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Artigos: Cuba
Las dos mitades de un cubano PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Sábado, 14 de Abril de 2012 12:33

Por Pedro Corzo.-

 

Un libro muy en boga en Cuba por los años 60, Las Dos mitades del Vizconde, nos mostraba un aristócrata dividido por la mitad físicamente, lo que repercutía en la conducta contradictoria de los dos hemisferios del sujeto.

El vizconde, partido por una bala de cañón, sobrevive pero con el cuerpo escindido en dos y cada una de las partes actuando de manera diferente.

La situación de aquel vizconde era terrible, vivía una pugna atroz,  porque cada parte de su cuerpo confrontaba con la otra. Conciencia, sentimientos, intereses, política e ideología, se enfrentaban en un debate constante al que nunca llegaba la conciliación.

Compleja la situación que presentó Italo Calvino en su breve novela, porque obliga a reflexionar profundamente en el debate que cada individuo enfrenta cuando debe tomar una decisión que lo sitúa en la disyuntiva de hacer lo que cree correcto y lo que le dicta sus sentimientos.

Por supuesto que aquellos que están iluminados por una verdad única que les permite superar las consecuencias de sus acciones y los remordimientos que puedan derivarse de estas, no tienen problemas con sus mitades, ellos son un todo y como ariete se conducen sin sufrir las consecuencias.

Pero muchos cubanos padecen lo que libremente se pudiera identificar como el síndrome del vizconde,  y es que sin haber sido impactado por una bala de cañón, el sistema que impera en Cuba es tan absorbente e incluyente que por mucho que se esfuerce el individuo no puede sustraerse de la influencia del sistema, salvo que rompa de manera absoluta con sus raíces y de lo que de ellas derivan.

El totalitarismo castrista no deja espacio sin cubrir y obliga a un debate constante entre los sentimientos y lo que la conciencia social y política puede o no considerar justo, por lo que las dos mitades de un cubano, sino de todos, de un número importante de ellos, se enfrentan para intentar conciliar las diferencias que les  atormentan.

Esta percepción en alguna medida también se fundamenta en que el mesianismo totalitario, mas allá de la voluntad y hacer de cada ciudadano, inculcó durante décadas la certeza de que la Patria y Fidel Castro eran una única entidad, absolutismo que condujo a la creencia de que cualquier decisión individual repercutiría en alguna medida en los valores y convicciones del sujeto.

Numerosos ejemplos del debate interno que subyace en la conciencia y los sentimientos, esta vinculado a las actividades públicas que desempeñan muchos compatriotas y hasta en los progresos que en la isla se alcancen.

Las medallas que obtienen los deportistas cubanos son producto de sus esfuerzos, pero el gobierno las capitaliza e instrumenta una campaña de propaganda que contribuye a la desinformación y a la dependencia del atleta.  Algo similar ocurre con los avances científicos o de cualquier tipo que se puedan producir en el país, hacen creer, difunden los resultados como progresos genuinos del sistema y no por los individuos que con su talento y dedicación alcanzaron el éxito.

Un premio o reconocimiento a un cubano que representa la isla, en cierta medida, por la condición totalitaria del sistema, se refleja en el haber del régimen y conduce a un sector de los que son contrarios al sistema, a no sentir el triunfo como algo nacional, como un suceso que pertenece a todos.

Un aspecto mas común es el envió de paquetes y remesas a Cuba.

Quizás la mayoría de los cubanos cumplen estos menesteres pensando exclusivamente en la ayuda que prestan a sus allegados, otros aunque lo cumplen por el deber que se tiene con los seres queridos,  están convencidos de que esos envíos de dineros o bienes ayudan a la familia, pero también en alguna medida favorecen la dictadura que repudian.

Una situación que enfrenta con particular angustia las dos mitades, es cuando se le envía ayuda a los opositores a la dictadura. Dinero, alimentos, cámaras fotográficas, teléfonos, cualquier articulo es la isla es vital para actuar contra el régimen, pero no se puede obviar que directa o indirectamente, en alguna medida, la dictadura se beneficia  de lo que recibe el opositor.

Todo esto genera un verdadero enfrentamiento entre las dos mitades que linda con el Ser o no Ser. Se quiere que el régimen termine, pero también se está conciente que cualquier envió repercute favorablemente en la economía de la dictadura, lo que le confiere una mayor habilidad para reprimir y conservar el poder.

¿Pero que hacer?.  El totalitarismo es una sucia trampa que lo corroe todo, en la que todo esta secuestrado, incluso nuestros seres querido, y ¿ puede haber Patria, sin familia


Última actualización el Sábado, 14 de Abril de 2012 12:36
 
La Transición Raulista: Fortalezas y Amenazas PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Jueves, 12 de Abril de 2012 19:08

Por Jorge Hernández Fonseca.-

La tesis de que la oposición política cubana es la que realmente debería encabezar el proceso de transición viene dado por dos aspectos que se conjugan sumándose: Primero, la transición Raulista es --como en China-- hacia un sistema capitalista sin libertades políticas, siendo que la oposición política cubana propugna una transición política a la democracia y tomando como base el mercado. Segundo, una transición política y económica ejecutada por los personeros de viejo régimen comunista –como pudieran pretender algunos de los generales de Raúl a su muerte-- pudiera resultar en un régimen capitalista voraz y primitivo en lo económico y el establecimiento de una semi-democracia en lo político, cuyo ejemplo es la Rusia de Putin.

 

La Transición Raulista: Fortalezas y Amenazas

Jorge Hernández Fonseca

 

6 de Abril de 2012

No más expresé mi convicción por esta vía de que el general Raúl Castro pretende encabezar una transición al capitalismo --después de haber resultado exitoso en el proceso de sucesión que le precedió-- un articulista de dentro de la isla salió a negar fehacientemente que semejante proceso de transición exista. Es su derecho. El principal argumento para negar la transición raulista es lo dicho por un ministro de la dictadura castrista, Marino Murilo --durante la visita del Papa-- respecto a que “no habría apertura política en Cuba”. Como este argumento es poco convincente (transición al capitalismo ya se hizo en China, sin “apertura política”, encabezada también por un Secretario General del Partido Comunista Chino) continúo creyendo que las pretensiones raulistas van en esa dirección, cooptando el derecho de la oposición cubana.

 

La tesis de que la oposición política cubana es la que realmente debería encabezar el proceso de transición viene dado por dos aspectos que se conjugan sumándose: Primero, la transición Raulista es --como en China-- hacia un sistema capitalista sin libertades políticas, siendo que la oposición política cubana propugna una transición política a la democracia y tomando como base el mercado. Segundo, una transición política y económica ejecutada por los personeros de viejo régimen comunista –como pudieran pretender algunos de los generales de Raúl a su muerte-- pudiera resultar en un régimen capitalista voraz y primitivo en lo económico y el establecimiento de una semi-democracia en lo político, cuyo ejemplo es la Rusia de Putin.

 

Las tres etapas en la que el problema cubano está insertado de manera natural (sobre lo cual escribí un artículo anterior titulado “Las Etapas del Raulismo”) tienen puntos fuertes para la dictadura castrista, así como puntos débiles que ponen en peligro sus planes. A continuación, pasaré a analizar cada etapa y los previsibles puntos fuertes y los probables puntos débiles en cada caso, siempre respecto a los intereses de Raúl Castro y sus generales contra la oposición cubana. Como apunté en el artículo anterior ya referido, la primera etapa es la situación actual de tránsito lento hacia una economía cubana capitalista. La segunda etapa sobrevendría a la muerte de Fidel Castro y la tercera etapa vendría con la muerte del propio Raúl Castro.

 

En la primera etapa, es decir, la situación actual, la dictadura cubana cuenta con varios puntos fuertes, como los siguientes (sin pretender agotar en adelante los puntos expuestos):

  • Existe una óptica norteamericana bi-partidista para la solución del problema cubano basado en el mantenimiento de los órganos armados del castrismo, sabidamente poderosos y experimentados, que aleje el peligro de un vacío de poder en la isla durante la transición, lo que probablemente provocaría el tan temido éxodo balsero cubano hacia La Florida --por un lado-- y por otro, el peligro de que el narcotráfico organizado se apodere de las estructuras sociales cubanas y del incipiente gobierno democrático;
  • Hay otra óptica, también bi-partidista en España, respecto al trato normal con el gobierno de la dictadura para proteger los intereses económicos comprometidos dentro de la isla con el castrismo, queriendo preservarlos durante el proceso de transición raulista;
  • El espaldarazo nacional e internacional que una visita exitosa del Papa significó, sumado a la influencia dentro de Cuba de la alta jerarquía católica y sus voceros, que claman por todos los medios a apoyar una transición pacífica basado en Raúl y sus cambios;
  • Una oposición política cubana dentro y fuera de la isla dividida, que se hace escuchar atomizadamente y que todavía no aprendió la lección de su homóloga, --la oposición venezolana a Chávez-- de crear una unión provisional para enfrentar el adversario;
  • Un control casi absoluto por parte de las fuerzas represivas dentro de la isla sobre las fuerzas opositoras, como quedó demostrado durante la visita de Benedicto XVI --sólo hubo un intento aislado de protesta-- porque las fuerzas disidentes estaban bajo control;
  • Una pasividad cómplice en los países democráticos de América Latina, que para nada alzan sus voces de repulsa a una dictadura de más de medio siglo, sumado al apoyo decidido del frente castrista en Latinoamérica, representado por los países del ALBA, sumado a un apoyo claro de parte de Rusia, China e Irán, entre otros;

 

Los puntos débiles de esta primera etapa de la transición raulista --la etapa actual-- son:

  • La dictadura cubana es mantenida económicamente por el régimen de Hugo Chávez en Venezuela, el que envía 100 mil barriles diarios de petróleo que ahora corren el riego de ser cortados por dos razones que se suman: la enfermedad grave del caudillo venezolano, y las próximas elecciones presidenciales de Octubre. En este caso, habría que ver los resultados de las perforaciones por petróleo que Raúl incentiva en la costa norte cubana y los acuerdos que ha debido firmar, sin haberse hechos públicos;
  • La prolongación de la enfermedad de Fidel Castro que lo mantiene con vida y le permite torpedear, en unos casos --y limitar en otros-- las medidas necesarias a tomar dentro del proceso de cambios que ejecutan Raúl y sus generales contra el “modelo” anterior;
  • La corrupción rampante existentes dentro de las filas de la dictadura, que amenaza con desintegrar el gobierno desde dentro y que se suma al sentimiento de impunidad de que disfrutan las “primeras familias reales” reforzando el rechazo popular al castrismo;
  • El profundo sentimiento de desengaño y reprobación existente en el seno mayoritario de la población cubana, llevándola a la inercia (que la dictadura usa para sus objetivos) pero que pudiera volverse contra la fuerzas represivas cuando menos lo esperen;

 

La segunda etapa sobrevendría a la muerte del dictador mayor, Fidel Castro. Puntos fuertes:

  • La desaparición física del Fidel Castro significaría una liberación para tomar todo tipo de medidas liberalizantes en la economía, ahora dormidas por respeto a la imagen del líder del desastre cubano, lo cual pudiera incrementar el apoyo internacional, sobre todo dentro de EUA, Europa (España incluida) y Brasil, interesados en invertir en Cuba;
  • En esta etapa se incrementaría el poder de los generales de Raúl sobre aquellos reductos aún en manos de los hombres de Fidel Castro, ya que aprovecharían para tener el control total de las riendas del gobierno y el estado para sus planes sucesorios;
  • Raúl y sus generales pudieran ensayar una tímida apertura política, usando los partidos títeres que la policía política tiene preparados dentro de la isla y los que aceptarían las “limitaciones iniciales” que un “experimento” de ese tipo tiene implícito;

 

Los puntos débiles de esta segunda etapa, la muerte de Fidel Castro, serían:

  • El peligro de una rebelión de los sectores asociados al dictador mayor, muchos de ellos armados –y ahora en desgracia-- lo que pudiera provocar una guerra civil contra la que no había otra opción que la entrada de una fuerza internacional, con EUA al frente;
  • La falta de economistas y otros recursos humanos experimentados en la economía de mercado, que China por ejemplo resolvió importando consultores de alto nivel, pudieran retrasar e incluso dar al traste con el empeño de materializar una economía capitalista;
  • La falta de carisma de Raúl y sus generales, que restaría la unanimidad de que ahora disfruta la “revolución cubana” en los sectores populares e intelectuales internacionales, que para Raúl y sus generales resultaría muy difícil de ser compensado;

 

La tercera etapa, la muerte del propio Raúl Castro, tendría los puntos fuertes siguientes:

  • Los generales (o el general) de Raúl, que encabece el proceso de sucederlo, al tener las manos libres que lo ataban a los hermanos Castro, tendría una facilidad negociadora --nacional e internacional-- mayor que la disfrutada por los dictadores por más de medio siglo y podría incentivar un “borrón y cuenta nueva” desde el poder, que llevaría la isla a una transición a la democracia por un lado, o a un sistema estilo Rusia, por otro;
  • La existencia de esta etapa, implica una solución aceptable y exitosa por parte de Raúl y sus generales en la etapa anterior, lo que significaría un avance por la aceptación de su concurso en el gobierno de la isla, que conllevaría un apoyo internacional importante;

 

Los puntos débiles de la tercera etapa, a la muerte de Raúl Castro, serían:

  • La desaparición física de Raúl podría desatar una lucha por el poder dentro de las fuerzas armadas y el gobierno dictatorial, con más posibilidades de ocurrir que a la muerte de Fidel Castro, lo que va a depender del tiempo que dure la segunda etapa, para Raúl poder neutralizar las diferencias y conseguir un consenso para su sucesión, cosa extremadamente difícil en las circunstancias actuales de pretensiones familiares;
  • Un gobierno que quiera ser la continuación del gobierno de Fidel Castro, llegaría a esta etapa desacreditado, con muy pocas posibilidades de estructurar algo creíble;

 

Repito que no pretendo haber sido totalizador en el análisis y que probablemente algunos puntos han quedado sin ser considerados, aunque considero que lo principal ha sido abordado. Como artículo público, los análisis que se hagan sobre el mismo pudieran ser aprovechados por la oposición democrática en su empeño por una Cuba mejor. Considero adicionalmente que las condiciones actuales favorecen a un esfuerzo unitario de la oposición política cubana, como condición necesaria (aunque no suficiente) para poder luchar con cierta perspectiva de éxito contra los planes raulistas de monopolizar el gobierno a medio plazo.

 

 

Artículos de este autor pueden ser consultados en http://www.cubalibredigital.com

 
POLÉMICA: Entre Muller y Montaner PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Miércoles, 11 de Abril de 2012 15:39

por Carlos Alberto Montaner

Montaner Muller

(FIRMAS PRESS) Escribí un breve artículo, Vaticano Inc. (Con perdón), que puede leerse en www.elblogdemontaner.com, y he recibido algunas críticas negativas de viejos y queridos amigos. Una de ellas la redactó Alberto Muller. Voy a responderle por párrafos. Dice Alberto:

Un comentario de Alberto Muller sobre
una nota de Carlos Alberto Montaner

Ocurre con frecuencia que cuando el Pontífice de la Iglesia Católica visita países o hace declaraciones morales o de corte social que impactan a millones de creyentes y no creyentes, surja más de un supuesto experto vaticanista a increparlo, enmendarlo o aconsejarlo.

Curiosa observación. ¿Para hablar de México hay que ser un mexicanista? ¿No tienen derecho los papas alemanes a hablar de Cuba porque no son cubanólogos? No me parecería justo. Pero, por la otra punta, ¿por qué, si el papa, un alemán, y el nuncio, un italiano, hablan de Cuba y juzgan la actuación de los cubanos, no puedo yo hablar del papa y del Vaticano?

 

Me sorprende que Carlos Alberto Montaner, al cual respeto con hondura y con el cual comparto dolores y sueños de Patria libre y de un mundo mejor, haya caído en la tentación mediática de convertirse en otro vaticanista de ocasión.

‘Vaticano Inc, (con perdón)’ -así titula la nota Carlos Alberto- es un análisis demasiado apresurado y por momentos errático para resumir los DOS MIL AÑOS de una Iglesia Católica que ha cometido, como era de esperar múltiples errores humanos en su largo camino, pero que carga con un mensaje apostólico de amor, de salvación, de perdón humano, de justicia social, de liberación y de obras humanitarias en beneficio de los más pobres en todos los rincones del mundo, que hasta los más acérrimos adversarios del catolicismo no ignoran.

No pongo en duda absolutamente nada de esto. Lo matizaría agregando que el aporte cultural e histórico del cristianismo, pese a las barbaridades cometidas por la Iglesia Católica, es mucho más positivo que negativo. No hay nada, pues, en mi breve artículo que contradiga la esencia de cuanto afirma Alberto. No soy anticatólico ni anticlerical.

Comparto con Carlos Alberto que en Cuba y en México hubo personas defraudadas porque el Papa no se haya reunido con las víctimas de ciertos atropellos conocidos, pero nadie puede dudar y esto debería decirlo Montaner por respeto con lo acontecido, que en sus homilías en ambos países, el Santo Padre tuvo el coraje de defender públicamente a los desheredados, a los pobres, a los presos, a los exiliados, a los inmigrantes, a los niños, a la libertad, a la verdad, a la familia y no dudo en señalar los males del narcotráfico, la violencia y el fanatismo político que suprime la libertad y no permite la opinión ajena.

Todo eso está muy bien, y la semana anterior había escrito una columna favorable al papa que hasta la publicaron en Roma en italiano, pero el punto de partida de este otro artículo era que había personas disgustadas con el Santo Padre, como las Damas de Blanco, porque no había encontrado un minuto para consolarlas. ¿Dónde está el agravio en esa observación?

Me parece injusto con el pueblo de Dios, que Montaner afirme que los servicios que brinda la Iglesia Católica a los pobres y a los desheredados, se realicen por una razón de convivencia. Los servicios de la Iglesia Católica, desde los confines del continente africano hasta Haití, pasando por Argelia y los rincones más pobres del planeta, incluyendo Cuba, representan una visión liberadora de amor verdadero con el ser humano y con toda la comunidad de enfermos, necesitados y marginados del mundo.

Me temo que Alberto no entendió lo que yo escribí. Voy a repetirlo: “Desde esa perspectiva [la de Vaticano Inc.], la Iglesia Católica es una enorme empresa de servicios espirituales y asistencia social. Los servicios espirituales, esencialmente, consisten en sostener y propagar una forma de convivencia derivadas de las prédicas atribuidas a Jesús de Nazaret, basada en el amor y el perdón que, de acuerdo con las creencias del grupo, permiten alcanzar una placentera vida eterna tras la inevitable muerte física”.

Francamente, no entiendo el disgusto. Desde sus inicios, y de manera creciente, el cristianismo, para su gloria, fue una enorme empresa dedicada a diversas variantes del asistencialismo, comenzando por enterrar a los muertos y consolar a los dolientes, hasta, posteriormente, consagrarse a la enseñanza y al auxilio a los pobres, lo que, en su momento, los hizo tan populares que hasta algunos obispos se transformaron en tribunos de la plebe (Christopher Dawson).

Tampoco es falso o inexacto que el cristianismo predica una fórmula de convivencia que, de acuerdo con las creencias del grupo, conduce a la salvación eterna del alma, presumiblemente en el cielo. Para los católicos, ¿no es verdad que quien vive de acuerdo con la doctrina de amor y perdón atribuida a Jesús por los evangelistas se salvará e irá al cielo? ¿Dónde está la ofensa?

Carlos Alberto cae en un bache histórico como vaticanista novato, cuando hace una alusión crítica a la oración del Credo, promulgado en el Concilio de Nicea (año 325) y modificado en el Concilio de Constantinopla (año 381) y cuya principal finalidad fue fundamentar y enmarcar las creencias religiosas ante el bautismo. Nunca el Credo tuvo la misión de proclamar la justicia humana del reino de Dios.

En rigor, ni siquiera soy un vaticanista novato, (no paso de ser un amateur, esto es, alguien que ama el asunto) pero cualquier persona interesada en la historia de las religiones, como es mi caso, sabe que existió un Credo primitivo en el siglo II, basado en las epístolas de San Pablo, hasta que fue sustituido con algunas variantes por el texto promulgado en Nicea en el siglo IV. ¿Cómo cree Alberto que transcurrieron los tres siglos que van desde la muerte de Jesús hasta 325? ¿A partir de qué supone Alberto que los teólogos reunidos en Nicea fijaron un texto que reunía las creencias del grupo?

Sin embargo, pasa por alto Montaner que la oración principal del cristianismo por naturaleza teológica, no es el Credo, sino el Padre Nuestro, que tiene como antecedente abarcador el maravilloso y visionario Sermón de la Montaña, que según el evangelista Mateo y el apóstol Pablo, unido a otros teólogos e historiadores consagrados, lo consideran la piedra angular para entender el mesianismo y la justicia del reino de Dios que Jesús se encargó de proclamar.

No tengo idea de dónde saca Alberto que la oración principal del cristianismo es el Padre Nuestro y no el Credo, texto que codifica las creencias que convierten en católica a una persona, cuando el Padre Nuestro parece ser una adaptación libre de una oración hebrea, Abinu Malkena, algo perfectamente razonable tratándose de una religión derivada del judaísmo que comenzó a predicarse y discutirse en las sinagogas.

Le recomendaría a Carlos Alberto que se leyera ‘Jesús de Nazaret’ de Benedicto XVI, para que pueda valorar en todo su sentido moral, no solamente el valor de la justicia implícito en las Bienaventuranzas del Sermón de la Montaña y de la Iglesia Católica, sino el significado teológico del Padre Nuestro, porque en ese ‘nosotros’ dirigido al Dios misericordioso que está en el Cielo, está la inclusión salvífica tanto del pecador creyente, como del no creyente.

Con mucho gusto leeré esa obra, porque no creo en prohibir libros, y me interesan los puntos de vista de todos, especialmente de quienes no piensan lo mismo que yo, pero me temo que seré immune a la parte teológica. Como agnóstico, no tengo la menor idea sobre la existencia de Dios o de una vida más allá de la muerte. No se me ocurre negar esas posibilidades (ojalá se confirmaran), pero tampoco me es dable suscribirlas porque carezco del don de la fe. Creo, sin embargo, que si Dios existiera con las características que con tan sorprendente certeza le atribuyen los católicos, cualquier cosa sería posible.

Después Montaner se entretiene en explicar que el Vaticano es una empresa incorporada, con un ejecutivo de Cardenales y otros Administradores que sirven a mil millones de feligreses en todo el mundo y cuyo gerente general es el Papa, con la ayuda de 740 mil abnegadas monjas, cuyo objetivo principal es ‘salvar almas, en competencia con otras compañías que ofrecen servicios parecidos’.

¿Cuál es el problema? La Iglesia Católica, además de creencias, tiene una estructura y unas reglas. Es fondo y forma. Esa estructura y esas reglas, como se trata de una institución romana, tienen la impronta del mundillo pagano donde surgió. Se divide en diócesis y provincias porque así se organizaba Roma. Su jefe es el Sumo Pontífice –el que tira puentes entre Dios y los hombres–, porque así se denominaban los máximos sacerdotes en los ritos paganos. Y resulta que esa estructura está bastante cerca de las empresas multinacionales actuales porque es tremendamente simple y funcional.

Así de simple Carlos Alberto define a la Iglesia Católica, sin detenerse en la gigantesca obra humana de la institución y sin tomar en cuenta la importancia histórica y la bondad humana de la Virgen María en la encarnación amorosa de Jesús, por sólo mencionar dos coordenadas salvíficas de la Iglesia Católica.

Me parece-con el mayor respeto y afecto que profeso a Montaner- un poco atrevida esta comparación del Vaticano como una empresa incorporada. El Vaticano definitivamente es algo más.

Nada de eso se pone en duda en mi texto. No se me ocurriría examinar esos temas, absolutamente ajenos y lejanos. Quienes tienen una visión diferente de María o de Jesús –en lo que no entro– son otros cristianos protestantes, y seis de cada siete personas de cuantas pueblan el planeta que, sencillamente, no son cristianas. En todo caso, aunque resulte poco frecuente analizar a la Iglesia como una empresa, es perfectamente válido hacerlo. Al fin y al cabo, es una organización que tiene ingresos y gastos, y que lucha por aumentar su cuota de mercado y su presupuesto de operación. También tiene empleados, es decir, personas que devengan salarios y reciben beneficios de la institución. ¿No es perfectamente válido analizar a la Cruz Roja como una empresa de servicios sin fines de lucro? En nuestros días, ¿no tienen que rendir declaraciones de impuestos los religiosos, aunque cuenten con algunas exenciones? Desde la perspectiva económica, incluido el aspecto fiscal, la Iglesia Católica (y todas las Iglesias) no son otra cosa que empresas de servicios.

Solamente en Estados Unidos, la Iglesia Católica gasta más de 10 mil millones de dólares anuales en educar a 2.6 millones de estudiantes norteamericanos, y uno de cada cinco estadounidense atendido en hospitales, acude a un Hospital Católico.

Eso me parece muy bien. Lo aplaudo. Es un buen servicio. Como me parece bien que recogiera los saberes del mundo antiguo y creara las primeras universidades en Occidente. Como me parece excelente que alentara en Oxford, en la Edad Media, el surgimiento de la primera manifestación de la Ilustración.

Otro bache histórico de Montaner es cuando analiza como negativo el Pacto de Letrán de Pío XI con el Rey Victor Manuel III y su primer ministro Benito Mussolini, que finalmente dio soberanía al territorio Vaticano y que para muchos historiadores resolvió satisfactoriamente los sensibles problemas territoriales entre el Estado italiano y la Iglesia Católica durante la reunificación italiana.

Esa es una interpretación sesgada de lo que dije. En esencia, escribí algo bastante obvio: que una Iglesia tan vieja, amplia y poderosa, una multinacional italiana (de los 265 papas 212 han sido italianos), constantemente tuvo y tiene que hacer concesiones contrarias al código ético que predica. Puse tres ejemplos, pero puedo poner tres mil. A cada uno de ellos Alberto puede alegar que los hombres se equivocan, pero esa respuesta es demasiado elemental para satisfacer un análisis de cierto calado que incluya la pregunta clave: ¿por qué se equivocan? Basta tomar la historia de los concordatos para comprender la enorme cantidad de concesiones que ha hecho la Iglesia para mantener o ampliar sus poderes terrenales. Estoy seguro de que Alberto coincide conmigo en que Concordatos como los sostenidos por el Vaticano con el Tercer Reich de Hitler o con la República Dominicana de Trujillo (que establece que “el Vaticano es una sociedad perfecta”) no son acciones de las que la Iglesia puede estar orgullosa. Como Alberto conoce la historia de la Iglesia Católica, y como trajo a colación el Tratado de Letrán, seguramente no ignora que la reclamación de un territorio soberano en Italia –el Vaticano—está fundada sobre un remoto fraude monumental: la supuesta Donación de Constantino (que nunca existió) del territorio de Roma a la Iglesia Católica.

Pero no sigo con el historicismo anticatólico de la nota, porque todo es un poco más de lo mismo. Claro que la Iglesia Católica ha cometido errores durante su historia y es bueno que se señalen, ya que toda institución humana los comete.

Sin embargo, cuando estos señalamientos omiten la faceta salvífica y pastoral de la Iglesia Católica, entonces tienden a perder credibilidad y balance, como le pasa a esta nota que comentamos.

Alberto, como buen periodista, sabe que los artículos de opinión no deben exceder las 750 palabras. La Iglesia Católica no necesita que yo la defienda. La defiende la historia de Occidente, que no puede entenderse sin ponderar el papel que ha jugado. Lo que le conviene a la Iglesia, en cambio, es que se examine con ojo crítico sus acciones para mejorar humildemente aquello que pueda mejorarse, si es que encuentra algo valioso en los comentarios de quienes se ocupan ocasionalmente de sus cosas. Lo que la perjudica es que los católicos, laicos o religiosos, se sientan agredidos cuando se señalan errores u horrores cometidos por la institución.

Según Carlos Alberto los veinte siglos de existencia de la Iglesia Católica se explican por ‘incómodas concesiones para sobrevivir’, en lugar de por los signos de solidaridad humana con los más pobres, con los enfermos y con los pecadores, como divulgara Jesús en su doctrina mesiánica y salvífica.

Es cuestión de matices. Alberto piensa que la supervivencia de la Iglesia Católica se explica mejor por su magnífica historia asistencialista que por su capacidad de adaptación a la realidad, lo que en muchas oportunidades la ha llevado a concesiones y actuaciones poco recomendables. Tal vez sea una combinación de ambos factores. No lo descarto. Tampoco lo sé a ciencia cierta porque se trata de un tema abierto y sujeto a opiniones subjetivas.

De todas formas, una de las facetas más admirables de la Iglesia Católica y de la cristología contemporánea, que enmarcan con singular genialidad pensadores y teólogos como Jacques Maritain, Teilhard de Chardin y Benedicto XVI, es que todos, creyentes como no creyentes, tienen su puesto en la historia de la salvación por la Gracia de Dios.

Eso me complace escucharlo, pero me lleva a hacer una confesión final: cuando, de adolescente, leí al padre Teilhard de Chardin (El fenómeno humano) y me pareció encontrar una forma creíble de aunar la fe y la razón (el Punto Omega), no tardé en descubrir que la Iglesia Católica había prohibido sus libros. Eso acabó de liquidar mi fe en la institución desde el punto de vista intelectual.

Me tranquiliza pensar que amigos como Carlos Alberto y hasta adversarios connotados, puedan salvar sus almas por la misericordia de Dios. Demasiado inteligente y buena persona Montaner, para no compartir con él en el otro tiempo histórico infinito y eterno que llegará.

Esto me alegra sobremanera.

Y más me alegra a mí, querido Alberto. Sería una grata sorpresa descubrir que hay un “más allá” y que, además, está lleno de buenos amigos para continuar debatiendo. Si sucede, te aseguro que abandonaré el agnosticismo. Siempre he sido débil ante la realidad.

Última actualización el Jueves, 12 de Abril de 2012 19:07
 
La década de los 1960s PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Martes, 10 de Abril de 2012 12:47

Por Manuel Cereijo.-

La década de los 1960s ha sido la más sangrienta de la historia de Cuba. Los crímenes, fusilamientos, encarcelamientos, confiscaciones, robos, abusos, divisiones familiares, exilio forzoso, sacerdotes expulsados, depuraciones universitarias, envidia desbordada, masas gritando por las calles Paredón, Paredón, no tienen paralelo en este Continente.

La década donde cientos de jóvenes fueron fusilados gritando Viva Cristo Rey. La década donde las sentencias en cárceles eran desde 10 a 30 años, aislados, sin comunicación y con una prensa, un mundo, ajeno a nuestra causa. La década que se trató de eliminar a la Iglesia Católica, que aunque no lo logró, la debilito a un extremo máximo. Se expulsaron a 132 sacerdotes sin razón alguna. Se obstaculizaban las misas. Se reprimía a todos los que practicaban la religión.

La década del Escambray, de Playa Girón, de la crisis de los cohetes con carga nuclear, del asesinato de Kennedy, de la lucha armada contra el régimen, de los años duros de un exilio de cientos de miles de cubanos a un país con otro idioma, otras costumbres, adonde llegaron sin ninguna pertenencia, sin una infraestructura establecida, sin un futuro predecible. Con niños pequeños, sin trabajo, y dejando atrás familia, historia, amigos, tradición, padres y abuelos que quizá no volverían a ver.

La década donde se confiscaron fincas, edificios, fábricas, tiendas, oficinas, farmacias, en fin toda actividad privada, sin razón, sin remuneración, a la fuerza bruta.

La década donde se inició, planificó, y organizó, la intervención, la guerra, el terrorismo internacional dirigido por Cuba, en América Latina, Africa, el Medio Oriente, y Estados Unidos, y que aun persiste. Donde se organizaron campamentos de entrenamiento para crear terroristas y soldados para intervenir en otros países.

La década de la clausura y usurpación de todos los colegios, escuelas, y Universidades, religiosas, laicas, privadas. La década del adoctrinamiento constante a los niños y jóvenes.

La época de terror más famosa que fue la Revolución Francesa duró unos 4 años. En Cuba comenzó el primero de Enero de 1959 y aunque aun persiste, los primeros 11 años fueron de una crueldad inigualable.

Cuba vivió durante esa década a un compás frenético. Se sucedían concentraciones, desfiles, ejercicios militares, discursos interminable, consignas y una difusión constante y espesa de una retórica revolucionaria.

Se crearon las milicias el Ejército Rebelde, las guardias obligatorias, los Comités de Defensa, la Asociación de Mujeres Cubanas, la Unión de Juventud Comunista, los Pioneros, la Escuela al Campo, el trabajo voluntario, el Departamento de Seguridad del Estado, el Partido Comunista de Cuba ( el único existente)

Esta es la década que consolida al sistema, la década donde el Tirano hizo saber al pueblo que en el futuro no habría mas poder que el suyo y que había dejado de existir el Estado de Derecho.

Esta década, más de 40 años atrás, no puede ser olvidada por los cubanos, y a los más jóvenes, que nacieron durante esa década o después, tenemos que dejárselo saber una y otra vez.

Tomado de

Diario Las Americas
Publicado el 04-09-2012

Última actualización el Martes, 10 de Abril de 2012 12:55
 
Embargo en Timbuktu PDF Imprimir E-mail
Escrito por Indicado en la materia   
Domingo, 08 de Abril de 2012 14:15

Por Huber Matos Araluce.-

Un siglo antes de Cristóbal Colon, los predecesores africanos del rey de reyes, Mansa Musa, perdieron la vida intentando cruzar el Atlántico. Los barcos, hombres, agua, oro y comida que llevaron a una travesía que podía durar años no fueron suficientes, faltó la suerte.

Por esas desgracias a Mansa Musa le llegó el turno de reinar y en 1332 comenzó el tradicional peregrinaje a la Meca. Lo acompañaron sesenta mil hombres y, doce mil esclavos cargando cada uno cuatro libras de oro. Su generosidad con los pobres fue tal que llegó a devaluar el valor del oro, dislocando la economía de aquellos tiempos.

De regreso de la Meca, Mansa Musa conquistó Timbuktu y lo anexó al imperio Mali. Convirtió a la ciudad en el centro de enseñanza islámica de África. Astrónomos, matemáticos, juristas, expertos del Islam y el rico comercio dieron vida a la ciudad. En Timbuktu todavía existen 700,000 documentos islámicos.

Hoy Timbuktu, despojado de su glorioso pasado, sigue siendo parte de Mali, donde hace dos semanas un golpe militar dio fin a dos décadas de tradición democrática. El golpe no dejó de tener cierta popularidad entre la gente.

Sin embargo, los quince países que forman la Comunidad Económica de Estados del África del Oeste (ECOWAS) decretaron un embargo contra Mali, exigiendo el regreso de la democracia.

Una de las medidas punitivas fue el cierre de las fronteras que, en el caso de Mali, equivale a un bloqueo. Negaron a Mali el uso de los puertos de los países miembros de ECOWAS y ordenaron congelar sus cuentas en los bancos.

Los gobiernos de ECOWAS debían haber consultado primero a los expertos cubanos, estadounidenses, latinoamericanos y europeos que continuamente critican el embargo estadounidense a Cuba. Por no hacerlo se privaron de medio siglo de experiencia y sabiduría.

Estos expertos les hubieran afirmado, sin ninguna duda y desde una posición moral condescendiente que, un embargo a Mali era inhumano y un error político.

Que un embargo serviría como excusa a la dictadura en Mali para justificar la represión. Que los embargos a quien castigan es a los pueblos no a los dictadores. Que es una intromisión en la política de otro país. Que lo importante era promover el turismo a Timbuktu para que los turistas fueran embajadores de la libertad.

Concluirían que, a fin de cuentas los embargos no funcionaban porque fortalecen a las dictaduras en lugar de debilitarlas.

¿Y cuál ha sido el resultado del embargo a Mali dos semanas después del golpe de estado?

Pues parece haber triunfado. Ayer Viernes Santo, el Capitán Amadou Sanogo, el líder del grupo militar que depuso al presidente democrático Toumani Toure, llegó a un acuerdo con los países de ECOWAS.

El gobierno militar traspasará el poder inmediatamente al vocero del Parlamento Diouncounda Traore, quien comenzará a organizar elecciones democráticas a celebrarse en 40 días. Se declara una amnistía a quienes participaron en el golpe de estado y el presidente depuesto estará en liberad de movilizarse adonde quiera y con protección militar.

En el caso de que no se puedan celebrar elecciones en esa fecha, por la ofensiva que los rebeldes Tuareg han lanzado en el norte de Mali y que les ha permitido tomar varias ciudades claves, entre ellas Timbuktu, se organizará un equipo de transición.

Imagínense ustedes que la Unión Europea, los Estados Unidos y Canadá, como un primer paso, exigieran al gobierno castrista una transición a la democracia o en su defecto todos los vuelos turísticos, uso de puertos y negocios con Cuba serían congelados hasta que se llegara a un acuerdo.

Quizás, en lugar de seguir escuchando a “los experto en el embargo estadounidense” que tachan al embargo como un fracaso, sería interesante preguntarles a los países del ECOWAS sobre este asunto. Tal vez tengan algunas sugerencias. Entre ellas, que hay que dejar el palanganeo y las hipocresías.

El castrismo sobrevivió tres décadas por el apoyo masivo que le prestó la URSS. Europa le ha vendido y le vende a la dictadura todo lo que esta ha querido. El turismo de Occidente ha ayudado a mantener al régimen y el petróleo venezolano lo apuntala.

¿A qué viene tanta crítica y tanto desespero para que el embargo

 
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