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Artigos: Cuba
Cuba: Ayer, hoy y mañana (III) PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Jueves, 12 de Mayo de 2011 11:12

Por HUBER MATOS ARALUCE

“madre…piensa que nacen entre espinas flores”

 

Podemos resumir la historia de la lucha de los cubanos demócratas contra el castrismo  con un refrán chocante pero certero.  Los cubanos han sido el “mono amarrado contra el tigre suelto”.  El resultado de esta situación durante medio siglo de tiranía totalitaria ha sido sicológicamente devastador.

 

Primero los golpeó Fidel Castro con la traición a los ideales democráticos de la revolución cubana, apoyándose en todo el respaldo del imperio soviético.  El objetivo inmediato del comunismo castrista fue destruir la sociedad civil.  Esta se había ido forjando por varias generaciones de cubanos idealistas guiados por el pensamiento de José Martí.  La temática de la guerra de clases sustituyó la Cuba de “con todos y para el bien de todos”.  El plan se llevó a cabo al tambor de la propaganda,  del odio, de los fusilamientos, de la prisión y del éxodo.

 

En esa primera etapa del conflicto (en 1961) una mini invasión de cubanos demócratas fue enviada a Cuba por los Estados Unidos y abandonada a su suerte en una playa de la costa sur.  Como consecuencia de aquel fracaso la oposición democrática dentro y fuera de la isla quedó desmoralizada y desorganizada.  Los Estados Unidos le dieron a la tiranía una victoria que consolidó su poder en Cuba.   Los fidelistas quisieron creerse que habían derrotado al poder del imperialismo yanqui.

 

Luego, durante cinco décadas,  la falta de solidaridad de las naciones democráticas, más la favorable actitud hacia el castrismo de la prensa internacional y de buena parte de la intelectualidad mundial, debilitaron sin  tregua la moral de los demócratas cubanos.  Cuando algún grupo de cubanos demócratas logró apoyo de algún país, Washington lo toleró mientras no se le fuera de control en su influencia en los acontecimientos en Cuba. Fue el caso del CID.

 

Los que siguieron al castrismo en su proyecto marxista-leninista también terminaron frustrados.   Ante los fracasos del sistema fueron poco a poco apartándose con amargura.   Habían perdido lo mejor de sus vidas luchando por un espejismo inalcanzable.  En el proceso habían atropellado a muchos de sus compatriotas.  Su vieja militancia castrista los hacía sentir en un callejón sin salida.  La dictadura se encargó de alimentar ese miedo.

 

Mientras tanto, la nueva generación de cubanos crecía distante de un sistema político que no le daba oportunidades ni espacios.  Este sector de la población se mantuvo alejado de la oposición.  El precio de involucrarse en ella se pagaba con represión.  Además, no veían ninguna posibilidad tangible de victoria. El “hombre nuevo” de la revolución fue un producto apolítico, sin ilusiones de futuro en su país. Para ellos Cuba es un cementerio.  Si no huyes, te entierran en él.

 

Este coctel de factores negativos contribuyó a que un pueblo trabajador, alegre y confiado, que ama su patria y su historia, perdiera  la fe en su destino.  La esperanza quedó en las manos de una minoría de demócratas de la oposición en la isla y en el exilio.

 

A la dictadura no le fue mejor.  El pueblo aceptaba el yugo y la propaganda, marchaba en los desfiles y agitaba banderitas, pero no trabajaba.  Su sueño era huir del paraíso socialista.  Mientras tanto participaba, como los miembros de la nomenclatura, en la repartición de los bienes del Estado y de la subvención  extranjera que era el verdadero motor del sistema.

 

Hace algunos años para Cuba todo parecía perdido. Entonces el escenario político castrista comenzó a cambiar y un rayo de esperanza apareció.

 

José Martí tenía razón cuando muy joven, desde presidio, consolaba a su madre escribiéndole: “madre…piensa que nacen entre espinas flores”.

Continuará…

Mírame, madre, y por tu amor no llores:

Si esclavo de mi edad y mis doctrinas,

Tu mártir corazón llené de espinas,

Piensa que nacen entre espinas flores.

José Martí

Presidio, 28 de agosto de 1870

 

 
Yoani Sánchez: La crónica que no fue PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Domingo, 08 de Mayo de 2011 22:07

Por Yoani Sánchez

Hoy iba a publicar un texto sobre el Día de las Madres, una breve viñeta donde contaba que a mi mamá le huelen las manos a cebolla, ajo y comino… por todo el tiempo que se pasa en la cocina. Tenía la idea de narrarles el gozo que me daba verla llegar a la puerta de mi preuniversitario en el campo, llevando los alimentos que le habían costado toda una semana –y grandes esfuerzos– conseguir. Pero justo cuando daba los últimos retoques a mi pequeña crónica maternal, ocurrió la muerte de Juan Wilfredo Soto en Santa Clara y todo dejó de tener sentido.

Las tonfas de los policías tienen sed de espaldas por estos lares. La violencia creciente de los uniformados es algo que se murmura en voz baja y muchos describen con detalles sin atreverse a denunciarla en público. Quienes hemos estado alguna vez en un calabozo, sabemos bien que una cosa es la propaganda edulcorada de “Policía, policía tu eres mi amigo” que repite la tele y otra la impunidad de la que gozan estos individuos con placa. Si encima de eso, el detenido tiene ideas diferentes a la ideología imperante, entonces el tratamiento será aún más duro. Los puños querrán convencerlo, ya que los escasos argumentos no lo lograrán.

No sé cómo las autoridades de mi país lo van a explicar, pero dudo que logren persuadirnos de que esta vez la culpa no ha sido de los policías. No hay manera de entender que un hombre desarmado, sentado en un céntrico parque pueda representar una gran amenaza. Lo que ocurre es que cuando se azuza la intolerancia, se alimenta el irrespeto al ciudadano y se le da luz verde a los cuerpos policiales, ocurren estas tragedias. Como la de hoy, en que una madre en Santa Clara no está sentada a la mesa que le han preparado sus retoños, sino en el oscuro salón de una funeraria velando el cuerpo de su hijo.

La Habana/Generación Y

Read more: http://www.elnuevoherald.com/2011/05/08/937582/la-cronica-que-no-fue.html#ixzz1Lnh4rSue

Última actualización el Miércoles, 11 de Mayo de 2011 12:00
 
La segunda muerte de Bin Laden PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Domingo, 08 de Mayo de 2011 18:09

Por Jorge Hernández Fonseca

La segunda muerte de Bin Laden --ésta reciente-- a manos de un comando estadounidense que hizo estallar su cerebro con un plomo fabricado en un taller norteamericano --quien sabe si cerca de lugar donde ordenó asesinar miles de hombres, mujeres y niños inocentes-- decreta, desde mi personal punto de vista, el entierro definitivo de la ideología que Bin Laden preconizaba contra occidente. Ningún ciudadano occidental que no profesara el islamismo se unió a Al Qaeda, porque los valores que esa organización terrorista pretendía implantar contradicen los valores que han permitido a occidente el grado de libertad y desarrollo actual.

La segunda muerte de Bin Laden

Jorge Hernández Fonseca

8 de Mayo de 2011

Terminó una cacería que comenzó hace casi diez años. Estados Unidos --herido en lo profundo de su sociedad civil-- ajustició finalmente al hombre que, por odio fundamentalista, mandó a matar más de 3 mil hombres, mujeres y niños inocentes en los fatídicos acontecimientos que se sucedieron el 11 de Septiembre del 2001 en Norteamérica y que provocaron dos sangrientas guerras que duran hasta hoy.

El conflicto terrorista liderado por Bin Laden contra Estados Unidos tiene una base netamente religiosa, aunque se intente decir lo contrario para atenuar el impacto. El terrorista saudita fundó una organización militar internacional conformada exclusivamente por musulmanes (aunque hay en su seno muchos musulmanes no árabes, no hay un solo cristiano, hebreo o budista en Al Qaeda) para librar lo que la religión musulmana llama de “yihad”, que no es más que una “guerra santa” de origen religioso. Más que contra EUA, el odio que destiló Bin Laden y su organización era contra los valores que representa la Civilización Occidental. Por eso Al Qaeda también atacó países de Europa, como parte de su plan para recuperar el “califato de Córdoba”, implantado en la Edad Media temprana durante la expansión musulmana, para reimplantar allí el fundamentalismo religioso –otra vez-- precisamente en la cuna de la Civilización Occidental.

La muerte violenta de Bin Laden (tan violenta como sus actos contra Occidente) tiene varias dimensiones: La faceta relacionada con el descabezamiento de su organización terrorista, que se valora de poco peso relativo ahora, en función de que ya Al Qaeda actúa más como células independientes que como una organización monolítica. Tiene la dimensión simbólica, que sin dudas asesta un golpe demoledor a la estructura semiótica de la lucha del islamismo extremista contra la cultura occidental de los “infieles”, que basó sus ataques precisamente en los elementos más simbólicos de Occidente. Y tiene también la dimensión “justicia”, relacionada con la deuda que Bin Laden tenía con Occidente en general --y con EUA en particular-- sobre cuya conciencia pesaban más de 4 mil inocentes asesinados en EUA, Europa, Asia y África.

El contexto actual sin embargo, en el que Bin Laden fue eliminado recientemente dista mucho de las circunstancias existentes cuando el 11 de Septiembre de 2001. El terrorismo de Bin Laden se centró en combatir valores occidentales considerados por él y sus seguidores como sacrilegios, propio de “infieles” y que implicaban el alejamiento de aquella religión que las cerradas sociedades musulmanas imponen de manera radical a sus ciudadanos y donde el culto religioso forma parte indisoluble de la sociedad civil, de la política y de la vida militar. Según esta concepción, la religión está por encima del hombre, de la sociedad y del estado.

Bin Laden se equivocó doblemente al iniciar su “guerra santa” contra los valores occidentales: Se equivocó en primer lugar porque la historia europea demuestra que el fundamentalismo religioso, sea este de origen cristiano (como lo fue el fundamentalismo cristiano durante la Edad Media europea con su “santa --otra vez ‘santa’-- inquisición”), o sea éste de origen musulmán, como el preconizado por Bin Laden. Ambos son estadios primarios de una religión en vías de modernizarse con los valores universales del iluminismo progresista: separación de la religión por un lado y la sociedad civil por otro (laicismo), democracia, libertad, igualdad y fraternidad.

Se equivocó en segundo lugar porque en vez de tratar imponer a Occidente --a sangre y fuego-- los viejos valores fundamentalistas de la religión musulmana, ha sido el avance ideológico de esa religión lo que ahora se impone en esas sociedades (tunecina, egipcia, yemenita, siria y un largo etcétera) abrazando algún tipo de “iluminismo musulmán” que separe la sociedad civil de la religiosa --actualmente fundidas-- y absorba los valores universales de libertad de conciencia, libertad social e igualdad para sus mujeres y democracia política para todos.

Las revoluciones que ahora se suceden en incontenible catarata en Túnez, Egipto, Libia, Siria, Irán, Yemen, Emiratos Árabes, Marruecos, Argelia, entre otros países musulmanes, que incluye (o incluirá futuramente) a todas las sociedades musulmanas --sean árabes o no-- demuestra que la historia nunca marcha hacia peores épocas, como preconizaba erróneamente Bin Laden, sino que avanza hacia el progreso ideológico, el crecimiento, la libertad y la democracia.

Las primaveras libertarias a las que asistimos en el mundo musulmán (es en el mundo musulmán y no en el mundo árabe solamente, porque los reclamos llegaron con fuerza a Irán, que no es un país árabe, es un país persa) son el equivalente al iluminismo occidental del Renacimiento, y significa el despertar de la cerrada sociedad musulmana a los valores que 5 siglos antes adoptó occidente, creando su cultura de desarrollo actual, en la cual la religión juega un papel importante, pero no se impone al ser humano, centro del iluminismo.

Las revoluciones del mundo musulmán son la demostración más patente de que la juventud de los países oprimidos por una ideología religiosa --que ahorca homosexuales y lapida mujeres-- está en franco retroceso. Son los jóvenes los que claman por valores adoptados antes por la cultura occidental (no porque occidente es mejor o peor, sino porque el iluminismo creó, basado en la libertad de conciencia individual, la ciencia y la tecnología, herramientas insustituibles en la lucha del hombre en su medio, lo que se constituye en un valor universal, casi antropológico).

La primavera musulmana a la que asistimos actualmente es realmente la derrota de las ideas retrógradas defendida por Bin Laden y se constituyó sin dudas en su muerte ideológica. Muerte decretada por la misma juventud que supuestamente debería seguirlo en su cruzada contra los valores del mundo occidental, pero que en realidad ahora son reclamados a gritos, sangre y fuego, en las calles de El Cairo, Argel y Damasco, entre otras tantas ciudades musulmanas.

Esta primera muerte de Bin Laden y su ideología no fue preparada por la CIA o el Pentágono. Fue cocinada con el mismo condimento intelectual con fue cocido el iluminismo occidental 5 siglos atrás y seguramente culminará con el triunfo de las posiciones progresistas en las sociedades musulmanas ahora oprimidas por principios rechazados de plano por su juventud.

No se trata de la derrota de la religión islámica. Se trata de la derrota del fundamentalismo musulmán que envía hombres bombas a asesinar otros hombres inocentes, mujeres y niños, para convertirse en una religión verdaderamente de paz, progreso y bienestar, muy lejos de la opresión que significa la aplicación de leyes medievales que lapidan ahorcan y mutilan. Es el mismo proceso que 5 siglos atrás sufriera el fundamentalismo cristiano a manos del iluminismo.

La segunda muerte de Bin Laden --ésta reciente-- a manos de un comando estadounidense que hizo estallar su cerebro con un plomo fabricado en un taller norteamericano --quien sabe si cerca de lugar donde ordenó asesinar miles de hombres, mujeres y niños inocentes-- decreta, desde mi personal punto de vista, el entierro definitivo de la ideología que Bin Laden preconizaba contra occidente. Ningún ciudadano occidental que no profesara el islamismo se unió a Al Qaeda, porque los valores que esa organización terrorista pretendía implantar contradicen los valores que han permitido a occidente el grado de libertad y desarrollo actual.

Si la muerte de Bin Laden hubiera ocurrido diez años antes, asociada al inicio de la guerra que EUA inició en Afganistán, es posible que el sentimiento de justicia en occidente hubiera sido más pleno, porque la barbarie que provocó estaba más presente. Sin embargo, entonces no estaba maduro el sentimiento de la juventud musulmana abrazando los valores universales del iluminismo, que previamente habían sido adoptados en el mundo occidental 5 siglos antes, pero que en realidad son propios de la naturaleza humana: la libertad de conciencia individual que ahora el mundo musulmán reclama en sus calles. Su muerte entonces hubiera enviado a la juventud musulmana un mensaje simbólico equivocado, asociado a un “martirologio heroico” y quién sabe si este despertar musulmán actual a los valores iluministas hubiera sido retardado.

La segunda muerte de Bin Laden cierra de manera definitiva una era en la cual el fundamentalismo religioso musulmán se resistía a desaparecer --insistiendo en los métodos terroristas-- y tira del escenario un personaje sangriento, ya derrotado ideológicamente precisamente por la juventud musulmana a la que antes convocara, pero que podría en vida proyectarse de manera brutal contra el imperfecto mundo occidental, que además de contener los mecanismos pacíficos e intelectuales para su continuo desarrollo y perfeccionamiento, hemos visto también que contiene, por suerte para todos, los medios efectivos para su defensa.

Artículos de este autor pueden ser consultados en http://www.cubalibredigital.com

 
Dos escenarios y un viajero extraviado PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Domingo, 08 de Mayo de 2011 22:40

Por Raúl Rivero

Madrid – Ahora que el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba es sólo un murmullo desacompasado, los cubanos viven la realidad de que los cambios anunciados durante meses con maracas y corneta china tienen que ver, exclusivamente, con los métodos que se utilizan desde el poder para convencer de que un concubinato grosero –la represión y el fracaso económico– conseguirá que el porvenir sea una aparición que llega una mañana con unas maletas llenas de regalos y fotos de gente muy querida que pernocta lejos.

La verdad es que en cuanto los mil delegados recogieron a toda prisa los bolígrafos y las carpetas que usaron para darle formalidad a la reunión, la existencia cotidiana se recompuso, y regresó con otros elementos esperanzadores para que el tiempo deje de ser, como dijo alguien, un centinela insobornable, y se convierta en un aliado dócil de los grupos que no se quieren abandonar los puestos de mando.

Cerca del sitio donde un grupo de graves expertos debatía sobre el derecho a que –en pleno siglo XXI– se autorizara a los cubanos a vender y comprar casas y automóviles, la policía política reprimía a la activista de derechos humanos Sara Martha Fonseca y a su familia.

El episodio policial pertenece a al escenario permanente, anterior a la cita de los dirigentes comunistas. Pero el eventual permiso para que se pueda para hacer un negocio con una vivienda o un carro, le pone al escenario un elemento de natural interés en medio de aquella situación económica, que tiene la intención de que la carga contra la señora Fonseca y cualquier acción violenta se pierda en el olvido.

Se desarrolló el Congreso y sigue ahora una campaña acerca de las bondades de las medidas que permitirán que los cubanos puedan ganarse la vida como reparadores de fosforeras desechables, profesores de mecanografía, masajistas y cuidadores de baños públicos.

Esa propuesta patética, así como la anuencia para que se abran restaurantes particulares y la proclamada de entrega de tierras a personas que la trabajen después que la rescaten de los marabuzales, son las otras perlas que la sociedad cubana tiene que admitir como novedad. Aunque todos sepan que son sólo unos complementos que les impone la vida, la pobreza, la ineptitud de los funcionarios y las sumisiones de un sistema que lo único que ha logrado sistematizar es el fracaso.

Las semanas que han seguido al encuentro de los ancianos y su servidumbre afianzan la realidad de intolerancia y violencia contra quienes quieren transformaciones verdaderas. Ahí están las imágenes de las golpizas al ex preso de conciencia Ángel Moya y a su esposa, la dama de blanco Berta Soler.

Se intensifica la persecución al periodismo independiente y a los jóvenes que buscan espacios para expresarse mediante nuevos soportes técnicos. Se usa la quincalla política (el desfile del primero de mayo, por ejemplo) como si el tiempo estuviera enterrado debajo de una palma.

La oposición pacífica y los grandes sectores de esa sociedad que conocen las honduras de los baches y la falsedad de los espejismos, quieren evoluciones palpables en materia de leyes, aperturas para agrupaciones políticas de cualquier signo y libertad de prensa.

Ellos saben que el futuro no llega un día cualquiera como un viajero rico y desprevenido. Y, en medio de esa atmósfera pantanosa y llena de trampas que diseña el gobierno, no dejan de salir a buscarlo.

Última actualización el Domingo, 08 de Mayo de 2011 22:45
 
EL GOBIERNO DE LOS CASTROS EN CUBA ES ILEGAL. PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Sábado, 07 de Mayo de 2011 20:30

Por Ulises Larramendi

Muy a menudo oigo fuertes críticas contra la comunidad cubana en el exilio y aquellos en la isla que buscan deshacerse del control de la dictadura de los Castros y el Partido Comunista sobre la nación cubana, que lleva más de medio siglo en el poder. Consideran terrorismo el tratar de derrocar la dictadura de los hermanos Castros pues son considerados los legítimos gobernantes de Cuba.

Simplemente por que algunas personas están en control de un país, no quiere decir que son los legítimos gobernantes de esa nación.

Tenemos que acordarnos que durante la Segunda Guerra Mundial la difunta Unión Soviética invadió, conquisto e incorporo las republicas bálticas de Estonia, Latvia y Lituania. Muchos en la comunidad internacional rehusaron reconocer a esas republicas como parte de la Unión Soviética, aunque estuvieran en total control de ellas. Esas incorporaciones fueron consideradas ilegales.

Hoy en día algo similar pasa con lugares como Las Malvinas, Tíbet y otros más. Posesión no quiere decir legalidad especialmente cuando es por la fuerza.

En Cuba los hermanos Castros están en control del país pero eso no quiere decir que sean los gobernantes legales.

Cuando el gobernante rompe el convenio con el pueblo lo cual lo lleva al poder, que fue lo que hicieron los hermanos Castros con el pueblo cubano, cuyo convenio fue de restaurar la democracia y la constitución cubana del 1940, de respetar la propiedad privada, hacer elecciones libres y multipartidaria a los 18 meses después de obtener el poder.

Cuando un gobernante nunca es elegido por su pueblo y lo traiciona convirtiéndose en dictador absoluto contrario a todo lo prometido.

Cuando un gobernante usa la fuerza para mantenerse en el poder, mintiendo, asesinando, encarcelando, torturando y usando el terrorismo de estado como hacen los hermanos Castros.

Cuando un gobernante trata el país como su propiedad privada, los ciudadanos pierden sus derechos, propiedades y  solo existen para cumplir la voluntad del gobernante el cual hasta los alquila a gobiernos extranjeros como hacen los Castros.

Cuando ese gobernarte trae la destrucción y miseria a su país y no le importa el bienestar de su pueblo, como hacen los Castros.

Cuando un gobernante destruye a su país en cuerpo y alma, carece de credibilidad de  su pueblo el cual esta amordazado y atemorizado en ese régimen de terror, como han hecho los Castros.

Ese gobernante que esta fuera de las leyes de la decencia y la humanidad y ha destruido todo Estado de Derecho, ese gobernante es ilegitimo,ese gobierno es ilegal.

Ese pueblo cubano, sufrido y traicionado tiene todo el derecho y razón del mundo en removerlo de cualquier manera posible.

 

Ulises Larramendi

Los Angeles California

EE.UU.

 
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