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Artigos: Cuba
Cuba: Ayer, hoy y mañana (IV) PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Viernes, 27 de Mayo de 2011 13:35

Por HUBER MATOS ARALUCE

¿Tiene Cuba salvación?

El comunismo fracasó en Cuba como en todas partes, pero la variante castrista ha hecho este fracaso mucho más traumático. Más de medio siglo de tiranía ha resultado en una experiencia desgarradora para la población.

Todas las conquistas de más de medio siglo de república pre-castrista fueron satanizadas o destruidas y borradas de la memoria colectiva de los cubanos que nacieron después de 1959.  Los “logros” del castrismo en educación, cultura y salud están en la ruina porque fueron subvencionados desde el exterior. Para la brillante joven bloguera Claudia Cadelo, en la Cuba actual: “no hay conciencia social ni sociedad civil.”

Raúl Castro ha confesado que el país se encuentra al borde del abismo.  Desde la República Dominicana el analista cubano Haroldo Dilla describe que en Cuba “Lo que hay es una élite política con una base social cada vez más estrecha , que se empecina en ser el único factor de un cambio difuso al que llama “actualización”, que a nadie queda claro para dónde va, ni cómo lo hará…”

En La Habana el economista Arnaldo Ramos Lauzurique señala: “Tratando de salvar al régimen, Raúl Castro y su grupo concibieron lo que ha sido presentado como la “actualización del modelo cubano”, sin tener en cuenta que no existe tal modelo y que por tanto no hay nada que actualizar.”

Salir del atraso y la pobreza que sufre el país es una tarea colosal, pero la ruina psicológica y moral es lo más grave. Los pesimistas creen que por esta razón el país está perdido, que el pueblo no se ha rebelado por su degradación. Es un diagnóstico superficial de un problema complejo y circunstancial.  La libertad en Cuba no tiene necesariamente que llegar por una revuelta popular.

Pero ¿habrá un futuro de progreso,  justicia y felicidad para Cuba del siglo XXI?  Creo  que los mejores tiempos de Cuba están por venir. ¿Por qué?

Porque los cubanos son un pueblo excepcional.  Ni mejor ni superior, sino simplemente excepcional.  Aunque pareciera que nuestra nación ha naufragado, el castrismo es solo una página de nuestro calendario.

La historia de Cuba ha sido una lucha permanente por superar obstáculos que parecían insalvables.  España se empecinó a sangre y fuego en mantener su última colonia en América.  El costo fue terrible.  Cuba celebró su independencia con la economía en ruinas y parte de su población en el cementerio, entre ellos Antonio Maceo y José Martí.

El medio siglo de república, entre 1902 y 1958, fue un constante batallar de las clases vivas de la nación por alcanzar mejor  justicia y mayor  progreso. En ese periodo el avance económico, social  y cultural de Cuba fue asombroso.  Había mucho por hacer y la revolución democrática de la Sierra Maestra fue parte de ese proceso, pero Fidel Castro la traicionó.  Fue un ladrón que se montó en un tren que venía de muy lejos, lo asaltó y lo descarriló.

Durante cinco décadas de tiranía castrista el heroísmo y el sacrificio de miles de compatriotas son pruebas del amor de los cubanos a su patria y a la libertad.  La antorcha ha pasado de una generación a otra.  A pesar de sus rivalidades y defectos, fragmentada y sin recursos, la oposición ha resistido.  A ésta le sobra el relevo generacional que la dictadura no tiene y además teme.

Al margen de la rígida y desacreditada tiranía existe dentro y fuera de Cuba un intenso debate sobre el presente y el porvenir del país.  El pueblo, la nomenclatura y la oposición aspiran al comienzo de una nueva era de progreso, verdadera justicia social y democracia.

El éxito de los dos millones de cubanos que han huido de la isla ha demostrado el potencial de una Cuba en libertad. Los que siguen saliendo y los que en la isla consiguen limitadas patentes de trabajo por cuenta propia demuestran el mismo afán de superación.

Cuando un trabajador cubano gane en un día los $20 dólares que hoy recibe en un mes, el pueblo cubano liberará energías incalculables. Lo mejor de Cuba no está en el ayer, lo mejor de Cuba está por venir.

 

 

 

 
El Congreso del PCC y la economía cubana PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Jueves, 26 de Mayo de 2011 18:43

Por Carmelo Mesa Lago

“…Para afrontar el deterioro económico, Raúl anunció en 2007 “reformas estructurales” del sistema, seguidas del debate más amplio y profundo bajo la revolución. Después de una espera aprobó varias reformas orientadas hacia el mercado, la gran mayoría modestas y solo dos profundas. Una es la entrega en usufructo de la mitad de las tierras estatales ociosas, que tiene serios obstáculos: el Estado se reserva la propiedad y concede contratos a personas por solo 10 años, con obligación al usufructuario de venderle parte de la cosecha a precios fijados inferiores al precio de mercado; los contratos pueden ser rescindidos o no renovados, el usufructuario no puede construir una casa en el terreno y debe pagar tres tipos de impuestos. Debido a estas trabas y desincentivos, después de casi dos años de entrega de tierras, la producción agrícola cayó un 3% en 2010.

Otra reforma importante es el despido de entre 500.000 y 1,8 millones de trabajadores estatales innecesarios (del 10% al 39% de la fuerza laboral) que se ocuparían en nuevos trabajos por cuenta propia y otros privados, pero también con barreras muy fuertes. Algunas de las 178 ocupaciones aprobadas tienen cierta importancia (electricista, productor y vendedor de bienes, transportista de carga y pasajeros), pero la gran mayoría son artesanales (aguador, limpiabotas, pelador de frutas, payaso, carretillero). Siguen excluidos de realizar trabajo por cuenta propia los profesionales, muchos de los cuales serán despedidos y tendrán que desempeñar ocupaciones privadas no calificadas. Hay numerosos y pesados tributos: entre 10% y 40% sobre el ingreso, 25% por utilización de la fuerza de trabajo y seguridad social, 10% por ventas y 10% por uso de servicios públicos…

El proyecto de Lineamientos (un 92% económicos y solo un 8% sociales) fue publicado en noviembre de 2010 y, tras amplio debate nacional, sometido en abril al VI Congreso del PCC; este modificó o agregó el 68% de las 291 cláusulas originales, pero la mayoría fueron fusiones y correcciones estilísticas, con pocos cambios sustanciales. Los acuerdos y reformas son positivos pero restringidos, con trabas y desincentivos que restringen su efectividad para resolver la situación.

El modelo económico socialista no se cambia sustancialmente, sino que se “actualiza”. Persiste la planificación central como herramienta esencial, si bien transformándose y teniendo en cuenta el mercado y la gestión “no estatal” (privada), pero sometidos al plan, estricta regulación y controles financiero-administrativos. La empresa estatal sigue siendo la principal y se ratifican formas de gestión privada antiguas o introducidas por las reformas sin agregar nuevas. Se prescribe una mayor descentralización en la gestión de las empresas estatales que habrán de ser autofinanciadas, sin subsidios fiscales; aquellas que incumplan sus obligaciones y arrojen pérdidas serán liquidadas o transferidas a la gestión privada.

Como las reformas, los acuerdos están lastrados por serias limitaciones. Realmente no definen un “modelo”, ya que no determinan el grado de participación del plan y del mercado, a más que hay contradicciones y vacíos importantes. La descentralización, el autofinanciamiento y el cierre de empresas improductivas fueron intentados varias veces antes sin éxito. En la esfera privada “no se permitirá la concentración de la propiedad”, tampoco la propiedad cooperativa puede ser vendida o arrendada….Se mantiene la determinación centralizada de precios en las áreas que “interese regular”, “descentralizando las restantes”, sin especificar unas y otras….A pesar de la severa necesidad de transferencia de capital y tecnología foráneas en toda la economía, la inversión extranjera continúa circunscrita a “aquellas actividades de interés para el país”, lo que ha llevado a la caída en las empresas con capital extranjero. Abundan las metas idealistas…

La “actualización del modelo” no se ha implementado pero la experiencia histórica y las limitaciones citadas crean serias dudas sobre si se logrará. Si se hubiese seguido -adaptándolo a las características cubanas- el modelo de socialismo de mercado chino o vietnamita (con un rol mayor del mercado y del sector privado), que ha dado excelentes resultados por decenios, las probabilidades de éxito serían mucho mayores.

…La efectividad de las reformas y acuerdos está lastrada por objetivos excluyentes o contradictorios. Por una parte se reconoce la necesidad de aumentar la producción, eliminar el empleo estatal excedente y el papel creciente que debe jugar el mercado y el sector privado. Por otra parte, se pone énfasis en el plan central, el control, la regulación, la empresa estatal y la fuerte tributación al sector privado que impide su desarrollo. Esto sugiere un conflicto en la dirección, unos en favor de los cambios y otros renuentes o temerosos de los mismos, por lo que el resultado es un compromiso ineficaz.

En conclusión, las reformas y los acuerdos pueden lograr modestas mejoras, pero, a menos que se resuelvan las contradicciones existentes en la dirección y se profundicen los cambios, no conseguirán resolver los problemas económicos y sociales fundamentales. En ese caso, podría ocurrir una lucha en la dirección para expandir las reformas. Por el contrario, si prevalece la inercia ocurriría una erosión económica-social mayor y el consiguiente descontento de la población”.

Extracto del artículo publicado por el diario El País

El País
Madrid, 26 de mayo de 2011

INFOLATAM

Última actualización el Jueves, 26 de Mayo de 2011 18:45
 
Sobre una cuatrilogía de Cuesta Morúa PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Viernes, 27 de Mayo de 2011 13:42

Por Jorge Hernández Fonseca

De hecho, entre los daños que la destrucción castrista ha causado a la Nación cubana, podemos decir que el daño de base cultural intangible es quizá el peor.

 

Sobre una cuatrilogía de artículos de Manuel Cuesta Morúa: El “Castrismo Cultural”

Jorge Hernández Fonseca

19 de Mayo de 2011

 

Primero que todo quiero felicitar muy sinceramente a Manuel Cuesta Morúa por el formidable trabajo que nos ha presentado sobre un tema tan relevante. Quiero resaltar tres aspectos de sus importantes artículos sobre lo que él denominó “castrismo cultural”. En primer lugar quiero resaltarlo por abordar un tema básico para la cultura política y social cubana actual. En segundo lugar, por dar un enfoque de elevado nivel al tema, sin hacer concesiones al panfleto, o usar epítetos descalificantes. En tercer lugar, por la valentía de entregarnos un enfoque crítico de la dictadura que nos oprime, estando a merced de la bestia, ya en sus estertores finales.

 

La cuatrilogía está repleta de interrogantes, muchas de ellas abiertas, sin respuestas en el texto, lo que induce al lector --es mi caso ahora-- a tratar de responde algunas de ellas.

 

Cultura todos sabemos lo que es, pero nos resultaría difícil definirla en breves palabras, lo que sería conveniente para tener un punto de partida en el análisis. Si nos atenemos a la definición del intelectual brasileño Juan Paz Loreiro (Belém, Pará), entendiendo la cultura como “toda manifestación trascendente de un determinado grupo social”, tendríamos un punto de partida. Esta definición general engloba todas las culturas, desde aquella de los grupos eruditos, hasta la cultura propia de cada tribu de indios que habitan el Amazonas sudamericano.

 

Habiendo aceptado la definición anterior de cultura, personalmente leí los importantes artículos de Cuesta Morúa y sumé a las interrogantes formuladas en el seno de los análisis, otras preguntas complementarias. Si la cultura es manifestación “trascendente”, cabría preguntarse: ¿son los diez rasgos analizados por Morúa, verdaderamente “trascendentes” para el pueblo cubano?; o incluso, una pregunta más general fuera de la política y la economía, ¿ha habido imposición (desde el poder) de algunas manifestaciones que serán “trascendentes”?

 

Aclaramos que la palabra “trascendente” asociado e este tema no sustituye la palabra importante. Todo lo sucedido durante el castrato ha sido de fundamental importancia para la Nación cubana, porque con sus acciones ha habido una verdadera deconstrucción-destructiva del país, descendiendo varios peldaños en las escalas política, económica, social y moral. El hecho de que el castrato haya destruido literalmente la Nación cubana, no significa que los principios en los que se basó trasciendan como guías culturales hacia el futuro. Ellos han sido importantes (de fatal importancia) para Cuba, pero no necesariamente sobrevivirán --desde mi personal punto de vista-- porque futuramente habrá que luchar contra sus efectos, todos negativos para el tejido social cubano, sobre todo desde el punto de vista antropológico.

 

El tema que aborda Morúa en sus cuatro artículos tiene una doble interpretación: primero, aquella que circunscribe el “castrismo cultural” a una manifestación del grupo social castrista, que se comporta y manifiesta de la forma analizada por Morúa, pero sin pretender imponer conscientemente sus reglas a los cubanos; ellos actuando de esa manera, en la expectativa que sus manifestaciones sean interiorizadas y adoptadas como parte de la cultura cubana. La segunda interpretación es la que supone que el “castrismo cultural” es un producto que se trata conscientemente de imponer al país desde el poder, como parte de su cultura durable. En el primer caso, es la manera de comportarse la actual élite castrista; en la segunda interpretación, serían reglas que se tratan de imponer en la conducta de los cubanos para que trasciendan.

 

Entre las diez reglas analizadas por Morúa hay una mezcla de manifestaciones propias del comportamiento de la élite castrista exclusivamente, con otros rasgos que la dictadura pretende imponer como cultura permanente a la Nación cubana. Sin embargo, hay un aspecto importante relacionado con el tema que no fue mencionado por Morúa, pero que salta a la vista de cualquier observador de la sociedad cubana actual: el cambio de comportamiento general, en sentido negativo de los cubanos de la isla en aspectos relacionados con la chabacanería, el hablar distorsionado, las faltas de educación formal, ortografía deficiente, entre otros, debidos a la disgregación de la familia y el descaso generalizado con la educación y los educadores. Esta distorsión, si no se atiende y rectifica, sí pudiera trascender como parte de una subcultura.

 

Para juzgar si alguna manifestación entre las mencionadas por Morúa será trascendente o no, tendríamos que aguardar por el paso del tiempo, de manera a comprobar su adopción por parte de los cubanos, o por algún grupo social componente efectivo de la sociedad cubana. Personalmente opino que la cultura que se quiere imponer desde el poder, pocas veces (por no decir nunca) es aceptada como práctica trascendente válida, como tampoco lo es la literatura oficial impuesta, o el arte oficial impuesto (arte y cultura, claro, son categorías diferentes). En ese caso, los puntos señalados por Morúa dejarían de configurar características culturales cubanas (serían sólo castristas) aunque potencialmente, si fueran adoptadas trascendentemente, pudieran llegar a serlo.

 

Claro que los diez elementos analizados por Morúa son (quizá existan otros adicionales) las principales influencias del castrismo, como rasgos, hacia una sociedad cubana sometida al experimento fallido ejecutado contra nuestra Nación. Creo que es necesario incentivar y ampliar el trabajo que Morúa ha iniciado magistralmente, pero como aporte a la discusión, debo decir que, desde mi personal punto de vista, no se puede considerar como cultura cubana actual (sería sólo cultura castrista) el conjunto de rasgos analizados en la cuatrilogía.

 

Con relación a los aspectos culturales que Morúa no toca en su análisis --la deriva chabacana y desacertada que la sociedad cubana actual ha tomado en cuanto a los modales y educación formal, al lenguaje disminuido, el oportunismo desmedido-- que incluso ha sido objeto de críticas por educadores afines a la dictadura, sí puede considerarse como parte de una subcultura inducida por el sistema, pero no impuesta por el mismo. Es un conjunto de rasgos que jamás caracterizaron “la cubanía” --entendida como síntesis cultural de nuestro pueblo-- que surgió en el seno de la sociedad, como consecuencia de la caótica situación general actual.

 

¿Pueden tener futuro manifestaciones abiertamente chabacanas, políticamente incorrectas, ideológicamente inaceptables y socialmente degradantes?; la respuesta es sí, pudiera haber cierta aceptación en determinados grupos sociales. De ser así, es el deber de la Nación cubana luchar contra las distorsiones que pudiera haber en el quehacer social, incluso si estas distorsiones se imponen como cultura marginal. Lo que pudiéramos decir entonces es que no debemos confundir una cultura marginal, que es lo que de mayor trascendencia ha emergido dentro de la isla, confundiéndolo con algo aceptable, o como parte de la cultura cubana.

 

Hay otro aspecto que ha trascendido en la sociedad cubana: la pérdida de valores de todo tipo, como consecuencia de la carestía extrema y de la degradación a que el régimen ha sometido permanentemente a toda la sociedad. Esta carencia de valores no podemos considerarlo como cultura, sino más bien como un problema que, terminado el castrato, los cubanos debemos pasar a resolver, extirpando de la sociedad cubana esas manifestaciones decadentes y degradantes, que pudieran quedar limitadas --si ese fuera el resultado final-- a grupos marginales que insistan en mantener el proceder chabacano. De ser así, sí pudiera ser considerado cultura, como la resultante cultural negativa de un estado de cosas lamentables en todos los órdenes importantes de la vida social, debido al castrato.

 

El análisis anterior lo hago como cubano, de la manera más objetiva y comprometida con mi pueblo que me es posible, sin menospreciar para nada las personas de la isla sometidas, como antes fui yo sometido, a los extremos propios de un régimen que desprecia al ser humano.

 

De hecho, entre los daños que la destrucción del país ha causado en la Nación cubana, podemos decir que este daño de base cultural intangible es quizá el peor. La destrucción de nuestras ciudades y campos tiene solución a medio plazo, porque de la misma manera que fue construido por cubanos antes del castrato, será rehecho igualmente por cubanos; la destrucción de nuestra economía, también tiene formas factibles de solucionarse con el concurso del esfuerzo nacional; la transformación del campo político cubano en una feroz dictadura, también puede ser enmendada. Lo más difícil de restaurar sin embargo es el daño cultural, ético y moral, que probablemente nunca se llegue a manifestar de la manera expansiva y alegre de antes, producto del efecto de más de medio siglo de castrismo infectando el tejido social cubano.

 

Artículos de este autor pueden ser consultados en http://www.cubalibredigital.com

 

Castrismo Cultural I http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/el-castrismo-cultural-262709

Castrismo Cultural II http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/el-castrismo-cultural-ii-262765

Castrismo Cultural III http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/el-castrismo-cultural-iii-262846

Castrismo Cultural IV http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/el-castrismo-cultural-iv-262907

 

 

 
Cuba: 109 años de Independencia de la Colonia, pero ¿cuantos de Libertad y Democracia? PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Sábado, 21 de Mayo de 2011 23:28

Por Raúl Fernández Rivero

El 20 de Mayo de 1902, tras dos guerras sangrientas y crueles, se izó por primera vez la bandera de la Estrella Solitaria en edificios oficiales, con el rigor y el honor de ser el emblema patrio.

La bandera que el Gral. Venezolano Narciso López enarbolara en su esfuerzo, dolorosamente fallido, de incluir a Cuba a las naciones libres, la que recorriera los campos cubanos en manos de las valientes mambises, salpicada de sangre y sudor de los combatientes por la libertad, ascendía en emocionante celebración en los mástiles de oficinas y cuarteles, sustituyendo a la de las tropas vencedoras de la guerra Hispanoamericana.

La Segunda Guerra de Independencia había sido más corta pero mucho más cruel. Weyler * y su reconcentración, tenía al pueblo de campos y aldeas en la mayor miseria, calculándose en 300,000 las víctimas de tal política.  El ejército Libertador Cubano era señor de los campos, pero se le imposibilitaba el acceso a las ciudades y poblaciones mayores. Combatía en medio de una extrema pobreza de medios, frente al mayor ejército que España usara en Colonia alguna durante las Guerras de Independencia.+  El valor estratégico de Cuba en el Caribe como llave del paso hacia México y Centro América, hacia Suramérica y le sur de USA, la convertía en una posesión importante. El Gobierno Español había declarado defenderla “hasta el último soldado y la última peseta”. Pero la intención de los EE.UU. era clara. Como potencia emergente carecían de bases fuera de sus territorios, no habían participado en la repartición africana ni en la del pacífico y sus necesidades de desarrollo e influencia colocaban al ingente y potente país en minusvalía frente a las otras potencias mundiales. Esto llevó por caminos que no son del caso relatar, en un enfrentamiento con España, muy debilitada militar y económicamente, con colonias de gran valor económico y estratégico. La guerra cubana era  muy criticada en los corrillos mundiales por su crueldad;  su proximidad a USA, la convertían en el bocado ideal. La controvertida explosión del acorazado Maine en el puerto Habanero, sirvió de escusa al ultimátum que USA envío al gobierno Español. Se exigía la independencia de Cuba y la retirada inmediata de las tropas hispanas. España se negó a tal ultimátum y comenzó la guerra  que sería breve y muy condicionada por las derrotas navales de Santiago de Cuba y Cavite. España entregó a Cuba, Puerto Rico, Las Filipinas y Guam. Las fuerzas del ejército libertador participaron activamente en la guerra terrestre conocedoras que el protocolo llevado al senado americano imponía la independencia cubana, mas no las de las otras posesiones adquiridas. Así efectivamente 4 años después, en la fecha hoy conmemorada, se le entregó el poder a Don Tomás Estrada Palma ganador de las elecciones libres que se habían efectuado. La Constitución de 1901 fue la base jurídica a la cual se añadió la Enmienda Platt que daba a Estados Unidos el derecho a intervenir en los asuntos cubanos y que fue aceptada por los independentistas como un mal menor después de encendidas polémicas. La Enmienda Platt estuvo vigente hasta el año 1934 cuando fue abolida mediante el Tratado Permanente de París. En 1906 se produce la primera intervención americana solicitada por Don Tomás Estrada, como resultado del malestar y las rebeliones que se producen a consecuencia de su impopular y fraudulenta reelección. Como vemos la reelección tiene una tétrica historia desde el siglo pasado. Así pues tuvimos 4 años de gobierno legal y después una pérdida de la independencia y la democracia. En 1909 es elegido El Mayor Gral. José Miguel Gómez como presidente, cuyo gobierno aunque manchado por la corrupción -le decían “el Tiburón” – normalizó el sistema democrático, creó las Granjas Escuelas, pavimentó la capital y construyó alcantarillados y se preocupó por el saneamiento del país. Las insurrecciones de “las sociedades de gente de color” provocaron que  se produjera una nueva intervención de USA en 1912 para “garantizar la vida y propiedades de los ciudadanos americanos”. Gómez renuncia y es electo por dos períodos consecutivos (1913-1917 y 1917-1921)  Mario García Menocal, el más joven de los Mayores Generales Cubanos. Durante su gobierno hubo dos nuevas intervenciones de los EE.UU. en 1917 y entre 1919 y 1924. Si sumamos hasta aquí vemos de real independencia muy poco que contar, 4 años de Estrada unos 3 de de Gómez  y unos pocos de García Menocal. Habían pasado los primeros 22 años de república y solo unos 10 de independencia.  Sin embargo se fueron creando instituciones y las bases de un sistema democrático. Cuesta arriba fue el esfuerzo, torpedeado por la corrupción y los conflictos del caudillismo de los Generales del Ejército Libertador y los pretendientes del poder y las regalías que de él derivaban. Ente 1903 y 1924 se triplicó el ingreso de la nación, este se fortaleció con la 1ª Guerra Mundial. Y Cuba se convirtió en potencia en la producción azucarera y el ganado multiplicó por 4 su número.  Una parte importante de la industria azucarera y de las plantaciones de caña de azúcar estaban en manos de compañías norteamericanas y los principales centros de comercio en manos de españoles, los cubanos solo manejan los hilos de la política, que se convierte en fuente de ingresos  y no son pocas las voces que se van alzando contra la irregular situación.

Alfredo Zayas y Alfonso fue electo presidente entre 1921 y 1925, no pertenecía mundo militar, sino era un reconocido jurista, orador y poeta. Hombre culto y de principios, opositor ingente a la enmienda Platt y claro defensor de los derechos ciudadanos y de la búsqueda de mejores condiciones para los cubanos de todo nivel. Fue el primer presidente que permitió la libertad de prensa sin censura. Negoció con USA  el regreso a la soberanía cubana de la Isla de Pinos, que permanecía ocupada por fuerzas militares desde la Guerra Hispano-Americana. Y defendió los derechos de la mujer, que incluyeron el derecho al voto. Hombre de temperamento paciente, y conciliador no pudo controlar la corrupción que seguía siendo la forma de vida de los que concurrían al mundo político y de los veteranos muchas veces desplazados por extranjeros de la participación en los negocios.

El 20 de Mayo de 1925 accede al poder por elecciones el Gral. Gerardo Machado y Morales. Su campaña muy moderna y de tinte popular tenía el eslogan “agua, caminos y escuelas” Su mandato se caracterizó por la bonanza económica. Destacan la construcción del Capitolio de la Habana, la Carretera Central, la ampliación de la Universidad Central, Centros Sanitarios y otros importantes logros. Era reconocido como hombre integro y honrado, con un importante reconocimiento popular, que le cegó y lo llevó a violar la constitución que señalaba claramente la no reelección. (Sigue siendo un tema candente la dichosa reelección). Machado fuerza los términos y en evidente golpe institucional se reelige. El malestar genera represión, censura, desconocimiento de las instituciones y una insurrección de los Jefes militares y  de la Organización ABC constituida por núcleos celulares e integrada por elementos de disipares y de múltiples posiciones. La debilidad institucional, la poca experiencia y cultura democrática, el caudillismo, la tendencia al militarismo y el crash económico de 1929, fueron la base para un caos sistémico que afectó al país con sus  errores y malos hábitos y su desprecio democrático, por numerosos años. El tema democrático pasó a ser solo eslogan del discurso  político hasta nuestros días.

A Gerardo Machado le sucede en 1933 como presidente provisional Carlos Manuel de Céspedes (hijo del legendario primer presidente de la República en Armas) que tiene que renunciar también cuando en septiembre del mismo año de 1933 Fulgencio Batista encabeza una revuelta en el ejército (conocida como la Revuelta de los Sargentos) que logran las destitución de los coroneles y que pronto toma el control del país. Se inicia entonces el Gobierno de los 100 Días con Ramón Grau San Martín como presidente y Antonio Guiteras como vice-presidente, que a pesar de su corta duración introdujo cambios radicales en la sociedad cubana. Entre ellos la autonomía universitaria, el voto universal y secreto, y un decreto de carácter anti latifundista.

En enero de 1934 Fulgencio Batista, que ascendió vertiginosamente de sargento a coronel y jefe del Ejército, provoca la caída del gobierno revolucionario de Grau San Martín-Guiteras. Desde ese momento y hasta 1940, Batista controla el poder y nombra a los presidentes Carlos Mendieta (1934-1935), Miguel Mariano Gómez (1936) y Federico Laredo Brú (1936-1940). Durante 1934 también se logra un acuerdo con los Estados Unidos por medio del cual se pone término a la Enmienda Platt, la nación del norte conserva la Base Naval de Guantánamo. Han pasado tristemente 11 penosos años, entre golpes civiles y  militares, golpes de Coroneles y de sargentos a los coroneles. Gobiernos de 100 días y mandos cortísimos de presidentes provisionales (Carlos Mendieta (1934-1935), Miguel Mariano Gómez (1936) y Federico Laredo Brú (1936-1940),  bajo el control de los militares. El daño creado a la incipiente democracia y  la república precaria mediatizada por la amenaza de la enmienda Platt, garante e impositora de varias intervenciones, ha dejado una seria fisura  en la cultura y la tradición democrática cubana, en 38 años de independencia, los malos gobiernos, el afán por la reelección y los golpes militares cívico-militares, han dejado poco espacio al desarrollo de la participación política, creando grupos políticos gansteriles, que existieron hasta después del triunfo de la insurrección en el 59; una desconfianza general en la sociedad hacia las soluciones democráticas, y una corrupta forma de actuar “voto por el que me de algo”. La acción democrática institucional se desprestigió, los sargentos políticos eran compradores de votos, como mercancía de oferta y demanda, las instituciones a pesar de los esfuerzos de Grau y antes de Menocal no tenían ni el soporte ni la firmeza necesaria. Y fueron infiltradas por una secta de jóvenes guiados por viejos veteranos de la Guerra que exigían cuotas de poder muy lejanas a la condición elemental de bases partidista de fuerza militante.

Unos vientos renovadores surgieron en 1940, los mas preclaros miembros de la incipiente sociedad civil, clamaron con vigor por una nueva constitución. Una constitución moderna de fuertes bases democráticas, con contenido social, que proclamara la igualdad de derechos y de oportunidades, era la base necesaria para reconstruir el país. Esta constitución de 1940 es -en su momento- una de las más progresistas del mundo.

Se inicia entonces un período de sucesión democrática de gobiernos que duraría 12 años, el más largo de nuestra historia. Período que se caracterizó en parte, por la corrupción política imperante y el gansterismo de corte político, la economía de la isla, sin embargo, va en aumento. La primera elección enfrentó a Grau y a Batista. Éste desde el poder, tenía ingentes medios que sobrepasaban la popularidad de Grau San Martín, la legalidad puesta en duda por muchos de esa elección, fue superada por la decisión de Bastita de entregar al ganador de la próxima elección 4 años después que ganó ampliamente Grau. Y el profesor de Fisiología, gloria médica además de política, usó sus dotes de conciliador y negociador para ir ajustando los resortes de una incipiente democracia, que había perdido sus orígenes en las conflictivas aguas de los primeros 40 años de república. Grau termina su mandato y es sucedido por Carlos Prío Socarás, quien estuvo rodeado de elementos de esa cuasi mafia “revolucionaria” de poco respaldo político y mucho actuar gansteril. En esa mafia algunos de los actuales líderes de la mal llamada “Revolución Cubana”, fueron factores claros y conocidos.

El gobierno de Prío, muy censurado por la corrupción imperante, que incluía a su hermano, y a otros conocidos funcionarios de su gobierno, fue altamente cuestionado. Surge así otra vez la candidatura de Fulgencio Batista ahora como militar retirado, con partido y disimiles apoyos, que proclama una regeneración del actuar y una limpieza a fondo de la corrupción. La maquinaria que lo mueve y los afectos a su lado, hacen pensar que es poco sería tal promesa.

Frente a él se alza, escoba en mano como símbolo de su política de limpieza y con su grito de lucha “Vergüenza contra Dinero” el senador Eduardo Chibás y Ribás. Al ser candidato a la presidencia, Chibás había dejado de ser senador. Pero debido a la muerte de Alemán, senador por La Habana, se presentó  la plaza vacante suya y se decidió postular a Chibás para llenar ese cargo en las elecciones parciales de 1950. Eduardo Chibás salió triunfador en esta contienda y continuó batallando por la erradicación del peculado en la hacienda pública cubana. Todas las encuestas que se hicieron en esta época daban como triunfador a Chibás en las próximas elecciones de 1952. A pesar de estas indicaciones y de la enorme audiencia de su hora dominical, Eduardo Chibás consideró que su reiterado llamado a la conciencia cubana no llegaba con toda la intensidad por él deseada. Tomó una decisión que fue fatal para el pueblo cubano, pues él era su esperanza, ya que a lo largo de toda su vida había combatido el peor mal de la política cubana, que era aprovecharse de una posición de confianza para enriquecerse con el dinero de la nación. Con gran claridad siempre llamó por su nombre al deshonesto, fuera quien fuera, botellero, senador o presidente. El término para identificar al que robaba era de ladrón, y así siempre lo identificó poniendo en riesgo su vida en varias ocasiones.

Una noche, el 5 de agosto de 1951, se presentó en su programa de radio planteando que como no había podido probar ante el pueblo una denuncia que había formulado, daba una señal, un aldabonazo, con un disparo que después le causaría la muerte.

Pero Batista no estaba interesado en concurrir a unas elecciones que tenía perdidas. Así que amparándose en la lucha a la corrupción, de la cual bien se había beneficiado él y sus amigos, decide dar un golpe militar y asumir el poder, cortando ya definitivamente la historia democrática de cuba y las aspiración de libertad e independencia del pueblo de Cuba. Ese golpe quebró las única salida posible a la democracia, con vicios, con defectos, con malas mañas, pero que democracia al fin era perfectible. Corría el año 1952, habían transcurrido 50 años de la proclamación de la independencia. Cuba no había tenido tiempo de construir un historia democrática, de formar una cultura de la democracia, más allá del voto cada cuatro años, cuando esto ocurrió. Habíamos sido de los últimos en ser independientes y a esa independencia le pusieron cerrojos marca Platt. Empezamos a crear nuestra tradición de participación, de líderes representativos y gobiernos electos democráticamente y que actuaron acorde a ello. La ambición de poder, el caudillismo, la política como vía para enriquecerse, la pesada carga de los veteranos generales reclamando sus derechos a gobernar así fuera en un municipio, desvirtuaron y colapsaron la creación de una cultura democrática. En 1944 se celebró la última elección limpia en Cuba. Jamás se ha vuelto a elegir un presidente por voto directo o unas asambleístas en voto directo, en 109 años ni una tercera parte de los gobiernos –los pocos que hubo- dejaron un rastro histórico de democracia.  52 años han pasado desde 1959, cuando el pueblo se emocionó con el triunfo en las montañas, de un grupo de rebeldes que querían “pan con libertad.” De un montón de barbudos mal vestidos y peludos, que decían “se salvó la patria”, habrá reforma agraria -pedida por 60 años-, habrá justicia social y justicia civil, Trabajo para todos, y una nación verdaderamente democrática e independiente. Poco después oímos aquello de “elecciones para que.” Y vivimos castigar con furia a Hubert Matos por criticar la influencia de los comunistas-que NO SON demócratas- en los campos de la función administrativa y sindical. Después vino la represión, tener opinión propia divergente era delito, pensar distinto grave y oponerse al marxismo soviético y al Estalinismo como forma de gobierno traición a la patria.

Celebrar no se qué. No creo en síndrome de Estocolmo posible. Eso no es una situación colectiva, es muy individual, persona a persona y requiere interacción.

Nuestro problema real, es que no existe una sociedad civil, porque nunca hubo una nacional consistente y formalizada; es que no existe una tradición realmente democrática, ni una experiencia feliz en la historia. Somos fruto del militarismo, del caudillismo, de la corrupción directa o indirecta, de las destrucción de valores, que ni siguiera estaban bien enraizados. Llegamos tarde a la independencia, y no tuvimos tiempo de crear lo que otros países lograron.

Quizás la conclusión es que debemos a todo evento instalar una sociedad civil basada en principios y valores, crear desde pequeñas experiencias democráticas una historia y tradición. Y creer en que somos capaces de levantar una nación independiente, plural, tolerante, dialogante e inclusiva, Donde por principios y valores se cree una aspiración a la libertad total sin censura y sin represión, donde todos puedan vivir con todos. Y las discrepancias solo sean razón para estudiar lo que el otro piensa y saber encontrar mis razones y no mis gritos o mi furor para enfrentar sus ideas.

 

*Valeriano Weyler y Nicolaus, Marqués de Tenerife y Duque de Rubí, Capitán General de Cuba desde Febrero de 1896 y Octubre de 1897

+ 240,000 tropas regulares y 60,000 voluntarios residentes en Cuba

Raúl Fernández Rivero

20 de mayo 20011

 

 
La Cuba de Raúl y la Hoja de Ruta china PDF Imprimir E-mail
Escrito por Tomado de INFOBAE   
Lunes, 16 de Mayo de 2011 13:40

Por Jorge Hernández Fonseca

Es una verdadera tristeza para los cubanos contemplar como el futuro de Cuba se delinea a partir del criterio de quienes han hundido la isla en el fondo de un abismo, deportando, fusilando y encarcelando a lo mejor de la sociedad cubana de los últimos 50 años.


La Cuba de Raúl y la “Hoja de Ruta” china

Jorge Hernández Fonseca


15 de Mayo de 2011


Se especula en medios académicos que los “cambios” que patrocina Raúl van en la misma dirección que los efectuados antes en China. A pesar de las diferencias entre ambos países --y sobre todo-- de ambas economías, Cuba y China tienen en común el punto de partida para efectuar los cambios: el marxismo. Esto nos da una pista de cuál sería su futuro y de cuales serían las probables etapas a ser recorridas en este camino iniciado por el raulato, que no solamente implicará mejoras económicas, sino también en los traumas sucesorios de un gobierno ilegítimo que ha declarado: “lo que tomamos por la fuerza, por la fuerza tienen que quitárnoslo”. Resulta interesante estudiar el contexto en el que Raúl promueve sus cambios.


El presidente norteamericano Barack Obama --envuelto en el inicio de una campaña para su reelección-- acaba de calificar de “insuficientes” los cambios patrocinados por Raúl. Sin embargo, este calificativo incluyó algunas consideraciones de las que se desprende que el ejecutivo estadounidense espera mejores momentos para “retomar” las relaciones con la isla.


Efectivamente, ni Europa (léase España) ni Estados Unidos --por razones diferentes-- quieren ahora un cambio de gobierno en Cuba, aunque desearían un mayor respeto por los Derechos Humanos, mejora democrática en los asuntos del gobierno, así como mayores libertades civiles, pero sin traumas que afecten el estatus migratorio actual con EUA, o los negocios con España.


Europa en general –y España en particular-- atraviesan un momento complicado desde el punto de vista económico. Cualquier movimiento en Cuba que implique la pérdida de los intereses españoles en la isla --actualmente en sociedad con los hermanos Castro-- agravaría la precaria situación económica ibérica, cosa poco conveniente para los Estados Unidos, también en situación de recuperación económico-financiera, porque de alguna manera la retomada europea forma parte de los planes de recuperación norteamericana, por su fuerte relación comercial.


Con relación a China y sus cambios, igual que hizo Raúl ahora, juró que los mismos se restringirían a la esfera económica, y solamente en aquellos campos en los que no pudiera afectar la “conciencia comunista” de su sociedad. En realidad China ha atravesado tres grandes etapas desde entonces: primero, introdujo reformas tímidas en los sectores económicos que no consideraba ‘estratégicos’; segundo, admitió plenamente el capitalismo en toda su economía y tercero, admitió a los capitalistas dentro del partido, renunciando al marxismo. Cada una de las etapas ha sido producto de los éxitos de la etapa anterior, que no fueron programadas de esa manera. Hoy día China planea enfoques democráticos dentro de sus estructuras de gobierno.


El futuro de los cambios en la isla pudiera seguir el mismo patrón chino, aunque es importante analizar algunas características diferenciales. En China, el empeño para mantener el gobierno en manos del actual partido tiene bases asociadas a la importancia que China tiene hoy en el concierto de las naciones y no es basado en preceptos marxistas, ya derrotados. En Cuba, las razones que se argumentan para mantener el poder en manos del partido comunista están fuertemente relacionadas con los postulados marxistas-leninistas (el “retroceso al pasado”) y de un enfermizo sentimiento anti-norteamericano que ya la población cubana actual no comparte.


Otra diferencia importante en la dinámica que seguirá la sociedad cubana actual, comparándola con la china, es que en el caso asiático el peso de la oposición política a la dictadura quedó focalizado en la isla de Taiwán, sin representantes internos de peso. En Cuba, con más de 20% de la población exiliada y con una representación opositora notable dentro de la isla, renacida ahora con el martirologio de Orlando Zapata primero y de Juan Wilfredo Soto recientemente.


Las exiguas perspectivas de desarrollo dentro de los cambios implantados por Raúl ahora, tomará un impulso a la muerte de Fidel, tal y como sucedió en China a la muerte de Mao. Sin embargo, la lucha por el poder entre las distintas facciones chinas posteriores a la desaparición física del “gran timonel” --que pudieron ser sorteadas en el gigante asiático de manera poco traumática-- tendrá una dinámica diferente en Cuba. La lucha por el poder en la isla tendrá más posibilidades de convertirse en una guerra civil entre facciones, de imprevisibles consecuencias.


Los grupos principales en lucha por el poder dentro de Cuba no representan más que cultos a las personalidades de sus líderes. No hay como en China las pugnas entre los que representan los intereses de los capitalistas emergentes y su clase media empresarial, y los que representan los intereses de los millones de campesinos miserables procedentes del interior del país, usados como mano de obra barata dentro de las grandes ciudades ahora industrializadas.


La lucha en Cuba será de los hombres de Raúl contra los hombres de Fidel, lucha que ya comenzó con las bajas a lo largo de estos años de los jóvenes (y viejos) reclutados por el mayor de los Castro con el objetivo de substituirlo. Los hombres de Raúl han actuado de manera radical y no se espera que hagan menos cuando el mayor de los Castro haga mutis definitivo del panorama político cubano. Si en China fue relativamente fácil neutralizar a “la banda de los cuatro”, en Cuba las cosas pueden tomar un cariz que llevaría a la ingobernabilidad.


Sin embargo, si bien es verdad que a la muerte de Fidel pudiera pensarse en una situación más o menos caótica, también es real que la larga enfermedad del mayor de los Castro ha posibilitado a Raúl tomar posiciones de manera efectiva en todo este tiempo, lo que pudiera sortear este momento a favor suyo y sin mayores traumas. No obstante, a la muerte de Raúl, por las condiciones de su sucesión, sí que sería inevitable una catástrofe entre los muchos pretendientes a sucederle.


El gran reformador de la sociedad china, Deng Tsiao Ping, supo imponer un mecanismo administrativo eficiente en la alta dirección del partido, del cual surgieron secretarios generales eficientes y poco endiosados, que se sucedieron de manera efectiva sin traumas políticos o deseos de retorno. Raúl hasta ahora no ha procedido de igual manera. Por lo que se percibe, además de sus seguidores incondicionales, los generales de su ejército, no hay señalización más que hacia la vieja guardia “de la sierra”, cosa que podría estar siendo impuesta por Fidel. Por otro lado, Raúl nunca tuvo dotes de gran reformador y no va a ser ahora que los descubra.


Desde el punto de vista internacional, EUA no quiere cambios drásticos que creen en Cuba un vacío de poder por miedo a una ola migratoria y/o a la toma de posiciones del narcotráfico en la isla. España por su parte rechaza cualquier cambio que implique poner en peligros sus intereses económicos (turísticos) compartidos en sociedad con los hermanos Castro.


Asemejando a lo sucedido en China, pudiera esperarse estabilidad dentro de la isla con cierta mejora económica hasta la muerte de Fidel, cuando habrá traumas más o menos serios. En secuencia, si la muerte de Raúl se produce en un plazo corto después de faltar Fidel, ahí sí pudiera sellarse una crisis que decretaría el fin de la dictadura, quiera EUA o no, quiéralo España y/o la Unión Europea o no, con la probable intervención de fuerzas “de paz” extranjeras.


Es una verdadera tristeza para los cubanos contemplar como el futuro de Cuba se delinea a partir del criterio de quienes han hundido la isla en el fondo de un abismo, deportando, fusilando y encarcelando a lo mejor de la sociedad cubana de los últimos 50 años. Pero es más triste todavía contemplar como nuestros aliados democráticos naturales (EUA y España) nos dan la espalda en este postrer momento por razones asociadas a sus (legítimos?) intereses pero que ahora nos sitúan en lados opuestos de la lucha política dentro e la isla, porque el castrismo en cualquiera de sus formas, es inaceptable para cualquier cubano digno que se respete.


Artículos de este autor pueden ser consultados en http://www.cubalibredigital.com

Última actualización el Lunes, 23 de Abril de 2012 19:37
 
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