Con López Obrador la izquierda se impondrá en México |
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Escrito por Indicado en la materia
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Viernes, 29 de Junio de 2018 03:30 |
Por Dr. Alberto Roteta Dorado.-
Los resultados de dichas encuestas de sondeos de opinión no fueron nada sorprendentes toda vez que los resultados de última hora coinciden con los que han estado apareciendo desde hace meses, los que, lamentablemente, reafirman la popularidad del candidato Andrés Manuel López Obrador, ahora en estos tiempos de siglas, símbolos, números y cifras, reconocido como AMLO, por lo de sus iniciales. El promedio de sondeos lo sitúa cerca del 49% de votos con una ventaja del 22% para el próximo domingo. Le siguen en orden decreciente los aspirantes Ricardo Anaya en segundo lugar, con un promedio alrededor del 27%; José Antonio Meade en tercero, con un promedio alrededor del 21%.
Con López Obrador la izquierda se impondrá en México.
Por: Dr. Alberto Roteta Dorado.
Santa Cruz de Tenerife. España.- Este domingo 1 de julio tendrán lugar en México los esperados comicios en los que se elegirá al Jefe de Estado y de Gobierno de México, electo por única ocasión para un periodo de cinco años y diez meses sin posibilidad de reelección, 128 senadores como miembros de la cámara alta del Congreso de la Unión, lo que significa que 96 sean elegidos en elecciones por estado, esto es, tres senadores electos de manera directa por cada estado de la República y 32 electos por representación proporcional a partir de una lista nacional por partido. Todos por un periodo de seis años a partir del 1° de agosto del 2018 con posibilidad de reelección por un periodo adicional, así como 500 diputados federales como miembros de la cámara baja del Congreso de la Unión, de los que 300 serán elegidos por mayoría simple y 200 mediante el principio de representación proporcionada a partir de cinco listas regionales por partido. Estos últimos electos para un periodo de tres años a partir del 1° de agosto del 2018 con la posibilidad de reelección por hasta tres periodos adicionales.
Este 27 de junio fue el último día fijado como tope para el fin de campaña electoral, amén de que fuera el último día para que las encuestas de intenciones de voto en pos de los candidatos presentaran sus últimos resultados. Esto permitió que aparecieran múltiples encuestas que fueron rápidamente difundidas por doquier mediante las publicaciones de los diarios más influyentes del país.
Los resultados de dichas encuestas de sondeos de opinión no fueron nada sorprendentes toda vez que los resultados de última hora coinciden con los que han estado apareciendo desde hace meses, los que, lamentablemente, reafirman la popularidad del candidato Andrés Manuel López Obrador, ahora en estos tiempos de siglas, símbolos, números y cifras, reconocido como AMLO, por lo de sus iniciales. El promedio de sondeos lo sitúa cerca del 49% de votos con una ventaja del 22% para el próximo domingo. Le siguen en orden decreciente los aspirantes Ricardo Anaya en segundo lugar, con un promedio alrededor del 27%; José Antonio Meade en tercero, con un promedio alrededor del 21%.
Con estas cifras recién publicadas es muy poco posible – para no ser absolutos y afirmar de modo categórico que en realidad es imposible alguna variación– que puedan producirse cambios inesperados de última hora. Téngase en cuenta que solo nos separan unos días para que logre materializarse la realización de los comicios mexicanos. Esto presupone finalmente que el triunfo será para el representante de la izquierda Andrés Manuel López Obrador, lo que sería el elemento discordante incidente en la variación del patrón que hasta ahora hemos estado presentando en la región. En México, por desgracia, no ocurrirá lo que en Costa Rica, Paraguay, y recientemente en Colombia, naciones en las que el dogmatismo, la rigidez y el izquierdismo no pudieron apoderarse del poder.
Estos patrones se han mantenido con estabilidad desde los comienzos del presente año, lo que evidencia que la posibilidad de variación en solo unos días es imposible. De acuerdo con un sondeo realizado por la casa especializada Buendía & Laredo –sondeo que se hizo a 1002 ciudadanos en su vivienda en el periodo del 19 al 25 de enero del 2018 con un margen de error de 3.53 puntos porcentuales–, publicada por el diario El Universal, el aspirante izquierdista Andrés Manuel López Obrador lideraba las preferencias en torno a la elección presidencial. López Obrador, del partido MORENA, obtuvo un 32%, seguido por Ricardo Anaya, de un frente formado por el derechista Partido Acción Nacional (PAN) y el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), con un 26%, mientras que en el tercer sitio se colocó José Antonio Meade, del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), con un 16% de la intención de voto.
Dicen algunos “analistas”, aunque de manera un tanto disparatada, que tendría que producirse un grave fenómeno noticioso que provocase un vuelco electoral. Esto es uno de los tantos absurdos que con frecuencia aparecen en ciertos medios que, más allá del análisis serio, tienden a especular sin conocimiento de causa. Tendría de cometer un asesinato López Obrador, o verse envuelto en algún escándalo sexual, de los que tanto abundan en estos tiempos, para que su posición experimentara la variación necesaria para salvar a México de la influencia comunista. Un error de encuestas resulta también demasiado utópico. Puede existir cierto margen de error, pero no que sobrepase el 20%, y por otro lado una encuesta puede tener algún fallo, pero varias no.
Surge entonces la necesaria interrogante. ¿Por qué las multitudes respaldan a Andrés Manuel López Obrador? Precisamente por ser multitudes, por ser grandes sectores poblacionales que de manera tradicional han estado apoyando – muchas veces sin saber en sí lo que apoyan, defienden y proclaman– lo que han creído que pueda solucionar sus males, sus conflictos y sus problemas con un mínimo de esfuerzo que no sea el de plasmar una firma, una huella, o un signo. Lo demás les “llegará” como caído del cielo, y es esto justamente lo que aprovechan aquellos que de manera inescrupulosa han estado jugando con los sentimientos de las masas ignorantes, a los que se les manipula con facilidad mediante promesas que una vez en el poder olvidan, y con actos que jamás llegan a concretarse.
En el caso de México hay muchos elementos en torno al absurdo comportamiento de sus ciudadanos con el apoyo mayoritario a AMLO. Una nación cuyos índices de pobreza, de desigualdad, de delincuencia, de violencia, de corrupción, de drogadicción, entre otros males, caracterizan el panorama social, es de esperar cualquier tipo de reacción por muy absurda que parezca.
Pero de todos los males de la nación azteca el peor de todos es la ignorancia en la que viven inmersos millones de seres a los que los términos izquierdismo, derechismo, socialismo, democracia, progresismo, neoliberalismo, globalización, etc., no son sino términos al extremo distantes y ajenos. A pesar de que el índice de analfabetismo en el país ha disminuido en las últimas décadas, no deja de ser un flagelo, y aunque el promedio nacional es de 6,31% para los hombres y de 8,89% para las mujeres, en muchos estados como Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Veracruz, las estadísticas están muy por encima de la media nacional al oscilar entre un 15% y 20 %.
Los líderes socialistas han encontrado a través de los años un excelente caldo de cultivo para la proliferación de la descabellada idea socialista entre aquellos que no solo son desposeídos, marginados, rechazados o proscritos, sino ignorantes. Lo predijo Karl Marx desde la segunda mitad del siglo diecinueve con sus experiencias proletarias – a pesar de que jamás estuvo entre ellos, sino como bien diría José Martí, anduvo en la sombra –, y luego en Latinoamérica los dictadores Fidel Castro en el siglo XX y Hugo Chávez en el siglo XXI se encargaron de promocionar siempre mediante el engaño y la manipulación de los menos letrados y desposeídos.
Ahora López Obrador sigue sus pasos. Por desgracia en México no ocurrirá lo que en Colombia, nación en la que recientemente se logró impedir que el comunismo se apoderara no solo de los colombianos, sino que desde allí se diseminara a modo de maligno cáncer que hace metástasis por doquier.
Ya se decepcionarán los mismos que hasta ahora lo han apoyado incondicionalmente cuando lo prometido jamás se cumpla y cuando se apodere de todos los bienes del pueblo mexicano a pesar de su campaña anticorrupción.
Por lo pronto México tendrá un régimen de izquierda que como es esperar contribuirá a incrementar la corrupción, la delincuencia y la pobreza; pero los mexicanos lo han querido así. Todo efecto tiene su causa, toda causa tiene su efecto, toda acción genera una reacción, así pues, esperemos los efectos ante esta mal decisión de una nación que merece un mejor futuro, aunque este no es aun su momento. |
Última actualización el Domingo, 22 de Julio de 2018 02:20 |
Escrito por Indicado en la materia
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Jueves, 13 de Abril de 2017 12:18 |
Por JORGE ZEPEDA PATTERSON.-
El debilitamiento gradual del presidencialismo en México tuvo un efecto secundario deplorable: hizo de cada Ejecutivo estatal un reyezuelo. Con la detención de Tomás Yarrington en Italia la lista es ya aterradora: seis exgobernadores en la cárcel, dos que ya han estado entre las rejas, tres prófugos y 10 con escándalos de corrupción (la recopilación es de Georgina Morett). En total 21 gobernadores y sus riquezas inexplicables han sido exhibidos en los últimos años.
Un récord si consideramos que sólo hay 32 entidades federativas en México. Prácticamente desde siempre convertirse en gobernador garantizaba hacerse millonario, gracias a las prerrogativas discrecionales que gozan estos monarcas locales.
En los últimos años también equivale a convertirse en delincuente. El debilitamiento gradual del presidencialismo en los últimos 20 años, aplaudido por todos, tuvo un efecto secundario deplorable: hizo de cada Ejecutivo estatal un reyezuelo. Consultoras especializadas (entre ellas las del exministro Pedro Aspe) desarrollaron estrategias financieras que permitieron a las tesorerías locales superar sus topes históricos de endeudamiento.
En muy poco tiempo los mandatarios locales nadaban entre fortunas ingentes y escasos contrapesos. Desde entonces los excesos y abusos en una escala sin precedente han sido la norma.Todos estos escándalos y aprehensiones no obedecen, por desgracia, a una mejora del desempeño de tribunales y autoridades en materia de combate a la corrupción.
No es que el sistema se esté corrigiendo a sí mismo; el sistema sigue estando tan corrupto como siempre, o más. La élite política mantiene la complicidad de antes en lo tocante a proteger a uno de los suyos sin importar las infamias que haya cometido.La persecución contra los excesos de los gobernadores procede de tres fuentes: la primera y más importante, la alternancia política.
Un nuevo partido político toma el poder y presenta cargos contra el gobernador saliente: es el caso de Andrés Granier de Tabasco, Guillermo Padrés de Sonora, César Duarte de Chihuahua o Javier Duarte de Veracruz, entre otros.
La nueva Administración prefiere exhibir al responsable del boquete en las finanzas públicas que encuentra, para no ser ella la que pague los platos rotos. En otras ocasiones la denuncia está alimentada por el encono personal. Es tal el empeño de los gobernadores en conservar el poder, heredándolo a un hombre de su confianza, que las elecciones estatales se han convertido en sinónimo de guerra sucia. Consecuentemente, todo candidato de la oposición que logra el triunfo termina siendo un gobernador vengativo y justiciero.
Otra fuente de denuncia procede de la acción combinada de las redes sociales y la prensa. Son tan obvios los excesos de algunos políticos que sus pecados terminan siendo documentados y denunciados ante la opinión pública. La mayor parte de la veces, por desgracia, eso no significa que sean llevados ante la ley, a menos que eso convenga a un grupo político en el poder. El caso de Roberto Borge, en Quintana Roo, exhibido una y otra vez, forma parte de los 10 gobernadores que, pese a la evidencia en contra, no han sido procesados por tribunal alguno.
Finalmente, hay un protagonista que adquiere relevancia de vez en vez en materia de fiscalización de gobernadores: Estados Unidos. Cuando el poderoso vecino tiene evidencia de que un mandatario es pieza importante del engranaje del narcotráfico suele intervenir sin ningún miramiento respecto de las facciones políticas en México.
Tomás Yarrington, exgobernador de Tamaulipas, fue aprehendido gracias a la documentación recabada por la DEA y otras agencias estadounidenses, y fueron ellos los que presionaron a las autoridades italianas para su detención. Con pocas variantes es el mismo caso de Mario Villanueva de Quintana Roo y de Édgar Veytia, fiscal de Nayarit.
La aprehensión de Yarrington ha puesto a temblar a una parte de la élite política. La PGR poseía un expediente formal en contra del tamaulipeco, pero estaba claro que el Gobierno mexicano no tenía interés en ponerlo tras las rejas. Por lo mismo, hoy carece de argumentos jurídicos para pedir su extradición al Gobierno de Italia, en comparación con el documentado alegato que presentan los estadounidenses.
Así que, todo indica, Yarrington terminará siendo procesado en un tribunal del país vecino. Algo que quita el sueño a muchos. ¿Qué estará dispuesto a confesar el exgobernador a cambio de un atenuante en su condena?Y por lo demás, el asunto tiene que ver con narcotráfico, no con corrupción. Me temo que la única moraleja que los gobernadores obtendrán de esto es que robar no es un pecado, meterse con la DEA sí.
@jorgezepedap |
El “No” en Colombia y el supuesto “Si” en Cuba |
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Escrito por Indicado en la materia
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Sábado, 02 de Septiembre de 2017 13:43 |
Por Jorge Hernández Fonseca.-
Hay un consenso internacional equivocado respecto a “lo mejor para Cuba”. Es cierto que la mayoría colombiana por el “No” fue casi similar a los votantes del “Si”, pero su victoria se agiganta cuando se considera la desproporcionada campaña nacional e internacional por el “Si”, que centraba sus argumentos en que el voto “No” daría reinicio a la guerra, cosa que no sucedió.
En Cuba pudiéramos decir que existe también una división similar entre los que pensamos que la política internacional (es decir, del presidente de EUA, el Papa, la ONU, la Unión Europea, entre otros) llevan adelante una política que es contraria a los intereses del sufrido pueblo cubano, que para nada es jerarquizado.
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Sebastián Piñera quiere volver al poder en Chile por el centro |
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Escrito por Indicado en la materia
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Viernes, 31 de Marzo de 2017 13:47 |
Por PATRICIO NAVIA.-
En el lanzamiento de su campaña para las elecciones presidenciales de noviembre en Chile, el ex Presidente Sebastián Piñera (2010-2014) mezcló una dura y certera crítica al gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet de la centroizquierdista Nueva Mayoría con un mensaje de optimismo y reconciliación hacia un electorado que le resultó especialmente esquivo cuando Piñera fue presidente. Pidiendo perdón por sus errores y prometiendo retomar el camino del crecimiento y de la creación de empleos, Piñera se esforzó por presentar un mensaje de moderación y pragmatismo y por comprometerse a separar aguas entre sus negocios y su actividad política. Si bien quedan 8 meses de campaña, Piñera ha logrado consolidar una amplia ventaja en las encuestas de cara a la primera vuelta, aunque es muy probable que en segunda vuelta deba enfrentar a un candidato de centro-izquierda que logrará sumar las fuerzas de todos aquellos que no quieren ver a Piñera de regreso en el palacio presidencial de La Moneda.
A poco más de tres años de haber dejado el poder como el Presidente más impopular en la historia reciente de Chile, Sebastián Piñera aparece ahora como el candidato mejor posicionado para suceder a Michelle Bachelet cuando ella termine su periodo en marzo de 2018. La transformación de Piñera de ser un presidente cuyo rechazo superó ampliamente su aprobación durante la mayor parte de su mandato se debe en buena medida a que la impopularidad de Bachelet. Después de haber sido la presidenta más popular en el Chile post dictadura en su primer periodo (2006-2010), Bachelet volvió al poder en 2014 prometiendo reformas profundas que alejarían a Chile del sendero de pragmatismo y moderación en una economía social de mercado y lo llevarían a convertirse en un país donde el Estado tendría un rol mucho más activo en la provisión de servicios públicos y en su rol regulador.
Pero el enfriamiento de la economía y una serie de escándalos de financiamiento irregular de las campañas dañaron los planes de Bachelet. Las revelaciones sobre los negocios de su hijo y su nuera—con acusaciones de tráfico de influencia—terminaron por arrinconar a Bachelet y frenar los impulsos transformadores de su gobierno. Ahora, a menos de un año de dejar el poder, la aprobación de Bachelet ha caído a un piso de 20%, superando ampliamente a Piñera. Comparado con su antecesora y sucesora, Piñera aparece ahora como un presidente menos impopular. Después de experimentar tres años con Bachelet en el poder, muchos chilenos parecen interesados en volver a intentar con Piñera en la presidencia.
Conociendo esta realidad, Sebastián Piñera optó por un mensaje mixto en su lanzamiento de campaña. Por un lado, tuvo duras críticas a las reformas que implementó Bachelet y que ahora son rechazadas por una mayoría de los chilenos. Pero consciente de que los chilenos quieren reformas que ayuden a reducir la desigualdad y amplíen las oportunidades, Piñera tuvo un mensaje de unidad y pragmatismo para el país. Prometiendo volver a crecer y asegurando que aprendería de sus errores, Piñera concentró su mensaje en la necesidad de adoptar reformas que contribuyan al crecimiento y la creación de empleos. Enumerando una larga lista de prioridades de los chilenos, Piñera prometió avanzar en reformas que promovieran la libertad, la justicia y el progreso.
Si bien Piñera lidera ampliamente en las encuestas, el ex presidente tendrá un duro camino que recorrer para volver a La Moneda. Casi la mitad de los chilenos dicen no gustar de ninguno de los candidatos actualmente en carrera. Las acusaciones sobre conflictos de intereses de Piñera, que históricamente ha tenido dificultades para separar la política de sus negocios, afectan también su credibilidad. Como es improbable que logre una mayoría absoluta de los votos en la primera vuelta de noviembre, Piñera deberá enfrentar en segunda vuelta a un candidato que, independientemente de quien sea, logrará cohesionar a todos aquellos votantes que rechazan al ex presidente.
Con todo, Piñera parece tener un plan razonable para su campaña. Su discurso fuertemente crítico contra Bachelet le suma apoyos entre esa mayoría de chilenos que rechaza el gobierno de la centro-izquierdista Nueva Mayoría. A la vez, su mensaje de pragmatismo y moderación, centrado en el crecimiento y la creación de empleos, busca atraer a esos votantes moderados que abandonaron al gobierno de Bachelet cuando sintieron que las transformaciones profundas que ella prometió empezaron a llevar a Chile por un mal camino. Como la economía chilena apenas crece, el foco de Piñera en la creación de empleos y el crecimiento parece acertado. Si bien Piñera despierta suspicacias porque muchos temen que velará más por sus negocios que por el bien del país, hasta ahora Piñera parece bien encaminado para volver a la presidencia, toda vez que ninguno de sus rivales parece lo suficientemente preparado para competir contra él en la dimensión de creación de empleos y políticas pro-crecimiento que parecen ser el tema que definirá la elección en Chile en noviembre.
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¿Resistirá Santos los golpes de Odebretch? |
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Escrito por Indicado en la materia
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Viernes, 31 de Marzo de 2017 13:45 |
Por SALUD HERNÁNDEZ-MORA.-
Antes de estallar el escándalo, Santos contaba con apenas el 17% de aprobación. Nunca ha sido un personaje popular, aunque tuvo momentos mejores. No se puede olvidar que ganó la primera elección solo porque Uribe le señaló como su sucesor y logró repetir mandato en el 2014 gracias al apoyo que le brindó la izquierda en la segunda vuelta electoral, para frenar al aspirante uribista.
Las revelaciones sobre la financiación de Odebrecht a su campaña dan nuevos argumentos a sus detractores domésticos, proyecta una imagen personal algo bananera ante la comunidad internacional y debilitan su gobernabilidad.
Su reacción para frenar la bola de nieve no ha resultado creíble. La frase: “me acabo de enterar”, pronunciada en una singular alocución presidencial, compite con la famosa “todo se hizo a mis espaldas” de Ernesto Samper.
Santos se refería a la confesión de su íntimo amigo y jefe de campaña, Roberto Prieto, admitiendo que Odebretch aportó fondos. Samper, a los dineros que le entregó el cártel de Cali para conquistar la presidencia.
En un primer momento, el Presidente Santos y su entorno negaron las evidencias. Entre otros contraataques, sus ministros firmaron una carta pública en la que aseguraban que su jefe era un modelo de pulcritud, misiva que no tuvo mayores consecuencias. Durante mes y medio resistió ayudado por el silencio de Roberto Prieto, la actuación por momentos errática de la Fiscalía General y unos medios de comunicación que le han servido de escudo protector durante sus dos administraciones.
Pero el muro empezó a resquebrajarse esta semana, cuando Prieto abrió la caja de los truenos. El que ha sido su mano derecha en cuestiones políticas desde 1997, aceptó que la campaña recibió 400.000 dólares de Odebretch para costear unos afiches. No le quedaba otro camino puesto que ya la esposa del dueño de la imprenta había admitido el contrato, pagado en Panamá.
Pero en su voz la trampa retumbó con más fuerza. No solo la legislación electoral colombiana prohíbe el aporte de empresas extranjeras, sino que usaron Panamá para gastos al margen de los reportados oficialmente. De paso, dieron credibilidad a un rosario de graves revelaciones que enturbian la trayectoria de Santos.
Y no pudo amortiguar el golpe con la noticia de que su rival en el 2014, Oscar Iván Zuluaga, también recibió dineros de Odebrecht. Venía quemado de tiempo atrás y su reacción de marginarse de la carrera presidencial del 2018 por el escándalo, le ha relegado a un segundo plano.
Aunque Santos cuenta aún con una amplia mayoría en el Legislativo, cada día le cuesta más recabar apoyos sin contraprestaciones. Su baja estima entre la opinión pública, el nuevo escenario de incertidumbre que supone no saber qué nueva bomba le estallará cada día y un gabinete lleno de ministros con aspiraciones presidenciales, desdibujan su poder.
Tampoco le ayuda el que el Partido de la U, con el que ganó las últimas legislativas y que es una agrupación de intereses sin cohesión política ni ideológica, pueda desaparecer en las siguientes elecciones, según una reciente encuesta.
Pese al sombrío panorama, Santos conseguirá concluir su mandato. Con el antecedente de Samper, es una quimera pensar en una investigación que acabe de manera abrupta su presidencia. El eje principal de su gobierno, el proceso de paz con las FARC, sigue adelante pese a algunos tropiezos.
Y Santos, obsesivo con su imagen exterior y con lo que la Historia escriba de él, sabe que desmovilizar a la principal guerrilla será su legado. El único castigo que le dolería es que Odebrecht le impida codearse con la élite planetaria en los elegantes salones occidentales, donde se siente a sus anchas, exhibiendo su Nobel bajo el brazo.
Infolatam
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