Las 78 personalidades cubanas que homenajearon al Parlamento Europeo por sus acciones contra la dict

Numerosas personalidades de Cuba homenajearon al Parlamento Europeo por sus acciones contra ...

Mientras impulsan la reforma agraria en Brasil, crecen los conflictos por la tierra y los más afecta

El martes, el lobby del agronegocio en la Cámara de Diputados aprobó ...

Venezuela: el penúltimo via crucis, Por Beatrice E Rangel

Los inicios del Siglo XXI venezolano serán recogidos por la historia como ...

El director de la agencia atómica de la ONU advirtió que Irán está a “semanas, no meses” de poder ar

En recientes declaraciones a Deutsche Welle, Rafael Mariano Grossi, director de la ...

Censura no Brasil pode resultar no impeachment de Alexandre de Moraes?

No programa de hoje, Deltan Dallagnol e os advogados Fabiana Barroso e ...

Artigos: Cuba
PROPAGANDA Y HEGEMONÍA COMUNICACIONAL PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Viernes, 02 de Septiembre de 2011 20:52
Por Raúl Fernández Rivero

Durante muchos años se han usado en política técnicas de propaganda, para
presentar, hacer gratos y conquistar al voto ciudadano para  determinados
candidatos. Estas técnicas han variado con los años. Últimamente la
formación de una imagen agradable y “televisiva” del candidato, como colores
de trajes y corbatas, o el uso de fotos en camisa, cambios de estilo de
peinado, arreglo de la dentadura, y hasta correcciones estéticas de su
físicos, alardes deportivos ya sean caminatas entre los más pobres o
partidos de básquet ball, han competido con la técnica de acusar de actos
-verosímiles o no- al opositor, descreditar a sus colaboradores  y sobre
todo atacar en los puntos débiles y hasta familiares al oponente. Estas
guerras sucias, donde todo vale, que desacreditan la política y sus actores,
son cada vez más usadas en las campañas electorales alrededor del mundo.  Se
basan en el concepto, que no se gana con una buena declaración de
principios, sino cuando se elimina al contendiente. Y cualquier cosa es
válida para lograrlo.

Ante cualquier contienda electoral por muy pequeña que sea, niéguese a ser
parte de está macabra acción, en la que Ud. no puede permitirse participar.
Exija, demande, obligue  que las campañas se basen en principios y valores,
con programas concretos a ser controlados por los ciudadanos votantes y no a
guerras personales de insultos, descalificaciones reales o no, que desvían
el curso del debate sano, limpio y obligatorio, público y de absoluta
difusión.

La propaganda, que es la forma de influir, de manera efectiva, en los
sentimientos, pensamientos y deseos del sector poblacional quien van a
dirigida, fue definida por Richard Alan Nelson en su acepción más precisa
como:

"De forma neutral la propaganda es definida como una forma intencional y
sistemática de persuasión con fines ideológicos, políticos o comerciales,
con el intento de influir en las emociones, actitudes, opiniones y acciones
de los grupos de destinatarios específicos a través de la transmisión
controlada de información parcial (que puede o no basarse en hechos) a
través de los medios de comunicación masiva y directa."

*—Richard Alan Nelson, A Chronology and Glossary of Propaganda in the United
States, 1996*

La propaganda no solo se limita a la etapa electoral, sino que es utilizada
por gobiernos y partidos políticos, con el fin de conseguir la aceptación de
los ciudadanos a sus políticas,  estrategias y acciones comunes, por medio
de un intento capitalizar paso a paso una hegemonía comunicacional. Que solo
puede lograrse cuando la capacidad política e instrucción de la ciudadanía
tiene fallas serias, por falta de experiencia democrática o por rechazo a
los partidos e instituciones políticas mediante un plan bien trazado y
ejecutado, fruto de crisis económicas o debacles de ideas globales,  por
ejemplo la época post primera guerra mundial en Europa, o la crisis del
socialismo real post caída del muro de Berlín.



Los países poco desarrollados políticamente, con una fuerte historia de
caudillismo, gobiernos militares, crisis repetitiva de corrupción de los
entes públicos y con poblaciones susceptibles a la veneración semireligiosa
de líderes carismáticos, son presa más fácil de este intento de someterlos
por la hegemonía comunicacional y la aplicación de reglas escritas y claras,
y muy usadas después de 1914, por tirios y troyanos, comunistas,
protosocialistas a ultranza, nacional socialistas, fascistas modernos y
caudillos militares.



Tanto es así que existe un protocolo de *ONCE PRINCIPIOS* que guía su
propaganda.



1.      *Principio de simplificación y del enemigo único*. Adoptar una única
idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.

2.      *Principio del método de contagio*. Reunir diversos adversarios en
una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma
individualizada.

3.      *Principio de la transposición*. Cargar sobre el adversario los
propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. «*Si no
puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan*».

4.      *Principio de la exageración y desfiguración*. Convertir cualquier
anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

5.      *Principio de la vulgarización*. Toda propaganda debe ser popular,
adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va
dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser
el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es
limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para
olvidar.

6.      *Principio de orquestación*. La propaganda debe limitarse a un
número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y
otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el
mismo concepto. Sin fisuras ni dudas. De aquí viene también la famosa frase:
«*Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad*
».

7.      *Principio de renovación*. Hay que emitir constantemente
informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario
responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del
adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de
acusaciones.

8.      *Principio de la verosimilitud*. Construir argumentos a partir de
fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones
fragmentarias.

9.      *Principio de la silenciación*. Acallar las cuestiones sobre las que
no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el
adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación
afines.

10.  *Principio de la transfusión*. Por regla general, la propaganda opera
siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional
o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir
argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.

11.  *Principio de la unanimidad*. Llegar a convencer a mucha gente de que
piensa «como todo el mundo», creando una falsa impresión de unanimidad.

Si Ud. vive en América latina, analice y verá como distingue sin mucho
esfuerzo,  a varios de estos Gobiernos que están empleando estos principios
al pie de la letra.

Tome uno a uno cada principio y compárelo con lo que pasa en su país. Se va
a sorprender de lo que hace su gobierno. Pero si ve que esto está
sucediendo, empiece a combatirlo;  porque si los deja, Ud. no tendrá
libertad de pensamiento más nunca y será un infeliz por toda su vida.

Si lo sabré yo, ya lo he visto dos veces.

Raúl Fernández Rivero

Última actualización el Viernes, 02 de Septiembre de 2011 20:56
 
La nomenclatura disidente: de Đilas a Gorvachev PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Viernes, 02 de Septiembre de 2011 20:39

Por HUBER MATOS ARALUCE

Una parte del exilio cubano cree que Pablo Milanés es un enemigo y  ni él ni los de su clase merecen tregua.

 

Otros creemos que, como Milanés, hay muchos cubanos  que apoyaron a  la dictadura pero ya no quieren defenderla. Son parte de una  nomenclatura disidente que tiene la obligación moral de ayudar  a mandar al castrismo al cementerio.

 

Esto no haría de Pablo Milanés un patriota como el cubano que fusilaron por combatir la tiranía o el que pasó una buena parte de su vida en la cárcel por luchar por la libertad. A Milanés se le puede atacar por su pasado pero se le debe reconocer lo que haga y diga en contra del castrismo.

 

Laura Pollán ha reaccionado en forma inteligente: “Pablo Milanés siempre ha sido muy diferente del resto de los artistas cubanos. A pesar de que canta aquí, en Cuba …siempre ha mantenido una actitud diferente y le agradecemos que haya pedido el cese de la represión a las Damas de Blanco”.

Lo históricamente cierto es que los comunistas que han cuestionado al comunismo lo han debilitado.   Muchos de ellos convertidos en disidentes fueron claves en la desintegración del imperialismo soviético.

 

Uno de los primeros comunistas disidentes fue el yugoeslavo Milovan Đilas.  Siendo vicepresidente de un gobierno comunista llegó a la conclusión de que el comunismo era una farsa.  Denunció la invasión soviética de Hungría en 1956 y escribió La Nueva Clase un libro en el que denunció a la clase privilegiada creada por el comunismo.

 

Otro comunista famoso fue el físico nuclear Andrei Sajarov, científico importante en el desarrollo del poderío nuclear soviético.  A Sajarov lo entristeció la muerte de Stalin.  Él pensaba “que en los tiempo de grandes crisis históricas las brutalidades eran inevitables”. A pesar de que luego repudió los excesos de Stalin, Sajarov siguió siendo comunista.  Explicó que le tomó: “muchos años entender y sentir la especulación, el engaño y la falta de relación con la realidad que había en” el comunismo.  Sajarov había ganado el premio Lenin y el premio Stalin.  Fue uno de los más famosos defensores de los derechos humanos en el mundo comunista y por esta razón gano el premio Nobel de la Paz en 1975.

 

El más importante de todos los disidentes comunistas fue Mijail Gorbachev,  Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética  desde 1985 hasta 1989 y presidente ejecutivo de la Unión Soviética de 1989 a 1991. Gorvachev quería hacer del comunismo un sistema más eficiente y más democrático.  Las reformas que propuso demostraron que el comunismo había fracasado.  Los intransigentes del partido le declararon la guerra.  Intentaron darle un golpe de estado que no triunfo gracias a otro comunista, Boris Yeltsin. La URRS se desintegró gracias a las iniciativas de Gorvachev y las acciones de Yeltsin.

 

En Cuba hay una nomenclatura disidente que se ha dado cuenta  de que el castrismo ha sido un fraude.  Esa disidencia quiere cambios importantes.  Raúl y la gerontocracia les temen porque son enemigos que tienen adentro, como lo fueron del dogmatismo marxista-leninista en su tiempo Đilas, Sajarov y Gorvachev.

 

Que Milanés denuncie los atropellos a las Damas de Blanco debilita al castrismo y que se queje de que no publican sus declaraciones en Cuba lo daña también.

 

 

 
EL 'CAPITOLIAZO' Y EL CACELOLAZO PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Lunes, 29 de Agosto de 2011 00:48

 

Por Jorge Hernández Fonseca.-

Por eso, como en todo proceso impredecible, surgieron mujeres-héroes que ahora nos señalan el camino. No son exiliadas con planes profusamente financiados, ni opositoras de documentos ‘documentados’. Son madres y esposas, que sufren en sus hogares la falta de una comida decente...

 

Cuba: Resumen de Noticias

El Capitoliazo y El Cacerolazo de Cuatro Caminos

Jorge Hernández Fonseca

 

28 de Agosto de 2011

 

La sociedad cubana va camino de la libertad. Las posiciones de los dos bandos en lucha han ido acercándose de manera irreversible, no importa para este análisis cuál de las partes estará más cerca del punto de encuentro, ni tiene sentido demostrar matemáticamente quién se aproxima a quién. El hecho es que tal aproximación efectivamente existe, señalando un camino sin regreso hacia la libertad de la isla y la derrota de la ideología de la dictadura en bancarrota.

 

Esta aproximación sin embargo, nada tiene que ver con condescendientes conversaciones con una dictadura que aún no lo ha pedido. Tiene que ver con otras acciones, que la grave enfermedad del dictador mayor ha posibilitado en los planos económico y social de la isla.

 

Tampoco tiene que ver con la polémica surgida con la Ley del Ajuste Cubano, por el esfuerzo de una parte del exilio para cortar fuentes de financiamiento a la dictadura y las posiciones contrarias de amplios sectores disidentes internos. Son puntos de vista opuestos entre opositores de dentro y fuera de la isla, sin que ninguno de ellos pueda decirse, es anti-patriota.

 

La inédita reunión de Raúl Castro con el Cardenal Ortega el año pasado, concebido como un acto aislado de acercamiento, planeado por los generales de Raúl para aliviar un año difícil para la dictadura, en realidad podría representar ahora el inicio de un proceso del cual --con los últimos acontecimientos-- represivos en Santiago de Cuba y “masivos-populares” la Habana, habría que esperar nuevos desdoblamientos, si es que la jerarquía católica tiene el valor y la dignidad para exigirlo en el seno del cónclave Raúl-Ortega, tal y como el momento demanda.

 

Lo demuestran también acontecimientos como la insistencia voluntaria de Pablo Milanés de cantar ante el exilio de Miami (la antes, llamada ‘Mafia de Miami’) y (sobre todo) por la tímida actuación y el desconcierto palpable de la policía política cubana ante el “Capitoliazo” de cuatro mujeres cubanas, dignas, patriotas y valientes, y el “cacerolazo” magistral de Cuatro Caminos.

 

Me niego a discutir el derecho de Pablito a cantar en Miami, o la razón de Montaner de escribir al respecto; como también me niego a condenar estas y las otras polémicas recientes, nacidas todas de la propia esencia del “problema cubano”, con la cual tendremos futuramente que convivir en una Cuba post Castro, por haber sido incubada en una sociedad de voz única obligadamente. Así las cosas, debemos acostumbrarnos que para los cubanos siempre valdrá, durante mucho tiempo, aquello de “¿de qué se discute?, porque estoy totalmente en contra”.

 

La sociedad cubana está cada vez más cerca de su liberación definitiva. Esta realidad es más fuerte que la polémica en torno a Oswaldo Payá por su supuesto “error” estratégico de no haber tenido paciencia suficiente para convencer a ‘todos’ los opositores internos a firmar su documento. Más fuerte que la reacción de Oscar Elías Biscet al calificar de “socialista” semejante intento. Y todavía más real que los artículos de algunos recios hombres de lucha interna, apoyando uno u otro punto de vista, e incluso expresando otra posición. ¿Estamos divididos? Siempre lo estuvimos y siempre lo estaremos, porque ya probamos una unidad que nos llevó al desastre, a una la dictadura y a la anulación de voluntades. No es lo mejor para la lucha actual, pero lamentablemente ese es nuestro amargo vino. No tenemos otro.

 

Es el trauma de una isla, que a finales de los años 50 del siglo pasado se enorgullecía con sus índices de desarrollo económico, social, artístico, musical, entre otros. Que sin ser la primera en el mundo, nada tenía que envidiar a países de poderío económico superior y que de repente se ve sometida a un proceso de empobrecimiento traumático, causante de un éxodo sin precedentes de sus mejores hijos, ante la mirada indolente y cómplice de un mundo insensible al dolor criollo, negándole a la “tierra más hermosa que ojos humanos vieron” el lugar que le corresponde en el concierto de los pueblos libres. Esa injusticia comienza a enmendarse.

 

Por eso, como en todo proceso impredecible, surgieron mujeres-héroes que ahora nos señalan el camino. No son exiliadas con planes profusamente financiados, ni opositoras de documentos ‘documentados’. Son madres y esposas, que sufren en sus hogares la falta de una comida decente, de vivienda decente, de transporte colectivo decente, de un ambiente social decente y en general, que sienten en carne propia la tragedia de anhelar vivir en un país normal y han salido a la calle para reclamarlo sin colores partidarios. ¡Lo que quieren es un país decente!

 

¿Raúl y sus generales darán respuestas? Al final, el mundo exterior ha podido contemplar como “el pueblo cubano” se suma a las demandas domésticas de mujeres que no piden demasiado, más allá de un país decente. Ellas han visto esperanzadas como los amigotes de la dictadura han caído bajo la fuerza de sus pueblos, en Túnez, Egipto y en Libia, mientras su socio sirio comete un genocidio similar al que los hermanos Castro han planificado para la isla.

 

Adicionalmente, el mentor de la dinastía de los Castro, Hugo Chávez --el tío rico que salvó la dictadura del desastre hace 20 años-- tendrá que comparecer a las urnas en unos meses herido doblemente: Por la constatación --en la propia Venezuela-- del fracaso del “modelo cubano” como paradigma de desarrollo ‘chavista’, y por una peligrosa enfermedad que –como mínimo-- limitaría al caudillo en el desempeño de sus responsabilidades nacionales más elementales, lo cual tiene un peso electoral negativo, sólo comparable al fracaso socialista generalizado.

 

En Europa por su parte, la suerte de los dictadores cubanos también se eclipsa. El seguro e inminente cambio de gobierno en España, señala hacia una visión diferente de la política ibérica de incondicional apoyo al castrismo. Y aunque los intereses españoles en contubernio con los hermanos Castro, habrán probablemente de subsistir al cambio, al menos en la política exterior acabará el maridaje que Zapatero bochornosamente siempre tuvo con la dictadura castrista.

 

Estas constataciones exteriores --malas noticias para la familia Castro-- se suman a la situación explosiva que de manera inédita han escenificado valientes mujeres en Oriente y la Habana --Damas de Blanco y Damas de Apoyo-- confirmando la tesis de la “reserva inagotable” de dignidad y coraje presente en las nuevas generaciones de cubanos, sometidos dentro de la isla al experimento empobrecedor más humillante de nuestro tiempo, ya muy cerca de su final.

 

¿Qué se cocina políticamente dentro del arzobispado habanero al regreso del cardenal Ortega de su viaje a España, acompañando jóvenes cubanos al encuentro con el Papa? La respuesta a esa pregunta señalará definitivamente el compromiso del polémico cónclave Raúl-Ortega.

 

No obstante lo anterior, las verdaderas reservas para sacrificio por una Cuba Nueva no hay que buscarlas en los vetustos vitrales de los palacios cardenalicios, o en los largos corredores de los arzobispados indolentes, que trasladan sacerdotes comprometidos con su pueblo para congraciarse con la dictadura. Esas reservas de dignidad hay que ir a buscarlas a las pedestres escalinatas del Capitolio, o en los bulliciosos corredores del Mercado de Cuatro Caminos.

 

 

Artículos de este autor pueden ser consultados en http://www.cubalibredigital.com

 

 
Pablo Milanés y la nomenclatura disidente PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Lunes, 29 de Agosto de 2011 00:51

Por HUBER MATOS ARALUCE

Quienes critican la presencia de Pablo Milanés en Miami tienen sus razones. No hay por qué tildarlos de derechistas o intransigentes. Un buen amigo que no es de derecha ni es intransigente; considera que el concierto en Miami es una falta de sensibilidad de parte del artista y de quienes lo invitaron.

 

Hay quienes piensan que nadie tiene que arrepentirse por haber luchado por una causa que creyó justa.  Creo que no solamente deben arrepentirse. Deben tratar de enmendar su error en la misma proporción en que fueron corresponsables de la tragedia sufrida por el pueblo.  A Pablo y  a muchos les queda una tarea importante por delante.

 

Pablo Milanés pudo  expresar su pesar a miles de familias que viven en Miami y que sufrieron en forma terrible  en manos de los “revolucionario castristas”.  ¿Lo ha hecho, lo hará?

 

Hay otros compatriotas que le dan la bienvenida en Miami.  Argumentan que se ha definido en forma clara como un reformador.  Señalan que el cantautor tiene derecho a cantar en Miami porque los Estados Unidos es una democracia.  Tienen sus razones.

 

Parece que Pablo pertenece a la categoría de cubanos que bautizo como “la nomenclatura disidente”.  No son los disidentes que una vez se vincularon con el régimen y  luego rompieron con él en forma radical, como Vladimiro Roca.   Milanés pertenece a otro grupo.

 

Es el tipo de disidente que usa un lenguaje a veces claro y a veces confuso. Dicen  que son fieles a la revolución.  ¿A cuál revolución?  ¿La de los paredones?  ¿La que llevó a dos millones de personas al exilio y al país a la ruina?  No sabemos de cuál habla Pablo Milanés, pero no nos cerremos el entendimiento porque lo podemos deducir por otras declaraciones suyas.

 

Este tipo de disidente usa la palabra “revolución” como un escudo que le permite hacer críticas  al sistema sin que los represores de la tiranía los acusen de “contrarrevolucionario”.   Ha escogido esta estrategia.  La nomenclatura disidente está compuesta por centenares de miles en la isla. Ninguno tan famoso en el mundo como Pablo Milanés.

 

La oposición democrática –derecha, izquierda, centro, intransigente, no intransigente, etc. – tiene que decidir si acepta a la nomenclatura disidente como aliada, o la afronta como enemiga.

 

Rechazarla  como aliada es un error.  Ese grupo  está en busca de un espacio en la Cuba de mañana. Para ellos, para sus familias y para redimir sus conciencias.  Algunos serán sinceros, otros serán oportunistas, pero esas categorías morales las tenemos en todos los campos de la política cubana.

 

Mijaíl Gorbachev en su momento fue un miembro de la nomenclatura disidente de la URSS.  A pesar de que era la máxima autoridad del imperio, insistió una y otra vez en salvar al “socialismo”.  Margaret Thatcher tuvo que convencer a Ronald Reagan  de que las intenciones de Gorbachev eran auténticas.  Su glasnost y su perestroika fueron las semillas que acabarían con el comunismo.  Lo demás es historia.

 

Hay gente que se hace pasar como miembro de la nomenclatura disidente, pero su intención es tratar de  engañar al pueblo y a la prensa extranjera. Quieren hacerles creer  que  en Cuba habrá cambios verdaderos. En realidad su intención es consolidar el castrismo.  Hace algunos años, Raúl Castro fue el máximo exponente de esa falsa disidencia, hasta que se quitó la careta.

 

Pablo Milanés parece un representante auténtico de la nomenclatura disidente.  ¿Qué hacer?  ¿Participamos con  los miembros de esa nomenclatura  en la reconstrucción de Cuba democrática o les hacemos la guerra?  Ratifico: ¡Cuba democrática! No creo que ellos para actuar nos vayan a pedir permiso.  No lo están haciendo.



 

Última actualización el Lunes, 29 de Agosto de 2011 00:55
 
Los mártires por venir PDF Imprimir E-mail
Escrito por Fuente indicada en la materia   
Jueves, 25 de Agosto de 2011 20:42

Por Guillermo Fariñas

Las palizas propinadas en las últimas semanas a los disidentes pacíficos de la región oriental de Cuba han alcanzado un nivel de violencia inédito. Como si los más acérrimos castristas, preocupados por el crecimiento del sector contestatario en la ciudadanía, se dedicaran al aniquilamiento de la disidencia interna.

Ya ni los muy profesionales oficiales de la Seguridad del Estado se cohíben de proferirle amenazas directas de eliminación física a sus reprimidos. Tampoco se quedan atrás los agentes parapoliciales de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) o sus colegas de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC).

Todo esto acontece en una sociedad inmersa en una tensión casi insoportable: durante los últimos 22 años —tras la caída del campo socialista en Europa del Este— las precariedades materiales de los cubanos no han hecho más que aumentar. Y, al mismo tiempo, las tímidas aperturas raulistas en el ámbito económico tienden cada vez más a acentuar las diferencias sociales entre unos y otros.

La dicotomía entre el discurso político supuestamente "igualitario" de los representantes públicos y las incumplidas promesas del régimen se hace cada vez más evidente: de las aparentes bonanzas socialistas solo se escuchan las consignas y discursos demagogos.

Las lesiones propinadas a los opositores pacíficos no logran, sin embargo, frenarlos. Éstos continúan con sus reclamos día tras día, mientras de manera imperceptible se eleva el peligro por su integridad física. Y todo indica que se libra una mortal apuesta entre los cubanos libertarios y aquellos con actitudes opresivas.

De hecho, agresiones como la de golpes en la cabeza con tuberías metálicas por parte de los miembros de las progubernamentales Brigadas de Respuesta Rápida (BRR) ya prácticamente no son noticias, dados su carácter reiterativo y la falta de respuesta de un mundo conforme en su papel de mero espectador.

Observamos con dolor que muchos de los que residen en sociedades con un respetuoso Estado de Derecho y una democracia representativa se comportan frente a lo que sucede aquí de una manera impasible. Sus actuaciones no se encaminan a movilizar y denunciar abiertamente los abusos.

Creo, sin embargo, que necesitan comprometerse y tomar partido, declararse de parte de las víctimas o de los victimarios. En este asunto no puede haber medias tintas, porque están en juego demasiadas vidas humanas, ya que si al final estallase una guerra civil ocurrirían pérdidas para todos los cubanos, pues las balas y bombas no saben diferenciar entre profidelistas y antifidelistas.

Si los que disfrutan de la democracia se dejan llevar por la desidia, entonces tendrán que acaecer nuevos muertos de la represión contra la disidencia interna para que el gobierno castrista sea condenado y se refrene. Ojalá nadie tenga que prepararse para los mártires por venir.

Tomado de DIARIO DE CUBA

 
«InicioPrev381382383384385386387388389390PróximoFin»

Página 385 de 480