La OEA, entre Insulza y Almagro |
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Lunes, 23 de Marzo de 2015 19:49 |
Por Pedro Corzo.-
La decadencia de la Organización de Estados Americanos que se viene apreciando desde hace varios años, se acentuó a partir de qué José Miguel Insulza, 2005, ocupó su Secretaría General.
La primera elección de Insulza fue particularmente reñida. El ex canciller mexicano Luis Derbez, fue un fuerte contrincante y hubo que efectuar varias votaciones, sin embargo en su aspiración para un segundo mandato, 2010, no tuvo candidatos en contra.
Esta situación se repitió recientemente. Luis Almagro, ex canciller uruguayo, fue en realidad designado y no elegido. La Asamblea General no tenía alternativas, una vez más para tan importante posición había un solo aspirante.
Los países miembros de la OEA deberían alarmarse pues en un continente en el que la mayoría de los líderes políticos se caracterizan por su voracidad al poder, se postulan para cualquier cargo y si acceden acuden a todos los recursos para perpetuarse, solo una persona aspiró a una posición de alta figuración y mucha influencia.
Evidentemente hay muchas dudas sobre cuál puede ser el futuro de una organización que enfrenta serios problemas internos y que esta apresada en la influencia de gobiernos como los de Venezuela, Ecuador y Nicaragua, y paradójicamente por el influjo de un régimen que no forma parte de la organización pero que tiene asociados a su interior, el cubano.
Es una realidad que rol de la OEA como mediador y facilitador de soluciones ha ido perdiendo relevancia y que su Comisión Interamericana de Derechos Humanos, atacada numerosas veces por el presidente ecuatoriano Rafael Correa, también ha sido afectada al retirar su membrecía el régimen de Nicolás Maduro
Pero retornando a la administración de Insulza en los diez años que dirigió la OEA se apreció su inclinación a favor de los regímenes que formaban parte de la Alianza Bolivariana de las Américas, ALBA, o que coincidían estratégica, ideológica y políticamente con las propuestas de esa entidad. Insulza pasó por alto las múltiples agresiones de Hugo Chávez a Colombia y su respaldo a las narcoguerrillas de las FARC. No puso reparos a Chávez cuando fortaleció su dictadura institucional, ni cuando fundó la Unión de Naciones Suramericanas, UNASUR, o la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, una organización que es contraria a la integración continental y a los valores que inspiran a la OEA, ya que su cometido principal es excluir de la formación a Estados Unidos y Canadá. Insulza ha rechazado aplicar a Venezuela la Carta Democrática Interamericana, a pesar de la represión del régimen de Nicolás Maduro contra sus adversarios políticos y la sociedad civil, planteando que ese país tiene el derecho de resolver sus problemas internos sin injerencias externas, una conducta totalmente diferente a la que asumió en el 2009, cuando la crisis interna de Honduras. La Organización de Estados Americanos tiene como objetivo fundamental fortalecer la paz y la seguridad, consolidar la democracia e impulsar el respeto a los derechos humanos en el hemisferio, entre otros compromisos, pero Insulza no promovió esos valores, su trabajo siempre estuvo a favor de los autócratas que desgobiernan el hemisferio, a la vez que lideró las gestiones para que la dictadura cubana reingresara al organismo sin tener que efectuar cambios institucionales que permitan que en la isla reine la democracia.
El legado de Insulza es nefasto. Le faltó liderazgo y voluntad para trabajar por la democracia, lamentablemente la mayor parte del tiempo de su ejecutoria, independientemente a su militancia política, transcurrió intentando ser el candidato de todos, sin importarle en realidad el fortalecimiento de la democracia y los derechos humanos en el hemisferio.
Luis Almagro en su nueva condición de Secretario General deberá trabajar fuertemente para que la OEA recupere el prestigio y la influencia perdida, y para lograrlo, deberá caminar por una cuerda floja que de fallarle, le precipitará a los brazos de autocracias institucionalizadas, por demás, depredadoras y carnívoras, o de gobernantes demócratas que salvo contadas excepciones, están lejos de actuar a favor de la democracia y los derechos humanos a escala hemisférica.
Como gestor de la política hemisférica el ex canciller uruguayo tiene al menos dos retos grandes que enfrentar.
La dictadura cubana de la que dijo querer insertar en el organismo, sin antes haber expresado su opinión sobre la situación de los derechos humanos en ese país y sin reclamar al totalitarismo insular elecciones plurales, secretas y observadas internacionalmente. En este aspecto sigue la ruta políticamente correcta de la mayoría de los políticos del continente.
El otro desafío es Venezuela. Mediar entre la autocracia chavista y la oposición democrática es muy difícil, y si pretende cumplir su promesa de defender los principios internacionales y garantizar el funcionamiento de la democracia, enfrentara tantos problemas como Hércules para cumplir sus 12 hazañas. Pedro Corzo (*)
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@PedroCorzo43 *.-Periodista y Director del Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo |
Última actualización el Lunes, 23 de Marzo de 2015 19:50 |
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Miércoles, 18 de Marzo de 2015 11:21 |
Por Aecio Neves.-
Hay momentos en la vida de un país en que el alma de la nación parece inquietarse y desbordarse, creando identidades que nos ayudan a recordar que no somos un conjunto de individuos inmersos en problemas y desafíos personales sino un pueblo que tiene mucho en común.
(Artículo publicado en Folha de Sao Paulo. Brasil).- Ayer fue un momento así. En la que la individualidad dio paso a la colectividad. Un día del que debemos estar orgullosos.
Curiosamente, hace exactamente 30 años, Brasil vivía otro momento de fuerte identidad colectiva. En otro 15 de marzo debería haber sido la posesión del primer presidente civil y de la oposición después de 20 años de dictadura. El calvario personal de Tancredo, paradójicamente, ayudó en la creación y el fortalecimiento de los lazos colectivos.
En aquella época, justo antes de la muerte del presidente, circulaba en el país una anécdota diciendo que una enfermera estaba en la habitación con Tancredo cuando comenzó a oír el ruido de la multitud que se había congregado en la puerta del hospital, en oraciones y homenajes. ¿Qué es ese ruido? , preguntó. Es la gente, presidente, la gente es todo lo que hay abajo, dijo. ¿Y qué hace la gente aquí? Vienen a despedirse, presidente. Oye, ¿Hija y dónde está yendo el pueblo?, preguntó el presidente.
La delicadeza de esta escena ficticia, pero que combina bien con el espíritu de Tancredo, viene a la mente de vez en cuando. No podemos olvidar nunca que, en medio del legítimo sentimiento legítimo de indignación y protesta, existe una especie de agresividad y radicalización del entorno político que importa sólo a aquellos que carecen de argumentos, a los responsables de colapso del país.
La estrategia del PT ha sido clara. Para ocultar el verdadero alcance de la insatisfacción popular, trata de convertir a todos los críticos del gobierno en partidarios de un golpe de Estado o de la destitución de la presidente. Quieren convencer a Brasil de que las manifestaciones espontáneas, populares, nacidas en el corazón de millones de brasileños, en realidad son acciones astutas preparadas por los partidos políticos. No lo son. Actúan así para no enfrentarse a la realidad de que el gobierno debe una explicación a los millones de brasileños. Lo hacen para tratar de entorpecer el debate sobre temas que no interesan al partido.
Las calles están ocupadas por diferentes reivindicaciones y por la indignación con la corrupción, pero también contra la hipocresía del discurso de parte de los dirigentes del país que, por conveniencia, y contradictoriamente, hoy repudian posiciones defendían ayer.
Las manifestaciones de este domingo, que superaron todas las expectativas, no se refieren al pasado ni a los resultados de las elecciones. Hablan del futuro. Y, por eso, preocupan tanto al gobierno. |
Los tiempos políticos y judiciales se aceleran en Argentina |
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Lunes, 16 de Febrero de 2015 11:41 |
Por CARLOS MALAMUD.-
El asesinato del fiscal Alberto Nisman desató una tormenta política de inusitadas consecuencias. Podía no haber sido así, pero la pésima gestión de la crisis por Cristina Fernández y sus allegados ha terminado por poner patas arriba a todo el país. Y todo indica que esta dinámica no acabará pronto. En una abigarrada sucesión de acontecimientos iniciada la luctuosa tarde del 18 de enero se encadenaron otros que provocaron nuevos puntos de fricción. Aquí destaca la convocatoria de una “marcha del silencio” con ocasión de cumplirse un mes del atentado y la imputación contra la presidente, su ministro de Exteriores y algunos otros personajes de la trama iraní.
El problema para el gobierno, especialmente para el peronismo, y más para los gobernadores e intendentes (alcaldes) que ponen en juego sus cargos en las próximas elecciones, es que cuánto más dure las crisis más importante será el golpe y sus consecuencias electorales. De ahí el desconcierto y una cierta sensación de malhumor creciente en las filas peronistas tradicionales con el proyecto “cristinista”, cada vez más polarizador.
La sucesión de errores comenzó con la contradenuncia de las acusaciones de Nisman. De haberlas encajado democráticamente y con un cierto fair play el precio a pagar no hubiera sido tan alto. Tras la muerte del fiscal comenzaron los mensajes en Facebook y los discursos contradictorios que sólo buscaban realzar el papel victimista del gobierno, que habría recibido “un cadáver sobre la mesa”, según Cristina Fernández. De confirmarse los rumores de que Nisman fue ejecutado por agentes iraníes con respaldo local, la conducta presidencial sería más incomprensible, producto de su omnipotencia y de su incomprensión de cómo funciona el mundo.
La convocatoria por numerosos fiscales y otros sectores de la judicatura de una marcha de protesta por el asesinato de Nisman puso en pie de guerra al gobierno, especialmente a sus sectores más duros. Desde entonces se ha intensificado el discurso antinómico. En un acto en Casa Rosada la semana pasada, Fernándezseñaló: “Nosotros somos el amor; ellos, el odio. Nosotros nos quedamos con el canto y la alegría; a ellos les dejamos el silencio”. Por supuesto, no aclaró quienes son ellos, pero para ilustrar sus intenciones remachó: “Vamos a seguir pregonando la unidad de los argentinos”. Grupos afines a su conducción reforzaron la idea con consignas como “el silencio no es salud” u otras más provocativas y descalificadoras.
Su círculo íntimo buscó deslegitimar a los fiscales y jueces convocantes señalándoles vínculos con narcotraficantes, ser encubridores o cómplices de la dictadura y raptores de bebés, o proteger a las tramas más oscuras de los servicios secretos. Inclusive se acusó a los promotores y a todos quienes concurran a la marcha de apoyar un “golpismo suave”, relacionándolos con los sectores más antidemocráticos. El discurso antagónico se intensificó tras conocerse la imputación del fiscal Gerardo Pollicita contra la presidente. Así, Fernández insistió, otra vez desde su cuenta de Facebook: “¿Saben qué? El odio, el agravio, la infamia, la calumnia se los dejamos a ellos”.
En relación con esta campaña gubernamental y a las descalificaciones presentes en las acusaciones oficialistas, Jorge Fernández Díaz señaló: “Sólo un movimiento esencialmente autoritario puede propugnar que una marcha de silencio es un acto de golpismo. Si marchás por el esclarecimiento de un crimen, sos un destituyente; si te preocupa la República, sos de derecha; si pensás que hasta un presidente puede ser juzgado, sos un desestabilizador, y si advertís sobre el atraso cambiario, sos un devaluacionista”.
Esta idea del creciente autoritarismo gubernamental hace pensar en la necesidad de una nueva transición democrática en Argentina. En los casi 12 años de gobiernos kirchneristas el retroceso institucional ha sido importante. El copamiento del estado y del gobierno por los más próximos a la presidente ha hecho retroceder años la objetividad y la neutralidad de buena parte de las instituciones. Se tiende a que no haya diferencias ente gobierno y estado y que el parlamento y la justicia respondan al ejecutivo.
El nerviosismo en las filas gubernamentales aumentan a partir de lo que algunos analistas, como Joaquín Morales Solá, describen como “rebelión judicial”. Ésta consiste, sencillamente, en que jueces y fiscales se animan a avanzar en procesos que en el pasado no tenían respuestas o, si las había, eran negativas o avanzaban a paso sumamente lento.
Probablemente el respaldo a Randazzo sea lo más parecido a un tiro en los pies recibido por los candidatos del peronismo oficial.
De momento las encuestas tampoco deparanbuenas noticias para el gobierno. La imagen de la presidente sigue cayendo, aunque todavía tiene margen para recuperarse. A esto se suma el apoyo de Fernández a uno de los precandidatos kirchneristas, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, en detrimento del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli, mucho mejor posicionado en los sondeos. Probablemente el respaldo a Randazzo sea lo más parecido a un tiro en los pies recibido por los candidatos del peronismo oficial.
También la oposición ha comenzado a moverse, aunque en diversas direcciones, a veces contradictorias. Por un lado, el dirigente socialista de Santa Fe, Hermes Binner, ha roto la coalición de centro-izquierda con la UCR (Unión Cívica Radical). Por el otro, el gobernador de Córdoba,José Manuel de la Sota, ha convocado a toda la oposición a unirse en la segunda vuelta contra un candidato oficialista.
La presidente Fernández ha sido imputada. Su paso a procesada no es sencillo y depende de la voluntad de un juez que no necesariamente coincide con las apreciaciones del fiscal. De momento éste ha solicitado una gran cantidad de diligencias que, de aprobarse, dilatarán los tiempos procesales y podría llegarse a las elecciones presidenciales sin grandes novedades. Pero hay otros casos abiertos que pueden aumentar la tensión, como el procesamiento por corrupción contra el vicepresidente Amado Boudou o el juicio por lavado de dinero en el que está sumamente comprometido Máximo Kirchner.
Con un intenso calendario electoral por delante (las elecciones provinciales se celebrarán de forma progresiva) y con una coyuntura como la actual, es normal que se aceleren los tiempos políticos. También los judiciales, al ser imposible la reelección de Fernández. En tanto el gobierno continúe cometiendo errores de bulto todo le serámás difícil. El futuro puede ser cada vez más complicado para todos aquellos que venían defendiendo la figura de “Cristina eterna”.
INFOLATAM |
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Siete temas a tener en cuenta en América Latina en 2015 |
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Escrito por Indicado en la materia
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Jueves, 08 de Enero de 2015 12:20 |
Por Carlos Malamud.-
El año 2015 promete ser de gran en interés en América Latina. De entre todos los temas a tener en cuenta he priorizado siete, que son los siguientes:
1) La coyuntura económica y sus repercusiones políticas: cerrado el ciclo de crecimiento continuo del precio de las commodities, y en medio de un entorno internacional poco favorable, habrá que seguir muy de cerca la evolución de los distintos países latinoamericanos.
Si bien no estamos en la época de la “lotería de mercancías”, como definió Carlos Díaz Alejandro la dramática situación regional tras la crisis de 1930, el comportamiento de cada país seguirá su propio rumbo. Y éste dependerá no sólo de la naturaleza de los bienes exportados, y hoy los países productores de hidrocarburos la están pasando muy mal, sino también de la calidad de las políticas públicas, especialmente económicas, de los últimos cinco/diez años.
Los menores ingresos fiscales afectarán la labor de los gobiernos peor gestionados y esto repercutirá negativamente en el plano de la política. No sólo porque algunas de las expectativas de las clases medias emergentes no podrán seguir siendo satisfechas, sino también porque el apoyo electoral de los partidos en el poder comenzará a ser amenazado, como ya se ha visto en algunos elecciones de 2014.
2) Las relaciones Cuba – EEUU: tras el anuncio del restablecimiento de las relaciones entre los dos países quedan todavía por despejar numerosas incógnitas, muchas de las cuales podrán tener respuesta a lo largo de 2015. ¿Participará la sociedad civil cubana en la Cumbre de las Américas? ¿Volverá Cuba a la OEA? ¿Será capaz Raúl Castro de impulsar las reformas necesarias, no sólo económicas sino también políticas para permitir un relajamiento del embargo y, eventualmente, su cese? La represión sufrida por los opositores a comienzo del año no es una buena señal, aunque estuviera dirigida a los sectores más retrógrados del gobierno cubano.
3) La crisis de Venezuela y el futuro político del chavismo: tanto la situación económica, agravada por la baja pronunciada de los precios del petróleo, como la política se están deteriorando de manera acelerada. El gobierno de Nicolás Maduro debe afrontar una serie de reformas profundas, pero hasta ahora no se han visto movimientos claros en esa dirección. En un año con unas elecciones parlamentarias cruciales, la gobernabilidad del país y el futuro del chavismo como movimiento político estarán en juego.
4) El proceso de paz en Colombia: tras el secuestro y posterior liberación del general Alzate todo indica que las negociaciones que se mantienen en La Habana entre el gobierno colombiano y las FARC podrían acelerarse. El deseo del presidente Santos es cerrar un acuerdo a lo largo de este año. Y si bien los estímulos para lograrlo son altos, también lo son los obstáculos existentes que afectan a ambas partes.
Es indudable que un cierre positivo de las negociaciones sería de una gran importancia para el país, pero también lo es que la opinión pública, como muestran de forma repetida todas las encuestas, no estaría dispuesta a aceptar cualquier cosa. De ahí las limitaciones gubernamentales a la hora de hacer concesiones al principal grupo guerrillero que sigue operando en el país.
5) Las elecciones presidenciales en Argentina: en octubre próximo se celebrará la primera vuelta de unos comicios decisivos para conocer el futuro del proyecto kirchnerista. De momento todas las opciones están abiertas, comenzando por un no imposible triunfo del candidato oficialista Daniel Scioli, en el caso de que Cristina Fernández finalmente decidiera apoyarlo. Si bien es verdad que con las actuales candidaturas las pulsiones más autoritarias y populistas del kirchnerismo se atenuarían, no sería lo mismo para el futuro democrático del país contar con un nuevo presidente peronista que con uno no peronista.
6) México y las reformas del presidente Peña Nieto: cuando todo parecía indicar que 2015 sería el año triunfal de Enrique Peña Nieto, la masacre de 43 normalistas en Iguala puso al país patas arriba. Inclusive muchos apostaron por un fuerte incremento de la inestabilidad política y el fracaso del gobierno del PRI. Con el comienzo del nuevo año parece que el presidente ha recobrado parte de la iniciativa perdida. Por eso, las elecciones de julio próximo (diputados, gobernadores y un sinnúmero de cargos locales, con cerca de 2.100 cargos en juego) serán vitales para conocer el rumbo que siga el país y el futuro de las reformas.
7) Brasil y el segundo gobierno de Dilma Rousseff: el pasado 1º de enero la actual presidente comenzó su segundo mandato, en una coyuntura que exige del gobierno medidas duras y contundentes. Pese a la amplia coalición política que respalda al Ejecutivo en manos del PT los peajes que exigirán los diputados y senadores oficialista no serán fáciles de pagar.
A esto se suma el papel que quiera jugar Lula da Silva, interesado en volver al palacio de Planalto dentro de cuatro años. ¿Serán capaces Dilma Rousseff y su ministro de Economía Joaquim Levy de impulsar las reformas que el país requiere para volver al crecimiento fuerte y sostenido de años anteriores? Uno de los principales problemas es que esto implica la apertura de Brasil y una mayor inserción con el mundo globalizado, algo complicado en el entorno político actual.
La agenda política y económica de América Latina en el año que acaba de comenzar tiene una gran abundancia de temas, muchos tanto o más importantes que los siete aquí mencionados. Como toda selección ésta es arbitraria y deja de lado cuestiones como el porvenir de las reformas impulsadas por la Nueva Mayoría de Michelle Bachelet, las elecciones presidenciales en Guatemala, un país bajo la amenaza constante del narcotráfico o el futuro de la integración regional y de algunas de sus instituciones, como Mercosur, la CELAC o la Alianza del Pacífico. Todas, incluso las no mencionadas tendrán gran interés y seguimiento informativo y de muchas de ellas, con seguridad, me ocuparé a lo largo de 2015.
INFOLATAM
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El error de negociar con las FARC |
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Escrito por Indicado en la materia
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Lunes, 17 de Noviembre de 2014 12:44 |
Por Alvaro Uribe Vélez.-
Preocupa que la paz se considere irreversible porque el Estado se ha puesto de igual a igual con el terrorismo, los generales son equiparados políticamente con sus asesinos y la tesis dominante de los acuerdos es la visión totalitaria, bien disimulada, del castrochavismo.
(Álvaro Uribe /El Mundo. España) Nuestra democracia, con cuatro años de interrupción durante el siglo anterior, ha sido la más extensa de Iberoamérica. Incluso en el Frente Nacional ocupó sus espacios el Partido Comunista como las demás expresiones ideológicas. Los actores violentos han procedido no como alzados en armas contra una dictadura sino como verdugos contra la comunidad y el Estado de Derecho. Por eso no hablamos de conflicto ni de insurgentes sino de narcoterrorismo.
A continuación, las discrepancias que mis compañeros del Centro Democrático y mi persona hemos tenido con el proceso que se adelanta:
- El Gobierno no exigió el cese unilateral de actividades criminales, lo cual ha costado muchas vidas de soldados, policías, civiles y también una especie de inmolación inútil de guerrilleros. Hoy es más difícil obtener esta necesaria condición porque el protagonismo político y un relativo fortalecimiento del terrorismo parecerían alejarlo de aceptar el cese unilateral;
- Es notorio el incremento de la inseguridad, con subregistro y ocultamiento nacional e internacional de acciones violentas, además de expansiones de control territorial criminal en áreas urbanas y rurales. Se ha perdido la voluntad ciudadana de denuncia y ha crecido el sometimiento al poder terrorista, que extorsiona, impone horarios viales, ordena cultivar coca e indica qué se puede sembrar;
- Las Fuerzas Armadas, a pesar de su histórico comportamiento republicano, denotan desmotivación. A este sentimiento concurren factores como la igualación de los soldados y policías con el terrorismo, en lo jurídico que los nivela como victimarios y condiciona su solución judicial a un previo acuerdo con el terrorismo; en lo político cambió la palabra seguridad por la denominación de guerra. Lo peor, en el discurso gubernamental de protección a la sociedad civil se autoriza tácitamente el atentado contra soldados y policías, que el Gobierno califica como contendientes de guerra;
- Las ofertas de impunidad y elegibilidad a responsables de atrocidades, que la Corte Constitucional, la Procuraduría y la fiscal de la Corte Penal Internacional han advertido e intentan precaver. Colombia, país de normalidad democrática, no debería ser objeto de justicia transicional, sin embargo, aceptamos amnistía e indulto para guerrilleros rasos, como también su elegibilidad política. En relación con responsables de delitos atroces, compartimos la reducción de sentencias pero no la ausencia de pena privativa de la libertad;
- Objeciones a los acuerdos publicados. La agenda nacional no se debe discutir con el terrorismo. ¿Qué puede pensar un muchacho que hace parte de una banda criminal cuando ve llegar a Romaña a La Habana -el peor secuestrador que haya conocido el mundo- para discutir la agenda del País?
La iniciativa privada queda gravemente arriesgada en los acuerdos con la FARC.
Los acuerdos entre el Gobierno y la FARC son permisivos con los cultivos de droga; indulgentes con el narcotráfico, que indultan al presentarlo como relaciones en función de la rebelión; no exigentes de entrega de armas; omisivos para obligar a los terroristas a proceder como victimarios y entregar recursos y bienes, que provienen del delito, para reparar a las víctimas.
Sin pretender anticipar el impacto y la cobertura de los acuerdos definitivos que llegasen a firmar, nos preocupan los mecanismos de ratificación posibles, que tendrían el riesgo común de la presión del terrorismo armado a la ciudadanía. El Referendo y la Consulta Popular, si bien son diferentes porque el primero propone reformar las normas y la segunda es de alcance indicativo, tienen el vicio de poder coincidir con otra elección, tal y como fue aprobado en reciente cambio de jurisprudencia sobre el referendo. Preguntar por la noble palabra paz, en una nación martirizada, con el agravante de coincidir con otra elección, es impulsar a un salto emocional, que al afectar el discernimiento sobre los temas, desviaría la razón de ser de los instrumentos de participación directa.
Hay voces que expresan que una Asamblea Constituyente, limitada para otros temas, pero libre para aprobar, improbar o modificar los acuerdos, con todas las garantías de deliberación, tomaría decisiones en salvaguardia de los valores democráticos de Colombia, ofrecería espacio de discusión y podría ser un camino siempre y cuando el grupo terrorista hubiera ya entregado las armas y por ende no existiera riesgo de presión armada a electores ni a constituyentes.
Si el grupo terrorista FARC asesina a compatriotas indígenas porque les retiran vallas publicitarias de sus territorios, ¡qué podremos esperar de acudir a procesos electorales para pronunciarnos sobre los intereses del grupo armado!
Es fundamental parar la violencia con un cese unilateral y verificable de actividades criminales por parte de las FARC. Hablar de cese bilateral seria otro grave sacrificio de la institucionalidad y un nuevo paso para reducir a los militares y policías a la cárcel y ubicar al terrorismo en el poder. Es nocivo que el Gobierno coloque a los generales de interlocutores directos del terrorismo.
Dos fines debería buscar este proceso: la garantía de No Repetición de la Violencia para las presentes y futuras generaciones y el respeto a la totalidad de los valores democráticos.
Esta no es una discusión sobre prejuicios doctrinarios, al contrario, lo es sobre la imagen viva de hechos, como los 14.674 secuestros de FARC entre 1998 y 2003, el asesinato de sus rehenes, con premeditación y anuncio previo, tal como ocurrió con los diputados vallecaucanos, el gobernador Guillermo Gaviria, el exministro Gilberto Echeverri y sus compañeros de cautiverio. Esta discusión, en lugar de ser de doctrina política de salón, debe ser sobre la realidad de un grupo terrorista que ha secuestrado, vía reclutamiento, a miles de menores (67% de sus integrantes).
Queremos la paz, en muchos hay dolores de familia y en todos de patria, no padecemos inhibiciones que nos impidan el perdón, pensamos que la justicia es necesaria como regla comunitaria y compartimos la convicción de defender, de verdad, sin actitud vergonzante, sin timideces, sin dobleces, a la iniciativa económica privada, incluyente, como función social, pero insustituible.
INFOLATAM/EL MUNDO; ESPAÑA
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