dos candidatos a la presidencia, Aécio Neves (PSDB) y Dilma Rousseff (PT), repudiaron este sábado el vandalismo cometido contra la sede de la Editorial Abril, que publica Veja, a última hora del viernes en San Pablo.

Última actualización el Domingo, 26 de Octubre de 2014 11:22
 
Uruguay, una elección impensada PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 24 de Octubre de 2014 10:53

Terminó la campaña electoral. No falta nada. Cada partido político dejó todo lo que tenía para dar en la cancha de la competencia por el voto. Los candidatos recorrieron el país varias veces. Y usaron los espacios de los medios de comunicación. Ya está. No queda nada para hacer.

urugay elecciones 2014

Es posible que el resultado de la elección presidencial, que todo indica que no se conocerá este domingo 26, sino que se tendrá el último domingo de noviembre en un histórico ballotage, ese resultado ya está escrito. Está seguramente en la voluntad de los uruguayos, y en la acumulación de razonamientos de estos últimos tiempos.

Por Nelson F. Salvidio

(Infolatam).- Nos falta el dato. Falta que vote la gente el domingo, y que también ejerza el sufragio el 30 de noviembre. Pero seguramente la decisión colectiva ya está definida.

Hace un año y medio atrás, cuando el oficialista Frente Amplio esperaba que el ex presidente Tabaré Vázquez (2005-10) confirmara su presentación a un segundo período, todos –o casi todos- creían que la campaña sería aburrida, porque la izquierda seguiría de largo.

Porque Vázquez se fue con récord de popularidad, porque su sucesor, José Mujica, tiene altísima aprobación, y porque el país ha mejorado económicamente en forma sustancial en estos años.

Y además, porque no se veía que la oposición articulara una oferta electoral sumamente atractiva como para competir con tal propuesta triunfalista.

Todo cambió.

Y lo peor para muchos dirigentes de la histórica izquierda uruguaya, es que fue recién en la noche de este miércoles o incluso, el mismo día de cierre de campaña proselitista, cuando tomaron conciencia de lo que había pasado. Eso es grave. Quita capacidad de reacción. No hay nada para hacer.

En agosto, los frenteamplistas habían tenido una señal de alerta, y creyeron que con un poco más de movilización, con reforzar la unidad interna, con evitar la exposición de diferencias internas ideológicas, o de proyectos políticos de largo aliento, que con algo de eso, pasaban el temporal.

Ojo que viene la derecha, alertaba la dirigencia frenteamplista a un electorado que parecía no importarle si el diputado Luis Lacalle Pou (candidato del Partido Nacional) era hijo o nieto de quién fuera.

Miren que antes que nosotros gobernáramos, había niños que tenían que comer pasto, asustaban algunos dirigentes oficialistas, como si eso fuera cierto, aludiendo a un episodio puntual y confuso que no tiene sintonía con la realidad, ni de tiempos de crisis económica reciente.

“Vamos bien”, era la primera consigna de la campaña frentista, lo que no sintonizaba con el sentir de la gente. Había un reclamo de cambio, no muy claro de sobre qué cambiar, pero sí de soluciones a problemas acumulados. Eso fundamentalmente en la seguridad pública y en la educación. El Frente se quedó explicando lo que había hecho, pero no logró convencer sobre lo que pretendía hacer en un tercer gobierno.

Y pesó también Montevideo. LA izquierda gobierna el país desde 2005, pero en Montevideo –la capital que tiene apenas 1% del territorio del país pero en la que vive la mitad del electorado- lo hace desde 1990. Va a completar cuarto siglo. Y ahí se nota un deterioro de gestión que disgusta a la gente.

Las principales encuestas muestran que el Frente Amplio sigue siendo el principal lema partidario del país, con un electorado que supera el 40%. Y que los partidos tradicionales se distribuyen una porción similar.

Pero la izquierda ha perdido votos y eso supone que así como se ve en las encuestas, no tiene apoyo para ganar en primera vuelta, y tampoco para retener mayoría en ambas cámaras legislativas.

Puede ganar la elección. Vázquez es un experimentado político, genera altísima simpatía popular, y tiene la experiencia de cinco años en el gobierno de Montevideo y otros cinco años como Jefe de Estado.

Y el Frente tiene un aparato político gigante. Quizá abusó del uso del Estado para favorecer la campaña, con algunas acciones públicas de empresas del Estado o ministerios, que superaron a veces a lo hecho por gobiernos anteriores. Eso puede haber afectado también su imagen. Y el electorado se cobra esos abusos.

Pero Tabaré es Tabaré. Y Pepe Mujica, es Pepe. Ambos, los políticos más queridos y mejor valorados en los últimos años.

Lacalle Pou, seguro de que pasa a la segunda vuelta, ya inició contactos con adversarios políticos que pueden convertirse en socios de un eventual gobierno. Tiene un plan claro y ha logrado sintonizar con un sentimiento renovador de una parte del electorado, que lo ayuda a inclinar la balanza hacia su platillo.

El último soplo de campaña mostró una intención de voto que lleva a que el Frente pierda legisladores, y que blancos y colorados sumados puedan articular una mayoría parlamentaria. En ese caso, Lacalle puede presentarse con sus socios y pedir el voto para la única alianza partidaria que cuente con respaldo en la Asamblea General Legislativa.

No es fácil nada de esto. Y enfrente tiene a una coalición política tremenda.

Lo único concreto es que se trata de una elección impensada. Ni la veía tiempo atrás Lacalle Pou cuando comenzó con su estrategia para el 2019, pero luego vio espacios para postularse como presidenciable de los blancos.

Esta definición no estaba en los cálculos de la dirigencia. Y la sorpresa, es mala para diseñar estrategias que permitan revertir las decisiones de electorado.

A partir del lunes, se borrarán las divisas partidarias, quedarán solamente las fórmulas de presidente y vice de los dos más votados, y habrá muchas banderas uruguayas. Cada uno de los dos candidatos buscará el voto que lo lleve a suceder a Mujica. Pero ambos candidatos no estarán solos. Todos esos pesos y contrapesos jugarán en la batalla final.

Si el Tabaré gana, el Frente respirará aliviado, pero no tendrá un gobierno fácil. Habrá reproches y se deberá construir un gobierno con apoyos más allá de la izquierda tradicional.

Si Lacalle Pou gana, será una hazaña. Y cambiará el tablero político uruguayo.

El domingo hablarán las urnas. Hoy nos guiamos por percepciones de campaña y por estudios de opinión pública. El lunes de mañana, amanecerá otro Uruguay. Gane quien gane.

INFOLATAM

 
La oposición a Rousseff amplía su poder en los gobiernos regionales PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Lunes, 27 de Octubre de 2014 02:53

Los partidos de oposición a la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, reelegida este domingo, ganaron las elecciones regionales en nueve de los 14 estados en los que se celebró la segunda vuelta, incluyendo plazas importantes como Río Grande do Sul y Brasilia.

mapa gobernadores

Los candidatos afines al Gobierno triunfaron en los otros cinco estados y su victoria más importante fue en Río de Janeiro, tercera región más poblada, donde los dos aspirantes eran aliados de Rousseff, y venció Luiz Fernando Pezão, del centrista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB).

Pezão obtuvo un 55,78 % de los votos, mientras que el pastor evangélico Marcelo Crivella, del conservador Partido Republicano Brasileño (PRB), recibió el 44,22 %.

De los 27 gobiernos regionales del país, doce quedaron en manos de aliados de Rousseff y 15 de la oposición, incluyendo Sao Paulo, el estado más poblado, rico y desarrollado, donde las elecciones se decidieron en la primera vuelta, celebrada el pasado día 5, cuando ganó la reelección el gobernador Geraldo Alckmin.

Sao Paulo está bajo la órbita del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), formación del derrotado candidato presidencial Aécio Neves, de forma ininterrumpida desde 1995, lo que generó roces con los gobiernos de Rousseff y su predecesor, Luiz Inácio Lula da Silva.

El mayor varapalo para Rousseff este domingo fue en Río Grande do Sul (sur), donde perdió las elecciones el actual gobernador, Tarso Genro, un importante miembro del Partido de los Trabajadores (PT), exministro y amigo personal de Lula.

Genro, que tuvo un 38,79 % de los votos, fue derrotado por José Ivo Sartori, del PMDB, que era apoyado por las fuerzas conservadoras y recibió el 61,21 %.

Río Grande do Sul es el quinto mayor colegio electoral de Brasil, con cerca de 8,4 millones de votantes, y es un tradicional reducto de la izquierda y en especial del PT.

Su capital, Porto Alegre, se convirtió en la meca de la izquierda mundial y del movimiento contra la globalización, por haber alumbrado el Foro Social Mundial, una alternativa al Foro Económico de Davos (Suiza) en cuya creación tuvo una participación clave el partido de Lula.

En Brasilia, donde se citaban dos opositores en la segunda vuelta, se impuso Rodrigo Rollemberg, del Partido Socialista Brasileño (PSB) con un 55,56 % de los votos, frente al conservador Jofran Frejat, del Partido de la República (PR), que obtuvo el 44,44 %.

Rollemberg actualmente es el líder del PSB en el Senado y durante la campaña tuvo un fuerte apoyo de la ecologista Marina Silva, la tercera candidata más votada en las presidenciales, y luego del opositor Aécio Neves.

La oposición también mantuvo su hegemonía en pujantes regiones agrícolas como Goiás y Mato Grosso do Sul, y venció en los estados amazónicos de Amazonas, Pará, Roraima y Amapá.

El oficialismo ganó el estado amazónico de Acre y se asentó en el noreste, la zona más pobre de Brasil, donde mantuvo estados como Ceará, Paraíba y Río Grande do Norte.

En este último estado ganó Robinson Faria, del Partido Social Democrático (PSD), con el apoyo del PT, ante el presidente de la Cámara de los Diputados, Henrique Eduardo Alves, quien pese a haber sido un estrecho aliado de Rousseff en el Parlamento, acudió a las urnas con una coalición de partidos opositores.

El mayor triunfo para el oficialismo en la primera vuelta fue en Minas Gerais, el segundo estado más poblado del país, que tuvo el gusto de una victoria personal para Rousseff, puesto que Neves gobernó ese estado entre 2003 y 2007.

Minas Gerais ha estado en manos de la derecha desde el regreso de la democracia en 1985 y a partir del próximo 1 de enero será gobernado por primera vez por el PT, en una gestión encabezada por Fernando Pimentel.

El PT y el PSDB ganaron cinco gobernaciones cada uno mientras que el PMDB fue el partido que ganó más gobiernos regionales, un total de siete, algunos de los cuales favorables a Rousseff mientras que otros se apoyaron en las fuerzas de derecha.

Rousseff ganó hoy la reelección en las presidenciales con un 51,64 % de los votos, frente al 48,36 % de Neves, y gozará de mayoría absoluta en el Congreso bicameral.

INFOLATAM/EFE

 
El sucesor de Mujica se discute en la urnas este domingo PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 25 de Octubre de 2014 12:56

El Frente Amplio (FA), el Partido Nacional (PN) y el Partido Colorado (PC) cerraron hoy la campaña por las elecciones generales del próximo día 26 en Uruguay con promesas contrapuestas para "continuar con el progreso" o para iniciar un cambio de época con "una nueva política".

Con actos repartidos por Montevideo y sus cercanías, los partidos y sus respectivos líderes y candidatos presidenciales Tabaré Vázquez (FA), Luis Alberto Lacalle (PN) y Pedro Bordaberry (PC), todos rodeados de miles de sus más fieles seguidores, rubricaron el último esfuerzo para recabar votos antes de la entrada en vigor de la veda electoral a las 00.00 hora local del viernes 24.

Cada uno de los aspirantes a suceder a José Mujica como Presidente, y los partidos, que buscan renovar las bancas en la Cámara de Representantes y el Senado, insistieron una vez más en sus argumentos y estilos de campaña, marcada por las previsiones de todas las encuestas que apuntan a una votación sin mayorías y a una muy ajustada elección en segunda vuelta del jefe de Estado.

Estas encuestas señalan que el izquierdista FA, mayoritario en ambas cámaras del Parlamento, perdería su dominio y abriría la posibilidad de que unidos el PN y el PC, los partidos "tradicionales" de centro-derecha que gobernaron el país durante la mayor parte de su historia, lo puedan superar en escaños.

Del mismo modo, Vázquez no obtendría el 50% de los votos en esta convocatoria (las encuestas le dan entre el 41% y el 44%) y podría no ganar en el balotaje ante Lacalle Pou, su más probable rival.

Vázquez, de 74 años, acompañado por su candidato a vicepresidente Raúl Séndic, afrontó este último discurso de la campaña de forma relajada y con la intención de despertar el entusiasmo de los frenteamplistas, el cual lo llevó a convertirse en 2005 en el primer presidente de izquierdas en la historia del país.

"Defendamos esta alegría que conquistó el pueblo uruguayo con el FA, como una trinchera defenderla del caos, de las pesadillas, porque queremos un Uruguay que avance con todos los uruguayos", dijo a sus seguidores Vázquez, antes de señalar que, pese a lo que "le duela" a otros, su partido ganará el domingo "y con mayoría".

Como durante toda su campaña, Vázquez pidió a los ciudadanos defender con el voto todos los avances económicos y sociales alcanzados en Uruguay durante los gobiernos del FA e impulsar así un tercer Gobierno consecutivo de la coalición que evite un parón o un retroceso de los mismos si gana la oposición.

Por su parte, Lacalle Pou cerró su campaña en la localidad de Las Piedras, donde compareció acompañado por su equipo y su mujer y con una bandera de Uruguay aferrada en la mano.

Fiel a su lema de campaña "por la positiva", el candidato nacionalista, al que las encuestas dan un 32 % de los votos, se centró en señalar que el domingo, con una elección "sin mayorías", renacerá en Uruguay "una forma de relacionarse que hará bien no solo a los representantes, sino a la gente", tras "diez años de Gobierno por la imposición".

Lacalle apuntó que él, lejos de tener "complejos refundacionales" si gana la elección, reconocerá los éxitos de otros gobiernos ya que su propuesta busca no "sacar a nadie del poder, sino hacer las cosas mejor".

"A partir del domingo nace un nuevo tiempo, estamos ante un cambio de época que va a requerir de los gobernantes adaptarse y adecuarse", añadió el candidato.

Lacalle también lanzó guiños a sus rivales de otros partidos, especialmente los colorados, al señalar que a partir del día 27 si entra en el balotaje, ya no "será el candidato exclusivo del PN" y que tratará "de derribar muros y buscar coincidencias más que diferencias".

Bordaberry, al que las encuestas dan un 15% en intención de voto se presentó ante sus fieles en la rambla de Montevideo bajo el lema "Sí se puede", una referencia a su esperanza a entrar en el balotaje y, ante ellos, también subrayó la importancia de la decisión del domingo, que valdrá para "cinco, diez, quince años".

El candidato colorado hizo hincapié en sus temas centrales de campaña, como la inseguridad, y habló de lo positivo que es para Uruguay que se terminen las mayorías parlamentarias.

En ese sentido, pidió a los votantes que consideren a su candidatura "como la mejor y más preparada", así como la más experta, en alusión a la juventud de Lacalle Pou, con quien compite por ser el segundo candidato que entre en el balotaje con un programa electoral relativamente similar.

MARTINOTICIAS

 
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