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Artigos: Latinoamérica Democrática
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Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 17 de Julio de 2014 13:34

Por Carlos Malamud.-

Cayó el telón y con él finalizó el mayor espectáculo del mundo, capaz de atraer a cientos de millones de personas y movilizar por doquier sentimientos extremos. En el fútbol, como en todo deporte, hay ganadores y perdedores y bastaba ver algunas caras en Maracaná en la noche dominical para percibir el amplio espectro de sensaciones vividas al cabo de un mes trepidante, concluido con 120 minutos de una final intensa aunque no brillante.

Las caras (nunca mejor dicho) y las cruces fueron muchas y no siempre reflejaban lo mismo. Estaban las que se referían al campo estrictamente deportivo, como las de las selecciones de Alemania y Argentina, sinónimo de triunfo unas y de derrota amarga las otras. Algunas, incluso, evidenciaban grandes dificultades para admitir un resultado adverso, eso que coloquialmente se llama saber perder.

Como en todo gran espectáculo mediático, y el fútbol no es ninguna excepción, lo deportivo y lo extradeportivo, comenzando por la política, se entrelazan continuamente. Eso sí, corresponde a vencedores y derrotados combinar las dosis en proporciones exactas. De ahí la afirmación de Dilma Rousseff, tras la urticante derrota frente a Alemania, de que fútbol y elecciones discurren por carriles separados.

Posiblemente, si Neymar hubiera recibido la Copa de sus manos el discurso presidencial hubiera sido otro y, al igual que cualquier político, hubiera arrimado el ascua a su sardina para aprovechar las vibraciones de una sociedad enfervorizada. El resultado fue distinto, con un Brasil apeado en semifinales, lo que provocó que un sentimiento de frustración invadiera la sociedad brasileña. ¿Afectará esto el resultado electoral? Es difícil saberlo, pero la soberbia no suele ser buena consejera y menos cuando la sociedad demanda cambios.

Los rostros discordantes también se vieron en el semblante feliz de Angela Merkel y en el serio de Rousseff, todo un poema. Junto a estas dos notables damas había una notable ausencia, un vacío muy difícil de llenar, la de la presidente argentina. Su ausencia puede ser interpretada como una falta de respeto con su principal vecino. Pese a la enfermedad que la aquejaba, Fernández recibió a Vladimir Putin y le ofreció una cena de gala junto con el uruguayo José Mujica, aunque Evo Morales y Nicolás Maduro no pudieron asistir. Al día siguiente viajó a Calafate al cumpleaños de su nieto. Ya se sabe que para la máxima autoridad de un país la familia es lo primero. Por si todo esto fuera poco, Fernández irá a Brasil, a la Cumbre de los BRICS, adonde aspira ser incluida algún día.

Pese a la rivalidad con Argentina, Rousseff hubiera preferido una victoria de la albiceleste, socio de Mercosur y representante de los valores de América del Sur. Con la Cumbre de los BRICS próxima, y con Vladimir Putin a su lado, Rousseff apostaba por una escena final totalmente distinta, más próxima a los valores de los países emergentes. En el desenlace por ella soñada tampoco había lugar, por supuesto, para la fuerte pitada recibida de una opinión pública escasamente satisfecha con las obras y el devenir de la Copa del Mundo.

Probablemente, al igual que ocurrió con la pitada de la ceremonia inaugural, los publicistas gubernamentales explicarán lo ocurrido diciendo que sólo las élites blancas, las únicas que podían pagar las entradas estaban en el estadio. ¿En qué quedó el mito de las clases medias ascendentes? Como ejercicio de pura especulación y a falta de explicaciones plausibles, ¿Cristina Fernández no fue a Maracaná porque temía ser pitada como su colega brasileña?

De alguna manera éste fue el Mundial de América Latina. Brasil y Argentina jugaron las semifinales, y Colombia, Costa Rica, Chile, México y Uruguay tuvieron un excelente desempeño. Lamentablemente en casi todos estos países los éxitos fueron acompañados por un importante desborde nacionalista. Por eso sería importante reflexionar al respecto, ya que las viejas disputas nacionales, con su fuerte carga nacionalista, siguen pendientes. Los cánticos de la hinchada argentina contra Brasil llegaron a ser hirientes.

El ya famoso “Brasil, decime qué se sientetener en casa a tu papá” sólo sirvió para reabrir viejas heridas y para volcar a la afición brasileña en apoyo de Alemania en la final. Uno de los máximos desatinos al respecto, vivido como una simple anécdota, fue la ejecución por la banda militar de los Granaderos a Caballo, la escolta presidencial, en el marco de los festejos de la Independencia argentina el 9 de julio en Tucumán, de los acordes de semejante marchita.

Es poderosa, muy poderosa, la capacidad de movilización del fútbol y de identificación con unos colores, especialmente si éstos coinciden con la bandera nacional. Pero, la apelación constante a sentimientos más básicos y profundos como el amor a la patria o el orgullo es otra cosa. La Nación de Buenos Aires, un diario poco sensacionalista, titulaba: “Quedará en la memoria: duele pero el orgullo late como nunca”. En contraposición al orgullo y otros sentimientos similares las preferencias por el trabajo sistemático y de largo plazo son apenas una lejana referencia.

Neymar, en un ejercicio de honestidad, dijo: “No quiero dar espectáculo, es lo último que busco. No estamos aquí para dar espectáculo, sino para vencer. Si ganamos medio (gol) a cero está bien. No importa hacer un sombrero o un caño… Lo único que espero es que Brasil sea campeón, no importa si hago muchos goles, si juego bien o mal un partido, que Brasil sea campeón es lo que más quiero”.

El resultado por encima de cualquier cosa, inclusive de las ganas de fiesta del pueblo brasileño. Esto explica una de las grandes paradojas del mundial. Las selecciones que contaban con dos de los proclamados mejores jugadores del mundo, estructuradas en torno a sus ídolos y al servicio de ellos, no fueron las que ganaron la Copa. Y no lo hicieron porque si bien en ambos casos todo fue puesto al servicio del triunfo, el equipo pasó a ser un elemento secundario y el buen juego, el jogo bonito, quedó preterido por otros valores, teóricamente superiores.

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Balance de la gira de Vladimir Putin por América Latina PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 16 de Julio de 2014 10:19

Por Rogelio Núñez)-.

La gira de Vladimir Putin por América Latina (visitas a Nicaragua, Cuba, Argentina y Brasil) buscaba dos objetivos prioritarios: en primer lugar, conseguir apoyo internacional para Rusia en un momento en el que su país se encuentra aislado debido al conflicto en Ucrania; y en segundo lugar, abrir nuevas vías de negocio e influencia para Rusia y las empresas vinculadas al gobierno de Moscú.

Rusia, como le ocurre a Irán, busca romper su aislamiento internacional y conseguir en América latina lo que no encuentra en Europa, respaldo a su política exterior la cual trata de reconstruir, por otros medios, la esfera de influencia de la que gozara el Kremlin hasta 1989.

Como aseguraba Paz Zarate en el diario El País el pasado mes de mayo, “Rusia intenta un acercamiento a América Latina en momentos en que sus tensiones con la comunidad internacional se acrecientan con mayores sanciones en el contexto de su actuar en la crisis que atraviesa Ucrania. En este contexto, no es una sorpresa que intente abrazar como viejos amigos a aquellos países con los cuales mantiene relaciones cercanas de larga data, como Cuba, Nicaragua y también Venezuela. Rusia además tiene contactos con algunas economías latinoamericanas en los foros multilaterales BRICS, G-20 y APEC”.

Nuevos, y no tan nuevos, aliados

Así pues, el primer objetivo ha sido conseguir aliados, tanto algunos antiguos con los que la relación se había enfriado (Cuba y Nicaragua) como con algunos nuevos (Argentina y Brasil).

Raúl Castro (d) durante una reunión que sostuvo con el presidente de Rusia, Vladimir Putin (i), en La Habana.

Raúl Castro (d) durante una reunión que sostuvo con el presidente de Rusia, Vladimir Putin (i), en La Habana.

La relación con la Cuba de Raúl Castro se ha retomado y ahora con renovada fuerza.

De hecho, tras la visita, el gobierno castrista parece haberse convertido en un firme partidario de la estrategia rusa en Ucrania.

Según Castro “en la arena internacional coincidimos con la actual política de firmeza y política inteligente que está llevando a cabo la Unión Soviética, digo Rusia”.

En ese giro cubano ha influido sobremanera que Rusia haya condonado la deuda a Cuba a cambio de ganar influencia en la isla y penetración económica y comercial.

Rusia ha perdonado el 90 % de esa deuda y que el 10 % restante, unos 3.500 millones de dólares, se invertirán en Cuba.

“Quiero destacar que estamos creando nuevas condiciones para el desarrollo de nuestra relaciones. Para esto se tomó la decisión de amortiguar las deudas ante la antigua Unión Soviética por el valor total de 35.000 millones de dólares”, indicó Putin, tras resaltar la “sincera amistad” y “simpatía” entre los dos países”, así anunció Putin el perdón de la deuda.

Además, el gobierno ruso se ha posicionado muy claramente y respalda al castrista en su enfrentamiento con EEUU. Putin se ha comprometido a ayudar a Cuba en su lucha contra el bloqueo “ilegal e ilegítimo” de Estados Unidos, manteniendo la asistencia y cooperación con el país caribeño.

Vladimir Putin: “Rusia sigue apoyando la necesidad de encontrar la solución a la disputa por las Islas Malvinas, sobre la mesa de negociaciones directas entre Gran Bretaña y Argentina”.

Además en la improvisada visita a Nicaragua, Putin aprovechó para ratificar una relación que es ya muy estrecha y que ha servido para que Daniel Ortega, que mantiene un conflicto de límites con Colombia, modernice su ejército con apoyo ruso.

La contrapartida es que Nicaragua respalda la política exterior de Putin: “Nosotros validamos, reconocemos y acompañamos las iniciativas que usted ha tomado a favor de la paz, ante conflictos mundiales y, en particular, frente a los conflictos que se han venido dando en su región”, expresó Ortega

Si con Cuba el objetivo era retomar una intensa relación que se acabara allá por finales de los 80, con Brasil y Argentina es construir un vínculo dentro de este nuevo mundo de países emergentes que desean tener voz y capacidad de decisión en el concierto internacional.

La visita a Argentina no ha hecho sino reforzar la alianza con Cristina Kirchner quien pensando en la recuperación de las Malvinas no dudó en apoyar a Rusia en la crisis ucraniana lo cual fue respondido con una llamada personal de agradecimiento de Putin a la presidenta argentina.

Putin alteró su agenda para visitar a Daniel Ortega

Putin alteró su agenda para visitar a Daniel Ortega

La contrapartida al respaldo argentino a Rusia en la crisis de Ucrania fueron estas palabras de Putin: “Rusia sigue apoyando la necesidad de encontrar la solución a la disputa por las Islas Malvinas, sobre la mesa de negociaciones directas entre Gran Bretaña y Argentina”.

Además, en su reunión, el dirigente ruso no dudó en agradecer a Cristina Fernández de Kirchner “la oportunidad de discutir la estrategia de interés mutuo” entre ambas naciones, calificó la relación de ambos países como “estratégica” y aseguró que “ambos países tienen una visión común de desarrollo mundial y de la vida internacional”.

En definitiva que “los Brics han demostrado que Occidente no puede marcar el paso a los emergentes, incluso en temas geopolíticos cruciales. Rechazaron participar en los esfuerzos para aislar a Rusia. Mostraron que no creen en las sanciones… los Brics han incluso logrado evitar la exclusión de Rusia del G20”, dijo Oliver Stuenkel, profesor en relaciones internacionales en la Fundación Getulio Vargas, de São Paulo.

Punta de lanza de los intereses rusos

La visita de Putin a los países latinoamericanos ha servido también para abir nuevas puertas a las empresas rusas en Latinoamérica.

Cristina Fernández y Vladimir Putin en la visita oficial del presidente ruso a Argentina.

Cristina Fernández y Vladimir Putin en la visita oficial del presidente ruso a Argentina.

En el caso de Cuba, el líder ruso mencionó algunos de los proyectos en que trabajan ambos Gobiernos: recordó que desde 2013 la compañía rusa Zarubezhneft actúa “de manera muy activa” en la perforación petrolera en la isla, y dijo que “en un futuro próximo, señaló el interés de la empresa rusa Inter Rao S.A. de construir bloques energéticos para centrales termoeléctricas de la isla, una obra cuyo valor total superaría los 1.200 millones de euros.

Putin manifestó interés por instalar en Cuba la infraestructura terrestre del sistema de navegación ruso GLONASS, que suministraría a la isla productos, servicios y tecnologías en el campo de la teledetección del planeta y las telecomunicaciones por satélite.

Con Argentina la empresa rusa que parece posicionarse con fuerza es Rosatom. Y eso porque ambos países ha firmado un acuerdo sobre energía nuclear basado en que este gigante estatal ruso desarrolla la planta de Atucha III, una industria termonuclear en Mar del Plata y otros proyectos en la Patagonia. De todos estos detalles hablaron el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el presidente de la empresa rusa Rosatom, Sergei Kirienko.

Además, el grupo ruso Power Machines, según Putin, está dispuesto a participar en la modernización de la central hidroeléctrica argentino-uruguaya de Salto Grande.

Brasil también ha abierto sus puertas a las empresas rusas, sobre todo en materia de defensa. Rusia, que ya es un importante suministrador de material para la modernización de las Fuerzas Armadas nicaragüenses, ahora los es para Brasil.

Se ha acordado negociar la adquisición, por parte de Brasil, de sistemas de defensa antiaérea rusos.
La operación, calculada en unos 1.000 millones de dólares, se refiere a la posible adquisición por parte de Brasil de cinco baterías de misiles antiaéreos rusos, tres del tipo Pantsir-S1 y dos del tipo Igla. Además, se incluirían los correspondientes vehículos auxiliares y armamento completo, que supone una dotación de misiles tierra-aire y cañones de 30 milímetros.

“Servirá para desarrollar iniciativas que posibiliten el aumento recíproco de inversión directa. Transmití al presidente Putin las múltiples oportunidades que se abren en energía e infraestructura, áreas en las cuales las empresas rusas pueden aumentar su presencia en Brasil, especialmente en concesiones petroleras, de puertos y ferroviarias”, dijo Rousseff en una declaración al final de la reunión en el Palacio de Planalto, Brasilia.

Rio De Janeiro (Brazil), 13/07/2014.-EFE/EPA/ALEXEY NIKOLSKY /RIA NOVOSTI / KREMLIN POOL MANDATORY CREDIT La gira de Putin ha sido un éxito geopolítico y ha puesto las bases para reimpulsar el crecimiento de la presencia rusa en Latinoamérica.

El presidente ruso ha enarbolado una bandera que gusta mucho en la región, el antiimperialismo, para atraer al régimen cubano y a países como Argentina, a los que ha mostrado su respaldo en puntos medulares de su política exterior (el bloqueo en el caso cubano y las malvinas en el de Argentina).

Eso dos vectores han sido claramente expresados por Putin: “Ahora Rusia está bajo un ‘ataque’ de sanciones por parte de EE.UU. y sus socios. Les estamos muy agradecidos a nuestros socios del BRICS que han condenado esas prácticas. Al mismo tiempo, hay que sacar conclusiones concretas de lo que está pasando. Hay que establecer juntos un sistema de medidas que permita evitar una cacería de países que no están de acuerdo con algunas decisiones de política exterior tomadas por EE.UU. y sus socios y mantener un diálogo civilizado y respetuoso sobre todas cuestiones discutibles”.

Con Rusia, algunos países de América latina encuentran un aliado nuevo y alternativo a EEUU pero a la vez se trata de un aliado que presenta aristas problemáticas: Putin encabeza un régimen autoritario, algunas de sus políticas (con respecto a la libertad de expresión y los derechos de los homosexuales) van en contra de la defensa de los Derechos Humanos que llevan a gala Argentina y Brasil y se trata de un régimen agresivo en política exterior.

Estas características del gobierno de Putin no son pasajeras e irán in crescendo con el tiempo ya que como señala Félix Arteaga, del Real Instituto Elcano “la Federación Rusa cree que tiene derecho a preservar una zona de influencia libre de injerencias occidentales, incluso por la fuerza. No es una idea del presidente Vladimir Putin como simplifican las crónicas al uso, es un patrón de comportamiento arraigado en la política exterior y en la seguridad nacional de todos los gobiernos rusos. El presidente Putin puede ser más arrogante que otros y tratar de rentabilizar su agresividad, pero ningún presidente que le suceda se atrevería a contemporizar en la periferia rusa sabiendo que cualquier señal de debilidad en ella se contagiaría al interior”.

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Argentina y el Pensamiento Nacional PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Viernes, 13 de Junio de 2014 15:18

Por Pedro Corzo.-

Los líderes populistas tienden a prometer la solución de todos los problemas del país que gobiernan  o aspiran a gobernar, sin entrar a considerar si cuentan con las posibilidades materiales y el conocimiento necesario para poder realizar sus proyectos.
El populismo se caracteriza por el voluntarismo de sus líderes, por lo que quizás fue un dirigente populista el que inspiró la expresión “de buenas intenciones está empedrado el camino del infierno”.
La presidenta de Argentina, Cristina Fernández es uno de esos dirigentes de grandes ideas que tienden a negar el sentido común y violar el derecho de los demás, en particular los de aquellos que han logrado desarrollar proyectos sin sinecuras gubernamentales.
Fernández ha cabalgado y compartido proyectos hemisféricos con los apocalípticos jinetes de la Alianza Bolivariana de las Américas, ha sido solidaria con sus pares de Cuba, Venezuela,  ha apoyado sin reparos a todos los despostas del continente, y al interior de su país ha impulsado la crispación política y social con gran esmero. 
Por ejemplo Argentina lidera el ranking de países de Latinoamérica donde hay una mayor percepción del aumento de la corrupción en los últimos dos años, según el Barómetro Global de la Corrupción de Transparencia Internacional. La inseguridad ciudadana ha motivado que varios supuestos delincuentes hayan sido “linchados”.
El propio vicepresidente  Amado Boudou, un protegido de la mandataria,  está enfrentando un proceso judicial por corrupción aunque él afirma ser inocente.
Desde que el difunto presidente Néstor Kirchner llegó al poder, la familia presidencial multiplicó su fortuna, de 1,5 millones de dólares, según declaraciones patrimoniales en el 2003, a 11,1 millones de dólares, en el 2008. No cabe duda que algunos gobernantes a pesar de que se les paga para dirigir los destinos de la nación, tienen tiempo para hacer inversiones que dejan impresionantes ganancias.
La mandataria también ha procurado “democratizar” el Poder Judicial de su país, una propuesta que fue rechazada por una de las principales fuerzas de la oposición en el Parlamento, la Unión Cívica Radical y también hasta entre los peronistas que son antikirchnerista, un diputado al Congreso, Gustavo Ferrari,  declaró al respecto "un nuevo y lamentable avance del Ejecutivo sobre la independencia y autonomía del Poder Judicial".
La democratización de la justicia de la presidente solo pretendía situar bajo su control a los jueces y tribunales, y lograr sentencias que favorecieran sus intereses, muy parecido a lo que ocurre en los países donde priman las dictaduras institucionales, ejemplificadas, en Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Bolivia.
Uno de sus objetivos prioritarios fue controlar los medios de comunicación, durante un acto en la periferia de Buenos Aires en Octubre del 2010, expresó "a veces pienso si no sería también importante nacionalizar, no estatizar, que se entienda bien, los medios de comunicación, que adquieran conciencia nacional y defiendan los intereses del país, no los del gobierno".
Un año antes había promulgado una nueva Ley de Medios Audiovisuales  que fue rechazada por diferentes grupos multimedia y particularmente por la Sociedad Interamericana de Prensa.
Fernández acusó a los medios de ocultar información, de publicar exclusivamente lo que se ajustaba a sus intereses. Su gobierno tiene conflictos con varios medios, en particular el Grupo Clarín, al extremo que al mejor estilo chavista caducó la licencia de una de sus empresas e intento confiscarle la fábrica de papel periódico.

Pero evidentemente la propuesta más notable del gobierno de Cristina Fernández es la creación dentro del Ministerio de Cultura de una Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, una chabacanería similar al Viceministerio “para la Suprema Felicidad Social del Pueblo” de Nicolás Maduro.

La entidad estará dirigida por Ricardo Forster, un intelectual que defienden las políticas del kirchnerismo, un intento como apuntan analista argentinos, se aproxima al ministerio de Propaganda e Información que dirigía en la Alemania hitleriana Joseph Goebbels.

El objetivo declarado, el real lo dejamos a la imaginación tomando como base las acciones de gobiernos de Néstor y Cristina Fernández de Kitchner, es según el propio Foster "diseñar, coordinar e instrumentar una usina de pensamiento nacional, ajustado a los lineamientos que fije la Secretaría”, para "generar instancias de diálogo y debate sobre temas contemporáneos, promoviendo nuevas corrientes de pensamiento, que hagan partícipe a toda la ciudadanía".

En realidad todo parece indicar que las enseñanzas de George Orwel han germinado en Argentina y que en breve contaran con un pequeño hermano que dirigirá los destinos de cada ciudadano bajo la orientación de la Gran Hermana, Cristina Fernández.

Cierto que el mandato de Fernández llega a su final, que su popularidad es baja y su intento de reelección fracaso, pero esta herencia es peligrosa y forma parte de las tentaciones totalitarias como escribiera Jean Francois Revel..



Pedro Corzo

Periodista

 
Universidades, inversión extranjera y crecimiento económico en América Latina PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 08 de Junio de 2014 12:00

Por Carlos Malamud.-

La semana pasada se han conocido algunas cifras y datos importantes sobre el presente y el futuro de América Latina. Por un lado la CEPAL publicó su Informe “La inversión extranjera directa en América Latina y el Caribe 2013″ , que da cuenta de la evolución de los flujos recibidos por los distintos países de la región a lo largo del año pasado.

Por el otro, la consultora londinense Quacquarelli Symonds publicó su ranking de universidades latinoamericanas, más conocido como el QS Latin American University Rankings 2014, que vuelve a ratificar el predominio brasileño entre los mejores centros regionales.

Respecto al estudio de QS del año anterior, comentado en estas mismas páginas, hay pocas novedades, aunque algunas relevantes.

De todas ellas cabe señalar que se afianza la mayor presencia brasileña entre las diez universidades regionales mejor evaluadas: seis (dos empatan en la décima posición) son de ese origen, frente a dos de Chile y México respectivamente y una de Colombia. Sin embargo, se da la circunstancia de que la Universidad de Sao Paulo (USP) fue desplazada del primer puesto por la Universidad Católica de Chile.

También se confirma el deterioro creciente de la universidad pública argentina. La Universidad de Buenos Aires (UBA) ha caído al puesto 19 desde el 11 que ostentaba el año pasado. Esto obliga a reflexionar sobre el alto grado de politización de las universidades públicas en algunos países de la región, así como, y muy especialmente, del pronunciado declive argentino.

Es obvio que la política debe tener un lugar importante en la vida universitaria, comenzando por ser un obligado objeto de estudio, reflexión y análisis para todos aquellos que se dedican a las ciencias sociales y humanas. Pero convertir a las altas casas de estudio en trincheras partidarias y complemento del accionar de gobiernos o partidos de oposición es una cuestión diferente. Otra cosa son las recientes movilizaciones estudiantiles, que con agendas bien distintas han tenido un impacto considerable en Brasil, Chile o Venezuela.

A la hora de considerar la composición nacional de las 300 mejores universidades del continente hay que tener presente la dimensión geográfica y demográfica, el tamaño de su economía y también las políticas públicas orientadas a la educación superior. Así, Brasil cuenta con 78 universidades (tenía 81 en 2013), México 49 (50), Colombia 41 (42), Argentina 34 (30), Chile 31 (30) y Perú 16 (17).

Por su parte el informe de la CEPAL recuerda que los seis países latinoamericanos que más inversión extranjera recibieron fueron (por este orden) Brasil, México, Chile, Colombia, Perú y Argentina. Ahora bien, no todos tuvieron un comportamiento similar, ya que mientras México a lo largo de 2013 conoció un importante incremento en los flujos remitidos desde el exterior (debido básicamente a la compra de la cervecería Modelo), Chile sufrió un descenso del 29%, Argentina del 25% y Perú del 17%.

Si bien en ambos casos tenemos a los mismos seis países es evidente que no se pueden extraer correlaciones válidas entre los mismos, ya que responden a procesos y cuestiones muy distintas. Al mismo tiempo es en este grupo donde se juega buena parte del futuro de la región, pero mientras unos lo hacen bastante mejor que la media, hay otros que no lo hacen tan bien. En fechas recientes Colombia superó a Argentina como la tercera economía de América Latina, un dato que se ve reflejado tanto en la mayor presencia de las universidades colombianas en el ranking de QS como en la cantidad de inversión extranjera directa (IED) recibida por uno y otro.

Pero si las naciones latinoamericanas quieren afrontar el futuro con las mejores posibilidades, deben incrementar de forma clara su productividad. Esto implica una mayor apertura al exterior y, sobre todo, una permanente optimización de su capital humano. Y es aquí donde el papel de las universidades resulta determinante, como muestra la puesta en marcha de algunos programas de futuro. Tal es el caso del brasileño “Ciencia sin fronteras” o de la política universitaria y de promoción científica de Ecuador. Si bien se trata de medidas de lenta maduración no hay dudas de que éste es el camino, una ruta que debe convertirse en política de estado con el fin de evitar los golpes de péndulo que algunas alternancias de gobierno producen en ciertos países de la región.

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Los dos errores de Juan Manuel Santos PDF Imprimir E-mail
Escrito por Tomado de INFOBAE   
Sábado, 31 de Mayo de 2014 21:26

Por Carlos Alberto Montaner.-

El 15 de junio los colombianos volverán a las urnas para escoger al presidente en segunda vuelta. Estos comicios trascienden las fronteras de Colombia e interesan en toda América Latina.

En la vecina Venezuela, por ejemplo, Nicolás Maduro cruza los  dedos para que Juan Manuel Santos, aunque no tenga nada de comunista, permanezca en el poder. Al fin y al cabo, fue él, Santos, quien declaró que Chávez, pese a las diferencias, era su “nuevo mejor amigo”, mientras Zuluaga y su mentor Álvaro Uribe no dejan de calificar al chavismo y al socialismo del Siglo XXI como un peligroso enemigo de las libertades.

Según la encuesta de Cifras y Conceptos, divulgada por Radio Caracol, el presidente Juan Manuel Santos y el opositor Oscar Iván Zuluaga están empatados. Un dato asombroso que demuestra el desgaste de Santos, quien llegara al poder en el 2010 con el 70% de los votos y se convirtiera en el mandatario con mayor respaldo electoral de la historia del país.

¿Quién triunfará, en definitiva, en estas elecciones? La primera vuelta la ganó, como se sabe, el economista Óscar Iván Zuluaga, con casi el 30% de los votos y cuatrocientos cincuenta mil sufragios de ventaja. Las encuestas le daban cinco o seis puntos menos. En segundo lugar quedó el actual presidente Juan Manuel Santos con apenas 25. Los sondeos pronosticaban que se acercaría al 30. Curiosamente, se invirtieron los resultados previstos.

¿Qué sucedió? A mi juicio, Santos cometió dos errores fatales que están a punto de costarle la presidencia, a menos que logre darle un enérgico vuelco a la campaña.

Primer error, enfrentarse a Álvaro Uribe. Santos sabe, y lo reconoció mil veces públicamente, que le debía su triunfo electoral al expresidente Uribe y a su inmensa popularidad. Entonces y hoy, Uribe es el único líder político capaz de movilizar a una zona notable de la sociedad colombiana.

Aunque Zuluaga es el adversario oficial de Santos, para los electores, inconscientemente, la competencia es entre Santos y Uribe. En el 2010 los colombianos votaron masivamente por Santos frente a Antanas Mockus,  convencidos de que continuaría la obra de gobierno de su predecesor.

En realidad, votaban por Uribe contra Mockus, por medio de Santos, puesto que don Álvaro no podía presentarse a un tercer mandato. Ahora probablemente votarán por Zuluaga contra Santos por considerar que éste es el representante del uribismo.

Segundo error, apostar todo su capital político a los diálogos de paz con las FARC. En el 2014 se cumplió medio siglo de la creación de las FARC.

Los colombianos, con razón, suelen decir que la violencia es un modo de vida al que estas narcoguerrillas comunistas se han acostumbrado.

Difícilmente podrán abandonarlo para reinsertase en la apacible vida de los colombianos respetuosos de la ley. Uno no se imagina al finado Mono Jojoy vendiendo seguros o administrando una cafetería.

Lo que suele ignorarse es la otra cara del mismo fenómeno: para el conjunto de la sociedad colombiana ese cruel enfrentamiento es un problema crónico, con el que también se han acostumbrado a convivir, pero sin abandonar la idea de derrotar a unos enemigos despiadados que les han hecho cosas espantosas. Las FARC sólo tienen el apoyo del 3% de la población.

De ahí surge la enorme popularidad de Uribe. No es por su carisma, rasgo de la personalidad que nadie consigue definir. Viene de que arrinconó a las narcoguerrillas, se enfrentó a Hugo Chávez en el plano internacional, retomó el control de las carreteras, el ejército liquidó a algunos de los cabecillas más notorios, y el número de insurgentes pasó de veinte mil a menos de siete mil, devolviéndole a la ciudadanía la fe en la victoria militar contra un enemigo al que no quieren perdonar, sino derrotar, o, al menos, pactar con él cuando declare unilateralmente el cese al fuego, entregue las armas y se someta a los tribunales.

En tiempos de Uribe, por primera vez en muchos años, los colombianos se sintieron orgullosos de un Estado que parecía capaz de lograr la victoria. Santos, que nunca fue más popular que cuando actuaba como Ministro de Defensa de Uribe y acabó con la vida del cabecilla Raúl Reyes, ha querido pasar a la historia como el presidente que logró la paz a cualquier costo.

No es exactamente eso lo que desea la mayoría de sus compatriotas. Quieren la paz, pero no a cualquier precio.

Última actualización el Sábado, 31 de Mayo de 2014 21:27
 
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