El papel higiénico y el socialismo |
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Escrito por Tomado de INFOBAE
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Domingo, 19 de Mayo de 2013 13:57 |
Nicolás Maduro afronta la crisis del papel higiénico. Los venezolanos están indignados. Hay escasez en el país. Han debido importar urgentemente 50 millones de rollos por temor a desórdenes populares. Nadie sabe por dónde puede comenzar una rebelión popular. (Es la primera vez que se va a convocar a las barricadas a una muchedumbre de gentes sentadas).
Yoani Sánchez, que es muy práctica, les ha sugerido que le pidan a Cuba una edición diaria del periódico Granma. Los cubanos hace medio siglo que utilizan el Granma para ese asunto oscuro, solitario y delicado. Nadie toma en serio su contenido, pero todos coinciden en que el continente soluciona un problema generalmente cotidiano.
Es verdad que cuando la tinta tiene demasiado plomo, o cuando la textura es muy áspera, la zona se resiente y pica, pero el régimen lo justifica explicando que es la consecuencia del duro bloqueo de los pérfidos gringos.
Sólo que ésa es una oportunidad magnífica de convertir el revés en victoria. Es entonces cuando cobra todo su significado la heroica consigna revolucionaria: “Lucharemos con las uñas contra el imperialismo yanqui”. (Eso: con las uñas, pero sin pasarse para no hacerse daño).
Seamos justos. Es importante no dejarse llevar por las pasiones. Es cierto que el socialismo ha provocado la escasez de papel higiénico, pero el sistema también atenúa las consecuencias.
Los venezolanos cada vez comerán menos, ergo, lo presumible es que necesiten cantidades decrecientes de ese producto superfluo consumido, fundamentalmente, por la decadente burguesía.
Según los cálculos del Ministerio de Planificación, un sesudo equipo de investigadores dirigido por el señor Jorge Giordani, dada la ingestión, digestión y deyección de fibra prevista para el próximo quinquenio -el socialismo del siglo XXI todo lo prevé y calcula-, es posible que en el 2018 bastará un confeti para que cada venezolano mantenga gloriosamente resplandeciente el orificio de salida.
Pero hay más. Tal vez antes de la llegada de esa fecha, Fidel Castro, si persiste en sus ensayos genéticos, haya resuelto el problema con un hombre nuevo que, además de parecerse al Che en sus valores morales, nacerá con un aparato digestivo modificado para solucionar revolucionariamente ese urticante problema. Ya lo ha advertido jubilosamente: “con patria, pero sin ano”.
¿Por qué faltan en Venezuela el papel higiénico, el pollo, la leche, la harina para arepas, el jabón y así hasta el 21% de los productos habitualmente consumidos por los venezolanos?
Según el señor Maduro (no se sabe si de su propia cosecha o por confesión de algún pajarito delator), se debe a los acaparadores y a los canallas productores que quieren perjudicar su labor para generar la insubordinación popular.
Según la experiencia acumulada a lo largo de un siglo, la culpa está en otra parte: en la planificación y en la asignación artificial de los precios.
Esto se lo advirtió inútilmente Ludwig von Mises a Lenin en 1921 en una serie de artículos, luego reunidos en un libro, titulado Socialismo.
Los burócratas, por muy instruidos que sean, no pueden decidir eficientemente qué, cuánto o cuándo debe y quiere consumir la sociedad.
No hay mejor mecanismo para construir la prosperidad y para abastecer a una sociedad apropiadamente que las decisiones que toma el consumidor soberano con su dinero, indicándoles con sus preferencias al productor y al comerciante lo que debe ofertarle y qué precio está dispuesto a pagar.
Por eso es absurdo decidir arbitrariamente los precios. El precio es el lenguaje que se habla en el mundo del mercado. Mientras más variada y copiosa sea la oferta, menores serán los precios porque la competencia será más intensa.
Si Estados Unidos es hoy una de las economías más “baratas” del planeta es porque existen cuarenta marcas de papel higiénico que tienen que competir en precio y calidad para conquistar las preferencias del consumidor.
Hasta ahora, no existe manera alguna de sustituir eficazmente el libre intercambio productor-comerciante-consumidor, expresado por medio de los precios y la competencia.
Milton Friedman solía decir que si se pusiera al frente del desierto del Sahara a un gobierno planificador, al cabo de pocos años tendría que importar arena. Además del papel higiénico, claro.
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Última actualización el Domingo, 19 de Mayo de 2013 13:58 |
Descubanización de los cubanos |
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Escrito por Indicado en la materia
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Jueves, 16 de Mayo de 2013 11:43 |
Por Manuel Cereijo.-
Es triste, si, pero es cierto. A los cubanos nos han descubanizado, tanto en Cuba como en el exilio. El fenómeno del exilio cubano, social, político, económico, que fue sorprendente y ejemplarizante, ya se vislumbra como algo histórico. Desde la música, la radio, la TV, los medios periodísticos, deportivos, académicos, profesionales, políticos, empresariales, ya somos vistos, tratados, como parte de ese conglomerado clasificado como “hispano”, que junto a los “negros”, “asiáticos”, y “anglos”, forman parte de esa mezcla que compone a este país. Esto, desde luego, es culpa directa de Castro y su sistema. Nosotros, simple y sencillamente, no tenemos patria en estos momentos. Nos han quitado todo, menos nuestros mártires y nuestra dignidad. Y, los cubanos en Cuba, han ido sufriendo una metamorfosis social, antropológica, que los ha descubanizado, si tomamos como referencia a lo que ser “cubano” significaba ya desde los 1930s hasta 1959. Porque el pueblo cubano actual no tiene ni los mismos valores, ni las tradiciones, ni la idiosincrasia, que ese “cubano” que podemos tomar como referencia. Tantos años de opresión, de adoctrinamiento, de amoralización, de sometimiento diario en todos los aspectos, han tenido un efecto avasallador en la personalidad y carácter del cubano. El cubano no sabe, porque no lo ha vivido, lo que es democracia, división de poderes, prensa libre, capitalismo, derechos, libertad. El cubano ha sido despojado incluso de clases sociales y económicas. Ya no existe esa clase media que constituye la médula de una sociedad fuerte. No hay roce social. No existe el estímulo, ni el freno. Prácticamente Castro ha tratado al pueblo cubano como animales. Los animales carecen de derechos fundamentales. Los derechos o emanan de Dios, o se desarrollan como resultado de un proceso democrático. La mayoría de los derechos están basados en la habilidad del ser humano de acordar contratos sociales. Los animales no pueden llegar a ningún tipo de acuerdo, como es lógico. No pueden respetar el derecho de otros. Así ha tratado Castro al pueblo cubano. En el exilio, ya no nos clasifican como exiliados, sino como emigrantes. Nuestra música ha perdido su identidad. Ya no existe en el exilio una música cubana sui generis, sino que se ha “hispanizado” como salsa. Y como no tenemos patria, poco puede hacerse. El éxito o milagro económico “cubano” es analizado como parte de los logros hispanos. La radio se globaliza, y los programas, los anuncios, se diseñan al gusto de los hispanos como grupo. Esto lo llaman asimilación, y claro está, es esencial para la supervivencia de un país. Se utiliza el concepto de que diversidad cultural no puede confundirse con un parroquialismo étnico rígido. Y desde el punto de vista de interés nacional de los Estados Unidos, tienen razón. O sea, los frijoles negros, la yuca, las masas de puerco, son parte de esa mezcla, como lo es la pizza, o el taco, y no representan una identidad de grupo. Pero esto no es del interés cubano. ¿La solución? Alcanzar la libertad de nuestro país lo antes posible. Poder restablecer nuestra cultura, nuestra historia, nuestras tradiciones en nuestro suelo. Así únicamente podremos terminar con la descubanización del cubano, en Cuba y aquí, antes que se convierta en un proceso irreversible, punto al que ya estamos cerca.
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Última actualización el Domingo, 19 de Mayo de 2013 13:58 |
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La verdadera historia de la Reforma Agraria en Cuba: se cumple el compromiso de la revolución democrática |
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Escrito por Indicado en la materia
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Jueves, 16 de Mayo de 2013 08:54 |
Por Gonzalo Daniel Fernández Reyes.- Los líderes históricos de la Revolución Cubana se ufanan de que la Reforma Agraria es una de sus más grandes conquistas. Que ésta tiene su antecedente en octubre de 1953 cuando en el juicio a Fidel Castro por los sucesos del ataque al Cuartel Moncada en Santiago de Cuba él prometió que : “Un gobierno revolucionario, después de asentar sobre sus parcelas con carácter de dueños a los cien mil agricultores pequeños que hoy pagan rentas, procedería”… “repartiendo el resto disponible entre las familias campesinas con preferencia a las más numerosas.” Hace ya 54 años, el 17 de mayo de 1959, que se proclamó la primera Ley de Reforma Agraria. Fue también la primera norma legal de carácter radical de la Revolución en el poder, dirigida a erradicar la propiedad latifundista en el país. La ley estableció un mínimo vital de 26,84 y un máximo hasta 402,60 hectáreas de tierras. Dispuso que los productores que fueran arrendatarios, aparceros, colonos y precaristas se reconocieran como beneficiarios de esa Ley en carácter de propietarios y cuando fueran parcelas de menor cabida que lo establecido como mínimo vital tenían derecho a acrecer en esa diferencia. Prohíbe la compraventa, permuta u otras cesiones por lo que desaparece el mercado de tierras y determinó que el Estado es el único comprador de fincas rústicas. En aquel momento la tenencia de la tierra en Cuba se caracterizaba por la existencia de grandes latifundios, el 1,5% de los propietarios poseían 2336 fincas con 4 millones 254 mil hectáreas que representaban el 46% del total nacional, el resto eran medianos y pequeños propietarios, existían 199,817 personas que ocupaban tierras en concepto de arrendatarios, aparceros, colonos y precaristas. Resultante de la aplicación de la I Ley de Reforma Agraria la propiedad de la tierra quedó estructurada en un sector estatal con 3 millones 903 mil hectáreas y el privado con 5 millones 174 mil hectáreas, representando respectivamente el 44% y 56 del total de la nación. Como consecuencia fueron reconocidos como propietarios-beneficiarios los 199,817 ocupantes de tierras indicados anteriormente. Las personas naturales y jurídicas que tenían áreas superiores a 402,60 hectáreas se redujeron a ese límite, donde generalmente se encontraban las instalaciones y los medios fundamentales de producción, además resultaron afectados decenas de miles de pequeños propietarios que vivían de rentar sus tierras a otras personas. El organismo creado por esta Ley para ejecutar su aplicación fue el Instituto Nacional de la Reforma Agraria (INRA), dirigido personalmente por Fidel Castro y en cuanto a los 3 millones 903 mil hectáreas que integraban el patrimonio estatal, se decidió que no serían distribuidas a nuevos beneficiarios, tampoco los que tenían áreas inferiores al mínimo vital pudieron acrecer y fueron creadas miles de Cooperativas colectivas dirigidas por esa institución. Con esta primera ley de reforma agraria se cumplía el compromiso de Fidel Castro y de la revolución democrática del Movimiento 26 de Julio, tal y como se había planteado al pueblo cubano y al mundo. La tierra para quien la trabajara y suficiente extensión agrícola para propietarios privados.
Gonzalo Daniel Fernández Reyes es Abogado, ex Director Jurídico del Ministerio de la Agricultura
Continuará...
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Hombres libres y un puente de letras |
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Escrito por Indicado en la materia
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Domingo, 12 de Mayo de 2013 10:46 |
Por Raúl Rivero.-
Madrid – En ninguna de las imprentas oficiales que funcionan en la sociedad cubana bajo el dominio de esa combinación grosera de la intolerancia y el miedo al pensamiento libre hay papel y tinta para la obra de las decenas de autores que, desde el año 2007, trabajan juntos en el Club de Escritores de Cuba.
Ellos preparan sus libros en las soledades y los vértigos de las páginas infinitas y blancas, pero se reúnen como tertulianos para leerse y debatir sus poemas, sus cuentos, sus crónicas, novelas, ensayos o notas críticas. Y para analizar temas de la cultura en general tanto de su país como de otras zonas del mundo.
Debe de haber quicios de coincidencias estéticas entre esos autores y habrá también, cómo no, divergencias a la hora encontrar la forma de encarar los temas y asumir los estilos. Son ciudadanos que pertenecen a diferentes generaciones y han hallado puntos de cercanías en la ilusión de la literatura, pero que llegaron al club desde otra ilusión por la que son marginados y perseguidos. La de la libertad de su país.
Cada uno ha hecho su camino privado. Unos son reconocidos periodistas independientes. Otros, fundaron y trabajan en las bibliotecas libres o pertenecen a los movimientos de activistas de derechos humanos. Y hay también personas aisladas con vocación literaria que asumieron la escritura con la decisión de contarlo todo sin mandatos, con los riesgos de la represión y la certeza de la censura.
El Club de Escritores tiene, desde septiembre de 2012, una sede virtual y una revista de literatura y arte en el sitio Puente de Letras. Está abierto al ingreso de nuevos integrantes efectivos dentro de la isla y a la entrada de escritores cubanos residentes en el exterior en calidad de invitados.
Una nota publicada con motivo de la apertura del proceso para la ampliación de la asociación expresa que el club tiene, entre otros propósitos, “fomentar el buen entendimiento y la tolerancia a través de la literatura, así como eliminar confrontaciones por cuestiones políticas, de raza, sexo o religión es el único motivo que nos impulsa a crear este proyecto donde nadie tiene la última palabra, pues todos aprendemos.”
Los hombres y mujeres que están unidos en ese espacio libre, plural y exigente enseñan que la resistencia a la dictadura tiene campos diversos que se complementan. Ellos, además de sus experiencias personales, llevan ya seis años en una batalla silenciosa y tenaz que libera con las palabras y la vocación de ser libre las parroquias que el régimen trata de mantener sojuzgadas por el dogma y la represión.
El Club de Escritores de Cuba es un ámbito de libertad y creación que han conquistado unos cubanos. Se adelantaron y escriben sus libros, hacen tertulias sobre cualquier tema y, en esos debates, lecturas de piezas y conversaciones, como escribió uno de sus fundadores el poeta y periodista Jorge Olivera Castillo, se sienten más cerca que nunca del porvenir.
Tomado de EL NUEVO HERALD
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Última actualización el Domingo, 12 de Mayo de 2013 10:50 |
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